El frio invierno llegaba a su fin, las flores de cerezo comenzaban a brotar por toda la aldea. Muchos aldeanos de Konoha estaban dispuestos a celebrar alegremente la ansiada llegada de la primavera. Y las ansias de celebrar no eran la excepción para cierta generación de jóvenes ninja, que a pesar de que aún se mantenía el dolor que les provocó la tercera guerra ninja hace 10 años atrás, también deseaban celebrar los días festivos, como cualquier otro aldeano de la villa.
Dentro del hogar de cierta pelirrosa, como si de una necesidad se tratase, él 10 años atrás “héroe de Konoha”, tomo de un solo trago la botella de sake que le habían ofrecido, a pesar de eso, sin sentirse satisfecho aún, continuo bebiendo, ignorando los múltiples regaños de Sakura, que le pedía que se controlase y se mantuviese al margen.
El rubio no recordaba desde cuándo, pero de un día a otro, había caído en el vicio del alcohol, haciendo esta sustancia necesaria para su día a día. En la mayoría de las ocasiones no bebía más de una copa, sin embargo, cada año en el que celebraban la llegada de la primavera, se dedicaba a beber botellas de sake hasta que su cuerpo no aguantara más o simplemente hasta perder el conocimiento, lo que sucediera primero.
- ¡Basta Naruto!- Le grito Sakura preocupada, el ebrio rubio solo le sonrió para posteriormente continuar bebiendo.- Sai llévalo a su casa, por favor.- Le suplico la joven a su esposo, que a pesar de querer ocultarlo unas vagas lagrimas comenzaron a formarse sobre sus verdes ojos, no le gustaba ver a Naruto sin compañía en esas fechas, pero el simple hecho de ver a su mejor amigo en ese estado, le resultaba insoportablemente desgarrador.
El pelinegro asintió comprensivo, sabiendo que Sakura no aguantaba la visión de Naruto tomando. Sin tiempo que perder, se despidió de su afligida esposa con una sonrisa amarga, mientras se pasaba el brazo del rubio alrededor de los hombros, sosteniéndolo para que posteriormente ambos se encaminaran hacia el departamento del Uzumaki.
...
En cuanto llegaron al departamento Sai soltó a Naruto, provocando que este se tambaleara para finalmente caer bruscamente sobre su sofá. Iba a comenzar a quejarse y a amenazar a Sai con romperle la cara, sin embargo, antes de que dijese algo, fue interrumpido por la voz de su amigo.
- Naruto a Sakura le duele verte así.- Comenzó a hablar Sai sin expresión alguna sobre su blanco rostro.- Y apuesto que al él también.- Concluyo causando que el cuerpo del contrario se tensara y de que su respiración comenzara tornarse agitada. Después de todo, hasta la misma Sakura le había prohibido hacerle mención a “él” a Naruto.
- ¡Vete de mi casa! – Grito Naruto sintiendo como la ira se originaba sobre él. El pelinegro solo asintió con la cabeza, para consecutivamente marcharse en silencio, cerrando la puerta tras su salida.
Cuando se aseguró de que se había quedado solo, Naruto fue rumbo a su cocina, tomando la botella de sake que tenía guardada y abriéndola para comenzar a llevarla a sus labios y poder beber aquel adictivo liquido transparente.
- ¡Deja de tomar, idiota!- Le regaño una voz tan conocida para él, provocando que abriera como platos ambos ojos debido a la sorpresa, retirando inmediatamente la botella de sus labios.
- Sasuke...- Susurro el rubio entre avergonzado y sorprendido, que a pesar de estar ebrio, todos sus sentidos habían despertado con tan solo haber oído la voz del Uchiha, se sorprendió de no haberlo oído llegar, pero poco le importaba, pues Sasuke estaba frente a él.
- ¿Imbécil que no te puedes cuidar solo?- Hablo el Uchiha arrebatándole la botella de sake, para posteriormente tirar todo el líquido sobre el lavabo.
Entre estupefacto y emocionado, sin importarle ya el sake, tomo a Sasuke entre sus brazos, hundió su rostro en el cuello de este y lo aferro en un hambriento abrazo, inhalando el adictivo aroma de su amante, realmente había extrañado a ese teme.
- Deja de consumir esta porquería.- Continuo el pelinegro en un regaño mientras se dejaba abrazar, pues la verdad era, que él también había extrañado el calor del rubio.
- No puedo.- Murmuro Naruto incapaz de soltarlo.- La necesito.
Ante esta respuesta Sasuke le miro con firmeza, lo separo unos centímetros, y dejando escapar un bufido se cruzó de brazos levantando una ceja.
- ¿Que paso con ese chico revoltoso que se la pasaba entrenando, y sobre todo, que se la pasaba jodiendo a medio mundo diciendo que se convertiría en Hokage?- Pregunto un Sasuke burlón. Tras decir esto, Naruto le sonrió con nostalgia.- ¿O qué? ¿Admites que siempre fui mucho más fuerte que tú?
- ¡En tus sueños Uchiha!- Se defendió el rubio entre ofendido y divertido, llegándole a la memoria discusiones y peleas que amaba tener con el pelinegro. Sasuke sonrió con nostalgia, ese era el Naruto tonto y obstinado que él conocía, y que aunque nunca lo admitiría en voz alta, el que tanto amaba.
- Entonces vuelve a preocuparte por ti como lo hacías antes.- Le contesto con tristeza, causando que los ojos de Naruto comenzaran a humedecerse, sin poderlo evitar, con delicadeza tomo el rostro del pelinegro y lo beso con dulzura y necesidad.
- Quiero ir contigo.- Susurro Naruto entre lágrimas, indispuesto a soltarse de Sasuke.
- No lo harás.- Respondió firmemente el pelinegro, alejándose lentamente del Uzumaki. Ante esto, Naruto le tomo el brazo negándole el movimiento.
- No te vuelvas a ir Sasuke, yo… no lo soportaría, no de nuevo…
- Prometo que volveré por ti.- Interrumpió el Uchiha regalándole una tierna sonrisa, una que pocas veces Naruto vio sobre él, la misma sonrisa que le había regalado el día que se separaron.
En un abrir y cerrar de ojos, Sasuke había desaparecido, haciendo que la mano de Naruto que segundos antes estaba aferrada al brazo de Sasuke, cayese sobre el vacío. Ante esto, sintió un mar de emociones sobre de él, quiso gritar, rogarle a Sasuke que se quedara y que no volviese a dejarlo solo, quiso ir corriendo a buscarlo, de la misma manera en la que lo había hecho años atrás, sin embargo, no lo hizo. No hizo nada de eso ya que sus sollozos no se detenían, las lágrimas recorrían sus mejillas, se sentía un idiota debido a la impotencia de no poder hacer todas esas cosas. La impotencia que causaba ver a Sasuke marcharse, y no poder hacer nada para seguirlo.
Cubrió su rostro con ambas manos y siguió llorando desconsoladamente. Después de todo, había roto la promesa que le había hecho a Sasuke muchos años atrás, él, Naruto Uzumaki por primera vez, no pudo cumplir una de sus promesas.
La promesa de morir a su lado...
Hace cinco atrás, un inicio de primavera igual a ese, Sasuke había muerto durante una misión. Una muerte inesperada, ya que todo el mundo, sobre todo Naruto, estaban convencidos de que Sasuke era tan fuerte y poderoso, que nadie podría vencerlo. Nadie, excepto la misma enfermedad que en su tiempo atacó al hermano mayor de Sasuke: Itachi.
Al principio cuando le habían anunciado la muerte de Sasuke a Naruto, este no se lo había creído a pesar de haberlo visto morir frente a sus propios ojos, se lo negó así mismo, se lo negó a los demás, argumentando, que era imposible que Sasuke sufriera una enfermedad y de que ninguno se diera cuenta de ello. Cuando al fin lo había asimilado, le grito a Tsunade y a Sakura que hicieran todo lo posible para salvarlo, para traerlo de vuelta, pero nada había servido.
La última imagen de Sasuke con vida que había recibido, fue durante la misión, cuando el pelinegro empezó a vomitar sangre, estuvo a punto de caerse de un enorme árbol si no fuera porque un preocupado Naruto lo evito tomándolo entre sus brazos, cuestionándole al propio Sasuke sobre su estado de salud, y como si este supiese que esos eran sus últimos segundos de vida, ignoro todas las preguntas, en su lugar, le sonrió a Naruto agradeciéndole de no haberse rendido en buscarlo, y pidiéndole que no cumpliera la promesa de morir juntos.
Todo eso tuvo su lugar hace tan solo cinco años atrás, en los días en que el invierno concluía y las flores de cerezo comenzaban a brotar por toda la aldea.
Todo eso paso, el día en que la primavera iniciaba.