El chico de cabellos rubios estaba sentado en un asiento justo al lado de la ventana en donde a través de ella se podía admirar el cielo, un cielo totalmente nublado con ganas de consumir toda la cantidad de agua posible para expulsarla de una manera tan violenta y alterado que llamaría la atención de cualquier otro ser que alzara su mirada hacia las nubes, nubes cargadas de agua. Lluvia y lluvia.
Aunque eso era muy normal y típico en la época del año en el que estaban, claro, estaban en el otoño de un diciembre. Seguramente las mentes de las personas presentes en el aula de clases que se encontraba notoriamente sombrío por la ausencia de la luz solar que llenaría la sala de sus rayos, ellos seguramente estarán pensando en la Navidad. Cómo lo pasarán cuando llegue dicho día; pasar el día con tus seres queridos, celebrarlo con su pareja. Muchas ideas pasaban de un lado a otro, un remolino de pensamientos.
Pero Lysander no estaba pensando en eso.
Lo que mantenía su mente en cierta ocupación que le provocaba distraerse llevando su mirada al cielo y quedar durante todo el periodo de clase de aquella forma era una sola cosa.
Quería irse de allí, lo que haría cuando salga.
¿Por qué? Ya llegaba las vacaciones de invierno y cómo en su opinión todo progresaba de una manera un tanto rápido quería saber lo que haría en cuanto salga de ese centro que a él le parecía una cárcel al que llaman "instituto". Y luego lo que haría después de aquello.... Así sucesivamente, además, sus padres estarían de viaje según le anunciaron el anterior día, cinco semanas sin verlos.
De alguna manera a otra le alegraba que aquello ocurriera, tendría su casa para él sólo y podría hacer lo que querría, una gran ventaja. Entonces, metido en sus pensamientos alguien le depositó una trozo de papel totalmente arrugado en la orilla de su mesa. Con cuidado, miró a distintas direcciones para descubrir el autor de aquel mensaje antes de leerlo, lo encontró, era una chica. Una chica que nunca había conocido pero si visto desde lejos, le sonrió cuando el chico la localizó.
"Otra declaración de mierda." Pensó, últimamente recibía a montones de esas dichosas notas que eran demasiadas típicas, suspiró resignado y elevó su diestra para captar la atención del profesor que estaba en la pizarra escribiendo distintas fórmulas. Este mismo se volteó para observar a Lysander con una mueca.
- ¿Qué quiere, señorito Levallois? - Murmuró mirándolo directamente a los ojos del alumno. Unos ojos cansados completas de ojeras oscuras en otros ojos de tan brillantes y verdes.
- ¿Puedo tirar esto a la papelera? - Pidió educadamente dejando a la vista el trozo de papel arrugado.
- ... Sí, está bien.
Se elevó de su asiento lo más rápido y sigiloso posible para dedicar una fugaz mirada a la chica que lo miraba con los ojos vidriosos y sonrió de manera cínica, tan directo. En seguida la chica bajó su rostro mostrando un rostro mudo y acostó su cabeza en la mesa para comenzar a sollozar. A Lysander no le importaba, estaba harto de tantas declaraciones que no valen la pena, de ninguna manera. Así era Lysander.
Un desvergonzado con un carácter incapaz de sacarlo de sus casillas sino todo lo contrario, te sacaba de las casillas y lo hacía verdaderamente inhumano. Cómo un demonio incapaz de sentir emociones.
Tomó una bocanada de aire para volver a su asiento y retomar su desconexión mental al mundo real, los minutos quedaban y quedaban. Sin darse cuenta de ello empezó a contar los segundos, muchísimos segundos.
En cuanto sonó el timbre de los pasillos anunciando el receso se levantó de su silla molesto de ser consciente de que quedaba bastante tiempo para salir oficialmente de el instituto.
La chica, que la rechazó en toda su cara estaba delante suyo. Suspiró agobiado y quiso decir varias palabras pero ella lo interrumpió justo cuando iba a abrir su boca.
- S-Se que me rechazaste... P-Pero de verdad m-me gustas. - Comentó con su voz tan frágil, él quería destrozar aquella estúpida voz.
- Mh, sabes perfectamente que no te conozco, no podría comenzar una relación formal con alguien que ni siquiera conozco, sería problemático, ¿no? Pues déjalo ya. - Soltó llamando la atención de los pocos que estaban allí aún, los que estaban conversando con otros mostraron una mirada de asombro a donde ellos dos estaban.
Generalmente, él era más amable, pero como hoy andaba bastante conmocionado por la presión de querer irse a casa ya tuvo que responderla así.
- ... L-Lo sé. - Logró gesticular antes de marcharse corriendo del aula a toda prisa.
"Que molesta." Eso era lo único que le pasaba por su mente en aquel momento, había mucha gente que le insistía pero esta le molestaba.
- Lys, acabas de rechazar a alguien, bien, un punto más. - Dijo una voz masculina que se encontraba en la entrada del aula.
Se dirigió a esa persona a paso tranquilo y relajado, ya que estaba cansado de siempre alterarse cada vez que este venía.
- Matthew, deja de contar mierdas. - Mencionó, se refería al sistema de puntos que el otro le había propuesto; trataba de cuantas veces había rechazado a las personas.
- No son mierdas, son las sagradas veces en las que no correspondes a alguien, querido Lysander. - Comentó con una sonrisa burlona de lado. - Por cierto, hoy se celebra una fiesta en casa de un tal Damon, ¿te vienes?
- Supongo que sí, hoy no debo hacer nada. - Aseguró mientras comenzaba a caminar por los pasillos abarrotado por personas de distintas aulas.
- Continuo pensando de que necesitas una novia cuanto antes. - Propuso con una sonora carcajada.
- Oh, dios, ¡ven aquí entonces! - Bromeó acercándose a Matthew para mover sus dedos de las manos exageradamente pero entonces comenzó a hacerle cosquillas alrededor de su cuerpo, cosa que le causó bastantes risas y carcajadas mientras retorcía.
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Antes por la mañana la noticia que Damon había dicho fue llegando de nido a nido notificando a todo el instituto o la mayoría; la casa de el de cabellos azabache azulado no era una de las más grandes de la ciudad pero si era lo bastante extensa para dejar boquiabierto a algún plebeyo del instituto. Era un pent-house en todo caso, ya era hora del receso por lo que se apresuró en salir del aula para buscar su "diversión" diaria. Buscar a alguna chica y encerrarse con ella en algún lugar de la institución. A esa altura la fiesta estará llena de gente puesto que notó murmullos dirigidos hacia él sobre la fiesta o palabras sueltas de cosas relacionadas con "fiesta".
"Esta noche será uno largo." Se dijo a sí mismo, siempre celebrará cuando había vacaciones o festivos. Formó una sonrisa en sus labios curvando las comisuras de las mismas. Era una manera de expresar su excitación de aquel momento. Ya deseaba que sea las ocho de la noche.
Fue en busca de Christopher, el que le buscaba a las chicas. Algo curioso era de que hace varias semanas descubrió que este mismo era homosexual, pero cómo no quiso levantar sospechas continuó actuando indiferente como siempre. A Damon le daba asco "eso".
Cuando lo encontró, que estaba en el mismo aula de siempre. Movió sus labios a diferentes direcciones mientras esperaba a que Christopher notara su presencia en dicha sala complemente abarrotada de bullicio.
- ¡Damon! - Se sobresaltó al sentirlo allí y con suerte descubrió de que este lo había esperado mucho tiempo.
- Haz lo que debes, nos vemos en el baño. - Dijo antes de voltearse y retirarse de donde estaba, en el marco de la puerta del aula.
Luego de esperar varios minutos en el baño del segundo piso llegó una chica, una de ojos vidriosos que parecía haber llorado recientemente. Penosa. Así era como el ojigris le catalogaría. Sonrió de manera burlona y se acercó a ella para empujarla a una de las cabinas del baño, seguidamente sentarla de piernas abiertas en la taza del váter.
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Todo ocurrió cómo siempre exceptuando de que hoy habría una fiesta, Damon se dio prisa en dirigirse directamente a su casa para conseguir los preparativos de la fiesta y con la ayuda de varios amigos suyos no habría mucho problema en que algo interfiera. La comida y las bebidas alcohólicas eran lo principal en todas las celebración, todas, lo consiguió en poco tiempo por lo que luego se centró en distintas cosas cómo guardar pertenencias importantes que seguramente de por sí van a romperlo o tirarlo al suelo.
Quedaba una hora para que finalmente a través de la puerta la gente entrara para divertirse en la casa. Ahora le tocaba vestirse al azabache, suspiró antes de entrar a su habitación, una habitación limpia y ordenada, puesto que no lo utilizaba a menudo ya que mayormente se dormía en diversos alas de la casa cómo en los sillones.
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De un lado a otro la casa se encontró completamente habitada de gente que bailaban de una manera un tanto provocativa, algunos hasta se subían a las mesas o lugares altos para comenzar a bailar. "Ni que fuesen prostitutas o mismamente putas." Comentó Lysander con una risotada mientras daba otro sorbo a la bebida alcohólica que tenía en su mano que sujetaba esta misma en un vaso de plástico transparente.
La fiesta había comenzando hace una hora y media por lo que todos ya deberían andar en distintas habitaciones toqueteándose o bailando por allí, otros en el suelo contando sus desamores. Se encontraba sentado en un sillón elegante con una chica con la polera desabrochada dejando ver sus pechos cubierto por su provocativa lencería sentada a horcajadas encima de Lysander. Y la fuerte música inundaba toda la casa con sus altavoces.
Un grupo de personas se acercaron a él y a su acompañante, apestaban a alcohol y a chicle de menta, al ojiverde le repugnaba ese olor, se sentía sofocado por lo que quiso mantenerse lejos de ellos o lo más lejos posible.
- ¡Oigan! Juguemos a verdad o reto. - Sugirió una chica tambaleándose mientras se sentaba en el apoyabrazos del sillón.
- Oh, venga ya. - Exclamaron varios en coro.
- ¡Sí, juguemos! Comencemos por... ¡Damon! - Señaló a un chico de cabellos azabache que se encontraba sentando en una silla utilizando de apoyo el respaldo de esta misma.
Este suspiró y mostró una sonrisa forzada en su rostro de facciones delicadas.
- Está bien, zorrilla. - Dijo Damon eso último de una forma un tanto lascivo.
- ¿Verdad o reto? - Cuestionó la chica con la cabeza ladeada. - Me llamo Itzel, prostiputo. - Sonrió mientras apartaba su mirada.
- Reto, por supuesto, la verdad es para maricas. - Comentó con una risita burlona ignorando lo último que la chica dijo mientras daba un largo sorbo a su botella de un litro que básicamente se la había acabado de cerveza.
- Atrévete a... ¡Besa con lengua a Lysander!
Se oyeron unos silbidos y sonrisa vacilonas. Damon se encontraba completamente ebrio por lo que en seguida se acercó cómo un lobo arrinconando a su presa a Lysander dirigiendo su diestra al mentón de este mismo para alzar sus labios conjunto a su cabeza. Y consigo se levantó de su asiento empujando la silla con ligereza hacia un lado.
Lysander consiguió formar una mirada desconcertada pero suspiró mordiendo su labio inferior. Se apartó de la chica que tenía encima de ella y se levantó de su asiento.
El azabache empujó la cintura del que tenía cerca para acercarlo más a él, Lysander sintió su aliento, un aliento a sólo alcohol, en cambio Damon sonrió de manera ladeada y relamió sus labios. De una vez sus labios se encontraron, Lysander no reaccionó a tiempo mientras que el de ojos grises comenzó a mover sus labios de una manera un tanto salvaje y con gran necesidad, los demás que estaban presenciando aquel beso quedaron atónitos con lo que comenzaron a hacer.
Lysander comenzó a sentir una calidez que recorrió todo y cada punto de su cuerpo, estremeció cuando sintió la lengua ajena dentro de su cavidad dejando que ahogara un gemido. Y una mano recorrió su cintura buscando piel desnuda.
Segundos después ambos se alejaron y apresuradamente dejando un hilillo de saliva en medio de la distancia que tenían ambos. Damon se volteó a el "público" con una sonrisa lujuriosa. Y pronunció las palabras que el rubio jamás querría escuchar.
- ¿Nos disculpáis un momento? - Mantuvo aquella sonrisa que Lysander quería borrarla de su mismo rostro. - Nos divertiremos un rato, ah, Christopher echa a todo el mundo que se acerque a mi habitación.
Dicho eso el azabache se apresuró en llevarlo arrastrándolo con a su propia habitación, sonreía a sus interiores. Mientras, Lysander rezaba por que sea un sueño. Un estúpido sueño. Y cuando ya se dio cuenta oyó un "click" que indicaba que la puerta ya tenía puesto y configurado su seguro para que nadie entrara al cuarto.
- ¿Quieres una charla de cómo quitarte "eso? - Murmuró manteniendo su tono normal para no soñar asustado y señaló la erección que el contrario tenía sobre la tela de sus pantalones ajustados.
- Más bien, tú mismo me ayudarás. - Sonrió con más amplio mientras mordía con fuerza su labio inferior recorriendo con su mirada el delicado y pálido cuerpo del chico que estaba ahora mismo sentado en su cama.
Lysander sintió un escalofrío que caló sus huesos por completo. Entonces quedó paralizado de lo que el otro comentó recientemente. Se elevó de su asiento y se apresuró en abrir la puerta pero un cuerpo algo más alto que él lo acorraló justamente en la puerta.
- No podrás escapar de mí, conejito. - Dicho eso Lysander se obligó a mirarlo a sus ojos.
El mismo azabache aprovechó aquella ocasión para volver a unir los suaves labios del otro con los suyos. Comenzó con un movimiento de labios lento y tranquilo pero a menudo que continuaba el beso Damon llegó a morder el labio inferior del chico que tenía delante haciéndolo sangrar ligeramente para volver a aprisionar los labios con más presión y salvajismo.
Sus manos se dirigieron a la camiseta que tenía el rubio para desabotonar los botones con lentitud mientras torturaba en ocasiones sus pezones de este dejándolos ligeramente hinchados y que logró que también gimiera ante cada acción que el azabache hacía, le producía asco pero a la vez le gustaba. Y se odiaba por ello, estaba siendo utilizado y poseído por un demonio que buscaba la lujuria en él.
Cuando lo desabotonó y lo despojó de su cuerpo dejando un cuerpo blanco con ligeras pecas en los hombros, la primera palabra que a Damon se le ocurría era "delicioso". Unas pecas que comenzaba a volverlo loco.
Los labios de el azabache se trasladaron a el cuello ajeno para depositar besos suaves y descontrolados. Lysander sentía un placer que no deseaba pero tampoco quería que desapareciera, seguía gimiendo y suspirando por la ausencia del aire y el placer. Se estaba torturando.
Los besos iban en aumento y comenzaron a su vez mordidas que le obligaba a aferrarse al cuerpo del contrario, cómo su único punto de apoyo.
- N-No... A-Ah... Para. - Jadeó intentado lograr lo que quería decir.
- ... Es tú culpa. Responsabilízate. - Se limitó a decir el azabache siguiendo con las marcas que aprobaba que era suyo.
- Ngh... N-No hice... Mgh, n-nada malo. - Intentó gesticular decentemente.
No contestó.
A medida que depositaba beso o lamía provocativamente el pálido y delicado cuello del rubio también bajaba la cremallera del pantalón que el ojiverde tenía.
- Estás húmedo. - Sonrió con satisfacción el azabache.
Acarició el sexo del rubio sobre la tela de sus bóxers con lentitud haciéndolo arrancar quejidos placenteros.
Seguidamente se acercó al lóbulo de una de las orejas más cercanas a él para morderlo ligeramente y lamerlo mirando el rostro sonrojado de Lysander. Entonces lo llevó en dirección a la cama con las frágiles piernas del rubio entrelazadas en su cintura.
Allí logró deshacerse de la última prenda restante de Lysander que interponía su cuerpo con el otro.
- D-Damon... - Mencionó con un rostro lloroso y teñido de rojo.
- Siéntate encima de mí. - Susurró cerca del oído ajeno con un cálido aliento.
El rostro de Lysander cambió a uno totalmente pálido del pánico, no iba a hacerlo, no iba a hacerlo, así se auto-convencía de que no lo hará. Entonces el azabache se deshizo de sus pantalones y todas sus prendas con extrema rapidez parare tomar el juego de lenguas en la cavidad del rubio. Este se alejó con un jadeo ruidoso pero un toque inesperado del ambos miembros lo hizo gemir nuevamente. Lysander continuaba con sus piernas entrelazadas con la cintura del contrario o más bien sentado sobre el regazo y aferrándose aún más a este mismo.
- Estás a punto de venirte, no te dejaré venirte hasta que te subas encima. - Comentó rozando ambos sexos con firmeza.
El liquido preseminal estaba siendo bastante espeso hacia el placer que el rubio sentía. Entonces Lysander acabó por asentir y se obligó a subirse a horcajadas del azabache sintiendo como sus piernas temblaban de la falta de equilibrio que tenía.
- Entra. - Demandó Damon.
El rubio tragó saliva antes de rozar la punta del miembro con su entrada ya lubricada con el liquido preseminal que estaba esparcido por ese mismo lugar.
Con el rostro totalmente rojo por la vergüenza, el miembro del azabache acabó entrando con lentitud al interior de Lysander gimiendo con más intensificación.
- Muévete. - Mandó admirando los movimientos de arriba-abajo del rubio.
A medida que comenzaba a mover sus caderas sentía que caería exhausto en cualquier momento. Lysander no quería que el otro acabara viniéndose dentro de él.
Clavó sus uñas en el abdomen del otro con los ojos vidriosos por el sentimiento de placer mezclado con el dolor que sentía.
Finalmente el ojiverde acabó corriéndose antes que el otro manchando con su liquido interior su propio rostro conjunto el abdomen del contrario. Después de unas cuantas estocadas más Damon también lo hizo con un inaudible quejido, entonces Lysander prosiguió en retirarse de esa posición y acostarse en el área más alejado de la amplia cama para que el azabache no le haga eso de nuevo.