Eres mi droga favorita
Capítulo 1
Helio, un joven de 19 años mide 1,7 de altura, ojos negros y pelo también negro y corto. Cursa Bellas Artes en el instituto Ocean Blue, es su último año antes de decidir qué hacer en la vida.
Y como cada mañana se levanta y se viste para ir a clase aunque ese día sería distinto al resto y cambiaría su vida por completo. En su instituto además de Bellas Artes también se imparte clases de Filosofía, Biología, Letras. Camina hacía su instituto cuando, por accidente, se choca con un joven rubio de ojos como el mar y piel blanca como la nieve.
-Disculpa no miraba por donde iba
- No pasa nada, soy nuevo y me he perdido
- ¿Eres nuevo? Qué curioso, ¿y en que bloque estas?
_ Si aunque suene raro, Filosofía, ¿me podrías ayudar a encontrar el salón donde se dan clases? Por cierto soy Céfiro y tú
- Soy Helio- Le tiende la mano-
-Mucho gusto de conocerte Helio- se la estrecha cuando siente una corriente recorrerle el brazo, no sabe la razón pero le intriga-
- Ven, tu salón es por aquí
Le guía por los pasillos del instituto hasta llegar al salón donde los del bloque de Filosofía dan clases, se despiden y Helio regresa a su salón con la curiosidad de saber más de Céfiro.
Después de las clases Helio sale para tomar su almuerzo cuando ve que Céfiro le está buscando con la mirada, al encontrarle sonríe y se dirige hacia él:
- Hola otra vez, aún no conozco mucho este sitio, ¿podrías almorzar conmigo?
- Hola, claro no hay ningún problema, ven hay unos bancos bajo los cerezos que dan bastante privacidad
- ¿De verdad? Me encantaría- le vuelve a sonreír y no sabe la razón por la cual siente un hormigueo en su estómago, comienza a caminar hacia el banco mientras hablan, Céfiro nació en un pequeño pueblo de las montañas del sur y hace poco que se mudaron a la capital ya que al padre de él lo habían trasladado a la capital.
- Y dime Helio, ¿tienes pareja?
- No- se ríe- No me gustan las chicas, y tampoco intereso al género masculino por lo que estoy soltero
Aquella confesión de Helio hace sonreír a Céfiro, Helio le mira confuso
-¿Y tú? Seguro que ya tienes alguna admiradora
- Seguro pero no me van las mujeres, estoy igual que tú, soltero
- Oh!- es lo único que puede decir ya que sus mejillas se tiñen de rojo. Carraspea y cambia de tema, le pregunta sus gustos y sonríe al ver que se parecen un poco.
El timbre indicando el fin del almuerzo suena y le acompaña al salón, se despiden y Céfiro le propone ir a tomar algo cuando acaben las clases y así conocerse un poco mejor y enseñarle la ciudad que aún no conoce del todo, Helio sonríe y acepta encantado la propuesta.
Regresa a su salón y por primera vez no se entera de que va la clase porque no para de pensar en su nuevo amigo Céfiro.