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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada (Click para verla. Creada específicamente por Tanuki, a quien agradezco su gran ayuda)

Actualización: Un día sí, día no.

38 capítulos en total

Naruto Namikaze POV

 

 

 

La música sonaba en el local y podía escuchar los gritos de la gente que había. Miré a través de la cortina para ver a mi compañero quitándose la ropa con aquellos movimientos tan sugerentes que hacía enloquecer a todos los que allí estaban. Todo su diminuto tanga estaba lleno de billetes y la gente trataba de acercarse a él para meter más. Supongo que esto era mi vida… música, bailes y barras. ¿Cómo había terminado aquí con tan sólo veintidós años? Fácil y sencillo… tenía una familia que mantener y no había salido ningún otro trabajo, supongo que la desesperación nos lleva a cometer errores, pero ahora ya todo daba igual, era un trabajo y era lo que importaba.

 

- Naruto – escuché que me llamaban a mi espalda

 

- ¿Sí? – pregunté extrañado al ver a Kabuto tras de mí, el jefe del local.

 

- ¿Estás preparado para salir? – me preguntó con una sonrisa.

 

- Claro – le dije con mi tono serio.

 

- Haz el favor esta vez de quitártelo todo, Naruto… y todo también es la ropa interior – me aclaró.

 

- ¿No podemos debatir eso de nuevo? – le pregunté – ya te comenté que no quiero hacer desnudos integrales.

 

- ¿Quieres el sueldo a fin de mes? Entonces hazlo – me dijo – Eres nuestro mejor bailarín, pagan mucho por verte, haz el favor de complacerles, a partir de ahora los harás íntegros ¿Queda claro? – me preguntó pero sabía que no era una pregunta, era una orden.

 

- Sí – le dije.

 

Kabuto se marchó ya contento con esa respuesta mía y yo me quedé preocupado. Nunca había hecho un desnudo integral por la sencilla razón de que cuando firmé el contrato… fue con la condición de dejarme al menos el tanga, pero cada vez me restringían más, se aprovechaban de que necesitaba este trabajo para pedirme cada vez más cosas. Estaba pensando en ello cuando Gaara vino por detrás de mí y tocó mi hombro con su mano.

 

- ¿Vas a hacerlo? – me preguntó.

 

- Qué remedio – le dije preocupado.

 

- No tienes por qué hacerlo, tu contrato no lo especificaba.

 

- Lo sé, pero si no lo hago me echará. No puedo perder el trabajo, ya lo sabes.

 

- Naruto… eres la estrella del local, si Kabuto te echa la mayoría de esta gente se marcharía. Contigo gana demasiado dinero, sólo quiere que te desnudes para ganar aún más.

 

- No me importa lo que gane el local, sólo necesito el dinero – le dije a Gaara con una sonrisa triste. – Creo que me toca salir.

 

- Suerte – me dijo cuando abría ya la cortina y salía al escenario.

 

Salí frente a todos y los gritos aumentaron aún más. Caminé con decisión hacia la barra y la cogí con mis manos subiéndome en ella y agarrando mi pierna para evitar caerme. Pensar que yo estuve a punto de estudiar en una escuela de artes escénicas… ahora este escenario era mi vida, ya no había nada más para mí, todo lo que aprendí de baile el primer año de escuela me había tocado aplicarlo a mi trabajo.

 

Resbalé por la barra moviéndome seductoramente. Veía manos por encima de la plataforma intentando tocarme y me acerqué a ellas dejando que levantasen mi camiseta como quisieron, dejando que metieran billetes en el dobladillo de mi pantalón mientras yo bajaba la bragueta y abría los botones con tranquilidad y de la forma más sugerente que pude sacar mientras mordía mi labio levemente y los clientes gritaban y me lanzaban piropos.

 

Me levanté para quitarme el pantalón despacio dejándoles ver mi trasero cubierto con un fino hilo del tanga. Algunos billetes cayeron en la plataforma al deshacerme del pantalón pero yo volví a coger la barra moviéndome en ella y sintiendo esas lujuriosas miradas encima de mí.

 

Bajé de la barra nuevamente acercándome al borde de la plataforma a gatas y quedándome arrodillado para quitar mi camiseta mientras un par de manos rozaban mi miembro por encima del tanga y otros colocaban billetes por el hielo de mi trasero. Gemí levemente al sentir aquellas manos pero seguí con el espectáculo terminando de quitarme la camiseta y lanzándola hacia el pasillo por el que había salido. Sólo podía sentir manos tocando mi cuerpo, gente gritando eufórica y otros que chillaban que me lo quitase todo.

 

Aquellas palabras me hicieron dudar, sabía que tenía que quitarme el tanga, sabía que tenía que enseñarles todo, que tenía que mostrar mi miembro y deshacerme del tanga. Coloqué mis dedos en el hilo moviéndolo, jugando con él mientras sonreía… a ellos les encantaba aquello, pero sinceramente… hacía esto para aplazar el momento, como si eso funcionase para no tener que hacerlo, pero sólo intentaba pensar si realmente iba a hacerlo o no. Ellos no se daban cuenta de mis dudas, sólo veían que jugaba a quitarme y subir aquel fino hilo que les separaba de mi miembro y al final cerré los ojos y lo quité de golpe mostrándome de frente a ellos.

 

Los gritos se escucharon aún más fuertes y es que encima sé que el roce con la barra, que el bailecito frente a la gente y por lo que me habían estado tocando… mi miembro estaba excitado. La gente seguía tocándome y lanzando billetes a la plataforma, uno hasta trató de subir, pero el de seguridad se lo impidió bajando, fue en aquel momento cuando me encontré con la mirada de ese chico moreno y el corazón se me encogió de golpe.

 

- S-Sasuke… - susurré sin que nadie me escuchase y cogí mi ropa con rapidez marchándome por el pasillo.

 

- ¿Ey? ¿Estás bien Naruto? – me preguntó Gaara al verme tan afectado saliendo.

 

- S-Sí – le mentí.

 

- ¿Qué te ocurre?

 

- Ves a ese chico moreno – le dije moviendo la cortina un poco y señalándolo.

 

- Sí.

 

- Si pregunta por mí dile que me he marchado.

 

- ¿Quién es? – me preguntó.

 

- Nadie importante – le dije marchándome a los vestuarios a cambiarme.

 

Me cambié con rapidez al vaquero, me puse una camiseta oscura y busqué la bufanda con la chaqueta para irme a la calle. Mi turno terminaba aquí pero Kabuto apareció por la puerta cuando ya estaba prácticamente cambiado.

 

- Bien hecho Naruto, te felicito. ¿Ya te vas?

 

- Sí, mi turno ha terminado. Tengo que volver a casa.

 

- Verás… Sai el camarero… se ha puesto malo y se ha tenido que ir a casa.

 

- No me hagas esto – le dije dejando la zapatilla a medio atar – ya estaba saliendo, he hecho mi jornada entera.

 

- Te pagaré las horas extra, sólo será una hora hasta que Gaara acabe su espectáculo. Te lo prometo. Sólo es servir algunas bebidas en la barra, nada más, no hace falta ni que te cambies ya, puedes ir así mismo.

 

- ¿Cien dólares? – le pregunté.

 

- No nos pasemos Naruto – me dijo – cincuenta.

 

- Cien – le debatí – es turno de noche, te estoy haciendo un favor y es turno extra. Vamos… mira todo lo que te he hecho ganar hoy.

 

- Está bien – me dijo.

 

- Hecho – le dije - ¿Puedo ir entonces con mi ropa de calle?

 

- Sí Naruto, estarás detrás de la barra una hora, nada más, luego puedes irte.

 

- Vale.

 

Kabuto se marchó de allí y el que vino fue Gaara a prepararse para salir al escenario. Le tocaba ahora bailar a él.

 

- ¿Ya te ha vuelto a cazar para otro trabajo, eh?

 

- Son cien dólares más por una hora, ya no tengo que hacer nada excepto servir copas – le dije – joder… van a matarme por salir tan tarde – le dije pensando ahora con seriedad las cosas.

 

- Una hora Naruto… piensa en eso.

 

- Sí, sólo una hora.

 

Salí con mi pantalón vaquero ya puesto aunque me quité la bufanda y la chaqueta quedándome con la camiseta corta y es que en este local hacía mucho calor. Salí hacia la barra y empecé a servir copas aunque la mayoría me pedía el número de teléfono, me halagaba por mis bailecitos o trataba de ligar conmigo para ver si me iba esta noche con él, pero yo nunca accedía a nada de ello.

 

- Vamos chico… no seas así… sólo es el número de teléfono – me exigió uno cogiéndome de la muñeca cuando intentaba apartar la boca de la botella de su vaso.

 

- Normas del club, no podemos dar los números de teléfono a clientes – le dije sonriendo.

 

- Nadie se enterará – me dijo.

 

- ¿Puede soltarme la mano? Por favor – le pedí de buenas maneras.

 

- Ven conmigo esta noche – me exigió rozando con su dedo pulgar el dorso de mi mano.

 

- Suéltale – escuché que decía ese chico moreno al hombre.

 

- ¿Quién eres tú? – preguntó.

 

- Su novio, ahora suéltale la mano.

 

El hombre soltó mi mano y terminé de apartar la botella cerrándola y guardándola en la estantería. Aquel señor se marchó enseguida y su lugar fue ocupado por Sasuke que no dejaba de mirarme ir de un lado a otro recibiendo más peticiones extrañas de otros hombres. Cuando pasé por su lado a la siguiente vez me detuvo.

 

- ¿Me atiendes? – me preguntó.

 

- Claro. ¿Qué quieres tomar? – le pregunté con seriedad.

 

- ¿Qué tal un gracias? – me preguntó con prepotencia.

 

- ¿Por qué debería de agradecerle? – le pregunté con una media sonrisa.

 

- Por haberte quitado a ese hombre de encima.

 

- Trato con hombres así todos los días… créame… no necesitaba su ayuda, pero si se va a quedar más conforme “Gracias” – le dije marchándome pero él detuvo mi mano.

 

- Un whisky – me dijo de golpe

 

- Claro

 

Atendí a uno de los clientes que me había pedido antes que él y después le puse su Whisky. Le dejé el vaso en la barra pero él volvió a retenerme.

 

- ¿Cómo te llamas? – me preguntó y me sorprendí.

 

¿Ese imbécil no se acordaba de mi nombre? Yo le recordaba a él perfectamente, recordaba a este cabrón porque no había otra forma de llamar a Sasuke Uchiha. Quizá sólo me tomaba el pelo.

 

- ¿Para qué quiere saberlo? – le pregunté.

 

- Para saber como llamar a mi novio – me dijo sonriendo por la mentira que había soltado.

 

- Usted no es nada mío – le dije de la forma más educada que pude.

 

- ¿Vas a hacerte el difícil conmigo? Eso me gusta chico.

 

- Pues que no te guste tanto – le dije tuteándole esta vez – pierdes tu tiempo conmigo, intenta mejor ligar con otro.

 

- No quiero a otro, te quiero a ti esta noche para mí sólo.

 

- No – le dije ofendido.

 

- Creía que aquí movíais esos cuerpos por dinero ¿Quieres dinero? – me preguntó y me ofendió el doble.

 

- ¿Crees que soy tu puta o qué? – le pregunté – que baile en una barra no te da derecho a tratarme como te de la gana. En el local de enfrente seguro que encontrarás lo que vas buscando, tú noche de placer.

 

- Ey – escuché que me llamaba Kabuto - tú turno a terminado, vete a casa.

 

- Un placer conocerte – le dije irónicamente marchándome hacia dentro a buscar mi chaqueta para irme.

 

Tuve que correr por la calle y menos mal que llegué justo cuando el metro llegaba a la estación. Entré corriendo en él y me senté a esperar a mi estación. Estaba bastante lejos pero es que el barrio en el que vivía no era precisamente de lujo. Salí del metro y corrí hasta mi edificio tocando la puerta del vecino.

 

- Ey Naruto… llegas tarde – me dijo Kakashi.

 

- Lo siento – le dije – me tocó quedarme más rato. ¿Dónde está?

 

- Durmiendo – me comentó – ten cuidado cuando lo cojas, no lo despiertes.

 

- Muchas gracias por cuidarlo – le agradecí a Kakashi sonriendo mientras me acercaba al sofá y cogía a mi hijo de cinco años en brazos con cuidado de no despertarle.

 

- Naruto… ¿Has pensado en lo que te dije? – me preguntó – esto no es vida para un niño, venga… no es vida para ti bailar en ese tugurio de mala muerte.

 

- ¿Quién va a contratarme Kakashi? – le pregunté – no tengo estudios… no pude acabar nada y tengo un crío ¿Crees que no se aprovecharían de mí en otro lugar? En cuanto sepan que necesito dinero para mantener a mi hijo me explotarán, da igual un lugar que otro – le dije – enserio, gracias por cuidarle.

 

- De nada Naruto, ya sabes que siempre puedes contar conmigo.

 

Cogí a mi hijo y salí al rellano subiendo las escaleras con cuidado de no despertarle. Abrí la puerta y entré dejándole en el sofá durmiendo. Sonreí al verle dormir tan feliz, él era todo en mi vida.

 

- ¿Papá? – preguntó Asahi, mi hijo.

 

¿Por qué le puse ese nombre? Fue mi sencillo… siempre quise que él fuera mi luz, mi amanecer, mi mañana… me levantaba por él y para él, no había nada más en mi vida que no fuera proteger a mi hijo y verle lo mejor posible.

 

- Duerme mi niño – le dije sonriendo acariciándole el cabello apartándoselo de su frente – duerme, mañana hablamos – le besé la frente y me fui a lo que se supone que sería la habitación, pero que sólo había un saco de dormir. Me metí dentro y me dormí enseguida por el cansancio.

 

 


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