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Una pelea estupida por DarkShadow11

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Estaba caminando sin rumbo por los pasillos del castillo. Todos estaban ocupados, Gwendal con el papeleo, Conrad había acompañado a Yozak a una misión, Murata estaba con Ulrike e incluso Greta estaba ocupada ayudando a Anissina con un nuevo experimento. Había pensado en preguntarle a Günter si quería hacer algo, pero cambió de idea cuando se acordó de que lo más probable seria que lo mandara a estudiar. Incluso se le había pasado la loca idea de volver a la Tierra por el simple placer de hacer algo, pero no.
Desde que las cosas se habían calmado en Nuevo Makoku, todos parecían estar más ocupados que antes. Yuuri entendía que debían recuperar el tiempo perdido, pero eso no cambiaba que se sentía solo.
Podía pedirle a Wolfram si quería pasar el rato con él, pero no quería verlo. Estos últimos días el joven mazoku no dejaba de molestarlo con comentarios sobre su futura boda. Era consciente de que algún día tendrían que casarse, pero prefería que ese día fuera lo más lejos posible. No tenía intención de casarse con Wolfram, la propuesta de matrimonio había surgido de un ataque de enfado por los comentarios del rubio. Desde el principio le parecía un niñato mimado, caprichoso y egoísta, aunque admitía que últimamente había notado un cambio en su comportamiento, lo notaba más maduro, siendo menos egoísta y bondadoso. E incluso se había vuelto una persona importante para él.
Siguió caminando y se encontró a Wolfram en una ventana asomado, mirando el jardín. Parecía aburrido y sin ánimo. Igual que él. Sintió un poco de lastima por el chico, pero realmente no quería estar con él en estos momentos. Caminó lentamente hacia el otro lado de la habitación, haciendo el menor ruido posible para evitar que notara su presencia, a la vez, que miraba de reojo al rubio que se dedicaba a suspirar de vez en cuando. Llegó al final de la habitación, sintiéndose victorioso por lograr que no lo viera. E iba a seguir su camino sin rumbo, pero volvió a mirar a Wolfram que seguía a lo suyo. El chico estaba sentado en una silla y con la cabeza apoyada, con la vista perdida. Un sentimiento de pena le recorrió todo el cuerpo, le sentaba mal dejar al pobre Wolf ahí, solo y aburrido.
-Wolfram, ¿qué haces ahí?
El rubio tardó un poco en reaccionar a su llamada, pero enseguida movió la mirada hacia Yuuri.
Wolfram estaba sorprendido, su cara lo decía todo. Miraba fijamente a Yuuri.
-Nada, solo… pensaba.
Yuuri dudó, arqueando una ceja. Se acercó hacía Wolfram y miro también por la ventana.
-¿Y tú que haces aquí?
-Solo paseaba.
Ambos se quedaron en silencio mirando el jardín, aunque no había nada interesante ahí. Solo Dorcas yendo de un lugar a otro bajo las ordenes de Gisela. Aun se preguntaba como Gisela podía tener esa personalidad tan fuerte siendo una muchacha tan dulce. Y parecía que ella le había oído porque miro hacia la ventana y los saludó con una amplia sonrisa, que duró poco porque enseguida salto a gritarle a Dorcas. Yuuri y Wolfram solo rieron asustados.
-Me sorprende ese cambio de actitud –dijo Yuuri para sí mismo.
-Uno llega a acostumbrarse
Volvieron a quedarse en silencio y empezaba a volverse incomodo, por lo que Yuuri aprovechó para preguntarle lo que tenía pensado desde el principio.
-Eh Wolf, ¿quieres hacer algo?
Wolfram lo miro con duda.
-¿Algo como qué?
-Algo como…- pensó un momento, él tampoco sabía qué hacer-. ¿Y si vamos a jugar al béisbol?
-Sabes que no me interesa tu estúpido deporte.
-¡Pero ni siquiera lo has probado!
Wolfram se levantó de la silla.
-¡No necesito probar ese estúpido deporte para saber que no me gusta! ¿Qué diversión hay en golpear una bola con un palo? Es algo estúpido, sin sentido, aburrido y no sirve para nada. –Paró un momento y prosiguió-. ¡Aparte, eres un rey deberías dejarte estas tonterías y hacer cosas para mejorar tu país!
Yuuri se molestó e incluso se arrepintió de sentir pena por él hace un momento. Era por esto que no quería ver a Wolfram, siempre acababan así después de hablar un poco. Lo que peor le había sentado era que insultara con tanta chulería el béisbol.
Inconscientemente le lanzo una mirada furiosa a Wolfram y cabreado, se dirigió al final de la habitación para continuar su camino.
-Sabes Wolfram, sé que eres difícil de tratar pero… no me esperaba algo así de tu parte. –respondió con asco.
Salió se la habitación, caminando nuevamente por los pasillos.


Decidió ir a estudiar un rato con Günter. Quería sacarse esa pelea de la cabeza y olvidarse de lo sucedido, normalmente habría pasado de los comentarios ofensivos hacia su deporte favorito, pero el simple hecho de que Wolfram lo insultara sin siquiera haberlo probado le molestaba tanto.
-Majestad, ¿está bien?
-Claro que sí –contesto nervioso-, venga Günter vamos a estudiar.
Solamente quería evitar hablar de lo sucedido y olvidarse completamente de aquello. No le servía seguir enojado por una aparentemente, tontería.
-Majestad, me llena de felicidad que venga a estudiar conmigo, pero algo le pasa, esta decaído y no ha movido casi ninguna página del libro de texto que le dejé.
Yuuri no pudo evitar preguntarse si era un libro abierto o Günter lo conocía mejor de lo que pensaba. Y pensándolo bien, era buena idea preguntarle su opinión a Günter sobre el asunto, él era mayor y habría tenido experiencia en las peleas absurdas de amigos. La cuestión era que no quería decirle a nadie que se había peleado con Wolfram.
Después de unos segundos buscando una manera de contarle el problema, encontró una posible escusa.
-Veamos… un amigo de la Tierra y yo nos hemos peleado. Mi amigo ha dicho que el béisbol es estúpido e inútil sin siquiera haberlo jugado nunca, y mi amigo es un cabezota y por mucho que intente convencerlo para jugar no me escuchará… y como golpe de gracia yo me fui enfadado y le respondí con asco… -miro a Günter, que se mostraba atento -, él… es muy importante para mí… no podría perdonarme perder su amistad…
Günter dio una suave carcajada. Por una vez, parecía comportarse como el adulto que era. El mayor le dio una suave caricia en la cabeza, de esas que te dan los padres cuando eres pequeño y crees te has portado mal, eso le hizo sentirse un niño.
-No se preocupe majestad, esa pelea es una tontería de niños, seguramente pronto se le pase a su amigo también. Su amigo seguramente se dé cuenta de que el béisbol para usted es muy importante y retire lo que ha dicho, pero usted también debe disculparse por haberle contestado mal.
La sonrisa que Günter le estaba mostrando era sincera.
-Ah, otra cosa más majestad, ¿cómo comenzó la pelea con su amigo? Debería tener alguna razón para insultar su deporte favorito.
-Realmente no lo sé, estábamos pasando el rato y le dije de hacer algo, sugerí el béisbol, entonces respondió llamándolo estúpido y yo también respondí…
-Entonces, pregúntele la razón del porque respondió así, de esa manera podréis evitar problemas en un futuro.
Yuuri asintió con la cabeza. No se arrepentía de haberle pedido ayuda a Günter, le sirvió su consejo y decidió, que esa noche cuando Wolfram fuera a su habitación a dormir se disculparía y hablaría sobre lo ocurrido.
-Gracias Günter.
Günter le respondió con otra sonrisa y se levantó para buscar otro libro, mientras él volvía a sus estudios.
-Pero… -Günter volvió a hablar, sonando un poco serio -, majestad, ¿está seguro de que lo que le molesto fue la crítica al béisbol?
Se sorprendió.
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a que si lo que le molesto no fue la crítica en sí, si no que su amigo fuera el que lo criticó. El problema podría ser que le dio rabia que su amigo haya sido el que insultó el deporte, y eso fuera lo que le molestó.
Se quedó pensando. ¿Realmente le molestaba que hubiera criticado su deporte favorito sin razón alguna? ¿O se molestó porque fue Wolfram el que lo criticó?


Se sentía un idiota.
En momentos como este se planteaba si realmente no era él el enclenque.
Le había gritado a Yuuri, insultando lo que más le gustaba y había conseguido enfadarlo hasta el punto de que incluso llegara a hablarle mal. Yuuri, el enclenque que siempre se mostraba amistoso hasta en el peor de los casos, pero que al parecer tenía la habilidad de enfadar.
Últimamente se sentía mal, llevaba ya bastante tiempo intentado que Yuuri se fijara en él, al menos hasta que notara que existía. Muchas veces sentía que Yuuri realmente no lo tomaba en cuenta y simplemente era amable con él por educación. Se sentía fatal por eso. Siempre molestaba a Yuuri con sus comentarios de la boda o de amor, que sabía que al Maou no le hacia ninguna gracia, cada vez que comentaba algo sobre eso, se dedicaba a callarle o a cambiar el tema.
Se llevó las manos a la cabeza, aplastando esos rizos perfectos de los que tanto presumía.
-Soy un idiota…
Tenía miedo de que Yuuri lo odiara. Cuando lo conoció le daba absolutamente igual la opinión del otro, incluso quería que le odiara para no tener que verlo, pero ese odio que le tenía, de alguna manera se había vuelto algo mucho más profundo. Ahora cuando no veía a Yuuri en mucho tiempo se deprimía y no sabía qué hacer, la presencia de Yuuri era necesaria para que estuviera bien. Aun cuando el caso que recibía era omiso, necesitaba a Maou a su lado. El simple hecho de pensar que ahora podía odiarle por su comportamiento egoísta lo mataba por dentro.
Apretó más los puños sobre su cabeza.
-Soy un idiota…


Por fin termino de estudiar con Günter y se dirigía a su habitación. Por primera vez el estudio se le pasó muy rápido. Acababa de anochecer e iba a toda prisa a su habitación, Wolfram debía estar esperándolo sentado en la cama con los brazos cruzados.
Llegó a su cuarto, y se encontró con la sorpresa de que Wolfram no estaba.
Decidió cambiarse y esperar a su prometido en la cama. Le parecía extraño que no estuviera, siempre se metía en su cama pasara lo que pasara, hasta se acostumbró a tenerlo durmiendo en su cama todas las noches.
Pasaban las horas… y Wolfram no llegaba.


Wolfram no apareció en toda la noche. Estaba preocupado porque tan enfadado tenía que estar para no ir. Las pocas veces que no se colaba en su cama eran cuando estaba mal.
Se levantó sin ganas y empezó a vestirse.
Comenzó a arrepentirse de haberle contestado así a Wolfram, era la primera vez que usaba un tono tan amargo, y lo usó con su mejor amigo, ni a sus enemigos les hablaba de tal forma. Sabía perfectamente que debía disculparse apropiadamente.
Terminó de vestirse y salió de su habitación, iba a buscar a Wolfram.


Pensó en ir al despacho de Gwendal. Antes de que él llegara, Wolfram siempre estaba con su hermano mayor, o al menos eso era lo que le contaba Conrad.
Conrad de vez en cuando le decía cómo eran él y sus hermanos de pequeños, Wolfram siempre estaba junto a Conrad, lo tenía de ídolo hasta que se enteró de que era medio humano, eso fue lo que hizo que se distanciaran tanto, mientras Gwendal solía estar con Anissina, que le enseñaba a coser peluches. Cuando su padrino le decía esas cosas del pasado, le ponían muy feliz, podía saber cómo eran todos antes de su llegada.
Llego al despacho, llamo a la puerta y este le dio permiso para entrar.
Observo el lugar, Gwendal estaba con el papeleo como siempre, pero no veía a Wolfram en ningún lugar.
-¿Qué le ocurre? ¿Va a hacer su trabajo por una vez?
Ese comentario le sentó como una apuñalada. Era verdad, tenía que hacer eso él, pero no entendía nada y Gwendal lo hacía mucho mejor.
-No, lo siento Gwendal –calló, mirando como el otro solo dio un suspiro y seguía a lo suyo -. Por cierto, ¿sabes dónde está Wolfram?
Fue directo al grano, tenía prisa. Se pasó gran parte de la noche esperando a que el rubio apareciera en su cuarto.
-Esta mañana lo he visto paseando por el jardín, aunque parecía no estar atento a nada. ¿Ha pasado algo?
-No, nada. –Se deprimió un poco -. No te molesto más, adiós Gwendal.
Salió del despacho lo más rápido que pudo antes de que le dijera que hiciera el papeleo.
Siguió buscando a Wolfram, pero no lo encontraba. Pensó en rendirse y esperar a encontrarlo por casualidad, pero quizás de esa manera Wolfram podría tomárselo mal, como si no le importará.


No sabía cómo se encontraba trabajando en su despacho acompañado de Günter y Conrad, que recién había vuelto con Yozak.
Estaba firmando papeles que a saber de qué serian, solo tenía ganas de terminar el trabajo y volver a lo que estaba haciendo.
Conrad parecía haber notado que no estaba atento a su trabajo. Se acercó hacia él, poniéndole una mano en el hombro.
-Majestad, no está pendiente de su trabajo.
Levanto la cabeza para mirarle.
-Te tengo dicho que no me llames majestad, llámame Yuuri, fuiste tú el que me dio el nombre…
Conrad le respondió con una de sus sonrisas mientras que asentía con la cabeza.
-Está bien, pero no me ha dicho que le pasa.
No contesto.
No sabía cómo contárselo a Conrad, le parecía totalmente absurdo lo ocurrido, pero también fue hiriente, para ambos. Conrad lo miraba con duda. Yuuri solo se limitó a voltear la mirada a los libros.
-Sabes… ¿sabes dónde está Wolfram? –se limitó a preguntar.
Le pareció notar como Conrad contenía una pequeña risa.
-Sí, lo vi en la entrada cuando volví –la entrada, un lugar donde se le olvido buscar-. Le pregunte que hacía y me dijo que iba a salir un rato.
-Así que iba a salir… ¿tienes idea de cuándo volverá?
Negó con la cabeza.
-No, pero en la cena debería poder verlo.
Cierto, estos días no habían vuelto a cenar juntos por lo ocupados que estaban todos, y se olvidó por completo de que ese día volverían a cenar todos nuevamente. Le agradeció la información a Conrad, y volvió a su trabajo.


Se dirigía a cenar junto con Conrad, llevaba días que no lo veía y desde que termino de hacer sus deberes de rey no dejaron de hablar. Y estaba ansioso, tenía la esperanza de que Wolfram estuviera ahí.
-Majestad relájese, probablemente Wolfram este sentado.
Se sorprendió. ¿Era tan obvio lo que pensaba?
Entraron en el salón, estaban todos reunidos. Cheri estaba sentada junto a Anissina y parecían hablar agradablemente, Greta parecía estar contándole su día a Gwendal, y Murata y Günter también hablaban. Miro más detenidamente y pudo ver a Wolfram sentado también, callado y serio, como si no quisiera estar ahí.
Günter se levantó de su sitio para darle la bienvenida y respondió un poco nervioso. Su mirada estaba fija en Wolfram, que parecía haber notado su presencia. Se mostraba nervioso e inseguro, mirando hacia abajo.
Yuuri fue a sentarse a la mesa. Su sitio estaba al lado de Wolfram, que seguía sin mirarlo y sin dirigirle palabra alguna.
Las sirvientas empezaron a traer la comida y cada uno comenzaba a servirse lo que quería.
Los presentes pudieron notar la tensión en el ambiente, no había palabra por parte de Yuuri ni de Wolfram, simplemente comían.
Su idea de hablar con Wolfram en la cena no funcionaba. Quería hablar a solas con él. No iba a decir enfrente de todos que estaban peleados y todo ese rollo, aunque los demás parecían darse cuenta de la situación, los miraban dudosos y había algún que otro susurro entre ellos.
-Yuuri, no nos has dicho nada, ¿cómo has pasado el día? –Hablo Murata.
-He estado haciendo mis tareas… -respondió sin mucha fuerza.
Notó como Wolfram se quedaba quieto unos segundos y volvía a lo suyo.
Estaba siendo la peor cena de su vida. El silencio le empezaba a agobiar y notaba que a los demás también, habían empezado a mirarse los unos a los otros incomodos. Anissina fue la primera en levantarse.
-Gwendal, vámonos -el otro la miro confuso-. Vas a ayudarme en un experimento.
El hombre se puso nervioso, no sabía que contestar y miro a los demás en busca de ayuda. Nadie le ayudó, todos tenían miedo de los experimentos de Anissina.
-¡Yo quiero ayudarte Anissina!
La dulce voz de Greta diciendo que quería ayudarla los puso en tensión. Yuuri estaba a punto de saltar para decirle que no, pero Gwendal actuó antes que nadie.
-Está bien, Greta vendrás con nosotros, pero solo mirarás –se acercó a la niña, que había hecho un pequeño puchero.
Después de unos segundos Greta asintió, dándole la mano a Gwendal y saliendo los tres de la habitación. Günter fue el siguiente en irse, diciendo que tenía que atender otros asuntos. Seguido de Cheri, después Murata y finalmente Conrad.
Solo quedaban ellos dos en el salón. Wolfram seguía nervioso y Yuuri sabía que era la mejor oportunidad para hablar, pero no dijo nada. Se levantó caminando hacia la puerta y antes de salir se giró mirando a Wolfram, que también lo estaba mirando.
-Wolfram, luego quiero hablar contigo, te esperaré en el cuarto.
El rubio asintió un poco asustado. La voz de Yuuri había sonado más seria de lo normal.
Seguido de eso se fue.


Las palabras de Yuuri le tenían asustado. Sonaron serias, demasiado serias para ser de parte de ese enclenque.
No podía evitar pensar que Yuuri iba a romper el compromiso, desde la pelea no se volvieron a ver hasta esa cena tan incómoda para todos y la noche anterior tampoco durmió con él, no tenía el valor para verle a la cara después de lo ocurrido.
Continúo caminando hasta que llego a la habitación de Yuuri. Quería dar media vuelta y escapar a su habitación, pero no lo hizo.
Trago saliva, abrió la puerta y entró.


Wolfram acababa de entrar. Miro a su prometido que estaba apoyado en la puerta.
-No te quedes ahí, ven –llamó al rubio.
Este, tembloroso, fue hacia donde se encontraba Yuuri, que estaba sentado en la cama, mientras que Wolfram permanecía de pie.
-¿De qué querías hablar? –preguntó nervioso.
-Sobre ayer… yo… -miro a Wolfram -, perdóname, no quería hablarte con ese tono… -Wolfram le respondió la mirada -. Pero me enfadó mucho cuando insultaste el béisbol…
-Lo siento… no quería decir algo así…
-No, no fue lo que dijiste, fue que tú lo dijeras
El rubio se sorprendió.
-¿Qué… qué yo lo dijera?
-Sí, me da igual que insulten el béisbol cada quien es libre de decir lo que quiera –dio una pausa y su mirada se puso seria -. Pero el hecho de que fueras tú quien dijera esas cosas… me sorprendió tanto que… ¿por qué lo hiciste?
Ahora se había avergonzado, un leve sonrojo se mostraba por sus mejillas e intentaba taparlo con el cuello de su chaqueta.
-Es solo que… nunca… nunca me haces caso, siempre te la pasas hablando y jugando a ese deporte, siempre, que si con Conrad que si con el equipo. ¡Nunca tienes tiempo para mí! –Yuuri se sorprendió, ¿acaso estaba celoso del deporte? Le dio risa y dio una pequeña carcajada -. Entiendo que eso te gusta mucho pero… ¡Eh no te rías!
No podía evitarlo, sabía que Wolfram era celoso, pero no sabía que hasta tal punto. Le salían lágrimas de la risa e intentaba quitárselas con las manos.
Wolfram se indignó y se lanzó encima de Yuuri.
-¡Enclenque no te atrevas a reírte así de mí!
-¡No me llames enclenque! –dijo entre risas.
Wolfram continuo gritándole que dejara de reírse y se tomara la conversación enserio, pero no podía dejar de reír, el rubio cada vez le sorprendía más con sus celos. Estaba recibiendo golpes de parte de Wolfram su pecho. Tras unos minutos de pura risa y gritos, se tranquilizó. Miro al rubio, estaba sonrojado, desviando la mirada de él, eso le hizo verlo tierno. Movió su mano hacia la mejilla de Wolfram y le acarició la cara. Se fijó en lo avergonzado que estaba Wolfram en ese momento, con la mejilla presionada contra su mano, el sonrojo que iba a juego con su pálida piel y sus ojos fijos en él.
Entonces reaccionó.
Se dio cuenta de que estaban siendo muy cariñosos en ese momento. Se movió y cayó de espalda a la cama. Intentó buscar un punto al que mirar que no fuera Wolfram, la escenita de recién lo había avergonzado bastante.
Wolfram parecía darse cuenta de lo que pasaba, se levantó de encima de Yuuri y se sentó a su lado.
Yuuri se tapó la cara con el brazo, aun no entendía que acababa de ocurrir. Movió levemente el brazo para mirar a Wolf, que permanecía sentado a su lado. Parecía apenado, quizás se abría ilusionado con lo de recién.
Sintió lastima, no tenía idea de que mientras se divertía y jugaba al béisbol con su padrino, Wolfram contenía celos y rabia. Y podía comprender la razón de eso. Se sentó en la cama y abrazó a su prometido por la espalda. No podía verle la cara, pero suponía que estaría sorprendido y enrojecido. Apretó los puños contra el pecho de Wolfram, pudiendo así notar los latidos de su corazón, estaban acelerados.
-Lo siento… -susurró en la oreja de su prometido.
Wolfram tragó saliva y con vergüenza, agarro uno de los puños de Yuuri que rápidamente se aflojaron, para entrelazar sus manos.
Permanecieron así durante varios minutos en silencio, hasta que Yuuri beso el cuello de Wolfram, este se entremedio y miró al moreno.
-Wolf… -con la mano que tenía libre, agarró la cara de Wolfram-. Perdóname, no pensaba que te sentaría mal…
Noto como su prometido dio un suspiro.
-Yuuri, no arruines el momento.
-Pero…
-Ssshh –le tapó la boca con el dedo-, no hables.
Yuuri asintió y acercó la cabeza de su prometido con la mano hasta juntar sus labios en un beso. En ese momento las palabras sobraban. Había dejado el orgullo de lado para poder actuar así al lado de Wolfram. En alguna ocasión anterior ya había pensado en darle un abrazo o algún signo de cercanía a Wolfram, o al menos demostrarle que lo veía como al otro padre de su hija, pero la idea desaparecía rápidamente por culpa de su maldito orgullo. Pero en ese momento eso le daba igual, estaba a gusto con Wolfram y no tenía intención de arruinar el momento.

Los rayos del sol inundaban la habitación. Yuuri se sentó en la cama y se froto los ojos con las manos, estaba adormilado. Volteo la mirada para ver el rostro durmiente de Wolfram, con su camisón rosa y sus desordenados rizos. Parecía una mujer, e incluso a estas alturas de conocerse le parecía imposible que un hombre pudiera ser tan o incluso más hermoso que una chica. Sonrió un poco y acaricio la cara del rubio.
-Buenos días, Wolf.
No respondió, se acurrucó más en la cama y se frotó un poco los ojos.
-Vamos despierta, ya es tarde y tenemos que… -no pudo terminar la frase, Wolfram le había abrazado-. ¿¡Que haces tan temprano!?
-¿No te das cuenta solo con verlo?
-P…Pero Wolfram… no estoy preparado para esto…
-¿¡Eeeh!? ¡Pero si eras tú es que anoche me hacía estas cosas a mí!
-Ya pero… eso era porque… ¡Aaaah déjame!


-Buenos días Günter, te ves animado, ¿qué ha sucedido?
-Ah, buenos días Conrad –le saludo con la mano-. La razón por la que estoy tan contento es porque he ayudado a su majestad Yuuri a reconciliarse con un amigo suyo.
Conrad lo miró dudoso.
-¿De veras?
-Si –respondió victorioso.
-Günter, el amigo del que hablaba su majestad… era Wolfram.
La cara de Günter cambio drásticamente de felicidad a sorpresa, admitiendo que no sabía que había ayudado a Yuuri y a Wolfram a reconciliarse.
Tras unos momentos de duda de parte de Conrad, Günter empezó a correr y a llorar.
-¡Majestad no me deje por ese mocoso! –gritó por el final del pasillo.
Conrad, solo dio una pequeña carcajada y continuó con su trabajo.

Notas finales:

Si has leido esta historia te lo agradezco, es mi primer fanfic tanto escrito como de esta pareja por lo cual estoy algo nerviosa...

¡Espero que os haya gustado!


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