Cesar se levantó muy temprano aquel lunes de agosto, ese día comenzaría la recta final en el bachillerato. El primer día de clases de su último estaba a un año de ser universitario.
Se vistió su uniforme nuevo, se peinó y admiro su trabajo en el espejo, su cabello negro y corto peinado hacia atrás, su piel morena y ojos chocolate contrastaban bien con el suéter azul marino del colegio y sus jeans se acomodaban perfectamente a su cuerpo lo que le daban una apariencia muy atractiva, pues a pesar de no estar delgado su cuerpo estaba en forma.
- Cesar, cariño, ¿ya te levantaste?
- Si, mamá
- Bien, cuídate cariño, nos vemos en la noche – escucho el sonido de la puerta principal cerrarse y la casa se quedó en silencio.
Cesar acomodo el cuello de su camisa, metió su celular y su cartera a su mochila y fue en dirección a la cocina, calentó un poco del guisado de carne con papas que había sobrado de el día anterior en el microondas y mientras esperaba se preparó un sándwich que metió en su mochila. Comió en silencio. Al terminar lavo su plato y tomo sus cosas para irse a la escuela. Cerro con seguro la puerta de la casa y camino en dirección al metro, no le entusiasmaba adentrarse a ese mar de gente tan temprano pero, era la vía más rápida para llegar a la preparatoria. Al llegar a la estación vio las miles de personas que esperaban el tren, si alguna ventaja tenia medir un metro ochenta era que se podía abrir paso entre las multitudes, con muy poca educación se adentró entre las personas hasta quedar casi al frente de las filas de personas que esperaban. El tren no tardó en aparecer y al abrirse las puertas se metió rápidamente en el vagón para tomar el asiento individual del lado de la puerta. Saco el celular del primer compartimiento de su mochila, se colocó los audífonos, cerró los ojos y se preparó para un viaje de 15 minutos. Estaba dejándose hipnotizar por la voz de Britney Spears cuando sintió que alguien lo observaba, se dijo a si mismo paranoico e intento ignorar esa sensación pero después de casi diez minutos decidió quitarse la duda, miro alrededor y detecto a un chico al otro lado del vagón que al notar que había sido descubierto miro hacia otro lado, molesto espero que volteara de nuevo para enseñarle su dedo medio para “agradecer” se observado fijamente más de diez minutos, pero la oportunidad no se presentó puesto que estaba llegando a su destino.
Bajo rápidamente del vagón, e intento calmarse mientras caminaba hacia la salida cuando un grito a sus espaldas lo detuvo.
- ¡PERRA! – dio vuelta para observar a una pequeña rubia corriendo hacia el furiosa - ¿Tres meses y ni una sola llamada? ¿Qué te pasa? – le dio un puñetazo en el hombro – me sentí abandonada. Tú y Luna me deben una gran explicación
- Perdón, estuve muy ocupado – comenzaron a caminar juntos – pero salgamos en estos días para compensar
- ¿Y vas a tener tiempo o me darás largas como el año pasado?
- Salgamos el viernes. hoy le decimos a la Hooker, ¿te parece? ¿Dalis?
Dalis se detuvo en seco, y le hizo una seña a Cesar para que esperara, caminaron nuevamente, se detuvieron dos veces más y la tercera vez que se detuvo volteo molesta.
- ¿Nos puedes dejar de seguir, imbécil? – su mirada furiosa estaba clavada en un chico delgado, un poco más bajo que Cesar de ojos avellana y cabello negro, traía el mismo uniforme que los dos amigos y estaba a menos de medio metro de ellos - ¿Si sabes que el acoso es un delito?
El chico avergonzado, camino más rápido para rebasarlos.
- ¡Oye! - Cesar grito para atraer la atención de aquel tipo extraño, quien volteo casi de inmediato, lo que le dio la oportunidad al joven de ojos chocolate de mostrarle el dedo medio - ¡Por lo del metro! – el extraño se sonrojo y casi corrió en dirección a la escuela
- ¿Por lo del metro? – La pequeña rubia miro confundida a su amigo
- Ese idiota se me quedo viendo en el metro, estoy seguro
- Y ahora nos sigue, que miedo
Ambos adolecentes hicieron una mueca y siguieron su camino, llegaron al colegio e ingresaron rápidamente para conocer el salón en el que les tocaría y poder escoger asiento antes que los demás. Estaban a punto de preguntarle a la prefecta por sus lugares cuando un grito a sus espaldas los detuvo.
- ¡Chicos! – una castaña un poco más baja que Cesar corrió a abrazarlos incomodando a la pequeña y al grandulón - ¡Los extrañe mucho!
- Pues no se notó – Dalis la miro con reproche – Me prometiste que saldríamos en vacaciones y te olvidaste totalmente de mí, perra
- ¡Perdón!, no te enojes, pero no estuve en la ciudad fuimos a visitar a unos familiares en provincia – la chica miro con unos ojos de cachorrito y volvió a abrazar a la rubia – te lo compensare, saldremos en estos días lo prometo
- El viernes, Luna – intervino Cesar – ya acordamos eso, ¿verdad, Dalis?
- Si – dijo intentando zafarse del agarre de su amiga – y no hay escusas
- Ok, el viernes – la castaña soltó a Dalis para colgarse ahora del brazo de su amigo – cárgame
- No
- Aburrido – hizo un puchero pero no volvió a insistir.
Los tres caminaron hacia la perfecta, para preguntar por sus salones. Dalis y Cesar caminaron hacia el salón de área uno mientras Luna camino en dirección opuesta para ir al salón de área tres.
- Los veo en el receso – grito Luna antes de correr a su salón
Los dos adolescentes estaban subiendo las escaleras cuando Cesar se detuvo de repente.
- Voltea discretamente y dime si nos están mirando – le pidió a su amiga
- Sí, es el mismo imbécil de hace rato
En ese momento Cesar tuvo un mal presentimiento, aquel extraño estaba poniéndole los pelos de punta.