No sé cuándo fue que ocurrió. No viene a mi mente en que día exactamente, o en qué momento, solo sucedió, llego y creo que no piensa irse. Han pasado un par de semanas y este sentimiento aún sigue latente en mí, no puedo dejarlo de lado y solo espero que algún día se extinga, se vaya y deje a mi corazón latir con normalidad, pero lo que más espero es que esa persona no se entere, porque si lo hace será mi ruina.
Estaba sentando sobre el piso de madera de la sala de prácticas, los chicos estaban del otro lado de la sala viendo algo, muy entretenido a mí parecer, en el celular de JaeHwan y sonreían cada 3 segundos, yo los observaba mientras escuchaba música, nuestro concierto en Filipinas estaba cerca y debía practicar la nueva canción; tenía la vista fija en como HakYeon practica su solo, era una coreografía que el mismo había creado, era muy buena y realmente complicada, llena de sentimientos, los cuales solo HakYeon podía expresar. Estaba completamente concentrado observándolo, escuchando la melodía en mis oídos, que raramente le quedaba perfecta a sus movimientos o ¿solo parecía perfecta para mí?
De un momento a otro, nuestro líder se detuvo y yo desperté de mi trance, lo vi acercarse a los muchachos y quitarle el celular de la mano a WonSik, que era el que lo sostenía, pause la música, pero sin quitar los audífonos de mis oídos, tenía curiosidad por saber que decía, pero no quería que lo notara.
— ¿Qué están viendo?— les pregunto algo molesto.
—Es un Talkshow…—contesto JaeHwan.
HakYeon los observo, con esa mirada que solo él puede hacer, esa que sientes que puede estar leyendo tu mente, adentrándose a los más recóndito de tu mente y saber todo lo que piensas en ese instante, o ¿solo yo lo siento así?
—No le muestren cosas raras a Hyukkie…—Siempre cuidaba a Hyuk como si fuera su hijo…bueno, eso hacía con todos, ¿a mí también me mirara así o como algo más?
— ¿Qué crees que somos?— pregunto sonrojado WonSik, no sé porque se sonrojaba, si todos en el grupo sabíamos que él veía ese tipo de cosas.
HakYeon de nuevo casi los atraviesa con la mirada, pero les regreso el celular y volvió a su rutina de baile.
No sé cuándo tiempo paso, yo estaba sentado en el mismo lugar, anotando en una libreta algunas letras de una canción de EPIK HIGH, aunque soy vocal y amo las baladas, escucho también grupos de Rap, y más si se trataba de Tablo-sunbae, sus canciones eran demasiado metafóricas, pero eso me encantaba, para mi claramente era un genio.
Sentí como alguien me tocaba el hombro y me sobresalte, escondiendo la libreta contra mi pecho.
— ¿No iras a casa, Hyung?— Hyuk me pregunto, traía su mochila en el hombro y su celular en la mano.
Observe como los demás estaban recogiendo sus cosas, excepto HakYeon, quien hablaba con WonSik sobre algo que no podía entender, pero creí que eran indicaciones sobre algo que hiciera cuando llegaran al departamento, si JaeHwan era mayor ¿Por qué no le daba a él las indicaciones? ¿Por qué siempre hablaba con él?
Dos semanas, dos duras y confusas semanas en las que me sentía así cuando se acercaba a él, celos, sabía lo que eran, pero no lo aceptaría, no, esto debía de desaparecer, no quería sentirme así, pero era imposible. HakYeon siempre abrazaba a todos y aunque al principio me negaba, ahora quería que lo hiciera; sentir como rodeaba mi cuerpo con sus brazos, lo alejaría, pero el volvería a acercarse, así era HakYeon.
WonSik se despidió de él y los demás hicieron lo mismo.
—No, me quedare a ensayar un poco más— le respondí, a lo que Hyuk solo asintió, me dijo que me vería en el departamento y se unió a los otros.
—No se duerman tarde, mañana debemos de despertarnos temprano, báñense, pero no dejen un desastre en el baño y la ropa sucia, déjenla donde corresponde, en los cestos—les grito HakYeon, pero los chicos lo ignoraron, como siempre. A mí me parecía un lindo gesto que hiciera eso, siempre cuidaba de nosotros como una verdadera madre. — ¿No iras con ellos?— me observo interrogante, una vez que los chicos cerraron la puerta, dejándonos solos, al escuchar cómo se dirigía a mí, el corazón me comenzó a latir deprisa.
—Aun no perfecciono la canción— trate de lucir calmado, me puse de pie y pretendía irme al estudio, ahí ensayaría la canción un par de veces y después me iría al departamento, si tenía suerte no me toparía con HakYeon hasta el próximo día.
—Pero si la cantas perfectamente— comento alegremente, golpeando ligeramente mi hombro, sentí como mis mejillas se calentaban, antes no me causaba ninguna reacción sus elogios ni sus toques, pero ahora, era diferente.
—Quiero hacerlo mejor— respondí y me puse en marcha hacia el estudio, pero apenas di dos pasos me sostuvo del brazo, lo que hizo que me estremeciera, su tacto se sentía tan…cálido.
— ¿Puedes quedarte?— creo que logro ver la confusión en mis ojos pues después agrego: — quiero que veas mi coreografía y me digas que tal esta.
Suspire tratando de parecer molesto, aun no me soltaba el brazo y eso no me dejaba pensar claramente, asentí y el feliz me soltó y puso a reproducir su canción.
Corrió hasta su lugar, justo al centro del salón y yo me recargue en la pared, con los brazos cruzados y mi mirada sobre él. Pude observar cada movimiento, el cómo movía sus manos con gracias y agilidad, sus perfectos y coordinados pasos, y esas expresiones, suspire tratando de regresar a mis sentidos. HakYeon era otro cuando de baile se trataba, su rostro era serio, pero lleno de expresión a la vez, no me sorprende que lo hayan reconocido las tres grandes empresas y hubiera ganado varios premios, era grandioso. Mi piel se erizo al verlo terminar sobre el suelo, sudado y respirando con dificultad; se quedó inmóvil por unos segundos, para después sentarse y sonreírme con esa sonrisa que solo él hace y no pude sostener su mirada, así que gire mi rostro.
—Me parece bien— y con solo decir eso me retire del salón.
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TaekWoon había estado muy raro últimamente, bueno, más raro de lo que ya era, ¡Me evitaba! Y debía de descubrir que fue lo que hice ahora para que me odiara. No sé porque Leo es así conmigo, nunca me sonríe y jamás deja que lo toque, además que siempre me deja hablando solo, yo lo considero mi amigo de la vida, siempre lo digo y lo seguiré diciendo.
Me gusta ser el líder del grupo y aunque los niños me ignoren, se burlen de mí y me hagan bromas, detrás de las cámaras siempre me dicen que me respetan y me agradecen por ser el líder que soy, Leo lo ha hecho también, pero puedo contar con los dedos de una sola mano las veces que lo ha hecho, no me molesta que no me lo diga, sé que es muy tímido y no le gusta mucho hablar, pero un “todo estará bien” cuando le cuento mis problemas no me vendría mal.
Con un cansado suspiro me siento contra el espejo de la pared a tomar agua, justo hace unos instantes Leo se marchó tras decirme “Me parece bien” al menos dijo algo esta vez, las veces anteriores se iba después de solo asentir con la cabeza.
El piso estaba frio, el verano se estaba yendo y le daba la bienvenida al otoño. Tirite y me abrace a mí mismo, vi la hora en mi celular y eran casi las once de la noche, al día siguiente teníamos una presentación en el Inkigayo y debíamos estar ahí antes del amanecer para ver el vestuario y el maquillaje, los niños se habían ido una hora antes pero dudaba que se ya se hubieran dormido, lo más probable es que Ravi los dejo hacer lo que quisieran mientras él se encerraba en su cuarto a dormir.
No lo he de conocer.
Otro suspiro escapo de mi boca, a veces era difícil ser el líder, pero todo tiene su recompensa después, al ver la cara sonriente de mis niños a la hora de subir y bajar del escenario o cuando lloran de felicidad al ganar un premio, eso estaba sobre mi cansancio. Me puse de pie y estire mis brazos lo más que pude, mis músculos dolían y sabía que mañana sería peor, salí de la sala, después de apagar todas la luces, y me dirigí a la salida, pero por mi mente cruzo Leo, él dijo que iría a practicar la canción; solo habían pasado treinta minutos desde que me dejo en la sala de prácticas, solo, recalco, solo; le he dicho más de un millón de veces, bueno tal vez no tantas, pero si lo he hecho demasiado, que odio estar solo, jamás me ha gustado, pero él siempre lo hacía, me dejaba solo.
Gire mi cuerpo y fui hasta el estudio. Pero al llegar me quede congelado con la mano en la perilla; Leo estaba cantando, pero por estar la puerta cerrada no podía escucharlo, solo era un pequeño susurro lo que captaba, pero eso no era importante, era el cómo se veía mientras lo hacía, a él le gustaba cantar sentado, con sus piernas cruzadas, cómodamente, pero ahora estaba de pie, sosteniendo una hoja, leyendo, lo que yo creo que era la letra de nuestra canción, y su rostro se veía completamente concentrado y su boca se movía, recitando esa balada, con su hermosa voz. Mi corazón siempre se sobresaltaba al escucharlo cantar, pero ahora fue una sensación totalmente diferente, nunca lo había visto tan… ¿atractivo? Si, esa era la palabra. Claro que Leo era apuesto, estaba en el número uno del ranking de la mayoría de nuestras Starlights y yo lo aceptaba, él era muy apuesto, pero lo que sentía ahora era una atracción diferente.
Tan absorto estaba en mis pensamientos que no vi cuando Leo se acercaba y abría la puerta, hasta que choque contra él, pues no solté la perilla y Leo me jalo hacia dentro cuando la abrió. Choque contra él, su pecho era duro y firme, siempre había sido muy bueno en los deporte y como consecuencia de practicar gran número de ellos, su cuerpo era musculoso, pero sin llegar a exagerar, yo pienso que es normal, claro que lo era más que yo. El baile, había hecho mi cuerpo firme, pero no a tal grado de desarrollar grandes músculos, así que a lado de él me veía más pequeño y frágil.
Me separe de él y me puse rígido. Nunca me había puesto nervioso antes con él, pero el cómo me miraba hacia que mis piernas temblaran ¿o eran por el baile? Espero y esa sea la causa.
— ¿Qué quieres?—y ahí está, ese frio tono de voz, y sus frías preguntas, tan directas y sin nada de sentimiento.
¿Qué te hice Leo para que me odies? Eso quería preguntarle en ese preciso momento, pero me contuve, por primera vez no dije lo que pasaba por mi mente, al contrario sonreí, la sonrisa con la trato de ocultar mi decepción y tristeza, lo único positivo es que no se encontraba Ravi, él era el único que me conocía tan bien para saber que algo no iba bien y siempre miraba a través de mi sonrisa, la cual no lo convencía para nada.
—Ya me iba… ¿te quedaras?
No dijo nada, solo se dio la vuelta, tomo su celular y salió por la puerta. Siempre tengo que adivinar sus acciones; eso niños en lenguaje Leo significa “No, yo también ya me iba” suspire y lo seguí, justo unos pasos por detrás, su espalda era delgada, pero fuerte, su cuerpo era perfecto, y aunque no le gustaba mostrarlo, yo lo había visto en más de una ocasión, después de todo compartimos habitación. ¿Pero qué rayos estoy pensando? ¡Cha Hak Yeon eres un pervertido!