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Hasta los Dioses lloran por Akasuna No Luna

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Notas del fanfic:

Ahora, los créditos para todos:

 

Scheherazade no me pertenece a mi, sino a una amiga-hermana de España que le mando salúdos desde México; te quero y don't worry, yo te aviso por Face~

 

Luna me pertenece a mí, así que la usaré como quiera al ser un Oc personal.

 

NARUTO (Akatsuki) No me pertenece, sino a Masashi Kishimoto

Notas del capitulo:

Este es el primer fic que publico en años, así que puede que ande un poco oxidada pero meh, para todo hay una primera vez.

La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.

Lucio Anneo Séneca

 

 

Lluvia. Aquella forma tan sutil y a la vez, tan pura; causante de la limpieza del alma, de la limpieza de la tristeza; la limpieza de la torturada alma de la madre naturaleza, aquél que diluía la sangre y la purificaba para que se volviera uno con el ambiente, purificando aquellas almas torturadas por la guerra, la tristeza, la desesperación y el sentimiento de traición que han padecido y solo le suplican a sus dioses que acaben con su martirio. Solo un país es digno de tener tan preciado milagro.

 

Amagakure; ubicado en el país de la lluvia, una aldea abandonada por los dioses cuya época del año es casi siempre lluvia. Mismo sitio dónde se encuentra una base perteneciente al grupo criminal más peligroso de todos; Akatsuki, un nombre curioso para un grupo de casi puros hombres y una fémina. El único grupo en el que son capaces de robar un trozo de pay para no comérlo.

 

-Espera, espera, ¿Qué tiene que ver el maldito trozo de pay con esa descripción anterior?- Preguntó una fémina quién apenas y podía ver a su acompañante gracias a la lluvia. A sus pies, estaba un grupo de ninjas tirados y al juzgar por el temblor casi nulo que poseían, estaban inconscientes.

 

-No tiene nada que ver, pero quiero comer un pay- Respondió la segunda fémina quién no le devolvió la mirada a su compañera más si sabía que le estaba observando, solo dirigiendo su mirada a aquellos crucifijos que había aparecido a partir de usar su arco y sus oponentes andaban o inconscientes o muertos. La lluvia purificaba todo, pero esta chica no quería ser purificada por lo que transformó en un juego de tres sellos con la mano su arco en un paraguas. Al cabo de unos segundos, su acompañante se acercó para resguardarse de la lluvia.

 

Las dos chicas, juzgando por sus ropas, era obvio que no eran ninjas, entonces, ¿Cómo vencieron a sus oponentes? Bueno, gracias a sus genjutsus de voz. Amantes de la música, siempre cantaban para distraer a todos y que nadie sintiera sus presencias a medida que avanzaban a su camino aunque a veces terminaban en combate al momento de buscar comida y hoy, no era una excepción. Las dos se miraron una vez protegidas y solo se dieron una muy nula, básicamente falsa sonrisa y comenzaron a caminar en busca de su refugio para poder pasar la noche sin comida para su desgracia.

 

-¿Qué hacemos Luna?- Preguntó de nuevo, al cabo de una buena hora de silencio total. La chica era de piel blanca lechosa, un tanto rasposa debido al clima y por no haberse dado una buena ducha; ojos castaños y cabello castaño largo y lacio; contextura fornida debido a su práctica constante en taijutsu y de musculatura firme aunque increíblemente jamás llegaba a exagerar. Con su 1.63 la chica poseía extremidades un tanto cortas aunque lejos de impedirle un ataque físico, tenía una gran ventaja al respecto.

 

-Lo que es obvio: No tenemos dinero, ambas tenemos hambre, está anocheciendo y ni siquiera veo un puto árbol a la distancia… Habrá que conseguir la madera por las malas y robar a los viajeros para comer- Respondió la fémina quién portaba la sombrilla que las cubría de la lluvia. Ella era todo lo contrario a su compañera pues, su piel tenía un tono chocolate claro; bastante claro e igual de rasposa por los mismos motivos, de figura delgada y con buenas curvas , extremidades pequeñas pero bien proporcionadas a su metro 1.63; cabello corto por encima de los hombros castaño oscuro y ondulado ahora acentuándose su ondulación por el agua; era la segunda más rápida después de su amiga y sin embargo, poseía mucha más fuerza por cargar dos armas pesadas en dónde debía aplicar tensión msucular. Prácticamente si se omitiera el tono de piel y la formación de cabello, ambas serían hermanas gemelas… Literalmente. –Scheherazade, ¿Te parece bien ahí?- Preguntó la mencionada señalando un lugar bastante maleable para poder montar su pequeña minibase.

 

-…- Solo encogió los hombros y fueron al lugar, dónde enterraron la base del paraguas en la tierra húmeda para que las alas de esta empezaran a expandirse, cerrándose a medida que crecían hasta quedar una forma bastante cómica de una pelota en dónde venía un pequeño agujero igual de forma cómica en dónde ahí las chicas podían vivir cómodamente en posición fetal. Al poco rato, comenzó a salir humo de la punta del paraguas. En el interior las dos féminas estaban disfrutando del calor que proporcionaba la pequeña hoguera que se encontraba en un hueco cavado con las propias manos de ambas mientras se secaban, la noche empezó a ser vigente.

 

-¿Salgo a buscar comida?- Preguntó Luna al cabo de un buen rato en silencio. La mirada muerta de su amiga le indicó que si a lo que arrancó el mango del paraguas y la transformó en su arco a medida que salía de su pequeña base, volviendo a mojarse por la ahora llovizna que se transformó en tormenta pues al primer rayo que cayó a tierra la chica había desaparecido.

 

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La base Akatsuki, un imperio bajo un mar de pura mierda; aquél lugar dónde los criminales más sanguinarios pueden decir que tienen un sitio dónde divertirse…. Claro, si el término divertirse tiene que ver con una pelea de ver quién hacía la cena hoy.

 

-¡Por una pu****ra vez, qué hoy me toca hacer la cena!- Gritó el jashinista hacia el artista efímero quién quería cocinar yakotaki

-¡Hidan con un demonio, deja de gritar que no me dejas contar mi dinero!- Gritó en respuesta el contador del grupo a quién estaba con el resto de los miembros esperando a ver cuándo se irían a dormir.

 

-¡Tu cállate p*to contador de mi**da! ¡Y tú, aléjate de aquí Barbie!

 

-¿¡Cómo coño me llamaste!? Uhn. –Exclamó cabreado, sacando sus aves explosivas de sus manos.

 

-¡Lo que escuchaste intento barato de Shakira!

 

-Y aquí vamos otra vez…- Susurró molesto un pelirrojo quién ya empezaba a exasperarse; recibiendo el asentimiento de un pelinegro de ojos rojos quién se preparaba para irse a dormir a su cuarto

 

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En la lluvia de la noche, un depredador acechaba a sus próximas víctimas. Unos gennin con su jounin caminaban en dirección a la aldea; lo sabía porque podía reconocer el camino desde los cielos oscuros que cubrían la felicidad de la luz solar; aquellos herbívoros, ajenos a su carnívoro, avanzaban cansados y felices de haber cumplido su entrenamiento con éxito, ignorantes de que pronto conocerían al dios de la muerte.

 

Aquella chica quién se ocultaba por medio de un genjutsu al cantar una canción suave y baja, ocultando así su presencia físcia y metafísicamente hablando mientras tensaba la cuerda de su arco al momento de estirarlo con la intención de disparar pero…¿Qué disparará si ni siquiera porta un caraj con flechas?

 

-…Fufu…- Sonrió y concentrándose en su canción una tenue luz comenzó a tomar forma de una flecha a medida que los segundos pasaban hasta adquirir aquél color azul clásico de aquella energía que unía a todos los ninjas en uno solo. Solo era apuntar y disparar, y….

 

Uno. Nadie se dio cuenta.

Dos. El chico gritó aterrado a su profesor quién se giró desconcertado de ver dos cuerpos infantiles tirados pero..

 

Tres. El Jounin quedó en un estado de shock por no entender que sucedía y cuando se concentró para poder ver ningún rastro de chakra; recibió un disparo directo en la cabeza, provocando una hemorragia masiva en el cerebro por la fuerza y ser un golpe literal de energía haciendo su muerte instantánea, solo demostrado al momento en que sus globos oculares explotaron.

 

Sonrió. Nada le satisfacía más poder ver morir a todos, aunque saber que esas muertes ella las provocó, le dejaba un vacío en el estómago del cual, lejos de hacerla reír, solo le hacía suspirar. Revisando que no había nadie, se deshizo de aquél encanto al igual que aquella avecilla sacudiéndose el agua y poder alzar vuelo para buscar la comida, se acercó para encontrar aquello que buscaba: Bentos aun sin tocarse, quizás porque creían que su entrenamiento duraría más. Perfecto.

 

Abandonó el lugar con su comida en una de las mochilas del jounin junto con aquellas pertenencias ahora suyas y de su amiga, si quisiera darles algún uso claro.

 

-Huh, ¿te fue bien en la caza?- Preguntó aquella fémina quién estaba durmiéndose justo cuando siente la ventisca fresca entrar a la pequeña base. Solo la sonrisa falsa de éxito le delató que así fue, teniendo dos bentos y su amiga otros dos siendo la primera vez en cinco meses que pudieron comer de forma satisfactoria para así poder dormir y esperar un nuevo día en este año de lágrimas.

Notas finales:

Fufu, Listo, terminé el primer capítulo así que en poco pondré el segundo.

 

Recordad, que los dioses viven entre nosotros (?) x3


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