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Crisma de un Alma por The Writing Soul

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Era una noche oscura y tormentosa. El viento aullaba cual lobo en una tormenta invernal, lastimera; y helaba la sangre el rugir del rayo.

En medio de aquella tempestad un alma errante vagaba por peligrosos callejones. Se encontraba solo y herido.

-Parece que éste es el fin- su voz era joven y grácil, pero a la vez llena de amargura- Vaya forma de morir-.

Y mientras se rendía a los brazos de la muerte aparece frente suyo una sombra un tanto borrosa, que poco a poco fue tomando nitidez y forma.

-Así que… así luce el infierno- trata de reír pero debido al dolor latente y pulsante de su costado apenas y puede formar en su cara una media sonrisa.- Esto era lo que querías ¿no? Deberías estar feliz- la silueta se aproxima más a él- Ya veo, así que no estarás satisfecho hasta que mi sangre corra entre tus manos- Hace una pausa para intentar levantarse- Lo que esperaba de un monstruo como tú, Shizu-chan…- Su cuerpo comienza a tambalearse y perdiendo todo equilibrio cae sobre el húmedo y frio asfalto, inconsciente.

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(1)    –Ha perdido mucha sangre… Pero se recuperará…-

(2)    -Sin embargo…-

(1)    -[…] No creo que sea buena idea […] Al menos por el momento-

(2)    –[…]Se quedará conmigo el tiempo que sea necesario-

Aún estado rodeado por la oscuridad Izaya podría identificar aquellas voces que sonaban a lo lejos.

(1)-Cuento contigo Shizu-san-.

Al fin, invirtiendo un esfuerzo monumental en ello, el azabache pudo abrir los ojos.

-¡Oh! Ya despertaste Izaya-san- a su lado Shinra le sonreía, visiblemente aliviado.- Has estado inconsciente por dos días-.

- ¿D-Dónde… Dónde estoy? - al tratar de incorporarse el vértigo le domina y las pocas fuerzas que aún poseía le abandonaron por entero. De no ser por Kishitani que le sostenía se hubiera desplomado nuevamente.

-Con calma. Con calma… Casi mueres desangrado allá fuera- le acomoda en el rellano- Shizuo-san te encontró vagando por ahí con una herida considerable en tu costado izquierdo, caíste inconsciente y él te trajo a su casa.- Hace una leve pausa- Vine tan pronto me llamó.-

- ¡Oh! ¡Mi héroe!- pese a su condición actual, su voz estaba llena de satírica ironía como de costumbre- Me has salvado. Estoy agradecido.-

Simplemente Shizuo estaba por perder el poco auto control que le quedaba de no ser por Shinra que intervino en ése momento.

-D-De todos modos, Izaya…-Lentamente su sonrisa va desapareciendo, tornando serio su semblante- ¿Qué fue lo que ocurrió? … ¿Quién te hizo esto?-

A su vez la fisonomía del informante va cambiando. Por un instante Shizuo vio convertido a su oponente en un ser pequeño y frágil. Sólo por un instante.

-Ahhh….Haaaa… Mi cabeza- con expresión y movimientos dramáticos, sobre exagerando aún más su actual condición, se vuelve a acomodar en la mullida cama.

-C-Creo que lo mejor será que descanses- alarmado por una posible recaída Kishintani opta por dejarle en paz y no presionar al respecto. –Te veré mañana por la mañana.- Y se volvió hacia donde se encontraba el aludido.

-Te acompaño a la puerta- Y así lo hizo.

Una vez fuera del apartamento Shizuo y Shinra intercambiaron unas cuantas palabras más, las cuales no llegaron a oídos de Izaya.

De regreso en el interior, el pelirrubio se dirigió donde se hallaba el malherido inquilino. Al observarlo con la tez más pálida de lo norma, su cuerpo inmóvil entre las sabanas, le dio la impresión de ver a aquella pulga verdaderamente en su lecho de muerte.

Se aproximó aún más hasta poder percibir los suaves y acompasados latidos del menor, su débil respiración…

-Deja ya de fingir maldita pulga- con firmeza pero a su vez con delicadeza le toma por la camisa halándole- Si no de verdad que te mataré.-

-Oya, Oya- el morocho termina su teatral interpretación. – Con razón no tienes amigos. Si así es como tratas a tus invitados Shizu-chan no me sorprendería que ya no continuaran con vida para contarlo.

-¡Déjate de tonterías!- Hace una leve pausa levantando aún más al contrario- Pudiste engañar a Shinra pero no a mí. Así que dime ya de una buena vez qué fue lo que te ocurrió o si no, juro que te hare hablar a como dé lugar.-  

Aquello no se lo esperaba Izaya. Ver al temible monstruo de Ikebukuro al borde de las lágrimas, preocupado por él; él quien encontraba la forma de exasperarle, herirle y magullarle. Él quien deseaba matarle con sus propias manos…

Sin saber por qué, empezó a llorar y su cuerpo a temblar y sin saber por qué se encontró rodeado por los fuertes y protectores brazos de su némesis.

-No dejes que se acerque… N-No… No dejes que me toque- imploraba ocultando su cara contra el pecho del mayor- No dejes que me haga daño.-

Sin poder hallar las palabras exactas para confortarlo y calmarlo, Heiwajima, le acerca aún más y con suma delicadeza le soba la espalda como si de un recién nacido se tratase.

-Todo estará bien- susurra- Yo te protegeré.-


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