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El herrero de corazones [KyuMin] por SamStarElf

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Notas del fanfic:

Hola linduras... pues hace unos días vi una historieta  EL HERRERO DE CORAZONES y francamente me inspiré para escribir este minific, trataré de enmarcarme en la historia original... pero como la mi versión será yaoi me saldré un poco de contexto XDDD

 


KyuHyun caminaba sin rumbo fijo. Su vida era perfecta. Iba a casarse en unos días con una hermosa mujer, él quería mucho a su futura esposa, pero había algo que fallaba en toda su existencia… su corazón.


 


Su corazón estaba dañado… roto… facturado, no sabía que otra palabra utilizar para describirlo, quizá una de ellas era que le dolía no poder sentir amor.


 


Él no podía amar. Simplemente había perdido la capacidad de hacerlo. No podía estar con su novia si no era capaz de amarla como se debía.


 


-¡Corazones! Deseas comprar un nuevo corazón.


 


Un joven se encontraba en un callejón con varios corazones a su alrededor y mostrando uno en sus manos a todas las personas que pasaban por ahí. Él llevaba una capa roja que cubría casi todo su cuerpo, solo se podía ver su rostro y las botas negras que llevaba. Su piel era tan blanca que parecía porcelana. Poseía unos hermosos ojos negro azabache, solo que estos no tenían vida, estaban vacíos… sin ningún sentimiento.


 


-Hola. –saludó Kyu.


 


-deseas un nuevo corazón. –preguntó el joven.


 


-no lo creo. –dijo con voz sombría KyuHyun. –no puedes ayudarme… no se puede arreglar un corazón roto. –mostró su destruido corazón al joven.


 


-está muy dañado. –dijo el joven observando el corazón de Kyu.


 


-lo sé.


 


-porque no utilizas uno nuevo.


 


-no la podré amar si uso un nuevo corazón. –volvió a guardar su corazón.


 


-quizá… exista alguien que pueda ayudarte. –habló pensativo guardando todos los corazones. Tomó la mano del mayor y lo llevó por un camino que daba a las afueras del pueblo. –aunque no te aseguro nada.


 


KyuHyun de dejó guiar por el joven, de todas formas no tenía nada que perder, su corazón no podría estar peor que ahora.


 


-¿Cuál es tu nombre? –preguntó KyuHyun.


 


-HeeChul… y el tuyo?


 


-KyuHyun.


 


-tu… eres él… -murmuró HeeChul.


 


-¿Disculpa?


 


-Olvídalo. –siguió caminando hasta que llegaron a una pequeña casa, aunque más parecía un granero. Su estructura era de madera con solo una ventana y la puerta de entrada. Los maderos tenían rasgaduras y pequeños orificios. KyuHyun dudaba que alguien viviera en un lugar así, a diferencia de los demás, su gran mansión ubicada en el centro del pueblo daba crédito de ello.


 


-¿Qué es este lugar? –se atrevió a preguntar observando los alrededores. –¿Por qué me habéis traido aquí?


 


-Aquí. –hizo énfasis HeeChul señalando la entrada de la casa. –se encuentra la persona que puede ayudarte.


 


-¿De verdad?


 


-ven. –HeeChul lo empujó hasta que se situaron frente a la puerta. Él toco y luego de unos minutos se escuchó una voz proveniente del interior.


 


-Adelante.


 


Ambos caminaron dentro de la casa, quedando en lo que parecía ser la sala.


 


En el interior todo se encontraba igual de destruido. Algunas pacas de heno estaban formando un pequeño circulo en cuyo centro estaba una mesa de madera. A lado estaba una chimenea y varios instrumentos apilados en una esquina junto a una mesa lata de metal. Cerca de la puerta de entrada KyuHyun pudo vislumbrar un pequeño pasillo que daba seguramente a otra habitación, si es que se le podía llamar así teniendo en cuenta el lugar donde se encontraba.


 


Todo parecía estar a punto de caerse, excepto él.


 


Un joven castaño que se encontraba frente a la mesa trabajando en algo seguramente.  A pesar de no verlo muy bien por las gafas que llevaba ya que estaba exponiéndose al metal. Ese joven irradiaba una aura tan pura e inocente que KyuHyun dejó de respirar por unos segundos.


 


El pequeño hombrecito de seguro no pasaba de los 19 años. Vestía una enorme camisa de cuadros y un overol café muy desgastado.


 


Detuvo su trabajo, dejando sus herramientas sobre la mesa y se quitó las gafas. Unos hermosos ojos marrones hicieron presencia en el rostro del joven. Sus ojos eran cautivantes, a diferencia de los de HeeChul, estos estaban tan llenos de vida y algo que KyuHyun no pudo reconocer, pero que hizo que la intriga se posara en él.


 


Su cabello negro con algunos destellos cafés, era algo largo seguramente, debido a que estaba recogido en una pequeña coleta aunque varios mechones caían por su rostro.


 


-Heenim… que te trae por aquí. –dijo el caminando hacia ellos limpiando sus manos con una frazada.


 


-Minnie… hay alguien que parece necesitar tu ayuda.


 


-¿Quién? –Min recién se percató de la presencia de otra persona en su casa. -¿Tú eres? –dijo casi en un susurro.


 


-Hola. –KyuHyun dio un paso más cerca. –ni nombre es KyuHyun. –estiró su mano para estrechar la del joven.


 


-… hola… -titubeó por unos segundos antes de aceptar su saludo. –SungMin… un gusto.


 


-Bien. Ya que se conocen, creo que mi hermosa presencia ahora no es necesaria. –Hee acomodó su capa y se acercó a SungMin besando su mejilla y diciéndole un “No te esfuerces” antes de retirarse.


 


-Toma asiento. –dijo SungMin sentándose, señalando uno de los empaques de heno.


 


-gracias. –KyuHyun tomó asiento a lado de SungMin.


 


Él deseaba estar lo más cerca posible del pelinegro, la presencia de Min le atraía como las abejas a la miel y por la deliciosa fragancia de SungMin a KyuHyun no le importaría ser una abeja o una mariposa con tal de tener ese olor impregnado en él.


 


-Y ahora dime. ¿En qué puedo ayudarte?


 


-HeeChul me dijo que eres un herrero de corazones.


 


-sip. –sonrió. –ese es mi trabajo.


 


KyuHyun bajó la mirada. Su corazón extrañamente comenzó a latir muy rápido. La sonrisa de SungMin era tan hermosa que incluso fue capaz de hacer que su corazón tan roto como se encontraba pudiera sentir.


 


-Bueno… yo… tengo este. –KyuHyun sacó su corazón y se lo mostró a SungMin.


 


-Vaya! Está muy destruido.


 


-eso quiere decir que no puedes repararlo. –suspiró con pesadez volviendo a guardarlo.


 


-no quise decir eso… -SungMin se sintió mal viendo la expresión sombría de Kyu. Aquel hombre estaba tan lastimado como su corazón aunque su alma no lo estaba. Él quería decirle que incluso sin un corazón en buen estado él podría tener algún sentimiento afectivo por alguien, aunque no podría compararse con el amor.


 


Min deseaba ayudarlo, ese era su trabajo de todas formas.


 


-déjalo por unos días conmigo… lo revisaré he intentaré repararlo.


 


-¿Días?


 


-Porque… hay algún problema con eso.


 


-Bueno… yo…


 


-hay alguien. Acaso piensas casarte. –dijo Min al fijarse que KyuHyun tenía un anillo en su mano. Él no sabía mucho de casamientos pero su abuelo le dijo que los anillos son indispensables para eso.


 


-en realidad. Sí.


 


-ya veo. ¿Cuándo es la boda?


 


-el sábado.


 


-bien… hoy es miércoles así que hay tiempo. Estoy seguro que para la mañana del viernes estará listo.


 


-¿De verdad?


 


-sip.


 


-te lo agradezco mucho. –KyuHyun se levantó y abrazó a SungMin en un impulso.


Min se quedó estático. No sabía qué hacer. Nadie lo había abrazado antes. Todas las personas que venían por su ayuda solo le dejaban sus corazones, esperando que él los arreglara y luego de eso desaparecían. A decir verdad su vida era muy trsite ahora que lo pensaba con más atención. Muchas veces Min se cuestionó si esto era un don o una maldición del destino…


 


Rápidamente alejó esos sentimientos. Él no debía sentir ningún rencor, sino no podría ser capaz de ayudar a ese hombre.


 


Paso sus manos por la espalda de KyuHyun, imitando sus acciones. Cerró sus ojos apoyando su frente en el pecho de KyuHyun, dejándose llevar por ese singular calor que le brindaba su cuerpo… era… tan… cálido.


 


SungMin aún no comprendía porque el corazón de KyuHyun se encontraba tan roto, si su alma era así de cálida. Alguien debió lastimarlo mucho para conseguir eso.


 


-Min…


 


SungMin abrió los ojos y se alejó de KyuHyun, avergonzado por su comportamiento.


 


-lo siento. –dijo agachando su cabeza y girando su cuerpo. No deseaba ver a KyuHyun.


 


-porque lo sientes.


 


-yo…


 


-Min.  –Kyu agarró su brazo haciendo que volviera a quedar frente a él. Tomó su mentón para que lo mirara. -¿Qué ocurre?


 


-es… solo… que nadie me había abrazado. –murmuró SungMin.


 


-nadie. ¿Nunca? –dijo con sorpresa Kyu.


 


-no. –confesó.


 


KyuHyun quería creer que eso era mentira, pero viendo los ojos de Min descubrió que decía la verdad.


 


“¿Cómo puede ser eso posible?” pensó Kyu.


 


En un nuevo impulso o talvez no tan nuevo desde que conoció a SungMin, tiró de él para poder volver a abrazarlo. Un ser tan hermoso que ayudaba a los demás. ¿Cómo es posible que sintiera la soledad emanar de él? “Quizá todos somos culpables” “Venimos por su ayuda, implorando que repare nuestros corazones y no le damos nada a cambio” Kyu lentamente se separó de SungMin.


 


-bueno… creo que me tengo que ir. –dijo acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja, acariciando sutilmente la mejilla de Min.


 


-Eh… si… yo repararé tu corazón.


 


KyuHyun asintió y salió del lugar caminando hacia la casa de su futura esposa. Debía asegurarse de que su boda se iba a realizar. Decirle a su prometida que él la ama…


 


Se detuvo. Esas palabras… porque ahora le pesaba tanto decirlas.


 


No las sentía correctas.


 


Sintió la mirada de alguien. Giro su rostro y vio a HeeChul observarle con detenimiento. La mirada del joven era tan penetrante, era como si él quisiera leer sus pensamientos… su alma. Kyu alzó su mano a modo de saludo y siguió caminando.


 


Necesitaba algo de tiempo. Todo esto del herrero de corazones le había impresionado… eso era todo.


 


Él quería convencerse de eso.

Notas finales:

Y que os ha parecido el primer capo *0*

 

Espero que les guste y que se tomen su tiempo para dejar un lindo review :DDD


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