Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Amor en segundo plano" por cr0wley r3a15

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

     Hola..!! Les traigo esta nueva idea que me inspire en una historia que lei, espero que sea de su agrado. A mi me parecio un poco retorcida pero aun así quise divagarme un poco con ella xD


     Bien, esta historia sera narrada por nuestro adorable Sasuke wiii...!!! Lo amo...es tan violable O///O como veran en el resumen, esta historia abarca en un trio amoroso, y como a mi me encantan Hinata y Sakura, mejor me decidi por Hinata es que ella es más proporcionalmente atractiva y, pues así le da celos a nuestro querido Sasuke xD...


      Por favor si no te gusta esta historia o la pareja (hetero) te pido con todo el respeto que NO lo leas, así nos evitamos los malos entendidos ok ^^, pero en cambio si quieres saber más, pues eres bienvenid@ por aquí. 


    Ultimamente mi inspiracion esta por las nubes (espero que no se me agote y deje inconcluso alguno...no que la boca se me haga chicharron jaja), bueno ojala les guste..


PD: Estos amados personajes son propiedad del sensei Masashi Kashimoto.


Gracias por leer ;)


 


Att: Crowley ♥

Notas del capitulo:

Ola.. que tal?? como se encuentran?? Bueno yo ando de floja en mi casa "descanzando" pero es que me da una pereza cuando hace demasiada calor >.< 

Bueno ya sabran que todos los personajes que aparezcan por aqui son propiedad del alabado Masashi Kishimoto... ok. Espero que este capitulo sea de su agrado, espero tener buena acogida con esta historia... en fin gracias a los que pasen a leer.. 

 

Nos leemos abajo.!

 

“No hay medicina que cure lo que cura la felicidad”

Por: Gabriel García Marqués.

 

 

    Llevábamos toda una vida juntos siendo amigos desde nuestra infancia, tu familia se llevaban muy bien con la mía y, fue por ellos que nos hayamos convertidos en los mejores amigos. Aunque cada quien tenía su manera de comportarse (personalidad), pero aun así seguíamos siendo muy unidos.

     Compartíamos la misma escuela, pero no siempre quedábamos en el mismo grupo. De igual manera siempre buscábamos la forma de estar juntos, jugando mientras perdíamos el tiempo haciendo cualquier tontería.

      A la edad de catorce años ya queríamos explorar el mundo pero para mí, yo ya lo experimentaba a tu alrededor. Tú con aquella radiante sonrisa que te gastabas cada vez que la dejabas relucir a todo el que te rodeaba, iluminando mi obscura manera de ser, era como si fuéramos: La luz y la noche, casi igual.

      Pasar el tiempo contigo era sumamente agradable, claro que en ocasiones deseaba golpearte por las cosas que hacías, por tus constantes berrinches de niño mimado. Todo por tu madre quien te sobreprotegía demasiado, pero a pesar de tu personalidad hiperactiva, yo te seguía el paso sin cansarme.

       Aún recuerdo la ocasión en que te fuiste medio año a vivir con tus abuelos, me dijiste que regresarías pronto y yo como buen amigo te creí. Pero para serte sincero esos meses lejos de ti fue demasiado molesto para mí, tenía muy en claro que algún día volverías pero, cada día que pasaba, te extrañaba más.

       Tuve que aprender a estar sin tu cercanía, no te puedo decir que fue fácil, porque claramente no fue así. Cada postal, e-mail, mensajes y llamadas que nos hacíamos era lo único que alejaba aquel sentimiento de lejanía que pudiésemos tener, me encantaba estar contigo y odie el momento en que me dijiste que te irías por un breve tiempo.

       Y, como prometiste; volviste. Ambos ya habíamos cumplido quince años y, nuestra amistad cada vez iba creciendo como la espuma, pero a la vez, sentía que lo nuestro se estaba tornando algo diferente o al menos así lo sentía yo. En ese momento no comprendía porque me sentía de una manera tan extraña cuando me encontraba a tu lado, eso lo fui descubriendo con el tiempo que seguimos juntos.

       Ambos logramos entrar en la misma preparatoria y, para nuestra buena suerte quedamos en el mismo salón. Me recordó a los tiempos de la primaria cuando íbamos juntos a la escuela y, llegábamos a nuestras casas juntos.

      Pero creo que algo era diferente ahora, lo pude sentir claramente cuando ingresamos a segundo año. Mis sentimientos por ti habían cambiado por completo y, no era estúpido, me daba cuenta de ello cada vez que alguna chica se te acercaba, era con algo que no se podía ocultar o que yo no podía ocultarlo.

       Y, tú como un idiota te dejabas hacer por ellas lo que quisieran, ya que nada te molestaba a mi parecer lo disfrutabas mucho. Y, que tuvieran esas confianzas contigo me irritaba demasiado, fue entonces cuando me di cuenta de ello; de lo que sentía por ti.

      Pero me calle, lo hice durante los siguientes años y, tan solo cuando me decías que habías conocido a alguien, me tragaba mi orgullo y te felicitaba. Pero era algo que no soportaba en mis adentros, lo bueno de ti, es que nunca duraban tus relaciones y eso aunque lo creas cruel: Me agradaba.

     Me agradaba porque volvías a ser el mismo conmigo y, volvías a estar al pendiente de mí, tal y como solías hacerlo antes. Pero no era suficiente para mí, desde el momento en que supe de mis sentimientos hacía ti, quería estar siempre a tu lado pero no de esa manera en la que siempre hemos estado, sino…diferente.

      Yo jamás vi un cambio diferente en ti, ni una pizca de señal que me indicara que tu forma de verme era distinta a la normal y, por eso mismo me guarde estas emociones que sentía cuando me encontraba contigo.

      Creo que también era porque no eras lo suficientemente intuitivo como para darte cuenta de ello, más bien mi hermano se dio cuenta de eso. Y, aunque no era lo suficiente lógico para adivinar, él pudo incluso atravesar esa barrera con la que protegía mis sentimientos hacía tu persona.

      Fue realmente incomodo cuando mi hermano me soltó en mi cara lo que había descubierto, pero también me sorprendió mucho cuando dijo que me comprendía. No es como si mi hermano y yo tuviéramos los mismos gustos, no…simplemente pasábamos por la misma situación, aunque él por una chica.

      Antes me cuestionaba sobre mi orientación sexual, pero siempre terminaba colapsando mi cerebro por pensar demasiado sobre ese tema en específico. Sabía que tú me gustabas desde hace mucho tiempo y, que por sentir eso me hacía ser gay, pero después con el pasar de los años comprendí que jamás me sentiría así con ningún otro hombre. Porque solamente me gustabas tú, estaba enamorado de tu persona, de tu forma de ser conmigo, de tu manera de hablarme y, no precisamente porque fueras de mí mismo sexo.

     Sino porque eras tú quien me hacía sentir de esta manera, tan estúpidamente enamorado de tu hermosa personalidad. Pero siempre me reía de mí mismo, por no lograr decirte nada de lo que yo ocultaba en el fondo de mi corazón, como un cobarde.

     Ocultándome aquellos sentimientos que explotaban por salir y que yo ignoraba, haciéndolos callar con nuestra amistad. Tragándomelos y envenenándome con ellos, todo al mismo tiempo, podía incluso jurarte que me estaba volviendo loco de tan solo suprimirlos. Todo por evitar perderte si te lo contaba.

 

        Tenía que ser sincero conmigo, pero jamás contigo. Me jure a mí mismo que jamás te diría una sola palabra de la verdad sobre mis sentimientos, el temor que sentía al poder perderte por esa insignificante razón que para mí, así la veía, ya que el sufrir en silencio por ti era mucho mejor que sufrir por perderte para siempre.

      Pero aunque también verte siempre con una chica diferente me hacía querer golpearte por andar prácticamente de casanova, pero quien se resistiría a tu manera de ser. Nadie inclusive yo. Aunque me resultara doloroso, mi único consuelo era que no iba a durar lo suficiente y, de nuevo, vendrías a mí, esperando a que yo te reconfortara.

     Y, así fue durante toda nuestra estadía en la preparatoria, hasta que ingresamos a la universidad nuevamente juntos, como toda nuestra vida. Aunque claro, cada quien en su respectiva carrera ¿No todo podíamos hacerlo juntos verdad? Tú tomaste la carrera de literatura y, yo, bueno debía de seguir los pasos de mi hermano, los cuales eran los mismos que mi padre.

      Era realmente frustrante tener que estar tan alejado de ti y, tan solo conformarme con verte un par de horas al día. Pero hasta ese punto estaba feliz, pero no del todo ya que siempre creí que tú eras como mi medicina para mi personalidad retraída.

     Sí, no podía negar que nos juntábamos los fines de semana en alguna de nuestras casas, pero no era suficiente para mí, ni siquiera se acercaba a lo que realmente deseaba con todo mí ser. En mis adentros quería que te dieras cuenta por ti mismo, pero como siempre eras tan estúpidamente ciego ante lo que yo sentía. Hasta ese día.

     Jamás, repito jamás me habías presentado a una de tus novias hasta que apareció ella. Era linda no había duda de ello, pero lo que me mostraban tus ojos cuando la veías, me hacía dudar de que todas las anteriores solo eran una diversión para ti y, que ahora era justamente mi temor, que terminaras enamorándote de alguien y, así fue tú, me lo confirmaste.

- Lo siento – Me dijiste, cuando cancelaste nuestra salida.- Quede con Hinata para el fin de semana, así que no puedo ir a tu casa.

- Has estado mucho tiempo con ella – Le dije, reafirmando lo lógico, pero queriendo saber más sobre qué pasaba por tu mente.- ¿Cuánto tiempo va?

- Seis meses ¿Puedes creerlo? – Mencionaste con ese brillo singular en tus ojos, cada vez que hablabas sobre ella, y sí, no podía siquiera imaginarlo.

- Tienes razón, un logro para ti – Dije, sintiendo que me atravesaban con miles de espadas el corazón y, todas por tu misma mano.- ¿La quieres?

- Eso…creo – Susurraste tus palabras, pero que iban cargadas con sumo sentimiento en ellas, las cuales también desgarraban mi alma por completo.

- Que bien ¿No? Así sientas cabeza un poco – Decir aquello me costaba demasiado a sabiendas de lo que yo sentía por ti y, que tu como idiota ni te dabas cuenta. Pero no era totalmente tu culpa, yo decidí estar así, para no perderte.

- Otro día quedamos ¿De acuerdo? – Dijiste, mientras te levantabas de la mesa en la que nos encontrábamos, haciéndome un saludo de despedida ya que probablemente te irías con ella.

- No te preocupes, otro día será – Te dije con una media sonrisa, para darte a entender que no me importaba en lo absoluto que rechazaras “nuestros” días juntos.

       Estar tan alejado de ti me estaba pasando la factura, era como aquella vez cuando te fuiste un tiempo con tus abuelos, pero en esta ocasión ya no nos mandamos señales de vida, ni siquiera un saludo, nada, todo eso se estaba esfumando. Dolía, dolía demasiado pero me aguantaba mi dolor con tal de verte feliz.

      Es que el decirte sobre mis sentimientos me costaba muchísimo y, justamente ahora que sentía que mi temor me alcanzaba rápidamente, deseaba con todas mis fuerzas gritarte lo que llevaba guardado durante tanto tiempo, pero que únicamente se quedaba rezagado en mi garganta, sin lograr salir.

     Me sentía realmente estúpido por callarme y, seguirme engañando que todo iba a estar bien, con tan solo tenerte a mi lado, conformarme con tu amistad me estaba matando lentamente y, que cruelmente seguía el juego.

     Ahora mis fines de semana contigo, se fueron transformando cada vez en tan solo un recuerdo lejano de lo que solía ser antes. Ya ni cerca te tenía como para sentir que aún nos unía una amistad de infancia, todo porque tú te enamoraste de esa persona, la cual me estaba apartando desmesuradamente de ti.

     Me encontraba solo, hundido en mi habitación, sintiéndome miserable por todo lo que me ocurría y, que como un idiota era demasiado evidente. Sabrás que mi hermano también pudo deducir rápidamente lo que me pasaba y, lo bueno de él, era que estuvo conmigo cuando me sentía tastabillar mi mundo.

- ¿Por qué no simplemente le dices? – Me pregunto, mientras se acomodaba en mi cama a mi lado, como antes solía hacerlo cuando éramos niños.

- No seas estúpido Itachi – Le dije mostrándole mi irritación por la situación en la que atravesaba en estos momentos.- Eso es lo último que haría.

- Pues creo que este es el momento ¿No crees? – Volvió a inquirirme y, a meterme la clara idea de que lo estaba perdiendo.- Siento que va en serio con esa chica.

- Dime algo que no sepa – Mencione, frunciendo el entrecejo con demasía y, aunque ya sabía todo eso, me era imposible para mí decirle.

- Bueno, si estás de acuerdo con eso, entonces olvídalo – Mascullo por lo bajo, haciendo que mi enojo se fuera incrementando.

- ¡Eres idiota! compréndelo de una vez, si él es feliz con ella entonces yo también lo soy – Alce un poco mi voz, intentando que así comprendiera como me sentía con su forma de “confortarme”.

- ¿Eso te dice por las noches para poder dormir? Sí es así, entonces no andes por ahí mostrándote tan vulnerable por su causa – Me recrimino, haciéndome que me derrumbara por completo ante lo que me decía, esas palabras que eran tan ciertas.

- Entiéndeme, no quiero perder su amistad por lo que siento – Dije, sintiendo que mi voz se quebraba por las lágrimas contenidas.

- De alguna forma ya lo has perdido, qué más da que lo pierdas por completo al decirle ¿Eh? – Me dijo, mientras limpiaba con las yemas de sus dedos el camino que recorrían mis lágrimas.- Se valiente, es ahora o nunca.

       Se levante y se fue, dejándome con un mal sabor de boca. Pero teniendo también la razón por completo, que más daba si le decía la verdad acerca de mis sentimientos, si él me rechazaba, lo único que haría sería ignorarme y, la situación iba a ser igual; no nos hablaríamos. Justamente como ahora lo hacíamos, sin contacto alguno desde hacía meses.

      Después de estar un rato de la misma manera, me arme de valor. Me seque las últimas lágrimas que caían sobre mis mejillas y, me levante de la cama: decidido. Me vestí rápidamente y, le mande un mensaje a su celular, esperando con ansias su respuesta:

<< ¿Estas en casa? Necesito hablar urgentemente contigo >>

        Espere durante algunos minutos a que se dignara a contestarme, a la vez que me arreglaba el cabello y, borrando algún rastro que evidenciara mi actual llanto. De pronto escuche el pitido de mi celular que me anunciaba un mensaje en mi bandeja de entrada, me avecine rápidamente para verlo y, si, era justamente su respuesta.

<< ¿Ya es algo noche no crees? Pero si, ya estoy aquí, ¿Qué sucede? ¿Es muy importante como para que no pueda esperar a mañana? >>

---------

<< No, necesito hablar contigo en verdad es urgente >>

---------

<< Bien, entonces voy a tu casa, mis padres no están así que es aburrido de todas maneras estar aquí solo, ahora voy >>

---------

<< ¡No! Está bien, yo voy para haya solo, espera >>

---------

<< De acuerdo >>

 

      Si esta era la oportunidad perfecta para decirle sobre mis sentimientos, ya había callado demasiado, así que si no le decía lo que me ocurría, esto claramente iba a estallarme en el pecho. Salí a toda prisa en dirección a su casa y, como no quedaba lejos, tan solo era cruzar una cuadra y ya me encontraba en ella.

     Al llegar toque el timbre, para que supiera que ya había llegado, espere durante unos segundos cuando la puerta se abrió. Dejándome ver su torso desnudo, sorprendiéndome con la guardia baja, eso claramente no lo veía venir, pero no me importo me adentre a su hogar con le misma determinación con la que había salido de mi casa.

- ¿Qué te ocurre? ¿Está todo bien? Es raro en ti salir a estas horas de tu casa – Me dijo, mientras caminaba hacía las escaleras, que subían a su habitación; le seguí.

- Sí, estoy bien – Mentí un poco, no iba a decirle aquello en el pasillo.

       Abrió la puerta de su cuarto, dejándome pasar como siempre lo hacía cuando me encontraba en su casa. Sin permiso ni autorización me senté en el borde de la cama, echando una mirada rápida a la ventana de su habitación, tratando de calmar a mi acelerado corazón.

- ¿Y bien? ¿Vas a soltar lo que me tenías que decir? – Me pregunto impaciente, ya que como había dicho, ya era tarde, casi daba la medianoche.

       Respire hondo, sintiendo como poco a poco los latidos de mi corazón iban bajando. Volví a inspirar aire para poder calmarme por completo y, una vez sentí que mi cuerpo se había estabilizado, le mire a los ojos, aquellos orbes azules que tanto me fascinaban. Él simplemente me observaba extrañado, se sentó en la silla de su escritorio, tomando el vaso que se encontraba ahí; bebiendo el agua.

- Me gustas Naruto – Dije.

       Ocasionando que sus ojos se abrieran desmesuradamente ante lo que yo le decía, que dé la impresión causada, dejando caer al suelo de madera el vaso que sostenía en mano, haciendo un fuerte sonido estridente y, que invadió la habitación. Del cual no dejo rastro alguno y, que después se formó en un silencio abrumador e incómodo para ambos.

- ¿¡Qué!? – Exclamo con severa sorpresa.

 

 

Notas finales:

ola de nuevo?? que tal les parecio el capitulo?? espero que les haya gustado..

Bueno nos vemo la proxima vez que actualice, gracias de verdad por leer y llegar a las notas finales, de verdad que son unos amores ♥ ^^

¿Merece algun review?

o

¿Algun tomatazo?

xD

 

Besos de su amiga Crowley..


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).