“Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar”
Por: Dalai Lama.
En estos momentos, me comenzaba a cuestionar en mí cabeza que si decirle sobre mis sentimientos fue una buena idea, aunque a decir verdad por su expresión creo que fue todo lo contrario, no había la menor razón sobre eso.
Estar en su habitación me comenzaba a impacientar y a sentirme realmente incomodo, ya que la tensión entre ambos se fue en aumento. Él lo único que hacía era mirarme con extremo asombro y, eso era realmente irritante para mi persona, es como si me estuviera juzgando.
Por fin después de varios minutos se decidió por hacer algún movimiento, pero también lo que comenzaba a efectuar me hacía solo marearme ¿Qué acaso no podía decir algo y listo? Su inútil e impertinente manera de no hacer nada, se estaba cobrando mis ganas de querer golpearlo. Hasta que hablo:
- Creo que estás diciendo incoherencias ¿Acaso ya escuchaste como suena eso? – Me pregunto, mientras seguía dando vueltas enfrente de mí, casi ocasionándome el vómito.
- Si no supiera como suena ¿Crees que te lo estuviera diciendo ahora? – Le dije con ironía, chasqueando un poco la mandíbula.
- Jajá ¡Lo tengo! – Exclamo riendo un tanto, ocasionándome un asombro.- Solo dices eso para captar mi atención ¿Verdad? Ya que últimamente te he estado cancelando las salidas juntos.
Naruto comenzó a reír a carcajada suelta, sujetándose el estómago tal vez por la recién maratón de risa que le ocasionaba mi confesión. A decir verdad estaba formulándome en la cabeza, para lanzármele directo a la yugular para dejarle desangrando.
- ¿Eso es lo que crees entonces? – Le pregunte, dejando mis ideas de lado. Me levante del borde de su cama acercándome un poco a él, le vi de pronto un poco de ¿Nerviosismo? Si, lo estaba por mi reciente movimiento.
- ¿Qué haces? – Me formulo temeroso ante lo que ocurriera.
- No he venido aquí, a mitad de la noche solamente a bromear contigo ¿Sabes? – Le dije, a la vez que mi cuerpo se posicionaba frente al suyo, a unos cuantos centímetros de distancia.- No te estoy mintiendo, tú…me gustas y, mucho.
- ¡Oye! ¿Realmente sabes lo que dices? – Menciono, apartándose un tanto de mí; prevenido.- Además tengo novia y la conoces, aparte de que eres mi mejor amigo ¿Cómo se te ocurre siquiera decirlo?
Él se mantenía a distancia, con un semblante más caótico ya que de verdad parecía que mi confesión le estuviera costando procesar en su cabeza, algo lógico. Pero en todo lo que me decía, tenía toda la razón ¿Qué rayos me encontraba haciendo? Era justamente esto lo que quería evitar y, ahora se estaba convirtiendo en realidad; me estaba rechazando.
- Lo sé – Dije después de unos segundos, al reflexionar sobre lo que me argumentaba anteriormente.- Se todo eso de antemano, pero…ya no lo soporto más.
- Mira Sasuke – Pronuncio, acercándose a mí y sujetándome por los hombros con ambas manos, regalándome una de sus tantas sonrisas cautivadoras.- Te quiero, eres mi mejor amigo pero…esto es muy diferente, yo no siento nada de lo que tu sientes ahora t, además creo que estas confundido un poco ¿No lo crees?
Sus estúpidos argumentos comenzaban a dañarme el alma, lo único que hacía era empeorar la situación al decirme todo eso, algo que yo ya sabía antes de haber venido hasta aquí. Pero en algo se equivocaba y, eso era que en verdad me hallaba enamorado de él, aunque en estos momentos no le esté importando mucho.
- ¡Yo sé lo que siento! No me vengas con esas estupideces Naruto ¿Crees que esto es algo que disfruto hacer? – Le medio grite, ya que en verdad quería gritárselo a todo pulmón, pero no podía hacerlo.- No tienes la menor idea de cuánto tiempo he callado.
- Cálmate ¿Quieres? Esto es tan difícil para mí como para ti – Dijo.
¿Difícil para él? Por favor no me hagas reír con tus elocuencias, estoy más que seguro que jamás lograra comprender mis sentimientos por completo. Y, yo como un idiota estoy aquí persiguiendo un sueño que nunca veré hecho realidad, maldita en la hora que me deje llevar por los comentarios de mi hermano y, su estúpida resolución.
- Esta bien, Naruto – Masculle por lo bajo, sintiendo que mi alma se destrozaría con lo que iba a articular mi garganta.- Lamento si esto no era lo que esperabas, pero para serte sincero…yo tampoco me esperaba esto, enamorarme de ti…un chico, entiendo cómo te sientes, así que solo olvídalo.
Estar frente a él y respirar el mismo aire, me comenzaba a ocasionar ansiedad. Quería marcharme a casa y, como le había dicho yo; olvidarlo. Solo deseaba olvidar que vine a decirle algo que él vio descabellado, quería desaparecer de su vista y, que dejara de verme con ese estúpido semblante con el que lo hacía en estos precisos instantes.
- Lamento esto – Murmuro, mientras se apartaba con rumbo a su cama, pero sin dejar de hablar en ningún momento.- Pero estoy enamorado de Hinata y, es algo que no había sentido por nadie, tú mismo lo sabes…
- Lo sé, se puede hasta oler – Digo con sorna en mi palabras, tratando de aminorar la tensión entre nosotros, ya que por lo menos no me está diciendo que me aleje de él, tal y como pensaba yo.- Entonces… ¿No estas molesto?
- ¿Molesto dices? – Menciono con esa pícara sonrisa en sus labios, esa que tanto me fascinaba.- Estoy muy alagado, de verdad. Gracias.
Nos despedimos rápidamente, alejándome lo más rápido que pude de su hogar, ya que en cualquier momento colapsaría frente a él y, eso no era una opción para mí. Me mordería mi orgullo hasta llegar a mi habitación para poder desahogarme allí; como siempre lo hacía.
Al llegar a casa vi solo la luz de mi habitación encendida, los demás cuartos se encontraban en penumbras por la hora establecida. Yo incluso debería estar durmiendo sino fuera porque fui a causar lastima únicamente, sentía que me quería jalar los cabellos por pura impotencia al recordarlo.
Me adentre a mi habitación sigilosamente para no despertar a nadie de mi familia, pero para mi suerte (en mi caso mala) creo que esta noche no dormiría ni una pizca de segundo. Ahí acostado en mi cama se hallaba mi hermano, con una gran cara de interrogación en su semblante. Por mi parte, le di una rápida mirada para poder desviarla rápidamente pero creo que eso no fue suficiente para él, ya que me empezó a bombardear con sus preguntas.
- ¿Qué ocurrió? ¿Cómo estuvo? ¿Se lo dijiste? ¿Te rechazo? – Pregunto, logrando únicamente que me asqueara por todo su cuestionario ¿Acaso él era el maestro del amor?
- Nada, bien, si y si – Dije con tono cortante, lanzándole una mirada fulminante para que terminara su estúpida charla.- Ya te puedes ir, Itachi.
- ¡Espera! Infórmame bien ¿Quieres? No te estuve esperando solo para esto – Me dijo, mostrándose un poco frustrado por mí escases de comunicación.
- No te pedí que me esperaras idiota – Gruñí ante sus palabras, simplemente quería desahogarme pero con él cerca de aquí, creo que eso ha pasado a la historia. No pensaba mostrarme vulnerable en su presencia, eso jamás.
- Tú más mal humor, igual a caos total – Menciono sarcástico, enserio que este día quería degollar a alguien y no sería precisamente Naruto.- Vamos, puedes decírmelo ¿Qué acaso no confías en mí?
Le mire por el rabillo de los ojos durante unos segundos, como queriendo deducir que era lo que pasaba por su mente, sabía muy bien que mi hermano era muy amable y, que tan solo deseaba ayudar, pero realmente eso me castraba de él. Sin embargo, sentía que la tristeza me invadía por completo y, que tarde o temprano acabaría soltándolo todo, algo que era mejor hablar pronto.
- Lo tomo…bastante bien a mi parecer – Comencé a articular, dudando de como iniciar la conversación.- Pero dejo muy en claro que él amaba a esa chica, pero no se inmuto ante lo que yo le haya dicho.
- Haber sido una gran sorpresa para él ¿Verdad? – Planteo mi hermano, mientras tanto yo me acomode en mi cama, posicionándome a un lado de él, justo como solíamos hacerlo todo el tiempo.
- Supongo, pero al menos no me recrimino por eso – Afirme, haciéndole quedar bien, aun a pesar de lo ocurrido.
- ¿Y tú como te encuentras? – Pregunto temeroso por lo que fuera a contestar. Creo que se encontraba listo para cuando yo me derrumbara, pero era algo que no le daría el gusto a mis emociones.
Simplemente suspire tranquilo, aspire el delicioso aire para hacerlos llegar a mis pulmones y que se perdieran después de mi exhalación. Pienso que tal vez Naruto tenga razón en otro punto: estaba confundido, pero aún no se si eso pueda ser cierto.
- ¿Crees que sentir esto por él sea algo correcto? O ¿Tal vez solo este confundido por la amistad que tenemos? – Le formule mis anteriores dudas, queriendo que Itachi me aclarara un poco más la mente y, que también acabara con mi martirio.
Me observo detenidamente durante algunos minutos; pensante. Como si lo que me fuera a decir acabaría con mi calvario o tal vez solo para ordenar sus palabras y, no ser tan severo con ellas, pero la espera de saber lo que realmente pensaba; me mataba.
- Para serte sincero hermano – Inicio, soltando un suspiro al viento, armándose de valor.- Esa respuesta que buscas, no la hallaras en mí. Él único que puede deducir todo eso eres tú, nadie más. Inclusive yo te podría decir que solo es una mera ilusión aquellos sentimientos que te invaden, pero el que siente una constante opresión en el pecho de tan solo mirarlo con “ella”, ese mi hermano, eres tú.
Diciendo aquello último, me dio un golpe en la frente con sus dedos, típica manía que contrajo de cuando éramos chicos. Sonreí por lo bajo ante su acción y, más aun por su declaración afirmativa, ya que él tenía toda la razón, pero yo era el único que le daba vueltas al asunto constantemente.
Sin más que decirme, se levantó de la cama y se despidió de mí, mientras que se dirigía a la puerta de mi habitación. El golpe que efectuó al cerrarla, se quedó conmigo durante un lapso de tiempo haciéndome compañía, pero el cual fue sustituido por mis estúpidas lágrimas, esas que caían sobre mis mejillas y, mojando mi almohada tan estúpidamente.
Había transcurrido alrededor de una semana desde aquella ocasión en la que vi a Naruto en su habitación, la cual fue testigo de mi declaración y, también de su rechazo ejecutado. Pero a decir verdad, el no verlo era algo de lo que ya estaba más que acostumbrado, tal vez hasta mi corazón ya también se había resignado ante lo ocurrido.
¿Resignado? No, eso no era lo que quería decir. Ya lo había aceptado. Había aceptado en mi interior, en mis pensamientos y, en mi corazón que jamás seria correspondido por su persona, de eso no cabía la menor idea. Pero ahora estoy aquí, sentado en la cafetería de la universidad, tomando un capuchino con la única persona con la que quisiera hacer eso. Ella.
- Por favor – Me dijo amablemente, con esa voz que de tan solo escucharla me causaba indigestión, y no es porque me cayera pésimo, sino porque simplemente era la causante de mi mal humor en días.- Tienes que hablar con él.
- ¿Por qué debería de hacerlo? – Le formule un poco serio. Nunca antes habíamos cruzado palabras y, ahora venía a pedirme un asqueroso favor, era más que obvio que no aceptaría.
- Eres su mejor amigo, tienes que hacerlo – Me volvió a insistir un poco más determinante.- Prácticamente eres el único a quien escucha.
- Eso ya es pasado, Hinata – Le dije con ironía y, era algo que tampoco era una mentira, ya no teníamos comunicación entre nosotros y lo poco que hablábamos se esfumo con la confesión.- Eres tú ahora con quien cuenta, así que no me pidas a mí que vaya a animarlo.
- No te pido que lo animes, solo…que hables con él – Mascullo, perdiendo un poco la voz con la última palabra.- Desde hace unos días a estado actuando algo extraño y, por más que le pregunte que le ocurre, simplemente me dice que está bien…por favor Sasuke.
“¡Maldito rubio!” pensé.
- De acuerdo – Dije, aceptando a su estúpida petición.- Veré que puedo hacer, así que no te prometo nada.
- ¡Gracias! – Exclamo un poco, levantándose de la silla, mientras que hacía un ademan en señal de despedida. Me quede un rato observando su silueta (claramente definida) y, a decir verdad no estaba tan mal.
Solté un gran bufido, mostrando mi desgano y, ¿Por qué no? También mi mal humor recién adquirido, bueno, un poco más de lo que ya me encontraba. Ladee mi bebida un par de ocasiones, sin perder la vista del envase; observándola. Como si quisiera que esta viniera en mi auxilio y, me rescatara de lo que fuese a hacer después para “ayuda” a aquella mujer con quien comparte fluidos corporales.
¡Arg! De tan solo pensarlo siquiera me pone de mucho más mal humor. Pero en fin, su estúpido argumento de los “mejores amigos” le funciono bastante en este momento y, era más que obvio que yo lo conocía mucho mejor que ella. Ahora tendría que ir hasta su casa al terminar las clases y, hacerla de detective psicoanalista para saber que maldita mosca le había picado, para que actuara de esa manera.
Estuve pensando por un momento avisarle que vendría, pero conociéndolo creo que rápidamente me tajaría para no tener que lidiar conmigo. Sé que Naruto es una persona alegre, despreocupada y sumamente hiperactiva ¡Maldición! ¿Qué rayos estoy diciendo? Si de tan solo verlo le ocasiona a cualquiera una carie.
Y, las únicas ocasiones en la que se la da de “copia barata a lo Uchiha Sasuke” es cuando realmente está pasando por un mal momento. Por eso lo mejor era venir sin avisar y, invadirle su espacio personal para que acabe de decirme de una buena vez, que era lo que pasaba por esa estúpida cabeza suya.
Toque el timbre que se hallaba a un lado de su puerta (para ser precisos, en tres ocasiones), esperando a que alguien se dignara a atenderme. Solamente pasaron unos segundos para que me abriera el padre de Naruto, algo que se me hizo muy extraño, ya que él siempre se encuentra trabajando en la empresa familiar.
- Hola sr. Minato – Dije cortésmente, sonriendo un poco de lado.- ¿Estará Naruto en casa?
- ¡Ah! Sasuke ¡Que sorpresa! – Me recibió alegremente, aquel hombre siempre me recordó a su hijo, no solo por su parentesco físico, sino también por su personalidad alegre.- Hace mucho que ya no vienes a casa.
- Sí, algo así…ya sabe, la universidad – Me cubrí mis acciones, para que no se diera cuenta de que realmente no era nada de eso por lo que ya no venía.- ¿Esta?
- ¿Naruto? Ah sí, está en su habitación – Menciono, haciéndose a un lado, dejándome pasar. Agradecí con una media sonrisa, diciendo que iría a verlo, él únicamente asintió con la cabeza, mientras se aleja a la cocina.
Subí rápidamente las escaleras, dirigiéndome hasta llegar a su habitación. Cuando llegue iba a tocar, pero su puerta solamente se encontraba emparejada; así que entre. Él estaba recostado en su cama, con sus auriculares puestos en ambas orejas, observando el techo con un semblante decaído.
Eso me desconcertó de sobremanera ya que antes no lo había visto así, por lo cual estaba en lo correcto; algo había ocurrido. Me acerque hasta llegar a su cama, mientras que él me volvió la mirada, encontrándose con la mía, un tanto sorprendido. Se inclinó un poco hacía adelante, apoyándose con su brazo izquierdo y, con la otra, retirando el auricular de su oreja derecha, sin perderme de vista.
- ¿Qué haces aquí? – Me repregunto a secas, sin ninguna emoción en sus palabras ¿Acaso había ganado al mejor imitador de Sasuke?
- Como sabrás, no me gusta andarme con rodeos – Le dije, sonando un poco áspero.- Vine aquí porque tu novia me lo pidió.
- ¿Hinata? – Pregunto incrédulo.
- ¿Qué acaso hay más de una, estúpido? – Le recrimine agraviante. Aparte su pierna a un lado para que pudiera sentarme en la cama, no iba a estar ahí parada como idiota.
- No – Murmuro un poco apenado por nuestra cercanía.
“será idiota” pensé.
- ¿Qué ocurre? Me comenta que has estado un poco extraño – Le digo con desgano, revoloteando los ojos, cansino.- Aunque de por si tú ya eres extraño.
- ¡Maldito! ¿Vienes aquí para saber cómo estoy o solo vienes a burlarte de mí? – Me pregunta un poco más animado, soltando una pequeña sonrisa.
- Ambas, la primera, a decir verdad no importa solo habla Uzumaki – Le volví a insistir, mostrándole mi desanimo en cada una de mis palabras.
Él se volvió a recostar como cuando lo encontré, volviendo a perderse entre sus pensamientos, junto con aquel techo que parecía interesarle demasiado. Su silencio me estaba colmando la conciencia y, comencé a jurar a los dioses que si no hablaba rápidamente me le lanzaría para desollarlo. Pero creo que adivino mi reacción fácil ya que comenzó a hablar:
- Supongo que a ti no te puedo ocultar nada – Menciono un poco nostálgico a mi parecer.- Mi madre a estado enferma últimamente, le han estado haciendo vario estudios y, en dos días ira de nuevo al médico para saber los resultados de los últimos ¿Recuerdas la última vez que hablamos?
- Sí, como olvidarlo – Dije tratando de desviar mi mirada de él, ya que de solo recordarlo me causaba pesadez.
- Bueno…ese día mientras cenaban, ella…comenzó a toser sangre – Entre balbuceo comenzó a contarme la historia, pero cada vez que hablaba podía sentir su tristeza y preocupación.- Aun no sabemos muy bien que le ocurre, pero dependiendo de los estudios…vamos a saber si la internan en el hospital o…no.
- Naruto yo…no lo sabía – Dije a duras penas, sintiéndome culpable. Ya que mientras yo me encontraba en una encrucijada por mis sentimientos, él se hallaba preocupado por algo mucho más importante, lo mínimo que podría hacer era brindarle mi apoyo.- Veras que todo saldrá bien, así que deja de sentirte de esa manera, tienes que hacerlo por tu mamá también.
- ¿Por qué estás aquí? Después de lo que paso la última vez…pensé que ya no querías hablarme jamás – Me comento, levantándose y quedando justamente enfrente de mí, algo que me hizo dar un vuelco en mi corazón, ya que me costaba mantenerle la mirada.
- Yo…eso no tiene importancia ahora – Masculle por lo bajo, desviando por completo mi mirada de la de él, era obvio que mi corazón estaba palpitándome demasiado apresurado, lo que me daba a comprender lo realmente nervioso que me ponía.- Eres mi amigo…es obvio que me preocupas.
- ¿En serio solo es eso? – Susurro, sujetando mi mentón delicadamente para hacerme regresar a verlo.- ¿En serio aun me consideras tu “amigo”?
El roce de su contacto me quemaba y, tan solo mantenerme sujetado de mi mentón comenzaba a impacientarme en extremo. Y, no solo eso, sus palabras comenzaban a retumbarme en los oídos, como si estuviera susurrándome precisamente en esa zona. Mis ojos se encontraron con sus orbes azules, los cuales no sabría cómo describir, ya que no era normal que él me mirara de esa manera tan…dulcemente.
- ¿Qué haces? – Quise replicar y apartarme de él, pero en un rápido movimiento me sujeto del brazo, atajando mis acciones.- Naruto…
- Es…extraño ¿Sabes? Desde que me dijiste aquello, no logro sacarlo de mi cabeza – Su voz se escuchaba mucho más tenue, y cada vez la escuchaba más cerca de mí.- Es de locos ¿Verdad? Poniéndome a recapacitar en el pasado, cuando te pregunte que si había alguien quien te gustara…jamás imagine que ese alguien seria yo ¿Loco, verdad?
- ¡Suéltame! Estas comenzando a irritarme – Le dije molesto ¿En qué momento la conversación de su madre había pasado a segundo término?
Él se incorporó de la cama, parándose entre sus rodillas y, en ningún momento me dejo de soltar, porque si lo hacía era más que evidente que me apartaría de inmediato. La mano que sujeta mi brazo, se postro en un segundo alrededor de mi cintura, agarrándome con demasiada fuerza.
Me atrajo hacía él, posicionándome en su pecho, para después dejarme caer en la cama, siendo seguido por él. Se colocó a horcajadas sobre mis caderas, lanzándome una mirada un tanto… ¿Lasciva? Me sorprendí horrores cuando lo vi morderse el labio inferior al verme desde el ángulo en el que se encontraba.
Lentamente acerco sus manos a mi camisa, recorriendo con su dedo índice la línea de los botones, siguiéndolo con la mirada. ¡Dios mío! ¿Qué rayos estaba ocurriéndole? Cuando su dedo termino de delinearme la camisa y, haber llegado al límite donde se topaba con mi piel, comenzó a jugar con el mismo dedo mi vientre. Su contacto me…estremeció.
- ¡Oye Naruto! ¿Qué rayos estás haciendo? – Le grite un tanto, tratando de que se apartara de mí, esto era algo que no me esperaba de él.- ¡Oye! ¿Acaso no me estas escuchando?
Naruto me regreso a mirar un poco molesto, ya que con mis manos libres intentaba zafarme de su agarre, pero me sujeto ambas manos, aprisionándomelas con la suya. Se inclinó hasta llegar a mi cuello, el cual comenzó a lamer, di un respingo notorio cuando llego a mi lóbulo, ese que sintió su respiración y, que también fue acaparado por su voz.
- Relájate… ¿No era esto lo que querías?