Estaba en una cancha pública de un parque practicando, cuando a lo lejos vio a una pareja que no parecían amantes, sino dos conocidos, platicando, uno era alto de lentes y el otro alto, de cabello negro como la noche y ojos azules como el mar. Hanamichi no entendía cómo es que Kaede podía ser novio de Kogure, si a leguas se notaba que no estaban cómodos juntos y que la relación que llevaban de dos años era simple costumbre. Perdido en sus pensamientos en su mente se comenzó a formar una idea:
No sabes cómo te deseo
No sabes cómo te he soñado
Si tú supieras que me muero
Por tu amor y por tus labios
Si, Hanamichi estaba perdidamente enamorado de Kaede y ahora que ya estaban en la universidad y estudiaban en la misma facultad y en casi de la mayoría de las materias, se veían del diario, sin embargo el pelinegro pasaba olímpicamente de él. Hana no entendía esa actitud, ya que el último año de la preparatoria, habían limado asperezas y casi eran amigos y ese “casi” se debía a que aunque ya no peleaban como antaño y hablaban de otras cosas que no fuera el básquetbol, Kaede se mostraba igual de frio con él como en primero, además de ser Hana el que iniciaba el contacto, pero su mirada era diferente, cuando Kaede veía a Hanamichi, sus ojos cobraban vida y brillaban.
Todo cambio un día en que Hana antes de entrar a la universidad, acompañó a su amiga Haruko (de la cual se dio cuenta que o estaba enamorado, sino agradecido por ser su primera amiga y mostrarle el mundo del basquetbol, además de descubrir que su afecto siempre perteneció al Zorro) a Tokio, por petición de Akagi, para establecerse en esa ciudad, donde iba a estudiar la universidad, cuando regresó a los tres días, la actitud de Kaede cambio totalmente y lo ignoró por completo negándose a hablar con él para ver que le pasaba y enterándose que era novio de Kogure. Cuando entraron a la universidad, simplemente hacia como si no existiera. Eso lastimaba a Hana de forma indescriptible
Perdido en sus pensamientos, Hana dirigió su vista hacia la pareja, en ese momento Kaede lo vio y le sostuvo la mirada, el pellirrojo sintió una corriente eléctrica recórrele el cuerpo entero, ya que Kaede parecía verle ¿con amor?, pensando que no perdía nada con ello le siguió viendo tratando de transmitir todo su amor en la mirada mientras pensaba…
Si tú supieras que soy sincero
Que yo soy derecho y no te fallo
Si tú supieras lo que te quiero
Podría darte todo, hasta mis ojos
Kaede por un momento se desconcertó y abrió grandemente los ojos cómo si hubiese entendido la mirada, volteó a ver a Kogure con una gran interrogante en la mente, pero el de lentes no le prestó atención ya que leía un libro, Hanamichi que estaba atento a cada movimiento del Zorro, observó como cruzo un dejo de tristeza y frustración por su mirada.
Pero tú ya tienes otro
Un tipo frio y aburrido
Un tonto que en un reprimido
Eso no te pega a ti, no te va
Kaede no apartaba la vista de Hanamichi y éste del Zorro, el pelirrojo haciendo una jugada arriesgada, le indicó con un movimiento de cabeza que lo siguiera hacia el lado opuesto del parque de donde se encontraban, el Zorro queriendo saber que significaba la mirada de Hana, se levantó sin que su novio se diera cuenta y le siguió…
Oye mi amor no me digas que no
Y vamos juntando las almas
Oye mi amor no me digas que no
Y vamos juntando los cuerpos
Al llegar a un lugar apartado, Hana se detuvo y giró, encontrándose con el Zorro a escaso pasos, se miraban intensamente, Hanamichi poco a poco se acercó a Kaede y juntando sus labios, le besó con todo el amor que sentía por él, el pelinegro sintió una corriente eléctrica recorrerle todo el cuerpo y comenzó a corresponder el beso con ansias y deseo. Se dio cuenta que sentía emociones muy fuertes hacia el pelirrojo y que éste despertaba muchos sentimientos y sensaciones en su cuerpo y mente, pensó que su cuerpo se amoldaba perfectamente al suyo y que sus labios estaban hechos el uno para el otro.
Comenzaron a recorrer con las manos el cuerpo del contrario. Hana dejaba una estela de besos en la cara y cuello del Zorro, cuando escucho que éste soltaba un gemido, lo miró a los ojos y le pregunto - ¿Por qué me ignoras?, ¿Por qué niegas que sientes algo por mi? Si tu cuerpo me dice otra cosa, Kaede yo te amo y lo único que quiero es estar a tu lado, no me rechaces por favor. – Kaede reaccionó ante las palabras de Hanamichi y con suavidad lo alejó contestando – lo hice porque pensé que me odiabas, que jugaste conmigo y que sólo era una diversión para ti -. Hana lo vio a los ojos y con un murmullo le contestó al oído – De dónde sacaste esa idea, Zorrito tonto, si tú eres mi mundo, siempre te amé y te amaré por siempre.
Kaede pegando su frente a la del Mono, contesto en voz baja – Kogure fue a verme un día y me dijo que me amaba, que no quería que saliera lastimado por ti, que había visto como te veía y que sabía que tú sólo querías jugar conmigo ya que andabas con la hermana de Akagi, que si no le creía fuera a las cuatro de la tarde a la estación de autobuses ya que ibas a irte de fin de semana con ella, pensando que lo que decía era mentira fui y te vi cuando abordabas un camión con ella, sentí como mi corazón se rompía, pensé que era verdad todo lo que me dijo. Pasó una semana sin que te viera y cuando te encontré en la universidad, actuando como si nada, me sentí tan enojado y traicionado que decidí ignorarte.
Hanamichi no podía creer lo que escuchaba, una ira contra el cuatro ojos inundó sus sentidos, quería golpearlo y romperle toda el alma, pero por suerte pudo controlarse ya que el Zorro seguía pegado a su cuerpo acariciando su espalda, por lo que decidió seguir entre sus brazos y aclarar todo, por ello le contestó – Zorrito hermoso, sí fui con Haruko a Tokio, fue porque el Gorila me lo pidió como un favor muy especial, ya que él sabía que yo sólo quiero a su hermana como a una amiga, que a quien amo es a ti y sí me pidió ese favor es porque ella ahora vive allá por la universidad, no sé como Kogure se enteró de eso, pero te juro que yo no juego contigo. Cuando me enteré que eran novios, casi me da un colapso. Me dedique a seguirlos para ver qué era lo que él tenía para haber ganado tu corazón y que tú no me dieras una oportunidad. Pero siempre que los veo, no actúan como una pareja, pareciera que se aburren de estar juntos.
¿Y tú lo amas, sientes algo por él? – preguntó Hanamichi. Kaede negó con la cabeza y le dijo – no, accedí a ser su novio por despecho, porque me sentí herido por ti y pensé que de esa forma podría olvidarte, pero ni sus besos ni sus brazos me hacen sentir lo que tú. Hanamichi con una bella sonrisa, le dijo – si fueras mi novio, todos los días sabrías lo que es sentir la adrenalina viajar por tu cuerpo, lo que es sentirse amado hasta lo impensable y…
Conmigo tú alucinarías, como no
Conmigo tú hasta el fin del mundo
Contigo yo me perdería
Contigo yo quiero todo y nada a medias…
¿Qué significa esto? Kaede por qué me haces esto, si yo te amo - decía un Kogure completamente enojado, destilaba furia por sus ojos al ver a los chicos abrazados, como si estuvieran en una burbuja y nadie pudiese entrar a ella. Hanamichi se despegó de Kaede y caminó hasta Kogure, al estar a pocos pasos de él dijo – Kaede, te amo, eres lo más importante para…
Pero tú ya tienes otro
Un tipo frio y aburrido
Un tonto que es un reprimido
Eso no te pega a ti no te va
No, no, no
Y tú cómo puedes decir que lo amas, si todo este tiempo parecen más compañeros, porque ni amigos parecen, además cómo pudiste decirle esas mentiras sabiendo que lo lastimarías, el amar a otra persona es desear y esperar su felicidad, aunque no sea contigo, si yo hubiese visto que MI Zorro es feliz a tu lado, me hubiera dado la media vuelta y no volverme a ponerme en su camino, pero esto no es amor – dijo el pelirrojo, dándose media vuelta se acerco a su Zorro, lo abrazó y beso con tanta pasión que el pobre Zorro sintió que sus piernas eran de gelatina, al despegarse siguió abrazándolo y le dijo:
Oye mi amor no me digas que no
Y vamos juntando las almas
Oye mi amor no me digas que no
Y vamos juntando los cuerpos
Kaede recobrado fuerzas en sus piernas, atrajo al pelirrojo hasta él y le beso con pasión, amor, desesperación, anhelo, después de semejante señor beso, viéndolo a los ojos le contesto:
Oye mi amor no me digas que no
Y vamos juntando las almas
Oye mi amor no me digas que no
Y vamos juntando los cuerpos
Kogure, se dio cuenta que había perdido, por lo que se dio media vuelta y se alejó de ellos, mientras los dos jóvenes seguían comiéndose a besos, acariciándose cómo si la vida se les fuera en ello y haciéndose promesas de amor entre beso y beso.
Fin