SuHo o Kim JunMyeon dueño de las empresa Kim, Veintisiete años, casado, historial policial limpio, un hombre intachable pero que por culpa de la envidia y la codicia de la competencia se ve obligado a huir del país, para poder protegerse de las personas que amenazaban con destruir a su pequeña familia.
Esposo ejemplar, conoció a su esposo, Lay o Zhang YiXing, a los dieciocho años de edad, cuando visitaba uno de los orfanatos que patrocinaba, este trabajaba como voluntario cuidando a los recién nacidos que eran abandonados en la puerta del orfanato, fue amor a primera vista por parte de los dos, se hizo amigo de Lay y a los seis meses de amistad se le confesó siendo correspondido por el tierno unicornio.
Cuando cumplieron un año y medio de novio SuHo no lo dudó y le propuso matrimonio a su adorable novio quien en un efusivo abrazo acepto, se casaron un soleado día de primavera, en el jardín de la casa que compartían, algo sencillo, como lo había pedido Lay.
Para su cumpleaños número Veinte Lay le dio el mejor de los regalos, en medio de la cena que le había preparado, le entrego una pequeña cajita, que al abrirla se llevó la mejor sorpresa de su vida, en ella se encontraba una prueba de embarazo que claramente decía que… iban a ser padres, su primer bebé, con la persona que amaba, con la que había tenido su primera vez, porque si, SuHo había llegado virgen a su matrimonio al igual que Lay, habían sido la primera vez del otro, cosa que dejo de ser en la romántica y apasionada noche de bodas en la casa de playa de SuHo.
Nueve meses después se encontraba esperando el nacimiento de su bebé y rezando porque su esposo saliera bien de la cesárea, ya habían pasado tres horas desde que habían ingresado a Lay y SuHo estaba que se lo llevaba el demonio de lo preocupado que estaba, no tuvo que esperar más cuando vio al doctor que atendía a su esposo salir de la sala de operaciones con una sonrisa en el rostro.
- Felicidades, la operación fue un éxito, han tenido a un hermoso y saludable varón.
Fue todo lo que le dijo al estar frente a él, SuHo no supo que decir, la alegría que lo embargaba era indescriptible, habían tenido un varón, la verdad no importaba el sexo del bebé, lo importante allí era que su bebé estaba bien al igual que su esposo.
- ¿Puedo pasar a verlos?
- Claro, ya debería estar en su habitación junto al bebé, sígame.
Lo guió hasta la puerta que lo separaba de su familia y con una sonrisa el doctor se fue dándoles privacidad. Suspiro y lentamente abrió la puerta para encontrarse con una de las imágenes más hermosas que haya podido presenciar, Lay tenía a su bebe en un brazo, mientras que con el otro sostenía el pequeño biberón haciendo que el bebe tomara la leche.
- Lay... - Susurro sintiendo las lagrimas deslizarse por sus mejillas.
Su esposo levanto la mirada y le regalo una de sus bellas sonrisas, lentamente se acerco a la camilla y vio a la personita más hermosa, después de su esposo, que había visto nunca, el poco cabello que tenia era de un castaño claro, una naricita respingona, labios llenos y finos, además de los preciosos ojos brillantes que lo miraban con curiosidad y aun con el biberón entre los labios le regalo una encantadora sonrisa, parecida a la de su madre.
- Mira SuHo, este es nuestro bebé, ¿No es hermoso? - Preguntó Lay con lágrimas en los ojos.
- Claro que lo es, se parece a ti. - Lay negó.
- Tiene tu sonrisa y tu nariz. - Sonrió nuevamente viendo a su bebé.
- ¿Como lo llamaremos?
- Hmm ¿Qué te parece LuHan? - Lay le miró.
- ¿LuHan? - Asintió.
- Me encanta, Lu significa Ciervo en Chino y ¿Has visto sus ojos? Parecen los de uno.
- Entonces LuHan te llamaras hermoso. - Le dijo al bebé mientras acariciaba su mejilla, el bebé volvió a sonreír y SuHo sintió su corazón derretirse de amor por esa pequeña personita, fruto de su amor, del amor más puro que pueda existir.
La empresa de SuHo fue haciéndose cada vez más grande, todos querían una oportunidad de trabajar o tener negocios con él, recibía elogios donde quiera que vaya, por su trabajo y por su hermosa familia, LuHan ya tenía un añito, era un niño muy tranquilo para ser un bebé, solo lloraba cuando se sentía mal o tenía hambre, era su pequeño angelito, de ganaba a cualquier persona con solo sonreírle, SuHo solo iba a la empresa dos veces a la semana, el resto lo pasaba junto a su esposo y a su pequeño bebé.
Cuando LuHan cumplió su tercer añito de nacido fue que tuvieron el primer atentado, ingresaron a su casa y forzaron su caja fuerte, por suerte no se encontraba nadie en la casa.
Pero los ataques fueron empeorando, cuando sorprendió a la muchacha nueva, que habían contratado para ayudar a YiXing con el cuidado de LuHan, echándole un polvo blanco a la leche de que estaba preparando para el bebé, enfrento a la chica y esta solo le dijo que un extraño le había pagado para envenenar a LuHan, horrorizado le pago a la chica para que desapareciera y nunca volviera a acercarse a su familia, no quiso contarle a Lay pero finalmente lo hizo, en su matrimonio no habría mentiras ni secretos.
Una noche mientras dormían, cuando LuHan ya tenía sus cinco añitos, ingresaron a la casa e intentaron llevarse a LuHan, pero fueron sorprendidos por la nana de su bebé, quien por suerte del destino sabia Kung-fu y pudo defenderlo, sin despertar al pequeño que yacía dormido en cama, pero cuando quiso ir a avisar a los dueños un disparo sonó en toda la casa despertando al pequeño que empezó a llorar por el fuerte sonido, SuHo y Lay se despertaron alarmados por el disparo pero el llanto de LuHan hizo que su alma abandonara sus cuerpos, a tropezones salieron de su habitación y encontraron cerca de su habitación a la nana de LuHan, muerta, corrieron a la habitación de su hijo, encontrándolo llorando en una esquina mientras un hombre vestido de negro lo acorralaba apuntándole con un arma, LuHan tenía los ojitos cerrados así que no les vio, sigilosamente se acercaron hasta el hombre de negro y con un Jarrón que anteriormente Lay le dio a SuHo, este lo golpeo, pero no logro noquearlo, al verse descubierto y un poco desorientado por el golpe salió corriendo, al instante ambos padres envolvían en un protector abrazo a su pequeño hijo, quien aún se sacudía por los espasmos que le provocaba el llanto, Lay y SuHo lloraron junto al pequeño.
Y hoy un año después se encontraba a lado de su pequeño, mientras su madre dormía en la habitación que habían adaptado en el Jet privado de la familia Kim-Zhang.