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La verdad del corazón. por Akudo

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Notas del fanfic:

Los odio a todos. Se supone que esta historia era un oneshot y listo pero miren a lo que hemos llegado *sob* No podía sacarme estas ideas de la cabeza y terminaron motivándome a hacer una continuación más, ya que parece que nadie puede quedarse conforme con un final dramático que deja abierta la incógnita de “¡¿Qué carajos pasó después?!”

Igual no puedo decir que esté enojada; en realidad amo, adoro y me vuelvo loca con el himuniji que se convirtió definitivamente en mi nueva otp favorita y hay que llenar la página con ellos y con mucho mpreg amargo wiiii… ah, y Takao. También habrá de él.

Los personajes son de Fujimaki Tadatoshi, el cual no creo que llegue a imaginarse a sus lindos chicos pariendo.

Notas del capitulo:

Iba a ser un largo oneshot que subiría en Crush junto a los demás pero me molestaba la idea de poner todo en un solo cap. Necesitaba darle un corte a las escenas que quería y por eso lo subo aparte en varios capítulos.

Las letras en negrita es porque hablan en inglés y en cursiva por teléfono.

Los días en los que todo estaba bien se veían tan lejanos que parecía que serían olvidados pronto, a pesar de que si pasaban el dedo por el calendario realmente no había sido tanto tiempo. ¿Así se sentía estar en el infierno? Como si tu alma vagara en el vacío por la eternidad cargando todas las penurias que sufriste en vida.

Se oía como un castigo justo para ellos.

Sin embargo querían seguir creyendo que tenían el derecho de arreglar algo.

Taiga se encuentra allá, ¿verdad? —no necesitaba seguir oyendo las mismas negativas de ayer ni del día anterior a ese y todos los demás. Estaban al límite de su cordura— ¡Tío!

Su única esperanza era que el señor Kagami le seguía respondiendo el teléfono. Él tampoco sabía qué hacer y con mentir no mejoraba nada.

Tatsuya, sabes que te aprecio como si fueras otro hijo mío y Taiga no me quiso contar nada, pero me cuesta respirar al recordar cómo apareció aquí casi en pedazos. Sólo me dijo que no quería saber nada de ti ni del chico con el que estaba… por favor, respeta eso.

Se notaba la desazón en las palabras del hombre. Sabía la relación tan especial entre ellos dos y la admiración y el amor que Taiga le tenía a su hermano y que no cambió en nada aún después de haberse convertido en adultos, por eso se le partía el pecho a la mitad con atreverse a imaginar lo que haya sucedido entre ellos para pudrir todos esos años juntos.

De Takao no sabía casi nada pero debía ser alguien tan especial como Himuro. Además, se supone que Taiga iba a tener un hijo con él.

— ¿Qué dice…? Himuro, ¿qué está diciendo?

Kazunari no aguantaba la angustia de ver al del lunar caminar por todas partes como si las plantas de los pies le quemaran, con una expresión terrible y cansada que no era muy diferente de la suya y discutiendo en un idioma que no comprendía.

No pudo obedecer el gesto que hizo el otro de que se mantuviera allí mientras volvía a alzar la voz desesperado. Su mente se estaba desprendiendo; sentía que cada vez se desconectaba más de la realidad, acercándose a pasos largos hacia la locura.

Corrió donde Himuro pidiéndole que le pasara el teléfono, que quería hablar. Éste se lo negó diciendo que lo dejara arreglar esto pero vomitaría si pasaba un segundo más sin hacer algo.

Le arrebató el celular apretándolo con todas sus fuerzas entre sus manos temblorosas cubiertas de sudor frío, gritándole que él no era el único que quería de vuelta a Taiga. El mayor se tragó su amargura y lo dejó solo para enfriar su cabeza o al menos intentarlo.

Takao se puso el aparato en el oído pronunciando a duras penas un patético intento de inglés.

¿Quién eres? —le respondió en japonés.

— Se- señor… yo soy Kazunari… la pareja de Taiga. —enseguida notó como la respiración del hombre se volvió tensa. No lo culpó— Lamento que la primera vez que hablemos sea en estas circunstancias pero… por favor, necesito saber de Taiga. Sé que le hice lo peor… —estaba luchando contra sus propias lágrimas, casi no podía hablar— Pero lo necesito… lo necesito conmigo o moriré. Dígale que me perdone, se lo suplico…

Kagami padre estaba convencido de respetar el silencio de Taiga, no obstante ese sufrimiento tan desesperante del chico le transmitía una pena y zozobra indescriptibles. Sus dedos temblaron y tuvo que preguntar qué pasó, qué es eso tan grave que parecía haber acabado con la vida de todos.

Escuchó todo en silencio aun cuando Takao pasaba un minuto o dos ahogado en un llanto que no podía reprimir antes de continuar. Se lo dijo todo, aquello que no debió pasar pero pasó, eso que pensó que podrían olvidar si lo encerraban en un baúl con mil candados y lo enterraban en cemento, lo mismo que se encargó de arrebatarles todo como una enfermedad incurable cuando algún dios dejó de desearles la felicidad.

Dejó al muchacho desahogarse mientras asimilaba todo y dejaba de intentar convencerse de que aquello era una cruel broma nada más. Sin embargo no pudo odiarlo, ni a él ni a Tatsuya, ni a esa pequeña inocente que no conocía.

Pero tampoco podía jalar la cuerda de su lado.

Sé que no he estado al pendiente de la vida de mi hijo tanto como hubiese querido, y por más mayorcito que se haya hecho sigo teniendo el instinto de protegerlo como sea. Si está sufriendo, lo consolaré, y si tú eres el causante de ese sufrimiento apoyaré su decisión de alejarte. Si lo amas tanto permite que recupere su vida poco a poco, así como tú, muchacho, necesitas enderezar tu propio camino.

Por más que Takao le rogó sólo obtuvo un “No vuelvan a llamar, por favor” y una desahuciadora despedida.

Himuro lo vio desmoronarse desde el marco de la cocina, viendo como se le escapaban las esperanzas junto con la vida misma. Otro llanto vino de la habitación, preguntándose por qué había tanta tristeza en ese lugar donde nació.

El mundo se les venía encima sin piedad, aferrados a un paraguas de alambres que no podía cubrirlos de la culpa.

Notas finales:

Infinitos agradecimientos a todos los que están pendientes de la historia.

Al final les tengo guardada una sorpresita.


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