–Te estás quedando dormido sobre tus juguetes.
–No es cierto.
–Apenas tienes los ojos abiertos –El padre tomó a su pequeño hijo de tres años en brazos y se dirigió al cuarto del menor.
–¿La luz está bien así?
–La lámpara –Pidió el menor –. Papa –lo llamó sonrojando sus mejillas –, ¿puedes contarme un cuento?.
Nunca fue bueno contando historias, pero ahora como padre suponía que era parte del cargo.
Arropó al pequeño y sus ojos verdes se abrieron expectantes por la historia que escucharía.
Tomó asiento a los pies de la cama y empezó.
–Hace mucho, mucho tiempo atrás, existió un muchacho. Él vivía en una ciudad de enormes muros de piedra, tenía papá y mamá, y jugaba con sus amigos todos los días, pero había un gran peligro acechándolo.
–El muchacho soñaba con salir de aquella ciudad y ver que había más allá de los muros, pero era muy peligroso hacerlo pues afuera habían titanes.
El rostro temeroso del pequeño divirtió al padre –No te asustes, los titanes no existen, recuerda que es un cuento –El menor asintió y el padre continuó.
–Un día, el muro fue destruido y los titanes entraron a la ciudad y destruyeron todo, entonces la vida de este muchacho nunca sería la misma.
Decidió junto a sus amigos entrar en el ejército y luchar contra los titanes. El muchacho quería hacerlos desaparecer, quería proteger a sus amigos y además aún deseaba conocer el mundo detrás de los muros.
En el ejército conoció a la persona que más admiró durante toda su vida
–El soldado más fuerte de la humanidad –Habló su hijo con ansiedad y el padre sonrió.
–Así es, el soldado más fuerte de la humanidad. El muchacho aprendió mucho de él y luego de poco tiempo se hicieron amigos, pero había un secreto sobre el muchacho, uno que nadie conocía, él podía transformarse en titán y cuando todos lo vieron, le tuvieron miedo.
El soldado más fuerte de la humanidad se había prometido destruir a todos los titanes del mundo, pero no podía hacerlo con el muchacho, pues sabía que en él había bondad, entonces frente a todos decidió volverse su guardián y estar junto al muchacho por siempre –
El padre acarició el pequeño rostro de su hijo y espero a que hiciera lo mismo de todas las noches.
–¿Qué pasó con el muchacho? ¿Qué pasó con su amigo? Papá cuéntame ¿conoció el mundo detrás de los muros?.
–Es hora de dormir –Sonrió mientras el pequeño le fruncía el ceño –, mañana continúo –Declaró para tranquilidad del menor y con delicadeza le beso la frente. – .Buenas noches Eren.
Cerro la puerta tras de sí y en el comedor de su casa encontró a una mujer de lentes, sentada bebiendo un café.
–Creo recordar esa historia algo diferente –Le sonrió, pero el solo ignoró el comentario.
–¿Cómo entraste? –Camino a la cocina y se sirvió una taza de café.
–La llave bajo el extintor. ¿El –miro hacia el cuarto del menor –, no ha recordado nada?
Levi negó con la cabeza solo una vez y bebió de su taza.
–¿Qué has sabido de los otros? –Tomó asiento al otro extremo de la mesa y espero que le informara de la situación, justo como antes.
–Petra y los demás si recuerdan sus vidas, todo, sin embargo nadie del escuadrón de Eren recuerda nada.
–Armin ya está en la universidad, al igual que Mikasa. Jean, Marco y Annie están en secundaria y los demás tienen edades entre 8 y 13 años –Hanji terminó su café y dejó la taza de lado –. Ninguno recuerda nada ni tampoco parece que va a pasar pronto.
Luego de escuchar, Levi solo sorbió otro poco de su café.
–Quizás debí ser yo la tutora de Eren.
–Claro que no –Respondió autoritario.
–Ahora que eres su padre, no hay forma en que las cosas vuelvan a ser como antes, su relación no será igual.
Levi, dejando la taza de lado concentró su mirada en un punto cualquiera del lugar –Lo sé, pero fue mi misión cuidar de él antes y lo sigue siendo ahora.
Hanji miro a Levi con un dejo de empatía y suspiro pesadamente –Bien, ya es tarde, me iré –Se puso en pie y no espero a que el otro se despidiera.
Una vez solo Levi se permitió, por un momento, recordar su vida anterior, el dolor, el miedo, la pena, la ira. Solo una cosa buena le había pasado en ese mundo y ahora tenía a esa persona con él.
Podría vivir como el padre de Eren si con eso lo podía ver a diario.
Las cosas estaban bien así.