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"Un Par De Canciones Llenas De... Sentimientos" por cr0wley r3a15

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Notas del capitulo:

Hola...!! como les va? Bueno me quede dormida en cuanto actualice el otro fic y, ps como el calor esta infernal; me desperte xD. Subo tambien de esta historia y, aunque cambie por completo el resumen, por que como en todos los capitulos tienen un pedazo de cancion y, el antiguo no tenia nada que ver...lo cambie. Espero que no haya sido algo erroneo de mi parte.


Bien, espero que el anterior capitulo les haya gustado, tanto como a mi y, disculpen si no comprendieron al principio TT^TT voy a mejorar lo prometo... Este "Track" como bien leen se trata de la cancion de Sam smith y, acontinuacion la pueden ver aqui:


https://www.youtube.com/watch?v=G2iWVDhCY6Q&list=LLorIVitz0Cg8LIg6CtRcBzw&index=52


Es una cancion hermosa y, a mi me encanta, espero que sea de su agrado el capitulo... se los dejo:


 


Nos leemos abajo♥

 

“Guess it's true, I'm not good at a one night stand. But I still need love, because I'm just a man.
These nights never seem to go to plan. I don't want you to leave.
Will you hold my hand?”

By: Sam Smith.

 

~.Presente.~

 

       Ha pasado cerca de una semana completa desde que vi por primera vez a ese chico llamado Uchiha Sasuke a las afueras del hospital donde trabajaba como voluntario de la “salud”, como a mí me gustaba llamarme. Estuve planteándome durante ese transcurso el mandarle algún mensaje, pero en ningún momento halle la manera para sostener una buena conversación.

      ¿De qué podría hablar con él? Sabía que debía de tener una excelente excusa para poder llamarle y, aunque en estos momentos no se me ocurría absolutamente nada, tendría que encontrar la forma. Deseaba poder verle una vez más. En ciertas ocasiones, cuando cerraba mis ojos, incluso podía ver su rostro, me gustaba y, a pesar de que sonora muy estereotípico; no me importaba.

       Cada vez que terminaba la escuela, me dirigía rápidamente hasta el hospital. Y, justamente hoy no era diferente. Sin embargo, desde que me lo tope allí, tenía la vaga ilusión de volver a encontrármelo por casualidad, pero nunca pasó y, las ansias se hacían más intensas todavía. Cuando llegue al área de niños con leucemia, me dirigí rápidamente a ver a Konohamaru (un pequeño de 12 años muy positivo) para ver cómo había salido la quimioterapia. Entre a la habitación donde llevaba su tratamiento, en cuanto me vio, su sonrisa se amplió.

- ¡¡Naruto-ni!! – Exclamo con fuerza. Logrando que yo también ejerciera una sonrisa al verle tan entusiasmado.

- ¡Hola! Konohamaru – Lo salude sonoramente, ampliando aún más mi sonrisa, compitiendo con la de él.- ¿Cómo te sientes?

       A Konohamaru le diagnosticaron Leucemia Linfocítica Aguda (un nombre muy largo, por cierto), desde hace un año, exactamente. Al principio le dijeron que era una simple anemia lo que padecía, pero que se fue desarrollando con el pasar del tiempo en un cáncer en la sangre, lo que actualmente padece.

       Y, ahora lo están induciendo a quimioterapias para lograr una remisión, lo cual significa que ya no se encuentran células leucémicas en las muestras de medula ósea y que las cuentas de sangre son normales, pero…una remisión no es precisamente una cura.

- Bueno… Me he sentido un poco cansado y, las náuseas han sido asquerosas – Me dijo, agachando un poco su cabeza.- Pero… ¡Ya estas aquí! Eso es lo importante.

- Si, efectivamente – Dije sonriéndole.

       A decir verdad, me frustraba demasiado el saber por todo lo que tenía que atravesar para poder combatir el Cáncer y, el sentirme impotente de no poder hacer nada para ayudarlo, me mataba. Estuve investigando algo sobre el tema en la internet, pero era prácticamente imposible hacer algo y, lo único que pude hacer, fue aprender un poco sobre su enfermedad (así lo comprendía un poco mejor) y, tratar de alivianar su ánimo.

        Él era un niño muy positivo a decir verdad, pero aun así en ocasiones se dejaba caer (un efecto colateral del cáncer) y, para eso me encontraba yo para ayudarlo, aunque fuese solo un poco. Estuvimos jugando durante un rato, riéndonos y haciendo bromas entre nosotros, hasta que fue demasiado para él, quedándose dormido. Una enfermera de cabello rosa entro, para medicarlo:

- ¡Hola! Naruto – Me saludo con una media sonrisa.

- ¡Que tal! Sakura – Respondí el saludo. Ella se acercó hasta la manguerita que llegaba al brazo de Konohamaru (suero) y, le administro algún medicamento con nombre exótico, tal vez.- ¿Es para las náuseas que ha tenido?

- Si, la quimioterapia es muy dura en ocasiones y, más en niños – Menciono con nostalgia.- ¿Vas a subir a verlo? Ha preguntado por ti.

- Lo hare… Después de todo también necesito verlo – Añadí.- Pero iré en cuanto lleguen sus padres.

      Dirigí una mirada rápida a Konohamaru y, ella asintió levemente.

- Eres bueno con él – Me sonrió.- Me gusta eso de ti.

- Me agrada – Dije, sintiendo un dolor en el pecho.

      Sí y, me agradaba mucho. Y, verle en esa situación me acongojaba demasiado, pero lo único que podía hacer en esos momentos era confiar en el sistema médico. Ella mientras tanto termino su rutina y fue ahí cuando la puerta volvió a abrirse:

- ¡Buenas! – Saludo jovialmente.

      Era el papá de Konohamaru, un hombre de cabello corto, color negro, con barba y grandes patillas del mismo color, sus ojos eran de color marrón. Se adentró en la habitación, sentándose en el borde de la cama, admirando a su hijo.

- Hola Sr. Asuma – Le dijo ella, yo simplemente le di una mirada rápida, asintiendo a su saludo.

- ¿Cómo está? – Pregunto, mirándonos a ambos.

- Se quedó dormido mientras jugábamos – Dije.

- Si, la quimioterapia suele tener ese efecto, nada fuera de lo normal – Añadió ella.

- Bien – Dijo, soltando un suspiro al aire.

        Él deposito un beso en la frente de Konohamaru, sonriendo ligeramente. Deslizo su mano, recorriendo el rostro de su hijo, acariciándole con cuidado de no despertarlo, él hizo un comentario sobre cuando Konohamaru era más pequeño y, diciendo que le encantaba dormir, mientras que él le acariciaba sus mejillas para poder conciliar el sueño. Y, después de decir eso, le miro con condescendencia. Sakura se marchó cuando termino de hacer su rutina, siendo seguida por mí. Me despedí del Sr. Asuma, indicándole que vendría otro día. Asintió.

 

 

      Me subí en el ascensor para poder llegar al cuarto piso, donde se encontraba el área de hospitalización de adultos mayores. Me dirigí hasta la habitación número 303 y, entre. El cuarto se encontraba con la luz apagada y, solamente una tenue luz artificial (de una lámpara) la medio alumbraba.

      La persona ahí se encontraba leyendo un libro, usando sus lentes para que no le lastimara la vista mientras leía. Tenía unas puntas nasales colocadas en su nariz, estas le depositaban oxígeno.

- Hola – Salude, agarrando una silla y, acercándome a la cama.

- ¡Naruto! Hacía días que no venías a verme – Me dijo, cerrando su libro.

- ¿Leyendo su libro de nuevo? – Pregunte, refiriéndome al libro que portaba.

- Bueno, puede que lo haya escrito yo pero… quiero recordar mientras pueda lo que está escrito en el – Dijo en un tono jovial.

- Puras cosas cachondas de seguro – Dije, riéndome después.

- No lo sabrás hasta que lo leas – Me indico.- ¿Cómo te ha ido? ¿La escuela que tal?

       Solté un ruidoso suspiro, casi cansado.

- ¿Tan mal va? – Me pregunto con curiosidad.

- No al contrario, va bien es solo que… - Hice una pauta antes de continuar.- ¿Recuerdas al chico que te mencione hace una semana?

- Si – Dijo limitándose a decir más.

- Bueno… pues he querido marcarle pero… no sé, no tengo que decirle – Le conté, pero más bien únicamente para saber si podía darme algún consejo.

- ¡Cielos chico! ¿Por qué diablos escogiste ese bando? – Pregunto, ocasionándome una torcida sonrisa.- Deberías leer mi libro, tal vez así cambias de ideas.

     Reí a carcajada limpia. De verdad era un total pervertido y, me agradaba mucho.

- Carajo, tú y tu manera de hacerme un pervertido ¿Olvidas que soy gay, verdad? – Pregunte con sorna.

- Bueno podrías ser un gay normal si te gustara la perversión ¿Sabes? – Se carcajeo y, le seguí la risa rápidamente.

- Supongo – Añadí.- Pero eso no va conmigo, Sr. Jiraiya.

- ¡Jiraiya! Me siento muy viejo cuando me dicen señor – Me recrimino.

- Pero estas viejo – Arremetí contra él, causándole una mueca en señal de disgusto.- Bueno, bueno no te alteres jovenzuelo o tu frecuencia cardiaca subirá.

       Jiraiya era otro de los pacientes del hospital y, también en ocasiones le hacía compañía cuando su esposa no se encontraba. Él padece de insuficiencia cardiaca crónica y, por el momento le mantienen bajo vigilancia constantemente. Él siempre se la pasaba bromeando sobre su enfermedad, que según él, fue a causa de tener muchos paros cardiacos por efecto del cuerpo de su esposa (claro que los paros no fueron verdad, pero no le negaba de que su esposa tuviera un buen cuerpo), y que por eso su corazón empezó a fallar.

      Él, al igual que Konohamaru me agradaban muchísimo. Y, esa era una de las partes más difíciles para mí, ya que el saber que era lo que tenían y, no ser capaz de hacer absolutamente nada por ayudarles, me invadía una gran impotencia. En una ocasión platicando con su esposa, la cual era doctora, me comento que si su enfermedad evolucionaba a terminal, tendrían que trasplantarle un nuevo corazón y, la lista de espera era…grande. Apreté mis puños por coraje al recordarlo.

- ¿Y, bien? – Pregunto, sacándome de mis pensamientos.- ¿Le llamaras?

- ¿A quién? – Pregunte, no sabiendo muy bien a quien se refería.

- Del chico del que me hablaste ¿Acaso prestas atención a tus pensamientos? – Pregunto.

- No lo sé, supongo – Dije, no muy seguro.

- Pues si te quedas con esos pensamientos, no podrás verlo jamás – Dijo.- Entonces ¿Quieres que te lea un párrafo lascivo para que efectúes con tu amado?

- ¡¡Jiraiya!! – Se escuchó tras de mí.- ¡Es un niño por dios!

- ¿Niño? – Pregunto irónico, regresándome a ver de pies a cabeza.- Tan solo míralo mujer, es más que seguro que tiene esos calenturientos pensamientos.

- ¡¡¡Jiraiya!!! – Exclamo con más fuerza, acercándose a nosotros.

       Le mire por el rabillo de los ojos. Estaba echa una fiera.

- No se preocupe Sra. Tsunade, es muy gracioso en veces – Reí con las elocuencias de él.- Además ya estaba por irme.

- ¡Ya vez! Mira lo que ocasionas Tsunade – Dijo, refiriéndose a su esposa, con tono indignado.- Ahora no podre burlarme de él.

- En otra ocasión se burla todo lo que quiera ¿Bien? – Dije, dándole palmaditas en el hombro; consolándole.- Me voy, tengo algo que hacer.

- Gracias, Naruto – Dijo ella con amabilidad, él me dio una fuerte palmada en la espalada, sonriéndome.

- ¡Nos vemos! – Dije.

        Volví a mirarles sagazmente. Ella le dio un rápido beso en sus labios y, que él correspondió encantado. Su esposa se sentó en la silla donde me encontraba antes; se veían felices ambos. Mi mandíbula se contrajo por la impotencia.

        Me retire del hospital temprano. Le dije al encargado que tendría una maratón de exámenes y, que debía de estudiar para no suspender en el intento. Me dirigí hasta el estacionamiento donde había dejado el automóvil que me heredaron mis padres, tome mi celular.

 

 

.-.-.-.-.- [NS] -.-.-.-.-.

 

       Me encontraba leyendo mi libro por milésima vez, bajo las sabanas de mi cama. Para ser honesto, era demasiado tarde ya, pero nadie me decía nada al respecto y, eso me gustaba. Mire por el rabillo de los ojos; 5:30. La verdad me había vuelto un completo vago y, lo único que me liberaba era cuando leía mi colección de libros.

      Incluso me imaginaba ahí, en aquellos lugares donde se efectuaba la trama. Eso era mejor que salir de mi habitación y, así había estado durante mucho tiempo. Cuando estaba por terminarme el ultimo capitulo, escuche vibrar mi teléfono celular; me extrañe.

       Lo tome por debajo de la almohada, viendo después la pantalla. Engrandecí muchísimo los ojos, me había sorprendido demasiado la llamada, descolgué de inmediato.

- Hola – Dije sin demostrar emoción.

- ¿Haces algo interesante? – Me dijo, oyendo su risa.

- Supongo… pero creo que para ti, tal vez no lo sea – Conteste, sonriendo de lado.

- ¿Qué lees? – Me pregunto.

     Voltee a ambos lados, supervisando que no hubiera cámaras ocultas en mi habitación.

- ¿Cómo sabes que leo? – Pregunte incrédulo.

- Bueno… eso es lo único que no me interesa mucho – Me afirmo.

- Bajo la misma estrella – Dije. Refiriéndome al libro.

- Suena un poco dramático ¿No? – Me pregunto, yo asentí con la cabeza, pero entonces recordé que no podía ver mi gesto.

- Si, un poco – Admití.

        De pronto escuche del otro lado, el ruido estruendoso de un motor.

- ¿Estas manejando? – Le pregunte con curiosidad.

- Algo así, entonces… ¿De qué va el libro? – Cambio la conversación, volviendo al principio.

- Trata de un chica con cáncer, ella ésta obsesionada con hallar las respuestas de un libro que leía sobre una chica que también padecía cáncer… ¿irónico verdad?

- ¿El qué? – Me pregunto sin comprender.

      Suspire cansino.

- Una chica con cáncer que lee sobre el cáncer – Dije al fin. Mientras tanto, me descubrí de las sabanas, volviéndome para mirar el techo.

- Puede ser… Tal vez sea una manera de identificarse – Comento, sorprendiéndome un poco.

- Sí, puede ser – Afirme.

       Nos quedamos durante unos minutos sin decir absolutamente nada ¿Estaría ocupado? O ¿Simplemente le aburría mi conversación? Entonces hablo:

- ¿Quieres que vaya por ti y, me cuentes más sobre ese libro? – Pregunto. Me levante de golpe, asombrado totalmente.

- Podrías quedarte a cenar ¿Quieres? – Le pregunte.

- ¡¡Claro!! Mándame tu dirección por Whatssap – Dijo.

      Escuche una fuerte aceleración de un motor (probablemente el suyo) y, después de eso la línea se cortó. Como dijo, le mande mi dirección. No es que no quisiera salir con él, pero me sentía demasiado cansado como para salir de mi hogar, así que preferí decirle eso. Después de 30 segundos en que le había mandado el mensaje, me respondió:

         Conozco el lugar. Llegare dentro de poco.

     No quería responder, pero tendría que avisarle que había visto su mensaje. Sin embargo, baje primeramente las escaleras para poder dirigirme a la cocina donde se encontraba mi mamá, preparando la cena. Y, le conteste:

          Bien.

      Me acerque un poco a mi mamá, rodeándole por la cintura con mis brazos. Le deposite un beso rápido en la mejilla, ocasionando un ligero sonrojo de su parte. La cocina olía demasiado bien. Me senté después en la pequeña mesita que teníamos ahí y, le hable.

- Mamá, he invitado a un amigo a casa ¿Esta bien? – Dije, aunque ya no había vuelta atrás. Ella se volvió hacía mí.

- ¿Le gustan los onigiris? – Me pregunto mi madre, cosa que no podría responderle.

- Supongo – Mentí totalmente, levantándome de mi sitio para tomar un poco de jugo de naranja, situado en la nevera.

- Esta bien, pondré un plato más entonces – Me dijo, sonriendo y, consecutivamente volvía a  lo que hacía.

- Ok.

       Me aleje de la cocina. Salí al patio trasero de nuestra casa con un poco de dificultad, ya que sentía que me faltaba el oxígeno, me senté en el césped. Mire a mi alrededor y, recordé las incontables veces en que me la pasaba con mi hermano mayor allí, jugando a diestra y siniestra.

       Hacía mucho tiempo ya, que no me la pasaba tanto tiempo a fuera, lo único que me gustaba era estar en mi habitación, leyendo algún libro varias veces. Como con el que me había clavado demasiado ahora, no es que me gustaran las patéticas relaciones dramáticas entre los protagonistas, sino que de cierta manera sentía su dolor.

       Me levante con cuidado, no quería que se me fuese la vida en ello. Mientras volvía a meterme en la casa, escuche la vibración de mi celular en mi bolsillo. Lo saque de donde lo había situado y, deslicé la pantalla para quitarle el bloqueo y, poder ver quien me hablaba. Cuando vi su mensaje, torcí una media sonrisa, sí que era elocuente ese sujeto.

          Abre. He llegado a tu rescate.

Le respondí:

          No estoy en aprietos, como para necesitar tu ayuda.

Me contesto, después de un segundo:

          Leer libros mata, por eso te ayudare. Abre.

 

       A decir verdad, en ningún momento había escuchado el timbre de la casa. Y, por su incesante apuramiento, me dirigí a cuestas a la puerta de entrada. Coloque mi ojo derecho en el pequeño orificio de ésta para observar si había alguien, pero no lo había. Así que la abrí. Cuando salí me acerque un poco a las escaleras de la entrada y, entonces le vi a lo lejos en la acera, sonriendo de oreja a oreja, como recordaba.

       Se acercó rápidamente después de verme. Llevaba puesto un pantalón mezclilla azul marino y, una camisa manga corta, color blanco. Llevaba puesto unas gafas de sol y, en su cabeza tenía puesto un gorro tejido de color negro. Se veía bastante guapo y tenía que admitirlo. Lo curioso era que llevaba un ramo de girasoles, cuando llego a mí, me sonrió.

- No creas que son para ti – Me dijo, mientras se acomodaba los lentes, en un delicado movimiento que lo hizo ver extremadamente sexy.

- Supongo que son para mi madre, entonces – Le dije, sonriendo de lado.

- Debo de caerle bien ¿No? – Me pregunto. Aunque al principio no supe que responderle ¿Se estaba acaso insinuando? No lo sabía.

- A todo mundo le caes bien con solo sonreír – Le apremie. Haciendo que ejerciera una sonrisa aún más amplia que hace unos segundos.

       Puse los ojos en blanco, mientras me volvía de nuevo hacía la casa. Él me siguió.

- ¿Cuántos son en tu familia? – Me pregunto, colocándose a mi lado.

- Somos cuatro – Mencione. De pronto comencé a sentir una fatiga moderada en mi pecho, casi podía sentir que me desmayaba. Así que me detuve en las escaleras.

        Deje caer mi trasero en las escaleras, sintiendo una rápida oleada de pulsaciones en el pecho, que me oprimían constantemente el corazón. Me asuste. La visión se me estaba nublando poco a poco y, mi respiración se estaba haciendo pesada.

- ¿Te encuentras bien? – Me pregunto él. Lo mire a los ojos y, su expresión me indicaba que de verdad me encontraba fatal.

- Solo… me canse…no te preocupes – Le dije con dificultad. Él se sentó a mi lado y, de pronto comencé a sentir menos fatiga.

        Después de unos minutos de haber estado sentado, mi pulso y mi respiración se fueron normalizando. Le regrese a mirar y, su semblante aún se observaba preocupado, así que le hable:

- Suelo ser un total marginado – Musite un poco mejor, él solo me lanzo una mirada furtiva.

- Más bien un vago – Comento sin tapujos. Yo torcí una sonrisa ligera por su halago.- Además, tal vez solamente necesites estirar esas piernas flacas que tienes.

- Tal vez… - Dije a manera de suspiro.

        En cuanto me sentí mejor, me levante de mi lugar. Él también hizo lo mismo que yo, mientras me seguía de cerca. Abrí la puerta de madera y, le hice un gesto con la cabeza de que podía entrar en ella, pero decidió dejarme entrar a mi primero, como si fuera una damisela en peligro y que necesitaba oxígeno para poder vivir.

       Y, me adentre a la casa primero. Mi hogar era un poco acogedor y, digo poco por qué lo verdadero acogedor se encontraba en mi habitación; mi cama. Es la típica casa contemporánea y, el refugio de mi existencia por completo. Naruto parecía ser del tipo de persona que le gustaba curiosear a sus alrededores sin esperar a que uno mismo le diera permiso, en verdad era todo un caso y, un caso muy sexi.

       A simple vista era una ardiente llama que hacía arder las pupilas de tan solo verle de cerca. Y, su sonrisa era como si miles de luces estuvieran encendidas y, juntas eran una luz ardiente en todo su esplendor. Sí, si tuviera que describirlo sería de esa manera. Sobre todo su personalidad, que al igual que su apariencia llamaba la atención de cualquiera y, yo no era la excepción. Me agradaba.

- ¡Sasuke! La comid… - Dijo mi madre, saliendo de la cocina y, quedándose boquiabierta al ver al sujeto que ya se había postrado en el sofá favorito de mi padre.- Hola…

       Naruto se levantó rápidamente del sillón que le pertenecía a mi padre. Se acercó justamente a una distancia prudente y, le extendió los girasoles a mi madre, quien le miraba anonadada.

- Un gusto conocerla, es usted una mujer hermosa – Dijo con esa peculiar sonrisa en sus labios, haciendo que mi madre se sonrojara.- Y, no digo eso de todas las mamás.

       Mi madre aun le seguía contemplando, cosa que solo ocasionaba que Naruto siguiera con su rollo de persona genial. Y, aunque si bien le funcionaba su actitud, ciertamente le hacía verse aún más atractivo de lo que ya me parecía antes y, mucho más que cuando le conocí.

- ¿Por qué no dijiste que ya había llegado tu amigo? – Me pregunto un poco molesta, más por como la había encontrado.

- ¿He sido grosero con mi llegada? – Pregunto él, mientras nos miraba a ambos.

- No, no para nada ¿Cómo te llamas? – Le pregunto mi madre.

         Ella coloco los girasoles en un florero y, los coloco justo en medio del comedor.

- Uzumaki Naruto, es un placer – Él extendió su mano en señal de saludo.

       Mi madre acepto su gesto y, yo, me comenzaba a sentir más fatigado de lo que ya me encontraba hace unos momentos en las escaleras. Deseaba poder subir a mi habitación y acostarme en mi cama, pero no podía hacerlo mientras no se despegara mi madre de Naruto. Así que me senté en una de las sillas de la barra, a la vez que me frotaba las sienes en un intento de aminorar el cansancio que comenzaba a sentir y, mi madre se dio cuenta.

- ¿Por qué no suben a tu habitación Sasuke? Yo les aviso cuando ya éste todo listo – Nos dijo y, yo agradecí infinitamente.- Además ya falta poco para que llegue tu padre e Itachi.

- ¿Puedo? – Menciono un poco incrédulo, algo así como si no pudiera creer lo que mi madre decía. Yo le hice un gesto con la cabeza, afirmando.

          Subimos las escaleras que se dirigían a mi fortaleza, pero cada vez que daba un paso era como si estuviera en la luna y, la gravedad me impidiera caminar con facilidad. Abrí rápidamente la puerta de mi habitación, abriéndole paso a Naruto para que entrara también; me sonrió. Me metí en la cama como si la vida se me fuera en ello (literalmente), y abrace mi querida almohada, sintiendo un gran alivio en mi pecho por no tener que volver a estar parado.

- En verdad eres un vago – Me dijo, mientras empezaba a curiosear entre mis cosas. No le di mucha importancia, no porque me molestara que lo hiciera, sino porque me sentía cada vez más agotado.

          Me volví en un intento de poder mirarlo y, no parecer grosero ante él por no responderle. Quise incorporar mi cuerpo para estar erguido, pero no pude, así que me quede mirándole de lado, mientras mantenía mi cabeza recostada en la almohada.

- ¿Sabes? No hacer nada, cansa – Le dije tontamente. Para ser sincero no deseaba decirle, era alguien a quien apenas conocía y, enseñarle mi habitación era todo un logro de mi parte.

- ¿Entonces? – Musito, sentándose en el borde de mi cama.

- ¿Entonces qué? – Pregunte sin entender que era lo que quería.

-  Entonces ¿Dónde está ese libro que te mata por leerlo? – Pregunto, enarcando una ceja curiosa.

         Caí en la cuenta de a qué se refería. Le indique con mi dedo índice el libro, el cual lo tenía sobre el buró que estaba a un lado de mi cama. Él giro su cabeza en la dirección indicada y, se levantó solo un poco para poder alcanzarlo y, le vi contraer los músculos de su brazo al momento de ir por el libro y, le contemple la acción por los segundos que duro. Estaba realmente bueno el rubio. 

- Me recuerda a la escuela – Me dijo, mirando detenidamente la pasta del libro. Le mire confuso y, lo noto.- Si, tan solo míralo. Las letras de la pasta están escritas como si fueran crayolas.

        Observe nuevamente mi libro y, era cierto. En verdad daba esa impresión y, era lo que más me gustaba, era como si regresara a la escuela cuando veía la pasta. Lo que me trajo una enorme nostalgia de tan solo recordarlo. De pronto Naruto se retiró los lentes de sol que aún mantenía puestos y, me miro.

        Me quede impactado con aquellos ojos azules tan profundo como el océano, era como si estuviera viendo el cielo azul en sus orbes. Y, eran como agua cristalina donde podía ver mi reflejo en ellos. Me le quede observando durante unos segundos, donde esos segundos se me parecieron una eternidad, me encantaban sus ojos.

- Si te me quedas viendo así, creeré que te gusto – Musitó sonriendo.

         Y, fue como una advertencia para mí, ya que sin intentarlo los colores estaban queriendo salir a relucir en mis mejillas y, las detuve por completo. Y, aun así después le respondí:

-  Puede ser… - Dije socarronamente.

        Fue entonces cuando le sorprendí con la guardia baja, porque únicamente me regalo una sonrisa satisfecha, algo así como si lo estuviera deseando. Me agrada mucho ¿Tal vez química? Lo único que sabía en estos momentos era que me gustaba y, mucho.

- ¿Puedes quedarte hasta tarde? – Pregunte a modo se susurró. Mi pobre corazón se sentía ahogado con su presencia y, aunque entendía que era un total desconocido, no me importaba.

          Quería que se quedara conmigo por más tiempo. Y, aunque sabía que no era nada referente con sentir amor, no deseaba que se fuera, sentía que lo necesitaba a mi lado por alguna extraña razón.

- Me quedare contigo.

 

 

“No busques una persona para salir, busca una persona para quedarse”

 

Notas finales:

Hola...!!! que tal el capitulo?? Bien, espero que les haya gustado aunque sea un poquito xD... a mi me encanta escribir esta historia y no se porque (¬¬") Bueno lo queria subir el sabado pero no podre ese dia...  


Espero que puedan animarse a comentar (anda que no muerdo xD... mucho jajaj) y, dejen su opinion y/o sugerencia o alguna critica constructiva, ya saben que el escritor se alimenta de sus lindos lectores ^^ y sino, les lanzare muchos chidoris con la ayuda de sasuke xD...


Gracias por seguir y leer mi loka idea retorcida xD, nos leemos para el siguiente capitulo...Espero sus reviews (nada más no me dejen esperando x siempre T.T jajja) y, una vez más...Gracias.


 


Besos de su amiga: Crowley♥


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