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Olvídalo por Pato359

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-Amigo, es mejor que lo olvides.

-¿Por qué? -contesté entre lágrimas.

-¡Te ha hecho mucho daño! Mírate como estás. No comes, sufres de insomnio, esta habitación ya apesta a alcohol y esta demasiado oscuro...

Con la mirada baja comencé a reí.

-¿Qué te pasa? ¿te parece chistoso lo que digo? ¡Kai!

-Por qué...

-¿Eh? -Baek Hyun se quedó mudo.

-Por qué... todos solo toman esos recuerdos... ¿Sabes cuán feliz me hizo? Tantos besos, abrazos, caricias, palabras, detalles... Fueron cuatro años de felicidad.

-Que fueron rotos en un día -contestó exaltado-. No lo defiendas. Puede que hayas sido feliz con Soo pero al parecer él no lo fue contigo.

-¡Mentira! -grité. Que me diga eso, en especial en estas circunstancias, es peor-. Él y yo fuimos igual de felices. El destino es el que no está a nuestro favor.

-Destino, destino, ¡patrañas! Si él realmente te amó, hubiese luchado contra sus padres para no casarse e irse del país.

-Tal vez, pero yo conozco bien a Soo. Estoy seguro que no quiso ir contra la voluntad de su padre enfermo y su madre con los días también contados. Además, todavía no se ha casado ni se ha ido.

-¡No lo defiendas!

-¡No lo estoy defendiendo! Respóndeme Baek, si estuvieras en su situación qué harías -estaba con los humos en la cabeza. El alcohol que ha sido como mi pan de cada día está recorriendo mi organismo y alimenta más mi cólera y mi tristeza.

Él se quedó callado. No sabía que responder. Claro, creo que tendría que ser muy egoísta para negarse... Creo que yo hubiese hecho lo mismo que hizo Soo... La verdad, no lo sé. Intentaría hablar con mis padres y pedir su consentimiento para dejar el matrimonio e irme con quien realmente amo, si no se puede, no habría opción.

-Anda, ve a bañarte -por estar metido en mi mismo, no escuche los pasos de Baek Hyun acercándose a la ventana de la habitación y abrir la persiana. La luz de la mañana me golpeo directamente a los ojos y una jaqueca invadió mi cabeza. Entre el dolor, mire la habitación. Botellas y pedazos de cristal esparcidos por el piso, la cama destendida y con demasiadas arrugas.

-Que vayas a bañarte -dijo más serio.

Me levante, a la jaqueca se le sumo un mareo que hacia verme estrellado contra el suelo. Milagrosamente, llegué al baño y con todo y ropa entre a la ducha. El agua fría cayó primero empapando mi rostro. Retire la ropa mojada de mi cuerpo para darme una buena ducha. Al salir, me seque con una toalla y me puse la bata encima. Al mirarme en el espejo no me reconocí. Parecía otra persona, una que ha sufrido demasiado, que esta demacrado, sin vida ni razón de existencia... Suspiré, salí.

La habitación de hotel volvía a ser como la recordaba cuando entre hace ¿tres noches? Pienso que Baek puede hacer magia o yo me demoré demasiado dentro del baño.

-Mira, cogí una muda de ropa, pontela -sobre la cama ya arreglada había unos vaqueros, una camisa roja, bóxer, medias y una chaqueta.

-Gracias.

-No hay de qué. Tienes que apurarte, ya pagué la cuenta y Channie nos está esperando abajo.

Sonreí terminando de ponerme la chaqueta y los zapatos. Al menos mi amigo es feliz con Chan Yeol. No hace mucho que empezaron a salir pero parecen una pareja que lleva diez años unida. Solo espero que tengan mejor suerte que Soo y yo.

Afuera del hotel nos encontramos con el novio de mi amigo. Baek le dio un abrazo y un beso en los labios. Ambos sonreían, era tan radiante sus sonrisas que podría quedarme ciego de solo verlos. Aun así, no puedo dejar de hacerlo.

Me trae memorias de cuando estaba junto a Soo. Él llegaba de trabajar, yo llegaba más temprano a casa y por eso lo recibía siempre en el umbral de la puerta. A pesar de estar cansado de manejar las finanzas de su familia, asistir a reuniones y tratar con gente adinerada, Soo sonreía y me abrazaba. Decía cuánto me amaba (¿o me ama?) y besaba mis labios. Recuerdo abrazar su cintura con fuerza para sostenerlo, besarlo con ternura y sentir cada segundo. A veces yo hacia la comida, otras cocinaba él. Comíamos sentados en el sofá mientras veíamos en la televisión algún programa de variedades para reirnos y sacar todo el estrés diario. Normalmente, Soo se dormía primero. Lo llevaba a la cama después de haber limpiado los trastos, lo desvestía para ponerle algo más cómodo para dormir. Él siempre me decía que no hiciera eso, tratarlo como un bebé o un niño chiquito, que él mismo podía hacer todo eso por su cuenta pero para mi es casi imposible el no mimarlo.

-Hey, tierra llamando a Kai -el chasquido de los dedos de Baek me hicieron salir de mi mente.

Mire a mi alrededor, estábamos frente a mi casa. No sé en qué momento subí al auto y Chan Yeol condujo hasta aquí. Bueno, estaba demasiado centrado en mis bellas memorias. Suspiré de nuevo. Espero no se queden solo como eso.

-Más te vale que no sigas en ese estado y lo olvides -me dijo Baek por enésima vez-. Vendré a verte en unos días.

Me baje del auto, me despedí de ellos, les agradecí y entre a mi casa sin mirar atrás. Estoy seguro de que no se han ido. Mi amigo debe estar preocupado por mí. Tal vez espera verme hacer algo como comer o ver televisión.

Me quité los zapatos sin desamarrar los cordones. Caminé hasta la sala y me tire en el sillón. Seguía con dolor de cabeza. ¿Todavía hay pastillas de esas en el botiquín? Creo que sí, me aseguraba constantemente de tener siquiera una cajita de medicina porque a Soo le dolía la cabeza a menudo. Subí al segundo piso y llegué a mi habitación...

-Soo -musité bajito. Mis ojos no podían creer lo que veían. Ahí estaba él, dormido en la cama. Llevaba puesta una camisa blanca y un pantalón de algodón, quizá estuvo corriendo un rato por los alrededores. Despacio, me acerque a la cama y me recosté a su lado. En su rostro, rastros de lágrimas se estaban secando.

-Soo -aparte unos mechones de cabello de sus ojos. No pude evitar pasar mi mano por sus mejillas, por sus labios, por sus manos.

Se despertó. Sus ojos estaban rojos y un poco hinchados. Me miraron con dolor.

-¿Estuviste llorando? -pregunte con delicadeza. Mi mano parecía un imán siendo atraído a su piel. Limpie sus mejillas.

-Kai...

Sonreí. No sé por qué lo hice.

-No digas nada. Perdona haberte despertado.

-Kai... ¿Dónde estabas? -tenía la voz algo entrecortada.

-Me quede en un hotel. Fue lo más cercano que encontré cuando me diste la noticia.

Ese día que supe de sus matrimonio estaba en una cafetería esperando a mi amado. Lo invite a una cita para que nos relajaramos un poco. Tenia planeado ver una película o tal vez ir a un parque de diversiones, pasear por algún centro comercial y comer un algo. Entiendo cómo se siente Soo de cansado, a mí también me toca manejar las finanzas de mi familia. Es agotador. Odio ir a las reuniones, esas personas ni siquiera parecen humanos, hablan solo de trabajo se despiden y si te vi no me acuerdo. Es estresante. De vez en cuando, es bueno sacar todos esos sentimientos.

Recibí una llamada telefónica, era de Soo.

-Alo, Kyung Soo. Ya estoy aquí donde acordamos.

-Lo lamento.

-¿Qué pasa? -su voz sono débil. Me preocupe-. ¿No puedes venir? Tranquilo, puede ser otro día...

-Lo lamento, Kai.

-No es nada.

-No podemos estar juntos -me soltó la bomba antes de llorar y colgar la llamada.

Mi mundo se desplomó en un segundo. Pensé que era un sueño, incluso una de esas bromas de cámara escondida, pero no. Usando mis medios, averigüe sobre el compromiso. Los periodistas todavía no sabían, la familia de Soo darían el aviso en unos días. El aire abandonó mis pulmones, las lágrimas las retuve en mis ojos mientras compraba unas botellas de licor y pedía la habitación del hotel.

-Lo lamento.

-Yo también.

Soo se levantó y volvió a limpiarse los ojos. Otras lágrimas se asomaron en sus ojos.

-Debes tener hambre, hice un poco de... comida -salió de la habitación.

Antes de seguirlo, tome el efervescente y una pastilla para la cabeza a ver si hacen efecto. Después, fui a la cocina y desde la entrada vi a Soo sirviendo dos platos de curry. Tenia razón, él estaba llorando. Evitaba mi mirada.

-Ve, siéntate... Yo lo llevo.

-Soo.

-Qué no me escuchas... Ve y...

-Soo.

-Yo... -dejo los platos a un lado en el mesón y cayó sobre sus rodillas con las lágrimas saliendo de sus ojos-. Por qué tuve que venir. Sabía que era demasiado doloroso.

Mi cuerpo se mando solo para ir a abrazarlo. Me partía el pecho verlo llorar sin consuelo. Yo podía sufrir todo, el dolor físico y emocional de cualquier clase, excepto ver a Soo así. Lo amo tanto que quiero protegerlo de todo para que no sufra. Nunca podría olvidarlo, eso nunca.

-Tranquilo, deja de llorar.

-Jong In, te amo... No sé qué hacer -me dijo escondiéndose en mi pecho-. Les dije a mis padres que no quería casarme pero mi abuelo intervino y pensó en sacarme de la familia. ¡¿Es tan malo que te ame?!

-Ya, Soo. Has lo que creas conveniente -aunque me duela al final si me dejas.

-Quiero estar contigo, no me importa ya no ser parte de mi familia... Me preocupa que mi abuelo pueda hacernos quedar en la miseria y que te pase algo.

Levanté su rostro para limpiar sus lágrimas y darle un beso en los labios. Cómo los extrañaba. Sentí que reviví con el toque de sus labios.

-Amor -él se impresionó por el apodo cariñoso, nunca lo llame así-, sabes que yo trabajaré duro para que eso no pase. No caeremos tan bajo.

-¿Y si te manda a matar o algo así?

-Correré el riesgo solo por estar contigo -tendría cuidado también, claro está-. La pregunta es si tú estarías dispuesto a...

-Vamos a comer -se limpió el rostro y se incorporó. Yo también lo hice.

Soo estaba sonriendo. Lo conozco tanto que sé que me a eligió a mí por sobre otra cosa.


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