Ha pasado una semana desde que Yuugi había entrado a la escuela. Se puso al tanto de sus clases y en varias de ellas destacaba. Sus amigos nuevos estaban ahora con él. Sería algo bueno que la relación que Yuugi había establecido aquella noche con Atemu hubiese sido diferente. Lamentablemente él ahora era blanco de las burlas del tricolor mayor. Cuando Yugi intentaba saludarlo, le vaciaba su botella de agua, lo empujaba con solo que lo mirara, y hasta en una ocasión le aventó un bote de pintura roja desde los laboratorios.
Esta tarde saliendo de la clase de idiomas, Atemu lo mojó completamente y Yugi salió corriendo de ahí para cambiarse en seguida, Joey iba de tras suyo.
-Yugi, lo siento pero ahora debes alejarte de Atemu, ¿no ves que ahora te convertiste en su víctima especial? Ya te arrojó pintura te ha empujado y ahora te arrojó agua sin hacerle absolutamente nada. Jamás creí que alguien se hiciera su víctima favorita.
-No Joey, estoy tratando de comprenderlo, realmente él no es así él está haciendo esto por algún motivo y yo lo descubriré.
-Por favor Yugi, no quiero que salgas lastimado después de todo lo que vaya a venir después, prométeme que te alejarás.
-Pero no puedo Joey, en verdad tengo que hacer esto.
-No yugi, no debes, este Atemu no es el miso con el que soñaste, esta es una persona distinta, ¿por qué no lo entiendes?
-No es que no quiera entender, es que de veras quiero hacer esto. Por favor Joey necesito tu apoyo.
-Ahh creo que no te haré cambiar de opinión ¿verdad?- Yugi negó con la cabeza- Ahh muy bien, entonces… que sea lo que tengas que hacer, eso sí si te hace algo que te lastime iré para golpearlo y después, jamás te le volverás a acercar. ¿me entendiste?
Yugi se había sentido aliviado aunque Joey no tenía buena espina con la situación. Luego por curiosidad le preguntó a Yuugi sobre su sueño que había tenido.
Yugi sonrojó y apretó sus manos-Bueno, pues el sueño trataba que cuando tenía ocho años, mi abuelo me había regalado un rompecabezas que contenía poderes inimaginables y era muy difícil de armar. De hecho era imposible que alguien lograra armar dichoso artefacto y mucha gente estaba maldita por él. Así que mi abuelo me retó. Tardé casi siete años para armarlo y cuando lo armé, un poder oscuro se había liberado y así conocí al espíritu del rompecabezas-Joey interrumpe y completa lo que Yugi tenía en mente.
-Que era Atemu… ¿o no?-Yugi asintió con la cabeza y suspiró.
-Pasamos muchas cosas juntos, peligros que jamás imaginé vivir, cosas que nunca creí experimentar.-Agachó la mirada y se mantuvo en silencio un momento más.-Pero solo fue un sueño muy extraño en el que todos ustedes aparecieron. Y él no es quien yo creía. Pero creo que él no es así, si tú, Malik y Ryou son como en mi sueño, él también debe ser así. Así que no me rendiré con él.
-Pero Yugi…-Joey posó una de sus manos sobre el hombro del menor para que sintiera apoyo de su parte.-En serio te estás arriesgando, no estoy de acuerdo en lo que estás planeando hacer.
-Lo sé Joey, pero solo pido un pequeño boto de confianza y eso ya me lo habías dado.-Joey cabizbajo no tuvo otra opción ni negación para el menor tricolor.
En la habitación de junto, se encontraba un albino y un chico de pelo cenizo, estaban haciendo mucho escándalo al ver el televisor en la habitación de Atemu.
-Esta vez te ganaré, toma esto tonto, ¡veremos la carrera de autos!-El peli-cenizo apretaba botones sincronizada mente para cambiar de canal mientras él tenía en control remoto. El albino sacaba la lengua intentando arrebatarle el control, luego estaba hablando entre dientes y su expresión era muy frustrada. Se encimó sobre Marik y él lo pateaba para que se alejara del control. Extendiendo el brazo Bakura no podía alcanzarlo. Se revolcaban en el suelo y entre golpes y rodadas, Bakura se aferraba más.
-No lo creo bastardo, la victoria será mía, le pondré a las luchas.-Yami entro a la habitación, cansado del día, recordó al pequeño que estaba empapado por su botella de agua, sonrió un poco malicioso. Vio que sus primos estaban en su habitación y desconcertado, había un gran desorden en su habitación. Irritado, se paró en frente del televisor e interrumpió la pelea que tenían por el control.
-¡Hey, Yami quítate de ahí!- ambos repitieron a coro. Yami estaba cruzado de brazos y su mirada era de los mil demonios.
-Ustedes dos son un verdadero desastre, ¿qué acaso no tienen habitaciones propias?-Yami ya tenía una venita en la cabeza y un aura gris lo rodeaba. Bakura y Marik se calmaron un poco y se separaron para agarrar a Atemu y quitarlo del televisor.
-Es mejor que no estés molestado- Bakura lo hace a un lado, se vuelve a acercar a Marik para arrebatarle el control y una nueva pelea comienza.
-Además, tú tienes mejor habitación, tienes televisión de paga y la señal es excelente.-Marik se excusaba empujando también a Bakura, su rostro estaba un poco aplastado por el pie de Marik pero él no se daba por vencido, hasta que un golpe en el estómago hizo caer a Bakura y así Marik besó el control demostrando su victoria contra el albino. Se quedó tirado unos minutos y Marik ya había cambiado de canal.
-Seto también tiene televisión satelital, ¿por qué no van y lo molestan a él?-Yami señaló hacia la puerta y la venita se hizo más grande en su cabeza.
-Ni que estuviera loco, sabes que Seto jamás nos prestaría su habitación, somos un desastre, seremos asesinado en la primera oportunidad que tengamos.
-Sí, claro que, contigo es distinto querido primo, aquí sí podemos tener esa libertad.-Bakura habla con un cinismo y una sonrisa en el rostro mientras trata de levantarse después del golpe. Así se levanta frente a Marik y otra pelea comienza.
-Esto es de lo peor, cuando vuelva espero no verlos aquí- Atemu salió de su habitación, justamente el tricolor de ojos amatistas también salió de la habitación y se le acercó.
-Hola Yami, ¿cómo estás?-Yugi saludó tiernamente para convivir un poco con el mayor.
-¿Ahora qué quieres enano?, no tengo tu tiempo, déjame en paz.-Yami miró con repulsión al menor, pero Yugi orgulloso no se retiró.
-No quiero, quiero que platiquemos, quiero ser tu amigo.-Yugi tomó el brazo de Yami para detenerlo.
-¿por qué estás tan insistente conmigo? te dije que te alejaras- Yami estaba abrupto con Yugi y su fuerza llegó a empujar a Yugi contra la pared, rebotando su espalda, iba bajando lentamente al suelo, tenía una expresión de dolor en el rostro y unas pequeñas lágrimas comenzaron a salir de sus grandes ojos.
Atemu se arrodilló para observarlo, Yugi cuando abría los ojos mostraba una inocencia y dulzura que Atemu no podía resistir. Abrió un poco los ojos y ahí, posó una de sus manos recargada a la pared y lentamente se fue acercado a Yugi. Sin previo aviso de la situación Yami había tocado los tentadores y suaves labios del menor, disfrutaba la sensación que provocó en el inexperto, su sabor era muy dulce, lo disfrutó como nunca. Yugi había abierto los ojos como platos en ese momento. Cuando se separaron, Yami se levantó en seguida y siguió su camino, Yugi estaba helado y de la conmoción que el mayor hizo explotar, a penas y podía tocar sus labios con la yema de los dedos, las lágrimas de dolor seguían saliendo pero su sorpresa era aún mayor.-Atemu, ¿por qué hiciste eso?.