Me encontraba fumando un cigarrillo para observar aquel cotoneo singular de caderas. Suspire por ello ¿Cuánto llevaba ya? ¿Dos, tres años? Eso era lo que menos me importa ahora. Lo mire por un segundo desde el tatuaje en su cara, la mano y el abdomen, varias cruces y a veces me preguntaba ¿Qué significaban? ¿Por qué tantas? Pero nunca me atreví a preguntar
-¡¿Qué?! ¿Tengo algo en la cara? –Dijo con fastidio, no me di de cuenta que lo había estado mirando por tanto tiempo –
-De echo si, un tatuaje con forma de cruz –Dije para que soltara una risa –
-¿Qué demonios te pasa Gakupo? –Me dijo desvié la mirada –
-No es nada –Respondí –
-A mi parecer fumas más de lo normal –Me dijo ¿lo ha notado? –Y ni siquiera te los terminas
-Ah, no fastidies –Dije su expresión se tornó seria pero no dijo nada –Oye ¿Tienes algo que hacer hoy? –Dije terminando mi cigarrillo –
-No ¿Por qué? –Me pregunto –
-Quiero que vallamos a un sitio –Le respondí –
-Ah… no me dirás dónde –Dijo –
-No tu solo mueve tu trasero al compás del mío y ya –Dije a lo que él rio –
-Como quieras hombre pero yo se moverme más sexy que tu –Y con eso se fue –
-De eso no tengo dudas –Dije con una sonrisa, me estire en el sofá hasta que se hizo la hora observe a Len salir como todos los días tu amado y queridita rosa de metal… suspire hoy se acabaría eso –
-Kaito baja y mueve tu sexy trasero hacia acá –Dije para que bajara –
-Imbécil –Dijo sonriendo para que ambos saliéramos -¿Ah donde me llevas? –Me pregunto –
-Aquí –Dije para que termináramos en un parque –
-¿Para qué rayos me hiciste salir a un parque? –Dijo el fastidiado –
-Eh no muevas tu sensual y puto trasero de esa banca –Dije me miro frunciendo las cejas fastidiado –
-No metas a mi sensual y puto trasero en esto si quiere moverse se moverá de aquí –Dijo él –Y esta por moverse –Se iba a levantar pero lo sostuve –Gakupo ya deja de ser tan raro santo cielos –Dijo para notar aquella melena amarilla -¿Qué hace mi Len con Kagamine Len? –Dijo él para ver cómo se besaban – ¡Hijos de perra! –Dijo molesto –Así que esto era lo que querías mostrarme
-Siempre has dichos ver para creer te lo mostré espero lo creas, ¿ya notas que tu rosa de metal en realidad esta marchita? –Dije –
-Oh claro hago, ese hijo de perra me la pagara con creces, Y tú me ayudaras –Dijo él –
-Ah comadre no me metas en tus madres –Le dije de repente ambos pasaban y el me empujo para besarme, por tantos años había esperado un beso suyo sin esperanza alguna –
-Kaito hijo de perra como te atreves –Le grito –
-Lo mismo digo maldita alimaña –Dijo para señalar a Len Kagamine –Te vi besándote con él, miserable hijo de perra.
-¡Pues al parecer tú también me montas los cuernos! –Dijo él –
-Me estaban vengando maldito desgraciado –Dijo, ambos se comenzaron a gritar el aire se volvió tan tenso que costaba respirar hasta que todo dio a su fin, ambos habían acabado con su relación –
Observe a Kaito cruzado de brazos, completamente molesto para suspirar esos ojos azules me miraban con tristeza acaricie su cabello azul cielo para que su cabeza quedara acostada en mi regazo.
-Gracias por no dejarme a la vista ciega y andar como un estúpido sin saber que le montaban los cuernos –Dijo el –
-para que están….los amigos –Respondí valla “amigos” nunca creí que esas palabras pudiesen clavarse tan fuerte y cortar tu cuerpo como un cuchillo al rojo vivo –
-Si… eres un buen amigo –Me dijo –
No dije más nada después de eso. Los días resultaron relativamente normales hasta que Miku dijo que teníamos un concierto entonces todos se volvió un caos. Todos estaban emocionados hasta Gumi por primera vez no andaba metida en su propio mundo si no que decidido también incluirse con los demás.
Era la noche del concierto, había varios fans de cada uno. Era el turno de Kaito para cantar. Así que me quede observándolo, quien podía negarlo Kaito era un hombre sexy y atrevido. Con ese collar dándole un aspecto más salvaje. Que lo único que me daba a desear era tomarlo de ese collar y pegarlo contra una pared para tenerlo como un perro sumiso a mi merced. Termino su canción para escuchar cantar a Luka. Suspire mirándole con una sonrisa de oreja a oreja. Esto era lo que más le encantaba hacer después de todo. Estábamos tras vestidores colocando más delineador en sus ojos.
-Sabes Gakupo –Me dijo mientras yo escuchaba atrás a los demás cantar dentro de unas pocas canciones me tocaba a mí –
-No, no se Kaito no soy un adivino –Dije cruzado de brazos –
-Cierto –Dijo para levantarse –Hoy me propuse algo…
-No te cortes y cuenta ya lo que me quieres contar–Dije ya exasperado para que me tomara de la chaqueta que tenía y me besara me tomo por sorpresa pero no me aparte –
-Hoy me propuse que si el público quedaba con ganas de más de mí, entonces te contaría mis sentimientos hacia ti –Dijo él –Así que, me gustas, yo te gusto y si no te gusto pues te jodes hijo de perra por que no sabes lo que te pierdes –Me quede sorprendido ante sus palabras para empujarlo hasta la silla y besarlo apasionadamente –
-Tú también me gustas –Respondí para que él sonriera –
-Entonces es perfecto –Dijo él Comenzamos a besarnos disgustando la saliva del otro de repente alguien entro al camerino –
-Oigan dejen de compartir la saliva y muevan su trasero –Dijo Len ambos le mostramos el dedo medio para escuchar su gruñido molesto –
Entre aquellas notas de metales, observe aquella sonrisa que tanto me gustaba. El cielo nocturno lo notaba más brillante por alguna razón. Ambos ahora estábamos saliendo. Estaba sentado en el sofá, mientras Kaito tenía su cabeza acostada en mi regazo.
-Hoy viene el nuevo–Dijo Meiko, no dije nada observando aun a Kaito dormir en mi regazo –
-Ah valla cuanto interés –Dijo ella cerré los ojos suspirando –
No me interesaba en lo más mínimo en nuevo chico en realidad, lo vi interesado por mi pareja y le mostré el dedo medio con amenaza de que se alejara de él. Desgraciado como se atreve a poner los ojos en lo que es mío.
-Kaito –Dije con una sonrisa –
-¿Qué? –Dijo él –
-Tienes algo en tu culo –Respondí –
-¡¿Qué?! –Dijo casi asustado –
-Mis ojos –Dije sonriendo -
-Vaya que piropo me has dejado flechado querido –Dijo para que ambos riéramos tome su mano a lo cual sonrió –
-Sabes tú si eres mi dulce rosa azul metálico –Dije me miro sorprendido –
-No te pongas cursi –Dijo él –
-Sabes muy bien que todas esas mamadas te gustan –Dije con una risa –
-Las únicas mamadas que me gustan son las que me das –Dijo sonreí por ello para besar aquellos labios que eran solos míos… nada ni nadie te apartaría de mi lado –
Fin…