Prologo
Era una tarde que expresaba una total calma una placidez en todo su aire, que dejaba tranquilizado a cualquiera y más a los pobladores de una pequeña aldea. Quienes trabajaban en sus cosechas pero todo estaba por cambiar precipitadamente. Aquel aire apacigüe fue cambiado completamente por la lucha entre dos medios hermanos por el poder. Dos poderosos guerreros samurái se enfrentaban el uno contra el otro para obtener las tierras.
El primer hermano tenía un hermoso cabello blanco armiño y unos magníficos ojos ambarinos, su piel era un fastuoso blanco perlado. Resaltando ante cualquiera y llevaba consigo dos poderosas espadas.
Mientras tanto el segundo hermano tenía el cabello negro como la noche misma, unos hermosos ojos azulinos mar como dos joyas y la piel bronceada casi como si fuera un jugoso durazno. Este llevaba de igual forma dos espadas poderosas.
Ambos hermanos siempre habían tenido una relación poco frecuente, en realidad ambos hermanos se amaban perdidamente. Pero por el fragor de palabras se terminaron odiando, hasta el punto que las tierras que se la dividían de su padre decidieron luchar a muerte por ellas el vencedor terminaría aquella contienda de lucha.
Ambos con el corazón hecho pedazos a rumores infundados por terceros levantaban sus espadas chocando el hierro con el hierro dejando no más que un doloroso vacío en sus corazones. Las palabras repletas de odio que se daban eran disímiles a la que querían ser pronunciadas por sus labios.
Al final de aquella contienda uno de los hermanos término ganando el de hermosos cabellos blancos termino venciendo a su hermano de cabellos negros. Al ver a su hermano caído en el suelo y ser el causante de esto dejo soltar su espada que creó un sonido seco, corriendo asía donde estaba su hermano se lamentaba por haberlo hecho.
-“pero que he hecho” –Pensó mientras lloraba y decía palabras de lamento, mientras su hermano cerraba profundamente los ojos pronuncio una últimas palabras –
-“Sabes hermano… realmente lamento este final, pero… será el único momento en que pueda decirte, que yo te había amado” –Con aquellas palabras dichas cerro los ojos sonriendo por al menos haberse sacado ese pesar que llevaba por dentro –
El otro hermano temblaba constantemente su cuerpo había tenido constantes temblores al admirar la muerte de su hermano y amor de tantos años. Llorando sin consuelo alguno, se levantó de donde estaba, cargando a su hermano muerto consigo, llego al palacio donde era su hogar. Dejándolo donde estaban todas las personas que le habían hecho pelear.
-Este es el final que ustedes desearon –Pronuncio saco su espada para cometer, aquel acto de imprudencia y partir con su hermano pero fue detenido –
El hecho era que si él no estaba no habría nadie quien gobernara las tierras de su padre ya fallecido, enterrando a su hermano y haciéndole un hermoso altar para él. Decidió el cargar con aquella decisión que los demás habían tomado por él.
A pesar de que en su corazón quería ir a partir con su hermano. Este hermoso emperador termino convirtiéndose en un Yokai por todo el dolor y sufrimiento que el albergaba un ser respetado termino convirtiéndose en alguien temido. Y más cuando tomaba la forma de un enorme perro blanco que destruía todo a su paso.
Aquel hombre había logrado dejar un linaje, pero se decía que sus sucesores llegarían a sufrir el mismo dolor que él, por la maldición que se le había otorgado. A pesar que a través del aquel tiempo no se había dado en ningún momento. Hasta que…
-Sesshomaru ¿Tienes a alguien a quien proteger? –Ante la vista de la gran luna fueron expresadas aquellas palabras –
-¿Alguien a quién proteger? Yo, Sesshomaru no tengo necesidad de semejante cosa –Con palabras frías y preparándose para atacar, observo la transformación de perro a su padre quien marchaba a proteger a aquella humana – Es absurdo –Pronuncio retirándose de allí –
Entre las llamas del fuego se escuchaban los llantos de un recién nacido.
Continuara…