Era un día mas en Ikebukuro, rondaban las diez de la noche y entre la gente se veía sin dificultad sobresalir la cabeza de un rubio con gafas de sol azules y un cigarrillo en la boca que amenazaba con consumirse.
"El último de hoy y podré volver a casa" pensó ya cansado del trabajo, dándole una última calada al cigarrillo y seguidamente tirandolo y pisandolo para asegurarse de que se apagaba bien. Entonces este se separó del resto de personas metiéndose en un pequeño callejón, allí encontró a su "víctima" de espaldas, estaba hablando por teléfono; estuvo apunto de dar un paso en dirección hacia él cuando de repente le escuchó hablar.
-Sí, pronto ese dichoso informante recibirá su castigo por todo lo que nos ha hecho-
El rubio, Shizuo, que creía saber de quien hablaban decidió esperar en la esquina para ver si sacaba algo de aquella conversación telefónica.
-Sí, de eso se esta encargando el otro grupo; sí, nosotros ya tenemos casi todos los materiales para la bomba. En dos días la tendremos lista si todo va bien.
El rubio cobrador de deudas quedó helado al escuchar aquellas palabras, sabía que aquel informante de verdad necesitaba un castigo, como por ejemplo un buen puñetazo en la cara, una patada en el estomago o estamparle una maquina expendedora... ¡pero una bomba era ir demasiado lejos! o eso creía él. Entonces en su interior rogó por que aquel informante no se tratara de la dichosa pulga.
-Sí, yo también estoy deseando la muerte de ese dichoso Orihara, ya queda poco. Sí, esta bien, entonces adiós.-Dijo colgando el teléfono la presa del rubio mientras se dirigía a la salida del callejón.
Entonces apareció frente a él el cobrador de deudas, con cara de pocos amigos, la presa chocó contra el rubio cayendo al suelo por el impacto y sintió un pie apretándolo fuertemente en el estomago evitando que pudiese levantarse, entonces miró bien a aquel que le tenía en aquella situación y no tardó en reconocer ese aspecto, entonces dijo asustado -Rubio... ropa de barman... ¡no! no puede ser... la... ¡la bestia de Ikebukuro!
Entonces, Shizuo, reconociendo ese apodo soltó una media sonrisa, ya tenía un motivo mas para apalizar a aquel desgaciado.
-Tú y yo tenemos algo pendiente.-
La presa se estremeció ante esas palabras.
-E... esta bien, se lo que quieres, te pagare mi deuda ahora mismo ¡lo juro!-
-No será tan sencillo como eso- dijo Shizuo quitándose las gafas y guardandolas
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Hora y media mas tarde Simon, que trabaja en el restaurante de sushy ruso de Ikebukuro, ve acercase a él un chico saltarín fácilmente reconocible.
-Simon~-canturrea el chico mientras se posa frente a él- ¿Has visto pasar por aquí a Shizuo?-
Simon dudó un segundo que debía responder al chico de negros cabellos, y optó decirle la verdad.
-Sí, pasó por aquí hace un rato-
-¿A donde fue?-
-No se. Oye Izaya escucha, no se si deberías ir a molestarlo hoy, cuando pasó por aquí estaba cabizbajo y ni siquiera contestó cuando le llamé- dijo Simon adoptando un aspecto menos alegre y mas serio, siguió la conversación en ruso dándole así un tono mas intimo -Se que vas a ir a buscarlo igualmente, pero tenlo en cuenta-
Los rojos ojos de Izaya se abrieron ligeramente en señal de sorpresa y le contestó también en ruso -Está bien, solo dime por donde se fue-
Simon entonces señaló hacia una calle y Izaya se marchó corriendo, se despidieron de forma rápida con un solo gesto con las manos por parte de los dos.
Simon viendo como se alejaba susurró-suerte- y seguidamente siguió con el trabajo volviendo al idioma local-Sushy ruso, delicioso y barato
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Caminaba el rubio lentamente meditando sobre lo ocurrido aquella noche. "Yo odio a Izaya..."dijo intentando convencerse inutilmente a si mismo "pero sentí miedo al escuchar que esos desgraciados querían matarlo..." dio una calada a su cigarrillo y siguió con sus pensamientos "¿Puede que sea porque es mi enemigo y es algo que debo hacer yo mismo?" miró hacia el cielo que se veía aún mas oscuro a través de sus gafas de sol y detuvo el paso "No... si fuese eso habría sentido ira, no miedo. Además,nuestras ansias de asesinarnos hace mucho que desaparecieron, nuestras peleas ahora no son mas que parte de la monotonía del día a día , o mas bien, nos sirven para romperla. No recuerdo el día exacto en que me aproveché por primera vez de nuestros encuentros para liberarme del estrés tirándole lo primero que encontraba a mi alrededor; no con intención de matarle ni herirle... sí, llegó un punto en que ya no era por odio por lo que seguíamos aquella estúpida lucha sin sentido, sino que lo hacíamos para liberarnos del agobio, el aburrimiento y todos esos malditos sentimientos que solo nos amargaban, lo convertimos en encuentros con sentido, cuando lo necesitábamos nos buscábamos y los dos al encontrarnos sabíamos lo que teníamos que hacer, y cuando nos sentíamos mejor no nos dábamos las gracias ni nos despedíamos, sabíamos que sería algo que no tendría fin, algo que los dos hacíamos con gusto. Me duele admitir que ahora le necesito..."
Sus pensamientos entonces se vieron interrumpidos por una voz conocida.
-Meh Shizu-chan~- Dijo el pelinegro llamando su atención-¿Que haces ahí parado? ¿A caso el hombre mas fuerte de Ikebukuro se ha quedado sin batería?- siguió intentando provocar una respuesta en el rubio.
-Por favor I-za-ya-kun~ haz un favor al mundo y deja de hacer esos chistes tan malos, hacen daño a todo aquel que los escucha.
-Eso dolió Shizu-chan- dijo con una sonrisa- Además, como mínimo mis chistes no envían a la gente al hospital, ni tampoco causan la necesidad de reparaciones por el precio de miles de yenes.
Shizuo estaba empezando a ponerse furioso y se giró dirigiendo la mirada a Izaya- Déjalo ya- dijo justo antes de tirar el cigarrillo al suelo y pisarlo.
Entonces Izaya recorrió con su roja mirada las manchas del mismo color en la ropa de Shizuo y dijo mientras apartaba la mirada y guardaba sus manos en los bolsillos de la chaqueta- Veo que hoy ya has encontrado un sustituto de mí-
Shizuo se crispó al escuchar esas palabras salir de la boca del pelinegro -Eres la persona mas informada de Ikebukuro, no, de todo Japón, y aún así eres incapaz de darte cuenta de lo que tienes delante de tus propios ojos, de verdad que eres una dichosa pulga molesta-
Izaya al escuchar eso devolvió la mirada al rubio - ¿Se puede saber que te pasa? ¿Si soy esa dichosa pulga molesta a que esperas para venir a aplastarme?-
Shizuo entonces se dio cuenta de que Izaya veía su estado pese a no saber la causa y estaba intentando provocarle para generar una de sus peleas-Ni lo intentes, esta vez no es algo que se pueda solucionar a golpes.-guardó silencio un segundo y le dijo calmado pero en un tono serio- Márchate de Ikebukuro y no vuelvas, y hazlo ya.
Izaya no pudo evitar mostrar sorpresa ante esas palabras tan repentinas, no era la primera vez que le decía algo así, pero si la primera que parecía ir cien por cien enserio.-¿Por que debería hacerlo?-contestó realmente ofendido aunque usando un tono burlesco.
-Hoy una de las personas que tenían una deuda por ser pagada estaba hablando por teléfono y me quedé a escuchar la conversación-
-¿Y que tiene eso que ver conmigo?- interrumpió Izaya molesto por como estaba avanzando la conversación, pues no era lo que él esperaba encontrar cuando fue corriendo en busca de Shizuo, quería ayudarle y no esperaba algo como eso.
-¿Puedes dejarme acabar? maldita sea- dijo el rubio furioso-El caso es que ese hombre esta preparando junto a un grupo un plan para asesinarte con una bomba, por eso tienes que irte- dijo contemplando a Izaya, que pese a que era muy talentoso para la lucha siempre le había parecido que tenía un aspecto muy frágil.
-¿Es por eso que estas así?- preguntó Izaya como si le restara importancia- No pienso marcharme de Ikebukuro porque una panda de idiotas intenten acabar conmigo.
Shizuo muy enfadado ante las palabras de del chico y dándose cuenta de que no veía que lo decía porque estaba preocupado por él se acercó hasta quedar a un palmo de distancia el uno del otro. Izaya en señal de defensa sacó su navaja ante aquel acto preparándose para lo que él buscaba desde un principio y mostrando una sonrisa creyendo que por fin era hora de deshacerse de ese problema a su manera.
-Guarda eso- dijo el rubio refiriéndose a la navaja- Te lo dije antes, eso no se va a solucionar así-
Izaya sin hacerle caso acercó la navaja al cuello de Shizuo, hasta el punto de que notara la fría hoja tocándolo pero sin llegar a herirle.Seguía intentando provocar a la bestia.El rubio se mantuvo sereno y siguió-No puedes quedarte en tu casa, vete al menos por una temporada-
Izaya que no quería ceder contesto sin apartar su mirada desafiante-No voy a marcharme a ningún lugar-
-¿Por que tienes que ser tan cabezota? ¿De verdad merece la pena tomar el riesgo solo por llevarme la contraria?-Reprochó el rubio.
-¿Y a donde pretendes que vaya?¿Que pretendes que haga perdido de la mano de Dios? Odio el aburrimiento ¡y hacer eso sería tan aburrido!- contestó el pelinegro en su defensa.
-Esta bien- dijo el rubio.-Pues ven a mi casa.
Izaya incrédulo ante lo que acababa de escuchar bajó la navaja -Si es una broma no tiene gracia-
-Hablo totalmente enserio, tu quizá estés dispuesto a arriesgarte a perder la vida, pero yo no lo acepto, si es la única manera entonces ven a mi casa-
Izaya al escuchar esas palabras se sonrojó ligeramente, era la primera vez que alguien le decía algo así ya que solía ser una persona odiada por todos y dijo girando el rostro para que no se le notara-¿Que te hace pensar que accedería a algo como eso?
Entonces Shizuo acercándose mas a él le susurró en la oreja-Muy sencillo ¿no quieres aburrirte verdad? Ven y te aseguro que no tendrás oportunidad de hacerlo-
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