Hacía ya un tiempo desde que “el” llegó a mi vida, en un principio creí que se trataba de una broma de muy mal gusto, de hecho, corrí muchas veces a aquel sujeto de mi casa por ser un jodido acosador aunque bueno, con los días supe que no podría tratarse de alguien normal, no era por el hecho de que diario lo veía a la misma hora en la misma parada de autobús o que cuando solía hablarle todos me miraban raro, más bien era porque flotaba, duh. En todo caso, quisiera admitir que no ha sido tan mala compañía, digo…está muerto pero, ¿me doy a entender no es así? Es complicado convivir con alguien que abandonó este mundo hace ya un tiempo y ahora está de vuelta para sacar a alguien más, específicamente a mí.
Sock, ese es su nombre, muy probablemente, quizás, en algún momento el debió de detestar a sus padres por el significado de este aunque al parecer, por lo que puedo notar no le importa demasiado.
Sock viste de una manera muy extraña, ¿Quién diablos usaría ropa como esa? Aparte, esa falda… ¿por qué trae falda sobre un pantalón? Otra cosa, ese gorro tan raro que se carga siempre, ¿no le parecerá ridículo? Sock es una persona bastante extraña en todos los sentidos, alguien único supongo, nunca antes conocí a alguien que fuera igual que el…Sock era…Sock siempre sería…el….
[Sock Sock Sock]
Jonathan había terminado por cerrar de golpe el cuaderno en el que estuvo escribiendo…un momento, ¿Por qué se empeñaba tanto en escribir cosas acerca del estúpido demonio ese que lo perseguía? Una cosa así no podía ser sana, debía detenerse, debía hacerlo pero ya. Levantándose de donde estaba sentado optó por ir hasta su sala, abandonando por completo su habitación cerrando la puerta tras de sí, necesitaba algo con que distraer su mente, muy constantemente solo pensaba en Sock y eso a su criterio era terrible. Cuando al fin llegó al lugar destinado quiso ir ahora al comedor donde estaría en ese sitio su refrigerador para sacar de allí algunas cosas para prepararse de comer, un sándwich no estaría nada mal; sin embargo, tomando las precauciones adecuadas abriría de manera lenta el refrigerador esperando encontrarse con el condenado de Sock, por suerte el no estaría así que más tranquilo comenzó a sacar los ingredientes para su sándwich sin percatarse que cierto pelirrojo venía por detrás-
- Ey, con que haciendo comida sin invitar, eh…
Pronunció Sock bastante divertido observando como el pobre rubio se sobresaltaba al escuchar su voz.
-Woah, tranquilo, solo soy yo, no voy a matarte…lo haría si pudiera pero pues, me es imposible mi querido Jonathan…
Volvió a hablar siendo completamente ignorado por el mayor, odiaba que cosas de ese tipo sucedieran, por otra parte Jonathan odiaba que Sock se comportara así.
- No me molestes ahora, estoy ocupado.
Dijo el rubio de manera firme empeñándose más en hacer su sándwich que otra cosa, podía sentir como Sock se le acercaba, si, le daban unos enormes escalofríos pero era consciente de que no podría hacerle nada. Sin volver a dirigirle la palabra se pondría en la tarea de hacerse un rápido sándwich como desayuno mientras que harto por la indiferencia de su “victima” Sock se dedicó más bien a secuestrar las cosas de Jonathan para que le prestara atención, cosa que enfureció bastante al mayor.
-Sock…esto no es gracioso, devuélveme el maldito pan…
-Lo haré cuando estés atento a mí…
Amenazó el chico con el sombrero ridículo jugando con las rebanas de pan.
-Me encantaría comerlo pero…supongo que muerto no me sirve mucho eso de comer, ¿verdad Jonathan?
Preguntó con una absoluta diversión flotando hacia el techo para que Jonathan fuera incapaz de alcanzarle, era demasiado gracioso como el mayor saltaba para agarrarlo, de todas maneras traspasaría su cuerpo, era inútil.
-Sabes, siempre me ha molestado que me ignores…vamos a hacer un trato, ¿te parece? Está bien, te doy el pan si tu…
-No es momento de que juegues Sock, ¡tengo hambre!
Exclamó Jonathan interrumpiendo las palabras del pelirrojo.
-Sí, podrás comer en cuanto me hagas caso así que guarda silencio o le doy esto a un perro…
El posible hecho de que Sock le diera aquellas rebanadas de pan a un perro era terrible, era lo último que le quedaba y si quería más debía ir al súper él solo, aún no era el día en que sus atareados padres le dejaban dinero para mantenerse y él quería disfrutar de su último sándwich.
-Bien…
Dijo de mala gana cruzándose de brazos disponiéndose a escuchar al menor quien ahora iría descendiendo lentamente hacia el suelo.
-Mi propuesta es…
-Ajá…
-Que tú y yo…
-Si….?
-Tengamos….
-Te escucho….
- ¡Una cita!
El menor anunció con absoluto entusiasmo aquello esperando que la reacción de Jonathan pudiera ser similar a la suya, cosa que evidentemente no pasó.
-No estarás hablando en serio…
-Lo hago
-No, no lo haces…
-¡Si lo hago!
-Que no…
-Que si…
-No
-Siiip
Sin duda alguna ese par se veía realmente tonto discutiendo por una cosa así aunque desde algún punto de vista ya era evidente lo que sucedería.
-Me niego…
Dijo finalmente Jonathan completamente distante a la idea de salir con Sock, este por otra parte se hallaba mal…tan mal que… ¡Que le daría esos malditos trozos de pan al perro callejero de la esquina!
-¡Qué bueno! ¡A Alberto le va a gustar mucho el pan!
Dijo también Sock con toda la intención de largarse de allí para alimentar a Alberto, el perro callejero, no obstante, pronto fue detenido por Jonathan…oh Jonathan, era tan fácil de manipular.
-De acuerdo, tendremos nuestra “cita”
- ¡Yupie!
-Pero nada de cosas raras…
Advirtió Jonathan cruzándose de brazos.
-¿Qué cosas raras?
-Tú sabes a lo que me refiero…
-Noooop
-Sí, y te callas.
Nuevamente estaban metidos en esa estúpida discusión de niños, el adolescente no podía seguir así, era mejor olvidar el asunto.
-¿Cuándo quieres que salgamos?
-Que duro Jonathan…
-Dije, ¿Cuándo quieres que salgamos?
-Uff pues, sería mañana, aprovecho que es mi día de descanso y la pasamos bien, ¿Te parece? Nada de intentos para que te suicides…
-Eres un genio Sock
-Aprendí del mejor, Jonathan
Oh sí, y no se refería a Mephisto.
-Espero con ansias nuestra cita, Jon
-Yo no…
-La pasaremos de lo lindo
-Lo dudo mucho…
Luego de aquel “trato” que ambos habían hecho el rubio conseguiría al fin sus rebanadas de pan, en serio esperó que el trato hubiera valido la pena aunque la vida, dándole una terrible jugada, provocó que en cuanto Jonathan comenzara a comer se diera cuenta que ese pan era terrible, lo demás estaba bien pero el pan…el maldito pan sabía extraño.
-… ¿Sock?...
Musitó con enfado dejando el sándwich en la mesa, tenía un demonio al cual debía matar, por segunda vez. Poco le importaba que fueran a tener su cita, oh no, eso no iría a impedir que le diera su merecido al pelirrojo quien después del alboroto había huido.