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Thinking Out Loud por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

 

Este fic fue empezado a la madrugada  del  sábado 23 de mayo del 2015 y terminado a la madrugada del 24 de Mayo del 2015. Y más aún fue ideado el jueves 21 de Mayo del 2015, porque aclaro las fechas, porque no recuerdo haber escrito un fic en tan poco tiempo.

 

 Luego de haberme pasado tanto tiempo sin pasarme por aquí, el siguiente comentario de Saga, hizo explotar precisamente mis deseos de escribir, era tan grande ese deseo, que una vez que empecé a escribir no pude parar hasta terminarlo  y más, sabiendo que hay alguien que espera este fic. Alguien en una página que tradujo el Tweet de Saga, pensó que sería si esos besos robados de los que Saga menciono, fueran precisamente de alguno de sus compañeros.  Pensé de inmediato que esto no podía morir así no más.

 

Aquí pueden leer el Tweet en español:

 

https://twitter.com/FantasyAlice9/status/599937983790350336

Notas del capitulo:

Aclaro que no tuve Beta, porque precisamente este fic va dedicada enteramente ella y no tendría gracia que lo leyera antes, ya que quería sorprenderla y darle mis gracias por ser una persona maravillosa. 



Segunda aclaración, apreté mal el botón pero esto NO TIENE LEMON! (?)La trama amerita que no tenga, así que denle una oportunidad y espero que realmente sea de su agrado. Muchas Gracias a todos los que siempre leen mis creaciones y créanme que si no fuera por la Universidad que me tiene con muchos exámenes, escribiría más, pero ni siquiera puedo escribir en mis tiempos libres.



Disfrútenlo!

 

Todo empezó unas noches de verano,  Tora y Saga comenzaba a hacerse habitúes en uno de los bares cercanos a la compañía, apenas  llevaban  tres años como banda y poco a poco ambos comenzaban a sentirse cómodo con el otro. Básicamente la relación entre ellos había empezado de forma sinuosa, si bien había admiración entre los dos, los constantes cambios y humores de ambos, lograban que las peleas sean persistentes, pero lentamente comenzaron a darse cuenta que tenían cosas en común, a complementarse en las diferencias y a ayudarse cuando las cosas no estaban marchando bien. Por lo que luego de la etapa de “compañeros de trabajo” estaban pasando a la etapa “amigos”. 

 

 

Tanto Tora como Saga no sólo iban a los bares para despejarse un poco y hablar de cosas que no tengan relación con el trabajo, sino también para tener al menos una conquista de una noche.  Cada uno por su lado tenía sus encantos, pero al parecer en conjunto aquello se potenciaba, por lo que casi nunca se  iban solos, sino más bien,  bien acompañados. Tanto las señoritas como ellos sabían que ello sólo sería por esa noche y probablemente no había falta saber el nombre del otro, como para concretar lo que deseaban.

 

 

Esa rutina se mantuvo por al menos unas cuantas semanas, hasta que de pronto, ninguno de los dos estaba demasiado interesado en ese tipo de conquistan, y preferían quedarse hablando por horas, mientras los tragos pasaban de un lado al otro. Era simple, el alcohol lograba que la lengua de cada uno se ablandara, así como su memoria y los recuerdos fluían. Saga debía admitir que Tora le había resultado intimidante en un primer momento, pero cuanto más lo conocía, comenzaba a percatarse de lo gracioso que este era. Incluso con algunos grados de alcohol en sangre, perdía por completo aquel ser oscuro que parecía en un principio, para ser un completo parlanchín. Mientras que Tora estaba más augusto con el Saga que en vez de tener un rostro serio y mantenerse callado, se reía con naturalidad e incluso se dedicaba a bromear, resultándole divertido.

 

 

De forma paulatina, cada uno comenzó a tener más confianza en el otro, para comentarse diversas cosas, desde recuerdos de las infancias, hasta las locuras de la adolescencia, cosas que quizás no contarían  de nuevo, ni siquiera a sus más cercanos, pero ambos podían sentirse complementado por el otro, olvidándose del lugar en el que se encontraban, simplemente disfrutando del momento que compartían. Entre las cosas que el bajista de cabellos castaños había logrado escuchar del guitarrista, se encontraba una de las confesiones de Tora, el mismo quería probar estar con un hombre. Ello fue algo sorpresivo y repentino para el menor, puesto que no sentía necesario probar ello, si los hombres no te gustaban. Pero al parecer el guitarrista pelinegro, parecía muy interesado en el tema, aunque tan sólo lo menciono una vez. 

 

 

Por alguna razón, Saga no podía olvidar ese detalle, o quizás era porque Tora lo había mencionado tan convencido de lo que deseaba hacer.  O simplemente porque el mismo no dejaba de mirarle los labios, al momento de confesarle, pero probablemente estaban demasiados  mareados, como para jactarse de que lo que había sentido en ese momento, era real.

 

 

Varias semanas después de esa confesión inesperada, continuaron con sus habituales habladurías, incluso ninguno de los dos parecía cansarse del otro, lo cual era impresionante, incluso para Tora quien solía aburrirse fácilmente de las cosas o cambiarlas para sentirse cómodo, con su forma de ser, lo único que no cambiaba era precisamente sus salidas con Saga. Pero aquella noche calurosa de Agosto, las cosas cambiarían.

 

 

Luego de haber estado un rato largo charlando y riendo, incluso hablando de sus compañeros de banda, el guitarrista se levanto de su asiento, pidiéndole disculpas a Saga por retirarse antes, pero se sentía algo mareado ya  y no podría acompañarle hasta su casa. Normalmente el bajista o se quedaba en casa de Tora o dormía en lo de Nao, las casas más cercanas a la compañía. Pero aquella actitud del más alto, sorprendió por completo a Saga que estuvo a punto de decirle que se irían juntos, pero ello resulto inútil. Tora en un movimiento rápido se acerco hasta su mejilla, para depositar un pequeño y tímido beso. Por un segundo, el castaño se quedo estático en su asiento, incluso cuando la figura del guitarrista se había perdido entre la gente. ¿Qué había sido eso? Normalmente no se saludaban con besos, apenas se abrazaban, al terminar un recital. Los besos eran fanservice y Tora no hacía esas clases de cosas. ¿Qué había pasado?

 

 

Aquella situación quedo enterrado para los dos, ya que al día siguiente se trataron como si ello no hubiese existido, tal cual como si hubiese sido borrado de sus memorias. Pero sólo pasarían dos semanas para que la situación se repita exactamente de la misma forma, algo que le hizo sospechar al bajista y estaba a punto de plantearle al pelinegro cual era su problema, pero ello resulto imposible, porque esta vez el beso no se ubico en su mejilla, sino precisamente sobre sus labios. Pudo sentir el dulce sabor de los labios de Tora, combinado con la cerveza y la humedad de su boca candente. Fue un simple roce, pero que logro que el bajista sintiera un temblor recorrer cada centímetro de su piel. Una vez más el pelinegro había huido, como si no hubiese pasado nada. ¿Qué carajo le pasaba?

 

 

Para esta vez Saga exigía una explicación. Pero esperaba que el guitarrista al menos se disculpara, grave fue su error al percatarse que Tora se comportaba como si nada hubiese pasado. Incluso parecía habérselo olvidado. El bajista comenzaba a dudar de si el alcohol le creaba alucinaciones o realmente Tora lo había besado. Era poco probable que fuese una simple alucinación, como puede aun tener la sensación exquisita de los labios ajenos sobre los suyos. Exquisita…probablemente no debía usar ese término, pero no podía borrarlo. ¿Cómo es que él si podía hacer como si nada hubiese pasado? ¿Acaso lo hacía a propósito o simplemente le daba igual?

 

 

Nuevas semanas pasaron, entre todas ellas esa situación no se volvió a dar, por lo que Saga intento olvidarlo, tal cual lo había hecho Tora, a su parecer. Seguían saliendo, hablando y tomando como si el beso no hubiese existido. Aunque para Saga la espina había quedado justa sobre su pecho, intento dejar eso de lado, tampoco quería tener problemas con los miembros de su banda, sí Tora había logrado dejarlo de lado, él también podía hacerlo.

 

 

Una vez más el bajista se equivoco, porque luego de aquellas noches, se repitió una tercera vez, esta vez Tora incluso había apoyado una de sus manos sobre la mano del bajista, aprisionándola apenas, para besarlo. El castaño tardo en reaccionar, prácticamente se quedo estático frente a ello y no sabía cómo reaccionar, no se animaba a separarlo, porque no podía rechazarlo, pero tampoco podía corresponderlo, es que acaso Tora no se daba cuenta que algo estaba mal. Esta vez Saga movió sus propias comisuras, buscando un poco de ese sabor, comprobar que esa sensación era la que había sentido la segunda vez, pero antes de poder comprobarlo, el pelinegro se había retirado. Dejándolo una vez más solo y confundido.

 

 

Saga no durmió aquella madrugada, apareciendo temprano al ensayo, sólo con la idea clara de enfrentar al guitarrista y saber que era todo aquello que estaba ocurriendo. Para su mala suerte, Tora llegó tarde y actuó como si nada hubiese ocurrido. Parecía haberlo olvidado por completo. Una vez más el pelinegro parecía no importarle lo que estaba causando en el bajista. Saga  no podía dejar de mirarlo, esperar aunque sea un mínimo gesto que le haga ver que el más alto  no lo había olvidado. Pero ello parecía estar bastante lejano de ocurrir. El guitarrista actuaba con la misma naturalidad de siempre. ¿Es que acaso estaba jugando con él? ¿O quería ser su experimento?

 

Esta vez Saga, al salir hacia el bar,  decidió no tomar más que jugó, a lo que Tora le recrimino que se suponían que iban a divertirse no a hacerse los sanos.  Pero a cambio el bajista movió sus cartas y le jugó una apuesta, de ese modo sabía que Tora odiaba perder, así que lo aceptaría. Dicho y hecho, el pelinegro acepto el reto, mientras bufaba algo molesto por esa decisión repentina de Saga.  En cuanto tomaron el primer jugo, ambos se mantuvieron callados. Como si al no tener el alcohol en sus venas, no pudieran hablar. Aunque ello no era así, sino que simplemente ambos estaban confundidos a su manera, aunque ninguno de los dos, sabía lo que el otro estaba pensando.   Pero antes de que Saga pudiera preguntar aquello que tenía atragantado,  el guitarrista de inmediato pregunto:

 

–        ¿Qué es lo que te pasa? Parece como si quisieras decirme algo. –

 

 

–        ¿Qué fue lo de anoche? Y no te hagas el idiota. ¿Por qué me estas besando? ¿Acaso quieres experimentar conmigo lo que es estar con otro hombre?— El bajista fue completamente directo. –

 

 

–        ¿Eh?... ¿De qué hablas?— El pelinegro lo observó con cierto recelo, no entendiendo a que venía con aquello, y Saga sintió que su compañero  era realmente un idiota. —

 

 

 

–        Llevas tres noches…dándome un beso al irte. Lo hace siempre que te vas primero. ¿Por qué? –

 

 

 

 

–        ¿Por qué?...Que se yo. Ni siquiera me doy cuenta de eso.— Cada palabra expresada por el pelinegro, fueron dagas para el bajista, el cual no dudo en levantarse, para mirarlo desafiante.-

 

 

–        Ni se te ocurra acercarte, si estás pretendiendo jugar, no soy juguete de nadie y menos tuyo. Así que búscate otro si deseas divertirte. No me molestes. — Saga no estaba dispuesto a soportar semejante situación,  donde encima parecía un loco hablando de algo que el otro no recordaba. Pero antes de que el bajista pudiera retirarse Tora fue más rápido, para tomarlo de la muñeca y retenerlo, llamando la atención de todos los presentes en el bar. —

 

 

 

–        Espera…no hagas un escándalo. Podemos hablar…—

 

 

–        No, te dije que hablemos y ahora que, acaso te volvió la memoria. No me gusta la gente que no se hace cargo de sus actos. Ahora suéltame, porque créeme que me estoy conteniendo las ganas de pegarte. — Amenazó decidido el bajista. -

 

 

–        Hazlo, si tienes agallas.— Desafió el más alto. -

 

 

–        No me provoques, Amano. – El castaño reacciono dándole un puñetazo justo sobre la mejilla derecha del guitarrista, a lo cual el mismo reacciono, soltando su muñeca.-

 

 

 Pronto Saga se pudo retirar del bar, ante la atenta mirada de todo el personal, sumado a los clientes, pero su rabia era tal que en ese momento nada le importaba. En cuanto cruzo la puerta, una lluvia torrencial le dio la bienvenida, maldijo por lo bajo, mientras negaba con molestia. Lamentaba tener precisamente un abrigo liviano sin gorra para al menos protegerse, estaba ciego puesto que las gotas eran grandes y fuertes y le quitaban visión. Camino sin rumbo, durante unos minutos que le parecieron eternos,  hasta que sintió un repentino sacudón desde la manga de su chaqueta. Se detuvo, para mirar quien era. Grande fue su sorpresa, al notar que era el pelinegro, pero inmediatamente buscó la forma de soltarse, mirándolo con odio. Tora era mucho más fuerte y no lo soltaba, pero a diferencia de la vez anterior, lo atrajo de un tirón a su cuerpo, para abrazarlo con fuerza. Saga una vez más no pudo reaccionar, cuando en un primer momento, sólo había pensado en darle una feroz piña, pero ello no fue posible cuando los fuertes brazos del guitarrista lo envolvieron y en un rápido caminar, lo condujo hasta el auto que el mismo solía traer. Para sorpresa del bajista, ingresaron en la parte trasera, ni siquiera lucho por soltarse, debido a que se sentía protegido.

 

 

Al tomar asiento allí, Tora lo soltó, para luego observarlo con una mirada rígida, como enfurecida. El bajista sintió que aquello había sido una trampa, la lluvia no le había hecho notar que en realidad Tora estaba furioso y como para no estarlo luego del escándalo en el bar, sumado al puñetazo que le había dado. Trago saliva ruidosamente y miro a todos lados, pero parecía que aunque quisiera escapar, ello era imposible. Volvió su mirada sobre el pelinegro que no decía palabra alguna, sólo lo observaba, como cual animal salvaje, observa a su presa, antes de cazarla. El silencio perduro otros largos minutos, hasta que el más alto, se animo a hablar:

 

 

—     Tú quieres saber porque te besaba…o porque te bese estas veces. Porque me gustas, Takashi. — Saga sintió un pequeño vuelco en su corazón, primeramente por aquella confesión y segundo porque lo había llamado por su nombre, Tora nunca usaba los nombres. – Pero…no eres un experimento. Cuando dije que quería probar estar con un hombre, ese hombre eras tú. Créeme que no fue fácil para mí...porque nunca me gusto un…hombre. Además de ello, no confundas lo que siento…no estoy enamorado. Sólo me gustas. — La aclaración del guitarrista, le hizo entender al castaño, porque no se había confesado antes. Pero en ese momento ambos se sentían como unos adolescentes de 15 años. —

 

 

—     Sinceramente…no sé qué decirte. — Pronunció el bajista. — Bajando levemente su cabeza, percatándose que todo aquello era demasiado, que esa confesión no se la esperaba y que en ese momento se sentía un completo idiota.

 

 

—     No es necesario que digas algo. Perdón si mis acciones te incomodaron no era la intensión. Sólo…quería probar tus labios. — Añadió el pelinegro, observando por el retrovisor, las luces de los autos que pasaban al lado.-

 

 

—     ¿Qué tienen de diferente mis labios?— Inquirió con curiosidad el castaño.

 

 

 

 

—     Todo…son más suaves y cálidos de los que creí.  Todo empezó por mirarte, me gustan las personas que me hacen reír y tú lo logras, cuando apenas nos estamos llevando bien. Me interese…me interese más y no sé porqué, pero de pronto sentí ese impulso por probar tus labios. Pero no me anime y bese tu mejilla. Oh si…lo siento, fui consciente de todo ello, pero luego no supe cómo afrontarlo. Esperaba que tú también reaccionaras, pero tú tampoco decías nada, hasta hoy. –

 

 

—     Era difícil…que tal si yo quedaba como un tonto y tú simplemente no lo recordabas. Tampoco sabía cómo actuar, ni siquiera lograba corresponderte…-

 

 

—     No pretendo que lo hagas. No es necesario. Sólo quería disculparme y me preocupe cuando saliste de repente, con la lluvia. Por eso te busque. ¿Te acercó a lo de Nao?— Saga se impresiono de aquello, porque aunque Tora parecía despreocupado siempre, en ese momento había  actuado de forma distinta. Ello había sido inesperado, pero aún más, cuando no menciono lo del puñetazo, algo que el bajista no pudo dejar de lado.

 

 

—     Yo te pegue, Tora. En verdad…lo siento por eso.-

 

 

—     Pues la próxima vez que salgamos juntos, pagaras tu la cuenta y con ello quedamos a mano. —Mencionó, usando una voz molesta, pero sólo era una broma, como si la cuenta que el propio guitarrista tuvo que pagar había sido demasiado cara, cuando sólo eran jugos y gaseosas. El bajista rió, sintiéndose un poco más relajado, pero no había respondido a la pregunta del pelinegro y era simplemente porque sentía una espina atravesada en su garganta. — Bueno, dime a donde te alcanzo. ¿La casa e tus padres o irás a lo de Nao?

 

 

—     Torashi…—Tora reaccionó ante el modo tierno que el bajista lo llamó,  pero al buscar la mirada del castaño, el mismo estaba observándolo detenidamente. Para Saga los ojos del pelinegro siempre parecían brillar en la oscuridad, como un verdadero gato y ante las débiles luces de la ciudad, el pardo verdoso parecían resaltar demasiado. Tora estuvo a punto de hablar, pero Saga reaccionó, acercándose lentamente hasta los labios del más alto para besarlo suave y dulce. Ello fue unos microsegundos, antes de que Saga se alejara.

 

 

El guitarrista de Alice Nine, se quedo impresionado ante aquello, pero no tardo en reaccionar, por lo que ante el alejamiento del bajista, se abalanzó hasta los dulces labios de Saga, para esta vez besarlo con fervor pero sin dejar de lado la dulzura, siendo cuidadoso en el movimiento de sus labios. Por su parte el castaño, correspondió de inmediato como si ambos estaban necesitando precisamente aquello, enterró sus finos dedos en la nuca contraria para atraerlo de mejor forma, mientras Tora aprisiono débilmente con sus manos la cintura ajena, recostándolo sobre el asiento trasero del auto. Sus ropas estaban ligeramente empapadas, pero aún así ello no era una molestia para ninguno.

 

El pelinegro se separo unos segundos de los labios ajenos, sólo para notar el brillo de los ojos chocolates del bajista, pero esta vez Saga buscó sus labios, besando sus comisuras cortamente, antes de volver a besarse, con esa intensidad que  ambos deseaban, con el mismo ritmo candente pero siendo dulces, puesto que ninguno quería ir al siguiente paso, ello era muy pronto, tampoco preguntarse qué era lo que estaba sucediendo, en ese momento sólo querían disfrutar la sensación que les recorría al besarse, como si sus bocas estuviesen hechas, la una para la otra.

 

 

Aquellos besos continuaron, incluso cuando sus labios comenzaban a arder y encontrarse hinchados. Poco a poco dejaron de besarse, para reírse como dos bobos al observarse con timidez, pero ninguno de los dos intento entender lo que estaba ocurriendo, puesto que la verdad estaba en sus ojos, se gustaban. Aunque sonara un término de pubertos de 15 años, podían sentir el latir de sus corazones fervientes dentro de la caja torácica, como si quisiera salirse.   También sabían que ninguno estaba preparado para ir más allá, pero era cuestión de ir de a poco. Conocerse mejor, intentarlo.

 

 

Para cuando el reloj marcó las 4:30 am, y luego de haberse cansado de besarse locamente en el asiento trasero del vehículo del pelinegro, Tora acercó a Saga hasta la casa de Nao. Lo mejor luego de todo lo que había pasado, era pasar la noche por separados. A cambio como despedida, el bajista beso la mejilla derecha de Tora, la que el mismo había golpeado con su puño pidiéndole que se cuide. Tan pronto como Saga entró al departamento de Nao, con la llave que el batero le había regalado, una sonrisa ancha y cálida se dibujo en su rostro.

 

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A la mañana siguiente, Nao despertó al bajista con un café bien cargado, suponiendo que el menor había llegado tarde, simplemente por andar tomando en esos bares donde era habitué. Pero grande fue su sorpresa al notar que Saga no tenía una resaca, pero si tenía un resfriado que prácticamente  había tenido a su nariz pronunciada de un color rojo, mientras estornudaba. El batero le pregunto que le había sucedido, pero para cuando el castaño intento explicarlo, una ancha sonrisa, de esas sonrisas bobas y tiernas  se formó en sus labios para luego  simplemente añadir que la lluvia lo había agarrado por sorpresa. Nao le pregunto por Tora, pero el bajista opto por mentir y decir que el pelinegro se había ido con alguien, por eso se fueron por separado. Sentía que no era el momento para contarlo a su mejor amigo, apenas estaban comenzando.

 

Para la hora del ensayo Nao fue testigo de las cómplices miradas entre sus compañeros atreves del espejo, y tampoco dejo de lado como Tora estaba igual de resfriado que Saga, aunque también tenía un golpe en su mejilla, aunque no parecía demasiado grave. Pero el batero  también fue testigo de un beso corto que ellos dos  habían compartido, detrás de unas cortinas que daban al escenario. No mencionó nada, respetaría que Saga no le dijo nada por el momento, pero estaba feliz por él.

Tora y Saga juntos, realmente hacen una linda pareja, pensó Nao, mientras caminaba en dirección al escenario, para su prueba de sonido con la batería.

 

FIN-

 

 

Notas finales:

 

Espero que les haya sido de su gusto, aunque son un poco idiotas,  me gusto que los dos no entiendan exactamente que les ocurre e imaginármelos besándose una y otra vez, fue algo que no pude frenar. Ando de cursi esta semana y ellos están en mi mente, es un combo.

Para ti mi Geme, mi Jess, mi Dragón espero que realmente te guste, perdóname si tengo errores, pero quería sorprenderte y sé que vos fuiste la primera en saber lo de esta idea, incluso te lo plantee y me diste el visto bueno. Espero que realmente te guste. TE AMO MUCHO <3 Gracias por todo.

Ahora sí, cuídense todos!

Espero sus impresiones!

Besos!


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