Era el segundo homerun, Sanada acababa de darle el golpe de gracia. Su pecho se sentía oprimido y sus manos temblaban ligeramente mientras sus ojos rápidamente perdían su brillo. En su mente se repetía una y otra vez el recuerdo de aquel juego...
-reacciona, ¡vamos reacciona!
No tuvo tiempo, el entrenador acababa de pedir el cambio
-¡no el! ¡Por favor no el!
Sus suplicas silenciosas no llegaron a oídos de nadie, vio a Furuya acercarse a él, el nudo en la garganta se intensificó y no supo de donde saco las fuerzas para hablar y soltar una carcajada. El montículo se le fue alejando era la segunda vez que veía aquello. Aun en el caos de su mente busco con la mirada a una sola persona sin embargo no tuvo el valor de mirarlo a los ojos.
Las voces le llegaban lejanas y se daba cuenta que Kanemaru cada tanto volteaba a verlo
-¡por dios, deja de hacer eso! Lo último que necesito es que me tengas lastima.
El semblante de Eijun estaba completamente destrozado, se notaba que estaba haciendo un tremendo esfuerzo por mostrarse lo más calmado posible. Miyuki no pudo evitar sorprenderse al oír su voz baja pero sin que la misma se quebrara. Sin pensarlo llevo su mano a la espalda del pitcher, en ese momento imaginaba que un poco de apoyo era lo único que el menor necesitaba sin embargo no pudo evitar sorprenderse al ver que su compañero temblaba. Kazuya se mordió el labio sintiendo una punzada en el pecho.
Eijun camino hacia el comedor pero no se sintió capaz de mirar a nadie a la cara. Sabía que todos estarían dentro, así que aprovecho para tomar un baño, como imagino estaba vacío. Dejo que el agua se llevara la suciedad de su cuerpo pero ni el agua caliente fue capaz de deshacer el nudo en su garganta, ni el vacio de su interior. No había sido capaz de terminar ni siquiera una entrada pero se sentía completamente agotado.
En la oscuridad de su cuarto Eijun intentaba entender
-¿Qué fue lo que paso? ¡Demonios!
Apretó los puños y hundió la cara en la almohada, las lágrimas amenazaban por salir y las voces de sus compañeros empeoraban las cosas. Salió antes de que Kuramochi llegara a verlo, de algún modo sentía miedo de ver a sus compañeros, de que lo miraran con decepción. El único lugar seguro para él era el campo de prácticas, donde hizo lo único que en ese momento era capaz de hacer: correr.
Miyuki fue el último en entrar al comedor, había demasiadas cosas que arreglar después del juego contra Yakushi. Se reunió con los de segundo después de servirse sus tres tazones reglamentarios de arroz, dio un rápido vistazo al salón y noto que cierto alguien no se encontraba ahí. Kuramochi como siempre noto lo que su capitán buscaba.
-seguramente vino antes que nosotros, no se ve muy bien
-no está bien, esta vez no es tan sencillo. -ya había dicho demasiado -solo vigílalo. -El otro solo asintió algo confundido, todo seria mas fácil si fuera más sincero consigo mismo pero esa parecía una tarea un poco complicada para Miyuki.
Terminaron de comer y Eijun no apareció y Miyuki no quiso quedarse con la duda
-perdón Saki-san,¿ puedo hacerle una pregunta?
-claro Miyuki-kun ¿qué pasa?
-¿Sawamura vino a comer antes que nosotros?
-mmm ahora que lo pienso, no. No lo he visto desde la mañana
-ese idiota -murmuro -bueno gracias, ¿podría dejarle un plato de comida por si viene más tarde?
-claro, me asegurare que así sea
Salió para encontrar a Kuramochi fuera de su puerta con el seño fruncido, no pudo evitar sentir un pequeño vuelco en el estomago. Compuso una sonrisa burlona cuando se acerco a su compañero
-¿qué pasa Kuramochi? ¿Miedo a la oscuridad?
-idiota, no está tampoco aquí
-¿tampoco?
-no está en los baños
-y tampoco fue a comer -volvió a murmurar
-¿y bien capitán?
-tu quédate aquí por si regresa, yo lo busco. No pongas el seguro. –Lo último le pareció algo extraño al campo corto pero no le dio importancia.
Sawamura ya no podía correr mas pero no quería volver a su habitación, agotado se recorto sobre las bancas. Hacia un poco de aire y gracias al sudor lo recorrieron escalofríos que lo obligaron a abrazarse a sí mismo, poco a poco se fue quedando dormido. Sabía que estaba mal que se quedara en el campo e imaginaba al cátcher regañándolo por ser tan imprudente pero en ese momento no le importaba mucho, el agotamiento y la tristeza podían más que él.
-¿Dónde estás Eijun?
Miyuki había recorrido todos los lugares posibles. Regresó al comedor y al baño pero no había señales del pitcher. Dio un vistazo al campo pero tampoco estaba ahí. Y sabia que aun no regresaba a su habitación, de lo contrario Kuramochi le hubiera enviado un mensaje. Suspiro dándose por vencido mientras regresaba, hasta que su mirada se detuvo en las bancas
-¿y si está ahí?
Se encamino pensando en lo que le diría, no era una situación particularmente buena para hablarle con la normalidad de siempre. Podía imaginarlo de muchas maneras pero no pudo evitar pararse en seco cuando en efecto lo encontró dormido sobre las bancas. Ni dormido parecía en paz, su respiración era agitada y un camino de lágrimas bajaba por sus mejillas. Se arrodillo frente a él, quedando su rostro a la altura del otro. Pensó en la posibilidad de despertarlo pero algo en su interior se lo impidió, no estaba preparado para verlo completamente vulnerable. Lo contempló unos instante mas antes de acariciar su mejilla. Le era imposible evitar sentir ternura y tristeza por su pitcher. Pero era algo que nadie debía saber.
Lo cargo con sumo cuidado y lo llevo hasta su dormitorio. El cuarto estaba en penumbra y en silencio. Imaginaba que Kuramochi dormía, en realidad no lo hacía pero había preferido fingir que así era para observar lo que pasaba. Miyuki acomodo a Eijun sobre su cama y lo arropo, lo volvió a contemplar en silencio y deposito un pequeño beso sobre la frente del menor. Esperando que en la comodidad de su cama tuviera un mejor sueño.
-duerme bien Eijun