Capítulo I: En sus marcas, listos… ¡Ya!
Se removió incomodo en la cama. Abrió los ojos un poco, solo un poco. Aún no se acostumbraba a dormir temprano y levantarse de igual forma; Las vacaciones hicieron mella en el rubio de 21 años que daba un gran bostezo en aquel momento. Estiró sus brazos a ambos lados y un crujido proveniente de su espalda lo alertó.
-¡AUCH!- se quejó el joven que en aquel momento se sentía como un anciano, sobándose su espalda- Dios, estoy viejo...-suspiró y volvió a tirarse en la cama de espaldas; Sabía que tenía que darse prisa para ir a la universidad pero no le apetecía tener que encontrar a ciertas personas luego de dos meses de alegría, gozo y regocijo sin encontrarse con aquellos individuos.
Se levantó de la cama y se encaminó a la ducha. Una vez bañado, escogió una playera polo de color naranja y unos jeans de mezclilla desgastada. Se miró en el espejo y cogió un poco de cera para el cabello y lo aplicó desordenadamente, dándole ese look salvaje que tanto lo identificaba.
Y bajó al restaurante.
Naruto Uzumaki, joven de 21 años, estudiante de Administración de Empresas en la Stanford Business School campus Konohagakure; Becado al 100%, sobresaliente en áreas analíticas, matemáticas, lógicas, financieras, estadísticas y por si fuera poco, en las áreas deportivas aunque no pertenecía a ningún club de la Universidad.
Era brillante.
Pero estaba lleno de “defectos”…
-¡¿Por qué coño no cerraron el restaurante con llave?!- gritó furibundo, encontrando que el pestillo de la puerta de la cocina ni siquiera tenía seguro. Se tranquilizó un poco e hizo memoria…
Oh…él había sido el último.
-Jeje…qué más da dattebayo…-susurró así mismo, rascándose la nuca nerviosamente. Era algo broncudo, explosivo y delirante aunque también un poco descuidado y torpe.
Él vivía en la parte de arriba de un restaurante de comida japonesa; Se encargaba de limpiar las mesas, acomodar cubiertos, lavar trastes del día anterior, dejar la verdura limpia y escurrida y hacer las compras de las carnes que usaban así como de pequeños mandados como pagar la luz o el agua del recinto. El dueño de aquel lugar Jiraiya Uzumaki, su tío, era un gran cocinero. Y como favor a los padres de Naruto que se encontraban en un pueblo a más de 10 horas de distancia, había acogido a su sobrino hacía 7 años. Desde la preparatoria hasta la Universidad la cual, estaba a punto de terminar.
-¡Está todo listo!- dijo el rubio de ojos azules y secó sus manos en una toalla. Subió a pisotones a su habitación a recoger una carpeta con documentos y su cartera y se dispuso a salir del restaurant.
Hoy era un día importante en la Universidad; Por fin entregarían las pautas para realizar las prácticas profesionales y había que inscribirse. Ya fuera a una empresa de la región o de otro lugar del país o de mundo, era el último paso para poder graduarse.
-El último año, ‘ttebayo…- esbozó una gran sonrisa y se encaminó hacía la parada del autobús.
En la Universidad
-Y bien, jóvenes. Aquí está la documentación necesaria para darse de alta como practicantes en la escuela. A partir de hoy, tienen mes para encontrar una empresa que los reciba y pongan en práctica sus conocimientos prácticos y teóricos para identificar áreas de oportunidad en el departamento en el cual sean designados…- dijo Iruka Umino, el consejero del último año.- ¿Tienen alguna duda?-
-Sí, consejero.- una pálida mano se alzó en el aire para tener la atención del grupo- ¿Los becados pueden ser nuestros practicantes?-
Una gran carcajada proveniente del grupo de hijos de poderosos empresarios resonó por toda el aula. El rubio al fondo del salón se puso rojo del coraje pero no diría nada, ya no. Solo tenía que aguantar esto último y cuando fuera exitoso les iba a patear el culo a todos esos ricachones. El rostro del consejero se ensombreció.
-Señor Uchiha, hágame el favor de salir- exclamó el moreno, serio y con una mano señalando la puerta- Lo estoy esperando…-
-Disculpe Umino-sensei…- fue el turno para hablar de un joven con ojos casi transparentes- pero me parece que la pregunta aún no tiene una respuesta clara. Es decir, el dinero de todos los demás paga la educación de los chicos becados…-
-¡Y dale con eso!- exclamó de pronto una chillona voz- ¡Les daré una paliza malditos zánganos!-
-Por favor Kankuro, no podrías ni hacernos un rasguño- dijo el joven de cabellos azabaches, el que había iniciado el tópico y que respondía al nombre de Sasuke Uchiha, hijo del presidente de la compañía Telcom que controlaba radio, televisión, comunicaciones e internet en todo el país.
El de ojos casi transparentes Neji Hyuuga - hijo del presidente de Keineken, la empresa cervecera más prolífera del nuevo mundo, se giró hacía Kankuro y esbozó una sonrisa sarcástica.- Estaré esperando esa paliza, Sabaku-kun.-
El castaño, indignado iba a reclamar algo pero Naruto lo detuvo. Ambos eran buenos amigos.
-No, Kankuro. Ya falta menos para soportar esta mierda…-
-Pero…-
-Por favor…- apretó su mano y le sonrió encantadoramente.- Está por terminar la asesoría, vamos a buscar posibles lugares para las prácticas…-
El otro refunfuñó. De verdad quería darle una golpiza a esos tipos.
Iruka sensei tenía que calmar los ánimos pero el sonido de una chicharra lo salvó. A veces quisiera mandar a los chicos Hyuuga e Uchiha a la policía de la universidad pero incluso, su trabajo pendía de eso. Al ser hijos de personas tan influyentes, él mismo corría el peligro de ser despedido.
Se sobó la sien con el dedo índice y dijo- Bien, ahora que todos en esta sala somos adultos- miró acusadoramente a Sasuke y a Neji- no duden en recurrir a mí si surge alguna duda con el papeleo. Están bien preparados chicos, son los mejores de la nación, confío en ustedes y les deseo encuentren la empresa de sus sueños para este proceso de formación…-
Y uno a uno empezó a salir del salón.
Kankuro se levantó y seguido de Naruto, abandonaron el aula hasta que un brazo detuvo con violencia al rubio, aventándolo sobre la pared.
-Oh, usuratonkachi…- dijo Sasuke- Si ninguna empresa te acepta por tu cero experiencia profesional siempre estarán las puertas abiertas de mi compañía…- le dijo en un susurró al oído del rubio el cual, molesto le brindó un empujón al azabache.
-Primero muerto Uchiha de mierda- escupió con rabia, apretando los puños dispuesto a atacar. Pronto se acercaron dos tipos vestidos de negro, los cuales lo sometieron tan rápido que ni alcanzo a reaccionar.
-¡Naruto!- Kankuro, su amigo encaró al Uchiha- ¡Basta Sasuke! ¿Qué putas te traes con Naruto? ¡Déjalo en paz!- empujo al azabache el cual respondió con un puñetazo directo a la boca del Sabaku, rompiéndole el labio en el acto.
-No te metas, este mequetrefe se cree que ha llegado muy lejos siendo un don nadie pero yo me encargaré de bajarte de tu nube, Naruto…- y dicho esto, mientras sus guardaespaldas sostenían al rubio, asestó un puño en el estómago del Uzumaki. Lo dejaron tirado en el suelo, sin aire y con lágrimas de rabia corriendo por su rostro.
En el restaurante
-Ya llegue, ‘ttebayo- anunció a su tío, el cual se encontraba preparando un pedido en la cocina. El mayor miró de reojo a su sobrino, al que parecía, habían golpeado otra vez. No lo soportaba; Naruto era muy bueno peleando pero desde que entró a la Universidad sus niveles de violencia disminuyeron. Ahora solo era un trapo que dejaba que lo insultaran, humillaran y golpeaban a su antojo, solo porque se sentía inferior a ellos. Suspiró.
-Naruto, más tarde te llevaré un tazón de shôyu ramen…- pudo notar como los ojos de su sobrino por un momento se iluminaban. Bingo.
El ramen siempre era la respuesta.
-¡Gracias Ero-sennin!- contestó emocionado, subiendo las escaleras de dos en dos canturreando algún tipo de estúpida canción.
-¡No me digas Ero-sennin!- gritó el mayor sonrojado, pues sus clientes habían estallado en risas ante el comentario del rubio.
Ya en su habitación, Naruto encendió su laptop y tecleó rápidamente el nombre de una empresa en el buscador.
“Moshiba Electronics Co.”
Moshiba Electronics Company, fundada en el año de 1950 es una compañía dedicada a la manufactura de aparatos eléctricos y electrónicos. Ocupa el 5º puesto en la lista de grandes compañías mundiales de su campo. Sus oficinas corporativas tienen sede en Konohagakure bajo el mandato del presidente Hatake Kakashi, sucesor a la muerte de su padre, el fundador de la compañía.
-Con esto los dejaré a todos con un palmo de narices…prepárate Moshiba, ahí voy.- Dando un click en la página de la compañía, luego se dirigió a la pestaña de Recursos Humanos, Programas para estudiantes, graduados y pos graduados…
Y encontró el formato para registrarse en el proceso de prácticas profesionales.
Estaba emocionado, esa compañía era uno de sus sueños desde que entró a la Universidad, estaban presentes en casi todo. La diversidad y la complejidad de sus operaciones lo fascinaron tanto durante una visita escolar a una ensambladora de Moshiba que no dudó ni un segundo querer pertenecer a ese lugar.
Llenó el formato con todos sus datos, envío su currículo, cargó su foto. Revisó que todo estuviera bien una vez más y le dio enviar.
Suspiró como quien se quita un peso de encima. Ya estaba hecho, ahora solo tenía que esperar ser lo suficientemente bueno para ser llamado. Pero estaba confiado…
Él era lo suficientemente bueno.
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Continuará...