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Pretending por itsvinylcrown

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Creo que jamás he estado más emocionado en mi vida. Me quedo inmovil ante las palabras de mi padre, quien se extraña al no verme con mi característica sonrisa burlona. Creo que estoy hasta aguantando la respiración. Bueno, no sería raro del todo. Es demasiado para mí. Estoy muy feliz. Quizás más de lo que debería.


¡Ella va a regresar! Recupero la recompostura y le asiento a mi papá, mientras me voy escaleras arriba, necesito ir a mi habitación. Necesito pensar. Cuando llego, me cercioro de poner el pestillo de la puerta.


Va a volver. Danielle, va a volver.


Ok, creo que he empezado mal este estúpido monólogo. ¿Cómo debería empezar? ¡¿Qué mierda se supone que debo decir?! ¿Mi nombre y esas idioteces?


Bueno. Me llamo Ethan. Ethan Sykes. Tengo 17 años y estoy en quinto año de secundaria, segundo de preparatoria, o como mierda le digan. En el penúltimo grado del colegio, vale. Ahmm ¿cómo iba? Vivo en Estados Unidos, voy a una escuela secundaria y blablabla. Soy rubio y alto, tengo mis musculos y soy sexy. Muy sexy y candente. Soy perfecto si alguien lo dudaba. Estoy en el equipo de futbol de mi escuela, y por alguna puta razón, el entrenador no me quiso poner como el quarterback. Pero, aún así, soy una especie de co-capitán. Todas las chicas mueren ante mi hermosura y yo soy como un puto casanova o como se diga, pues se morirán por mi pero yo no las noto, perras.


Danielle es... Hermosa. Era mi mejor amiga, hace como 6 años solía ser mi vecina y jugabamos todos los días. No pude evitar enamorarme de ella. Y hoy sería mi novia si no se hubiera ido, lo sé. Se fue cuando tenía 11 años, a esas ni siquiera podía decir la palabra 'pene' sin reírme. Y ella siempre fue mi amor platónico; no supe nada de ella jamás. Bueno, hasta hoy. ¡Y va a volver! Es mi puta oportunidad.


Admito que casi me da un paro cardiaco cuando mi papá me mostró su foto, como es ahora. Bien, sigue siendo castaña y su pelo ondulado todavía llega hasta arriba de las caderas. Ojos grises y ohh perfección. ¿Mencione que tiene unas tetas perfectas? ¿No? Pues las tiene, joder. Que mujer, maldita sea. ¿Saben que es lo mejor de todo? ¡Que va a vivir conmigo! Al parecer su padre murió. Triste y todo eso. Y su madre había desaparecido apenas nació, si no recuerdo mal. Nuestros padres siempre fueron amigos y colegas desde niños. Asi que mi papá le ha ofrecido nuestra casa... ¡Y aceptó! ¡Va a regresar conmigo! Lo mejor de todo es que ya esta en camino hacia acá.


Joder. Puede escuchar voces de abajo. Puedo notar a los gritos emocionados de mi madre, los de mi padre. Un bonito reencuentro. También oí un pésame. Y estoy hecho una bola de nervios en mi habitación, encerrado. En vez de ir por mi chica, suspiré. ¿Desde cuando soy un cobarde? ¡No es mi puta culpa! Antes de ir, me lavé la cara con mucha agua, tratando de entrar en razón.


Bajé las escaleras y allí estaba... Radiante, como siempre lo ha sido. Me ofreció una sonrisa y me congelé... No sin antes devolversela, casi con timidez. Ella se acercó a mí, que estaba en la escalera, ni siquiera había bajado por completo. Me está abrazando y puedo oler su aroma a limpio. A mujer. Su perfume, que siempre me ha recordado a la vainilla, invade mis fosas nasales. Es jodidamente perfecto.

- ¿Cómo estás? - Sus ojos brillan con emoción al igual que los míos azules, mi sonrisa se ensancha. - ¡Cuanto tiempo, Ethan! - Se rió mientras me acompañaba a mi habitación. Al parecer, quiere que ¿¿nos informemos?? no sé que quiere pero por mí, feliz. - Haha, el tiempo te ha favorecido. Te recordaba más gordo - Se ríe y yo tengo que desviar la mirada por la vergüenza. ¡Maldita! Siempre le ha gustado molestarme de esa manera. Llegamos a mi cuarto y, como siempre hago, puse el seguro.


- Y bien... Cuéntame. ¿Qué ha acontecido? - Dice fingiendo un tono gracioso a señora mayor, causando mi débil risa. Con ella me siento tonto.

 

No me gusta sentirme así, pero porque es ella haré una excepción. - Pueees, nada. Ahora hago más ejercicio, supongo - Dije con simpleza y encogiendo los hombros. Ella se reía. No fue mi intención hacer de eso algo gracioso, pero ya que. - Yo soy un aburrido. Hablemos de tí - Le ofrecí mi mejor sonrisa sincera. Ella me la regresó, con ternura.


- Amh, iba a una escuela algo rara. Mi padre y yo nos habíamos mudado a Texas. - Comenzó a relatar con una sonrisa. Sus ojos se aguaron un poco al mencionar a su papá, lo sé. Contuve las ganas de abrazarla. - Y me molestaban allí. - Ella desvió la mirada y yo tensé la mandíbula. De repente tenía unas ganas de asesinar a alguien. - Pero también hice amigos. Tenía una banda, ¿sabes? - Volvió su tierna sonrisa. Yo asentí, entretenido. Al menos siguió su sueño de ser cantante, supongo.


- Dime que es lo que te gusta. Y yo te diré algo que odio. - Propusó ella ese jueguito raro. No me pude negar.

 

- Amo el fútbol. - Mencioné, ella respondió con una linda risita. Cuando éramos pequeños yo solía odiar ese deporte. Ok, el deporte en general.

 

- Yo odio el bullying. - Frunció el ceño, como si recordase algo malo. Iba a decir algo, pero ella me interrumpió. - ¡Lo odio! - Gritó un poquito histérica. Pobrecita. - Los estúpidos que molestan no saben el infierno en el que vivímos - Musitó ella con pesar. Yo asentía a sus palabras, cruzado de brazos. Dandole la razón ante todo. No quiero estar en su contra. Ella se veía tan enojada y molesta, así que acaricié su espalda para tranquilizarle. Dibujaba círculos sin sentido en su espalda con cariño. Al parecer funcionó porque ya reguló su respiración agitada.


- ¡Niños, duerman! Mañana tienen clase - Escuchamos a mi mamá decir desde abajo. Ella me miró y nos reímos, la situacion era cómica. Siempre solía pasar cosas como esa cuando éramos niños. Ella se quedaba en mi casa o yo en la suya, su padre nos gritaba que dormiesemos o mi madre lo hacía. Era tan monótono que resultaba divertido.


- Bueno, espero que tu habitación para huéspedes sea tan cómoda como la recuerdo - Me sonrió ahora más relajada. Sonreí mientras ella se retiraba de mi habitación. Oh, que culo tienes.


Como sea. También debería dormir. Mañana regresaré a mi rutina de joder nerds y patear traseros en la cancha, solo que ahora, junto a ella.


(...)


Recorría los pasillos de la escuela tranquilamente. Veía de reojo por si encontraba la silueta de Danielle, pero no lo hacía. Varias personas que pasaban a mi lado me saludaban, yo les devolvía la sonrisa o el puño que me ofrecían. Pero no encontraba a Dani. ¡¿Por qué mierda me quedé dormido?! ¿¡Y por qué mierda no me esperó?! Suspiré. Dani a veces era muy responsable.


En el trayecto de mi búsqueda me encontré a Ray. Oh, al menos podía desestresarme molestandole un poco.


Ray es un pelinegro de cuarto grado. Es bajito de estatura, si se para a mi lado me llegaría más o menos al cuello. Es un puto nerd de mierda, con las mejores calificaciones de toda la maldita escuela. E incluso si todos los jodidos jugadores del equipo, de cualquier deporte, todas las porristas, en fin, toda la gente popular le molesta, él ni siquiera se inmuta. ¡No se inmuta el muy desgraciado! Siempre tiene su mirada de indiferencia, como si estuviese cabreado con todo y con todos. ¡Es un estúpido!


Me acerqué a él y lo acorrale contra los casilleros. Lo examiné rapidamente con la vista; de nuevo con esa estúpida ropa. Él siempre venía de manera formal, el muy idiota siempre traía camisas blancas con una corbata y pantalones con zapatos negros, o cosas tipo oficina o algo por el estilo. Como si fuera al trabajo, no a la escuela. Ese era una de las tantas cosas que me jodían de él.


Y él, en vez de temblar como gelatina y gritar sudoroso como cualquier otro nerd de la escuela o del mundo, solo me dedicó su mirada. Su mirada de indiferencia pura y odio. Como si mi simple existencia le jodiese la vida. ¡Desgraciado! El molesto aquí eres tú.


A veces hasta no se me ocurrían ni excusas para molestarlo. Solo venía y ya. Tenía algo en específico que me hacía querer joderle. Quería colmar esa paciencia infinitamente débil que tenía.


- ¡Dame la tarea de química! - Le grité justo al rostro empujándole más contra el metal y él entrecerró las cejas, como si quisiera entender mi estupidez. El estúpido aquí eres tú, imbécil.

 

- Ni siquiera estamos en el mismo año - Dijo en un tono molesto y medianamente sarcástico. Estúpido.

 

- ¿Crees que me importa, retrasado? - Reclamé con voz ronca al gritar. Me duele la puta garganta pero vale la pena su mirada contrariada.


Y puta suerte. Justo tenía que venir caminando Danielle, por ahí. Podía escuchar su voz. Estaba conversando alegremente con una rubia, si no me equivoco se llama Alice. Ya estaba a menos de 3 metros o eso creo, y yo ahí, con mi expresión de pánico, ante el gesto irónico de Ray. - ¡Ethan! - Gritó saludándome. Mierda, ya nos vio. ¡Inventa una excusa rápido! Si no lo haces nos odiará, Ethan. ¡Joder! ¿Qué puedo hacer?


Creo que no sé como actuar en situaciones de pánico. Me consta completamente por lo que acabo de hacer. Pude escuchar el gesto de ternura de Dani y el jadeo sorprendido de Alice, quién no era la única jodidamente sorprendida ahí. Y yo también lo estaría si no fuese yo quien hacía algo tan.. Raro como lo que estaba haciendo.


Estaba besando a Ray.


¡¡ESTABA BESANDO A UN HOMBRE!! ¡A RAY! ¿QUÉ MIERDA PASA POR MI CABEZA?


Por como se veía la cosa, parecía que era un novio tomando el besito matutino de su pareja, en vez de un ¿¿bullyingneador?? molestando a alguien. - Aww, que lindo tu novio, Ethan. - Escuché el gritito emocionado de Danielle.


Solté a Ray cuando vi que ella se fue. Suspiré con alivio. Él me veía con una ceja alzada y su boca completamente abierta, atónito. Con que el retrasado tiene emociones, eh.


- Puhhgh pueghh - Escupí al piso y trataba de limpiar mi lengua con la manga de mi camiseta. Podía ver a Ray haciéndo arqueadas y enjuagandose la boca con una botella de agua. Los dos nos dedicamos una mirada de completa extrañeza. El timbre había sonado hace como 10 minutos y ya no había nadie al rededor.

- ¡¿Que cojones te sucede?! - Preguntó el pelinegro en un ataque de histeria. Lo miré enojado, nadie me gritaba a mí. - ¡¿Estás mal de la cabeza?! ¿Falto de cariño? - Escupía el con burla y al mismo tiempo enojo, sus ojos marrones brillaban de la furia. Me ahogue una risa. Jamás lo había visto perder el control de esa manera.


Ya, cansado de tanto griterío en la escenita que me hacía el muchacho, lo tomé del cuello de su camisa. Llevándomelo a rastras a la habitación del conserje. En donde lo tiré adentro sin cuidado alguno, luego de cerrar la puerta con seguro. Él estaba cruzado de brazos, y una ceja se le alzó esperando. Esperaba una explicación de mi parte. Yo exhalé aire, tratando de calmar mis ganas de molerlo a golpes. ¡Mira lo que me has hecho hacer!


- Escucha. Yo te odio y está claro que tú me odias también. - Él mantenía su mirada, buscando a que prosiguiese. - Pero ese fue un puto ataque de pánico que tuve y y y no supe que más hacer. - Su ceja se alzó a niveles inhumanos. - Esa chica me gusta desde que la conozco y necesito enamorarla. - Ray me ofreció su mirada de '¿por qué putas me estás contando esto?' - Así que tú - Lo señalé, golpeando su pecho con mi dedo índice. Al parecer le dolió un poco pero no se quejó. - Me vas a ayudar. - Finalicé. Ray me veía esceptico.


- ¿Esperas que te ayude a tí, chimpance sin cerebro? - Me tragaba las ganas de mandarlo todo a la remerenda mierda y matarlo ahí de un solo golpe. - ¡Ni siquiera sé que cojones planeas! - Demandó él, su rostro se veía cansado de tanta estupidez. Claro que sí, Ray. Idiota.


- Escúchame nerd. - Me crucé de brazos. Él se calló y prosiguió a escucharme. - Tú y yo... vamos a fingir ser novios. - Desvié la mirada por la vergüenza de la estupidez que acababa de decir. - Por tres meses... O al menos hasta que convenza a Danielle. - Terminé de hablar y podía ver como su mandíbula casi tocaba el suelo de la sorpresa.

 

- ¿Vas a conquistar a una chica... fingiéndo ser gay? - Preguntó con su estúpida ceja arriba y yo, con pesar, asentí lentamente. Pude escuchar su risa. ¡Sabe reirse! ¡Y se está riendo de mí! Tensé la mandíbula, conteniendo mis ganas de golpearle. - De todas las estupideces que dices esta es la...- Le interrumpí, tomandole de cuello de la camisa con tanta fuerza que lo elevé del suelo. Mi mirada igualaba a la suya, molesta y cabreada.

 

- ¡Mira! Vas a ayudarme y... Y... - Intenté pensar. ¿Con que carajos podía convencerlo?

 

- Si me ayudas, te cumpliré tres deseos. - Expliqué, hice un tres con mis dedos. Él me veía extrañado. - Puedes pedir lo que quieras. Ya sea desde que te ayude en algo, robe algo por tí o te proteja de bravucones... - Murmuré con molestia y él se rió. ¡Para de reirte de mí, zopenco!

 

- ¿Qué? ¿Me volverás un pricipe con tu magia? - Profirió con sarcasmo y no entendí. Creo que el hecho de que no haya entendido se hizo obvio por mi rostro confundido. - Agh, ¿Aladdin? - Explicó entredientes, rodando los ojos con ironía.

 

- ¿Sabes? Quizás acepté tu puta propuesta. - Habló con un aire de superioridad. Yo rodé los ojos. - Si te arrodillas ante mí y suplicas. - Terminó y mi boca se abrió por la sorpresa. ¡¿Qué putas acabas de decir, nerdo?! Abrí mi boca, dispuesto a recitarle todos los insultos que me sabía, pero al estar en la desventaja, supuse que no sería muy prudente que digamos. Gruñí y a regañadientes me arrodille al suelo. Arrodillado yo le llegaba abajo del pecho. Puto enano.

 

- P-Por favor. Ayúdame - Lo vi directamete a sus irises mieles y se me enredó la lengua. Adiós, dignidad, fue un gusto. Danielle lo vale.


- Mhhhm, lo pensaré. - Fingió una mirada pensativa mientras sus ojos se desviaban a un punto neutro de la habitación. - No. - Curvó sus labios burlón mientras que yo apretaba los puños. ¡Dios! ¿Puedo golpearle ya? Balbuceé monosilabos sin entender. ¿Me has hecho rogar y caer tan bajo para que me digas que no?

 

Me levanté del suelo con furia, dispuesto a sacarle la madre con un golpe limpio. Él, al notarlo, hizo unas señas de rendición y se rió- Es broma, es broma. Te ayudaré. Suena interesante. - Sonrió con una malicia que jamás pensé que le vería. - Es buen material para chantajearte con lo que quiera. Ahora, si me disculpas, llego tarde a clase - Su sonrisa se ensanchó con eterna maldad, y salió de la habitación. Dejándome ahí, parpadeante y con un puño alzado a la nada.

 


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