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TABOO por lilycha10

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Notas del fanfic:

Es para aquellos que dudan que sigo con vida :). Yerba mala nunca muere.

Naruto no podía ocultar la felicidad que llevaba por dentro. En su salón de clases, dos de sus colegas llegaron a decir que parecía brillar y pensó:

“¿Cómo no hacerlo?”

En las últimas semanas, todos los sucesos que lo rodeaban solo alimentaban su dicha. No se atrevía a disimular lo que su corazón deseaba gritar; pero al menos en eso, su buen juicio prevaleció. Concienzudamente, jamás obtuvo un/a confidente y por más que deseara ventilar su situación amorosa, se obligó a tragarse sus palabras.

Algo que se le dificulto bastante, al momento de abandonar su colegio en horas de la tarde.

Frente a la entrada del campus, un descapotable negro con un moreno muy apuesto apoyado en la puerta del copiloto, lo esperaba para llevarlo a casa. Sasuke sonrió de forma arrogante cuando todas las miradas se posaron sobre él. Incluyendo los de un rubio sumamente sonrojado y perceptiblemente feliz.

-¿Por qué viniste hasta aquí? –No pudo ocultar su sonrisa.

-¿No es obvio? –Le sonrió.

Se acercó insinuante al joven, activando todas sus alarmas.

-Sasuke –intento alejarse.

-Vine a buscarte. No aguantaba la espera –susurro despacio.

-Estamos es público –advirtió bajito-. ¡Sasuke, nos están mirando!

Efectivamente. Tanto los que entraban como lo que salían del colegio, se quedaban mirando a la pareja.

El moreno no lo escucho y se pegó más a su cuerpo.

-¿A quién le importa que miren?

El mayor marco los labios de Naruto, como su meta personal.

-Nadie sabe quién soy –agrego tentativamente.

-¡Eso no lo sabes! –Se apartó de él con decisión-. Si llega a oídos de las personas equivocadas, esto se acabara antes de empezar.

El moreno encogió los hombros –frustrado- y metió sus traviesas manos, dentro de sus vaqueros verdes.

-Perdona.

Naruto sonrió coqueto. Igual que un niño mimado que pide algo y minutos después se retracta.

-Cuando lleguemos a casa –se pegó a él, disimuladamente-, te lo voy a compensar.

Promesa en mano y con las llaves tintineando, Sasuke no tardo en empujarlo en el interior del coche y lanzarse a la avenida más próxima; dejando tras ellos un grupo de jóvenes hormonales que no entendían lo que había pasado.

 

Llegar a la mansión no fue difícil. Lo difícil fue subir las escaleras entre besos hambrientos, encontrar el camino hasta la habitación y sortear a los empleados que ya estaban al corriente de la situación. Las manos del mayor no se estaban quietas y demandaban más participación por parte del rubio.

Naruto no tenía corazón para pedirle –nuevamente- que se controlara, así que hizo lo posible porque la travesía fuera rápida y libre de accidentes. De haber estado solos en la mansión, tal vez la ropa habría marcado el camino que dejaron detrás.

Se empujaron el uno al otro contra las paredes del segundo piso, hasta llegar a la habitación del menor. Sus besos carecían de coordinación y estaban más bien resueltos, a mitigar la necesidad de ambos cuerpos.

Entre gemidos y suspiros, las prendas –estorbosas- iban desapareciendo lentamente, a la vez que recorrían el camino hacia la cama.

La camisa a cuadros que llevaba Sasuke cayó sobre un sillón y apenas sus brazos estuvieron libres, se dedicó a desnudar al rubio. Deslizando las prendas con ansiedad mal contenida, consiguió tenerlo entre sus brazos, como Dios lo trajo al mundo.

Libre de su recato anterior, el rubio se abrazó a su cuello y dejo que Sasuke explorara su cuerpo sin obstáculos. Este acariciaba su espalda, su pecho lampiño o la erección que colgaba frente a él.

La piel de Naruto era suave, como la mejilla de un bebe. Sus manos se movían a través de el con delicadeza y deleitándose con su perfección.

-Te amo- le susurro.

Naruto gimió de placer y en un arrebato de valentía, ayudo al mayor a deshacerse de su pantalón. Anteriormente, no tuvo la oportunidad de desvelar el misterio del hombre; pero esta vez se aseguraría de no quedarse con las ganas.

Con manos trémulas, alcanzo la liga de su bóxer y tras una leve afirmación de Sasuke, lo bajo hasta la pitad del muslo; dejando que la gravedad hiciera el resto. Sus ojos se maravillaron y alarmaron al mismo tiempo, pues nunca había tenido la oportunidad de verlo de frente y le resultaba bochornoso.

Cerro los ojos en una acto reflejo, que a Sasuke le pareció muy tierno.

Ahora se encontraban vestidos como Adan y “Eva”, en su primer día sobre las tierras del Edén. Sin telas de por medio y la palpable necesidad, de dejar que ambas pieles se rozasen.

El mayor tomo su rostro entre sus manos con la delicadeza de quien toca una obra de arte; logrando con esto que Naruto abriera los ojos y buscara coraje en los ojos del contrario.

Sasuke lo beso y para cuando quiso participar en ese juego de seducción, se encontró a si mismo sobre la cama y a su pareja devorando cada centímetro de su cuerpo.

-Sasuke –suspiro.

El mayor le robo un casto beso, para que guardara silencio.

-Confía en mí –puso una mano entre sus piernas, obligándolas a separarse y seguidamente buscar comodidad entre ellas.

Sentirse tan expuesto era nuevo para Naruto y mentiría si dijera que no sintió deseos de correr a esconderse.

-Te garantizo que te gustara –acomodo su cuerpo sobre el-. Ya estás listo para mí.

El menor tardo en darle una respuesta y a falta de valor, prefirió asentir con la cabeza; dándole el permiso para reclamarlo en cuerpo y alma. Sasuke dio inicio a un beso suave y seductor, que tenía como finalidad distraerlo de lo que venía a continuación.

Más que distraerlo, solo consiguió disminuir los temores de Naruto; pues este fue perfectamente consciente de como el miembro de Sasuke, acariciaba su entrada de forma juguetona.  

Gimió sonoramente, al sentir un poco de presión y se aferró a los brazos del moreno.

-No tengas miedo.

La carne del rubio, era forzada con una delicadeza aparentemente imposible en el hombre, consiguiendo que la molestia de tenerlo en su interior fuera mínima. La membrana del doncel se quejó dolorosamente ante la intrusión; pero independientemente del hilillo de sangre que anunciaba la pérdida de su virginidad, el placer era lo único que abarrotaba sus sentidos.

El movimiento pélvico del joven, le anuncio que estaba ansioso por proseguir y fue entonces que decidió darle rienda suelta a su deseo. Sus embestidas se sucedieron suaves y medidas, pero a menor le resultaban abrumadoras y le otorgaban un placer que no era de este mundo. Un placer robado de las manos de Dios, para ser capaces de entregar su existencia a la persona que amaban.

La cama se movía al compás de las penetraciones y haciendo gala de su flexibilidad, Naruto rodeo al mayor con sus piernas mientras arqueaba la espalda de forma exagerada. Sus ojos estaban nublados por el placer, sus gemidos incitaban a Sasuke a aumentar la presión y sus manos arañaban su espalda, para no caer en la locura.

Cada centímetro de piel se agitaba por las constantes descargas eléctricas y a juzgar por los gemidos y movimientos erráticos, era obvio que ninguno de los dos aguantaría mucho tiempo. Uno por falta de experiencia y el otro, por exceso de placer.

Naruto fue el primero en alcanzar el clímax y su mente no divago en posibles consecuencias, cuando -en un descuido- Sasuke se dejó derramar en el interior cálido y a cogedor del rubio. En lugar de eso, se dejaron caer sobre la cama en medio de un revoltijo de brazos y piernas, que aún se sacudían por el orgasmo.

Él se incorporó con suavidad para salir de su interior, antes de acostarse a su lado y acurrucarlo entre sus brazos, protectoramente. El reciente acto, los convidaba a mimarse y adorarse mutuamente; gradeciendo al cielo por la oportunidad de compartir ese momento, en ese mismo lugar.

-Te adoro, Naru.

-Yo también te amo, papá.

 


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