No sé expresar el amor, no sé cómo hacer para describirlo, solo siento que lo que siento es mas infinito incluso que las matemáticas. Hay mil formas de amar, hay millones de personas en el mundo, y cada una con un mundo en donde viven diferente su amor. No existe en mi mente un orden o ley que rija el amor, para mi amar sin ver de quien lo haces, es lo que hace este amor tan especial, tan hermosamente ciego. No sé si use toda la suerte de mi vida el dia que nos conocimos…la verdad no me importa porque eres mi amuleto encaso de haberla agotado.
No me arrepiento de nada, el haber estado a tu lado fue lo que alegro cada uno de mis tristes días, soy melancolico, perdón por dejar que mi lastimero ser se enamore de alguien como tu, perdón por eso, pero eso simplemente paso, te amo y lamentablemente no lo quiero ni puedo cambiar.
La autora que quiere levantar mi ego cree conveniente que me describa físicamente, ya saben que soy melancolico, soy un chico de 16 años. Mi nombre es Anthony, tengo el cabello como erizo( algo rebelde, pues a pesar de serlo pelea contra la gravedad por bajar solo en el flequillo) castaño claro, tengo ojos color ambar con verde…lo mas normal posible.
Soy de tez clara, nariz respingada algo ancha a mi parecer…soy imperfecto, no me siento bonito ni me molesto en observarme en el espejo. Mi autoestima esta por los suelos como verán.
Yo en primaria tenía solo un amigo, siempre era de esos que a las justas hablaba, me usaban, solo era alguien que servía para darle el trabajo pesado Era un constante punto de burlas, era muy inocente Fui el típico que lloro como nena al despedirse de sus compañeros... el día de su graduación, especialmente de su mejor amigo (que le uso y se aprovecho de él).
Cuando iba en primaria me enamore por años desesperadamente de una niña morenita, de labios rosados que resaltaban perfectamente en ella, nunca me quiso ver de una manera romántica como yo la veía eso me descoloco por años, lo único que me dejo ese fracaso amoroso fue el amor que hoy tengo por el Metal. Si soy un metalero de música que te hace cortar las venas, pero no lo hago, me respeto lo suficiente. Uso zapatos militares, esos enormes que imponen, junto a mi mirada triste y seria que crean un aura malota a los que me ven y no me conocen, doy miedo.
Obviando lo que mi apariencia expresa, no soy malote, soy un romántico a más no poder. Y odio esta soledad en la que me dejaste.
Cuando culmine ese paso de primaria a secundaria me cambiaron de escuela, ese cambio me asustaba, yo era un niño muy timido (y quizas siga siendolo) La noche anterior me dispuse a ¨cambiar¨ asi que fui donde la peluquera y rape mi cabello, era hora de cambiar, dejar de ser timido El dia siguiente era el primer dia de clases, era un manojo de nervios (asi como el hoy en la actuacion) Iba con la mirada segura, todos parecian mirarme raro Me presente como nunca, era alguien seguro de mi mismo por primera vez. Tan pronto yo te vi, no pude descubrir si te amaba, el amor a primera vista no funciona en mí, pero te cargaste mi seguridad y mi voz. Un niño de cabello ondulado me miraba gracioso desde atrás. Tenía el cabello marrón, algo largo, ojos de corderito, sonrisa traviesa…mato mi corazón con ella en segundos.
Le miraba a menudo, éramos dos desconocidos que querían conocerse, nuestras almas se llamaban a gritos pero algo no nos dejaba liberar aquellas voces, hasta que un día el se atrevió a hablarme.
Después de dejar que el destino siguiera su curso natural, yo a su lado, el adoraba molestarme, era blanco de sus constantes burlas. Cada día nos hacíamos mas cercanos, todos los días apartir del día q me hablo no nos separábamos, éramos los dos contra el mundo.
Una tarde le invite a mi casa, quería tenerlo incluso después de clases cerca de mi. Pero hoy con la excusa de hacer un trabajo claro. Siempre vestía camisa y pantalón de vestir pese a sus burlas. Esa tarde me iba a jugar lo mas importante, su odio o su perdón, ese día di el paso mas valiente de mi joven vida (11 años).
Mis padres nos dejaron solos, haciendo el trabajo, sus ojos y pestañas me atraparon, su mirar me sedujo, perdí el control y voluntad de mi cuerpo frágil al pecado.
No sé si fue las hormonas, ni siquiera era un adolescente para poder asegurarlo, solo era un niño enamorado. Lleve mi boca a su cuello, la explosión de emociones me atrapo por completo, su cuerpo era un imán para mis manos, empecé a acariciar su entrepierna subiendo a su abdomen, era un ritual que repetí muchas veces cuando el venia a mi casa, con el tiempo me sentía sucio al hacerlo. Yo estaba corrupto por este amor, y me llevaba conmigo a la persona que tanto amaba…el no tenia la culpa de mis sentimientos, el me entrego su amistad y yo quería que me entregue su ser.
A pesar de que hize eso con el me sentía confundido, seguía queriendo a Claudia (la chica morenita), pero a pesar de eso Mateo (el chico de cabello ondulado) empezó a salir con ella, en primero de secundaria. No entendía porque mi cuerpo ardia de una rabia incontrolable al verlos juntos, no entendía porque las lagrimas salian libres de mis ojos incrédulos, no entendía porque mi corazón dolia tanto, no entendía tanto…me hacia preguntas en mi cuarto que quedaban flotando en el aire, nadie les daba una respuesta, nadie aliviaba mi corazón herido por sentimientos que aun no comprendía ni aceptaba.
Yo al fin lo entendí, no tenia celos de ella, tenia celos de que el me dejara a mi por ella. Lo amaba, amaba a Mateo sin importar que tan prohibido estuviera nuestro amor, le amaba hasta ahogarme con este mismo amor.
Intente muchas cosas para separarlos, mentiras tontas y quien sabe…hasta crueles. A pesar de ello logre que termine con ella, eso trajo paz a mi ser. Sonreí feliz de tenerle devuelta solo para mi, siendo solo yo el que ocupara sus pensamientos, yo y nuestras aventuras diarias.
Muchos nos molestaban, porque éramos demasiado unidos, yo si lo amaba pero ¿y el? ¿Me amaba? Era algo que ni siquiera Dios me podía responder…
Todos nos preguntaban: oigan y ustedes ¿estan? Yo temia que el se alejara de mi por esas insinuaciones, temia que no le gustara estar cerca de mi por miedo a las molestas palabras de nuestros compañeros. Yo solo negaba serio, para darme a respetar