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Era una calurosa noche de verano, Harry se revolvía bajo las sábanas de su cama sin poder dormir. No soportaba la casa de los Dursley y menos desde lo que comenzó a ocurrir cuatro años atrás, cerró los ojos, no quería pensar sólo esperaba que acabasen las vacaciones cuanto antes y comenzase su sexto año en Hogwarts cuando de pronto la puerta de su habitación comenzó a abrirse despacio evitando hacer ruido.
Harry tragó saliva, ahí venia... cuatro años y aún no se acostumbraba a algo así, no le gustaba, las lagrimas amenazaban con salir de sus ojos cuando escucho los pasos y cuando sintió una manos sobre su cara intentó no temblar, sin embargo era algo que no podía controlar… y empezó a llorar.
Draco recorría las calles oscuras del callejón Diagon, a pesar de ser de noche algunas personas seguían vendiendo en aquella parte y a él le gustaba pasear por allí cuando no había mucha gente, era un hábito que había cogido tras huir de casa por haber discutido con su padre y haberse instalado en “El Cardero Chorreante”.
Había decidido volver a su habitación cuando escucho un ruido tras él y al girarse se encontró a un chico tirado en el suelo.
El Slytherin miró a su alrededor pensando que podrían haberle echado algún maleficio al chico, pero al no ver a nadie más volvió a mirarlo. Pensó en irse y dejarlo allí pero sin saber porque se acercó a él.
-Potter.-fue lo único que salió de sus labios al girar al chico que estaba inconsciente, ¿qué hacía Potter en aquella zona a esa hora y en ese estado? Pensó al ver las heridas y moretones que había tanto en la cara del pelinegro como en sus brazos los cuales podían verse por la camiseta de manga corta que el chico estaba usando.
Volvió a mirarlo decidiendo si dejarlo allí o hacer algo, una cosa era segura si lo veían allí con él pensarían el aspecto del chico era culpa suya y eso le traería problemas, y en ese momento era lo último que necesitaba.
Con un sencillo hechizo de levitación cargo el cuerpo de Harry hasta su habitación sin ser visto, iba a dejarlo en el suelo pero por una vez decidió hacer algo bueno aunque se tratase del chico al que más odiaba en el mundo y lo dejo en un sofá que tres día atrás había conseguido para esa habitación, después de todo era un Malfoy, y se fue para darse una ducha.
Harry despertó sobresaltado y miró a su alrededor.
-¿Dónde estoy?-se preguntó en un susurro.
-En “El Caldero Chorreante”
Harry, sobre saltado, se levanto del sofá reprimiendo un grito de dolor y se encontró con unos ojos grises que lo miraban fríamente desde la entrada de la habitación.
-Mal…Malfoy, ¿qué hago aquí?
-Al menos deberías darme las gracias Potter, si no te hubiese encontrado yo podría haberlo hecho otro.
-Gracias…
-Puedes quedarte ahí si no me molestas o marcharte, seguro que deseas volver a la casa de los muggles, ¿o es por ellos por lo que estas así?-preguntó el rubio intentando comenzar una pelea, estaba cabreado por no poder volver a su casa y peso que desahogándose con él podría sentirse mejor, sin embargo, Harry no contraataco y Draco vio que tras sus palabras el de ojos verdes no paraba de temblar y sus ojos se inundaron de lágrimas lo que hizo que el Slytherin tuviese ganas de abrazarlo ¿en que estaba pensando? ¿Abrazar a Potter? Malfoy lo miró con asco intentando quitarse esos pensamientos.