Aventura En China.
Capítulo Uno.
Un joven se encontraba recostado enfrente de un auto, estaba esperando a su instructor de manejo para poder hacer el examen de manejo. Se sentía muy nervioso a pesar de que un amigo suyo le estaba dando lecciones desde que tenía 16 ¿Qué pasaría si chocara contra un árbol o un muro? ¿Y si atropella a alguien?
-Tú debes ser Yoh Asakura- Decía un hombre de entre 40 y 50 años, Yoh asintió. -Soy tu instructor de manejo.
-Entiendo.
-Bueno, comencemos con la prueba- Dijo el instructor.
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Mientras tanto, en un pequeño departamento, un joven de aproximadamente 30 años estaba entrando a una página de chats. En eso en la pantalla se muestra a otro joven.
-Hola Ren, ¿Cuánto tiempo?
-Horohoro, hablamos ayer en la noche- Respondió Ren a la pantalla.
-Tienes razón- Dijo Horohoro. -¿Cuándo te mudarás a Japón? Te he estado esperando.
-Me faltan comprar los boletos- Respondió. -¿Has tenido alguna tentación de la que no me he enterado?
-Se nota que me conoces- Respondió Horohoro. -Bueno, ¿Recuerdas a mi vecino, Yoh Asakura?
-Si, estuvo en nuestra última charla.
-Bueno, el otro día cuando se quedó a dormir conmigo, me enteré de que duerme totalmente desnudo- Explicó. -Debo admitir que estuve tentado a hacerlo mío. Pero luego te recordé y alejé esas ideas de mi mente.
-Muy bien, así debes ser- Dijo Ren.
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-Vas a una buena velocidad- Decía el instructor.
Yoh iba manejando atentamente, cuando de repente vio la figura de una madre con su bebé en brazos. No pudo evitar imaginarse a él mismo como la mujer, causando que se distrajera por completo.
-Asakura, fíjate por donde conduces- Ordenaba el instructor, pero Yoh no escuchaba. -Asakura. ¡ASAKURA!
-¿QUÉ?
Pero antes de que Yoh reaccionara por completo, había chocado contra un árbol, activando las bolsas del auto. Trato de alejarlas de su rostro pero era imposible, lo último que vio antes de desmayarse fue el instructor inconsciente.
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Apenas abrió los ojos, lo primero que vio fue a sus amigos. Horohoro, Manta, Ryu y Chocolove, todos ellos lo veían totalmente preocupados. A un lado se encontraba el doctor.
-Tuviste suerte, solo fueron unos moretones- Dijo el doctor.
-Cuando supimos que estabas en el hospital fuimos a verte- Dijo Manta.
-Pensamos que estabas al borde de la muerte- Dijo Ryu.
-¿Qué te pasó?- Preguntó Horohoro. -Tenemos entendido que chocaste contra un árbol.
-Si, lo que pasa es que me distraje con una imagen de una mujer con un bebé en sus brazos- Explicó Yoh. -Y no pude evitar imaginarme a mí mismo en el lugar de la chica.
-¿Nos estás diciendo que quieres tener hijos?- Preguntó Chocolove. -Pero eres un hombre, no puedes tener hijos.
-A menos que te acuestes con una mujer- Continuó Horohoro. -Pero como sabemos que eres gay.
-Lo sé, pero siempre quise tener aunque sea un bebé- Respondió. -Pero es imposible.
-¿Y si optas por la adopción?- Sugirió Manta.
-¿Lo dices enserio?
-Claro, estarías haciendo a un niño sin familia feliz- Dijo Ryu.
-Es verdad, hay muchos niños que no tienen el amor de una madre o de un padre- Decía Yoh mientras se abrazaba a sí mismo. -Acepto, voy a adoptar.
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Afuera de un orfanato, Yoh estaba abrazando a su nuevo bebé. A su lado se encontraban sus amigos y una mujer que era la encargada del lugar.
-Qué lindo bebé- Decía mientras repartía besos en el rostro del bebé. -Ahora te llevaré a casa, donde te daré mucho amor.
Pero antes de que pudiera irse del orfanato, un auto se detiene y de ella sale un hombre vestido únicamente con una musculosa blanca, pantalón caqui y sandalias negras.
-Aquí está mi hijita- Decía el hombre mientras le arrebataba el bebé de los brazos de Yoh. -Mi esposa casi me mata por deshacerme del bebé.
-Que mal- Decía Yoh desanimado. -No malpienses.
-No pasa nada, cuando tengamos otro hijo te llamaremos para que lo cuides- Finalizó el hombre antes de irse.
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Ya en su apartamento, Yoh estaba viendo la televisión mientras Horohoro le pasaba un plato con sushi. No pudo evitar sentirse mal por su amigo, él quiere un hijo pero no puede porque es hombre. En ese momento la lamparita se le encendió.
-Y si vas a China- Sugirió. -Hay muchos bebés allí esperando ser adoptados.
-¿Seguro? No sé si quede bien eso, digo, soy japonés... No lo malinterpretes- Dijo Yoh algo confundido. -No es que odie a los chinos, no, claro que no, yo sé que tu novio es...
-Está bien, tranquilo- Lo interrumpió Horohoro. -Yoh, tú sabes que no debes preocuparte por esas cosas. Hablamos de una vida humana que espera tu amor y cariño.
-Supongo que tienes razón- Suspiró Yoh. -Bueno, nada pierdo con intentarlo.
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-Bueno, parece que todo está en orden.
Decía un hombre joven mientras veía el formulario que había llenado Yoh. Este lo veía totalmente nervioso, ya que no sabía si le permitirían tener al bebé.
-Solo falta una cosa- Añadió el joven. -El nombre de su esposa.
-¿Esposa?- Preguntó asustado.
-Claro, no le daríamos uno de nuestros niños a un soltero- Explicó el joven.
-Bueno, está bien, pondré el nombre de mi esposa- Decía mientras acercaba la pluma hacia el papel. -¿Conoce a Soul Bob?
-Claro, es un gran cantante- Respondió el joven. -Y sabemos que no se casó con usted.
-Claro, claro- Añadió Yoh mientras escribía. -Bueno, me casé con... Horo... Horo... Horohota Usui... Le llamo Horohoro de cariño.
-Muy bien, entonces es el marido de Horohota Usui- Decía el joven mientras agarraba el papel. -Raro nombre, por cierto.
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Horohoro estaba hablando con Ren por video chat tranquilamente, hasta que Horohoro comienza a temblar de frío, llamando la atención de Ren ya que están en primavera.
-¿Qué ocurre?- Preguntó Ren.
-La estupidez viene a mí- Respondió Horohoro. -Algo malo pasará.
Continuará.