5- Big Telescope
El día terminó. El foco del día se desvanece; es hora de descansar. Pero alguien sigue despierto. No es la luz que indica eso; son unos pasos corriendo que golpean suavemente el piso de madera. El canto de los grillos lo acompañan para que el silencio quede en el olvido de una simpática soledad.
El tintineo de las estrellas comienza a hacer acto de presencia, custodian a alguien que llega del oriente, lugar donde el sol tiene su puerta de salida. — Es él — dice susurrándole a su amigo, un gran telescopio; este le ayuda a apreciar las facciones de su primer y único gran amor: Kim JongIn. Se pierde en la belleza de todo lo que el joven posee. Eso lo hace feliz. Un gran suspiro que manda a volar hasta aquellos labios gruesos delineados a la perfección.
Mientras el joven camina, sonríe pícaramente, sabe que alguien está vigilándolo en algún lugar de aquella pequeña manzana. “Es ese niño otra vez.” Sabe que su vecinito lo acosa de una tierna manera cada noche. KyungSoo no es el único que tiene aquel secreto, es irónico, pues su amor secreto… sabe su secreto. JongIn aspira con mucha fuerza; quiere atrapar todas las partículas del inocente suspiro.
Una noche más, un día más, una semana más, pasan volando. JongIn está preocupado, pues la persona que lo vigilaba cada milésima de segundo de cada noche no ha estado trabajando. Realmente está turbado. “Quizá piensa que lo que hace me molesta.” Pero no es así.
Oriente; el sol deja ver una serie de golpes sobre KyungSoo, no necesita de un telescopio para apreciar cada rasguño, cada moretón. Las miradas de ambos se entrelazan en sincronía, pero enseguida, el pequeño es quien rompe todo contacto. JongIn no necesita de un objeto para saber que alguien ha molestado a su KyungSoo. — ¡Muérete marica! — Escuchan varios gritos. Un trío de chicos lanzan piedras y otros objetos para humillar al niño.
JongIn está realmente furioso. No debieron meterse con la única persona que sus ojos ansían ver día y noche; que hace latir de manera desenfrenada su corazón. El amor que siente hacia su pequeño acosador es más fuerte que cualquier otra cosa. Puños, patadas van hacia ambos bandos. — No… no.
El moreno se detiene, es la primera vez que escucha tan cerca aquella tierna voz, sólo piensa en lo hermosa y encantadora que es. — ¡Si siguen molestando a mi novio haré que todos ustedes se vayan a la cárcel! — Grita con cólera que sale de sus venas intimidando con una mirada, una que KyungSoo jamás había visto. Los chicos se giran, con burlas todavía.
JongIn levanta a su paparazzi, pero este sigue evitando todo contacto. Está perdido en la calidez de esa mano pintada en un fino color dorado. — Voy a pedirte un gran favor —. Alza la mirada con miedo.
“¡¿Qué sabe?!¡Sólo hazte el desentendido!”
Actúa desinteresadamente. — Quiero que dejes de vigilarme con ese estúpido telescopio.
“¡Cómo lo sabe!”
Asiente resignado. — L-lo haré —. Pero KyungSoo no quiere.
— Quiero que tus ojos me vigilen —. Una última orden, después de eso, un beso queda impreso en su blanca frente que el viento ligeramente descubrió, fueron esos labios tan codiciados los que lo han besado.
— S-soy Do KyungSoo, tengo doce años —. Está totalmente colorado.
“Ya lo sabía” piensa el moreno.
— JongIn, diecisiete años —. No suelta la delicada mano.
“Ya lo sabía” sonríe el pequeño.
— Seamos novios en secreto — dicen al mismo tiempo, afirman al mismo tiempo.
Después de todo, los dos eran acosadores...
JongIn de KyungSoo…
KyungSoo de JongIn…
Ahora sus ojos serán ese gran telescopio para vigilar un creciente amor.