Alguna vez escucharon la frase “No sabes lo que vale, hasta que lo vez perdido?” en lo personal la creía demasiado tonta, bastante cliché, se puede interpretar de mil maneras dependiendo la situación y la perspectiva de cada persona, yo no la creía, digo si tengo algo conmigo se lo que vale, por la importancia que le doy…que equivocado estaba.
Gran parte de mi personalidad se regía por un raro e incomprendido gusto por el horóscopo, por creer en la suerte, en regir tu destino, ser el dueño de tus acciones y lo que conllevan, sin embargo debe de haber una fuerza aún más allá, algún ser que mueve nuestro universo y lo que ocurre como un tablero de ajedrez, es ahí cuando me doy cuenta, que no soy más que un humano….uno bastante tonto... bastante idiota…bastante enamorado…
Un quejido que escapada de mis labios me distrae de mis pensamientos, al parecer no pensar en el dolor ya no funciona, siento mi ensangrentada mano entumecida de tanto presionar la herida en mi abdomen, ¿cómo una tranquila tarde termino en esto?...como de pensar en lo que cenaríamos hoy ahora no dejo de pensar en cuantas cuadras me faltan para llegar contigo…a nuestro hogar….si…porque después de tanto admití que lo es…
Me encaminaba hacia el departamento que compartimos desde que iniciamos la universidad, realmente me sorprendió que te decidieras por enfermería, creí que seguirías tus sueños de ser cantante, pero “Ayudar al prójimo, hacer sonreír a los demás y además estar cerca de sin-chan…es suficiente para mi” fue la respuesta que obtuve…jamás valore el trasfondo de tus palabras…diablos... como me arrepiento del tiempo perdido…de negarme lo que sentía, lo que aun siento…
Iba a pasar a comprar unos ingredientes…esa noche celebraríamos otro fin de semestre…bueno ir a la mitad de nuestras carreras nos había costado sangre, sudor y lágrimas, así que merecíamos una noche para nosotros, aún recuerdo tu revoltosa y burlona risa al proponer que compartiéramos departamento “¿O es que sin-chan quiere vivir solo para traer chicas y tener una vida llena de libertinaje?”, como de costumbre mi rostro se sonrojo y después de un par de gritos acepte, con el pretexto de que sería menor el gasto, así como ahorrarme la molestia de compartir con algún extraño, si… siempre tapando mis sentimientos, no te confesaría como mi corazón latió con fuerza, como el sonrojo después de tus palabras no fue por imaginar chicas si no a ti… al hiperactivo compañero que me estaba volviendo loco.
Debo de admitir que fue bastante difícil al principio, ambos debíamos adaptarnos a las clases, a los exámenes, a nuestros horarios, a veces solo nos veíamos para un saludo ya que caíamos rendidos y al siguiente día debíamos de seguir la rutina, no lo admitía pero me encantaba escuchar tu “que tengas un buen día sin-chan” a pesar de que tendríamos alguna clase juntos, de esos inesperados abrazos que me dabas cuando me encontraba sumergido en una lectura en algún rato libre, esos desvelos estudiando en los que preparabas bocadillos para ambos solías decir “si mantenemos contento al estómago, tendremos más rendimiento” irónico que unas horas después cayeras dormido encima de libros y apuntes, entonces yo aprovechaba y te cargaba hasta tu cama, nunca te lo confesaría pero aunque yo también muriera de sueño, me quedaba admirándote un rato…acomodaba tu negra cabellera, dejaba que tu olor a naranjas combinado con tu propia esencia invadiera mis sentidos, me permitía besar tu frente y después de un “descansa bakao” me retiraba a mi habitación con la ligera culpa de no confesar lo que sentía y con la patética consolación de “ya será mañana”
Dos calles, dos calles más y abre llegado, ahora estaría en ese hogar contigo cocinando o más bien yo estaría molesto insultándote mientras tu evitas que tome algún utensilio “lo lamento sin-chan pero si moriré por intoxicación no será hasta que acabe la carrera”, si… aún no sabía cocinar, y la verdad no tenía ganas, seré un caprichoso pero me acostumbre a tu sazón, a tu sonrisas, a ti.
Jadeo fuertemente ahogando un gruñido, si tan solo no hubiera tomado ese desvío, si me hubiera regresado contigo quizás esto no habría pasado, quizás esa noche me hubiera armado de valor y te hubiera confesado que estoy enamorado de ti…qué llevas años volviéndome loco, que eres mi adicción, mi todo….pero no. Esa tarde decidí cambiar de rumbo, en vez de tomar un taxi y llegar más rápido, decidí caminar para aclarar mi mente, al pasar por ese oscuro callejón y escuchar a una chica pedir auxilio decidí ir ayudarla, un tipo intentaba robarle, me acerco y amenazó con llamar ala policía, pude haberme ido y dejar que la policía se encargara pero no… el sujeto amenaza con lastimar a la joven así que actuó por instinto y lo golpeo con las compras distrayéndolo ensartando un puñetazo en su mejilla , no era un violento como Aomine pero al menos estaba en forma, suficiente como para aturdirlo y permitir que liberara a la chica, la cual salió corriendo del miedo, pude haberme ido, pude haber hecho oídos sordos, en vez de eso me distraje por unos segundos que el maleante aprovecho y rojo de la ira me ensarto una navaja en el abdomen, alcance a reaccionar y alejarme antes de que arremetiera de nuevo conmigo me aleje dejando caer mi mochila, al parecer era principiante ya que no tardo en perturbarse al ver como mi camisa comenzaba a llenarse de sangre huyendo aterrado de la escena, demasiada sangre brotaba de mí, no fue una herida superficial y no dudo que haya perforado alguno de mis órganos…me hubiera ido…pero el hubiera no existe.
Esa vez Cáncer estaba en último lugar, por obvias razones no quería ir a la universidad, ese día era uno de los exámenes finales pero peor sería reprobarlo por no asistir así que con mi color de la suerte así como mi objeto y un dulce y sorpresivo beso de tus labios me dirigí a la universidad “Es de la suerte, hoy escorpio está en primer lugar así que te transmito de mi suerte”.
Necesitaba cambiar las cosas, ya no podíamos seguir de esa manera…necesitaba confesarte lo que sentía… te necesitaba a ti. Pero creo que no me diste demasiada suerte Takao, al final mi caminata pensativa termino en una herida por arma blanca que no dudo que termine con mi vida, no dejo de sangrar, con la misma camisa hago un nudo para detener la hemorragia, intento no entrar en pánico pero es inevitable, busco mi celular para pedir ayuda pero no tiene batería, no hay ninguna persona cerca ni mucho menos autos que pasen por ahí, esta vez, el destino no estaba de mi lado. En otros momentos quizás hubiera pensado más sensato, ir a un hospital pedir ayuda, pero en ese momento solo tu venias a mi mente Takao, necesitaba verte, grabar tu sonrisa en mi mente y decirte lo que tanto tiempo me guarde.
¿Sabes? Estoy 100% seguro de que tú me amas tanto como yo, pareceré alguien indiferente hacia las personas, más tu sabes muy bien que no soy así, siempre te observe de reojo, me costó trabajo, he de admitir, pero poco a poco logre descifrarte, logre descubrir que siempre te levantas antes que yo para ir y despertarme con un beso en la mejilla “Quizás si te doy amor diario, dejes de ser tan tsundere”, era tu excusa para salir corriendo antes de que te soltara una sarta de maldiciones, descubrí como en los fines de semana que teníamos libres, ya que acomodamos nuestra rutina te bañabas cuando yo estaba escuchando a Oha-sama llegabas en bóxer y con una toalla en tu cabeza, sentándote adelante mío y pidiendo que secara tu cabello “Es que tus manos son mágicas sin-chan” era tu usual excusa, a la cual después de unos insultos accedía, claro insultos fingidos porque disfrutaba mucho esos momentos, era donde mejor me permitía pasear mis manos por tu cabellera con más libertad, recorrer con la mirada tu exquisita espalda, guardar cada detalle, cada textura, incluso esa mancha de nacimiento en la esquina de tu omoplato, claro en cuanto terminaba te alejaba con algún pretexto antes de que mi autocontrol se esfumara y acabara mordiéndote en esa bronceada y tersa piel, en serio Takao, me volvías loco y lo peor es que tu sabia como hacerlo.
Era increíble que no encontrara a nadie en todo el recorrido, y si lo vi nos los reconocí, la perdida de sangre estaba dañando mi vista, mi cabeza pensaba horrible y tarde o temprano perdería el conocimiento pero antes tenía algo que hacer tenía que confesarte mis sentimientos, subo con pesadez los escalones y con la poca fuerza que aún conservo toco la puerta, mi cuerpo se tambalea…debo resistir, solo un poco más, escucho un “Ya voy ” de tu parte, seguro no crees que soy yo… si tengo llaves porque tocaría?. Recuerdo la vez que tu llegaste, estaba listo para regañarte por perder el tiempo tocando si tenías una llave pero no tuve la oportunidad ya que te abalanzaste sobre mis labios y los besaste, al principio no supe cómo reaccionar, estaba impactado, ese contacto que tanto soñé lo estaba teniendo, estaba a punto de corresponder, dejar que esa calidez me invadiera, pero te separaste y me observaste con un rubor en tus mejillas “He he, sin-chan es lindo cuando se sonroja”, después de esas palabras caíste dormido en mis brazos, estaba confundido y me debías una explicación. Al siguiente día solo me confesaste que estabas tomado así que te disculpabas por lo ocurrido, asentí y acepte tus disculpas, engañándonos a ambos, porque yo sé de tu resistencia al alcohol y tu sabias que lo hiciste con total intensión, eso ocurrió hace dos semanas, después de eso no surgió el tema ya que estábamos en finales y no había tiempo, sin embargo ese beso se repitió 5 veces más... siempre iniciadas y terminadas por ti “Nos pasamos la buena suerte”…una excusa que por mi fascinación a los horóscopos la aceptaba, lo que no te perdonare es que nuca me dejaras corresponderte, pero hasta por eso se por es. Seré algo lento para los temas del amor y me tomo tiempo pero después de mucho descubrí lo que nos pasaba…teníamos miedo... Ambos temíamos ser rechazados, ambos temíamos que las cosas cambiaran, nos volvimos cobardes y nos conformamos con esos pequeños e íntimos momentos compartidos pero ya no más… o eso es lo que creía…
El apoyo que mantenía sobre la puerta se fue cuando la abriste, me tomo el tiempo para levantar la mirada y agradezco que por escasos segundo mi vista se aclara dejándome observarte, pudiendo admirar desde tus torneadas y suaves piernas las cuales cubres ligeramente con tu short de dormir, una lástima, llevas un playera que te luce grande…ya que es mía… sabes que usar mi ropa me hace enojar…y también me encanta, subo por tu perfecto cuello el cual me quedare con ganas de besar y marcar como mío, mis ojos divisan tu rostro, esa amplia y hermosa sonrisa, esa pequeña nariz y eso profundos ojos ¿te dije alguna vez cuanto me fascinan tus ojos? Debí de haberlo hecho…
-Bienvenido a casa sin-chan- esas dulces palabras son bálsamo para mi cuerpo… no creo resistir mucho, comienzo a ver todo en negro, así que antes de que te des cuenta de la situación, inhalo todo el aire que puedo sintiendo una pulsada que recorre todo mi cuerpo, pero no me importa es ahora o nunca:
-Takao…te amo…..se…feliz-
Mi cuerpo no resiste más y se desmorona haciendo que me sostengas, o es lo que pienso por que no veo nada aunque siento una cálida comodidad…no creí que moriría en tus brazos pero sin duda es el lugar más reconfortante, me siento ligero ya no hay dolor, ya no hay nada…. Lo siento Takao….lamento haber perdido el tiempo, lamento haber sido tan cobarde, lamento no ser quien te haga feliz… Lo lamento….
-¿Shin-chan?, ¿sangre?... ¡Sin-chan! Despierta por favor…no me dejes….Shin-chan!!!