Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Mírame, Ace (Mis memorias)" por Ann Midnight

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de One Piece pertenecen a Oda y el one shot es de mi gran amiga Eustass Corazon (Tammy) ...

Ésta es la segunda historia que subo a pedido de ella, y lo seguiré haciendo, sus historias no merecen estar ocultadas en lugar donde no verán la luz, deben ser expuestas al mundo uwur

Notas del capitulo:

Les reiterar que el capítulo contiene spoiler de capítulo 787 del manga.

Les recomendaría tener un paquete o dos de pañuelos desechables, yo preparé una cubeta para mí  -w-

Me encuentro mirando hacia el cielo, con el brazo derecho levantado cuan largo es. Hace unos minutos me reencontré con Luffy, y no pude evitar sentir la culpa y el dolor de nuevo...

 

- ¿Por qué no nos hiciste saber que estabas vivo? -preguntó con los ojos cristalinos, a punto se llorar otra vez.

 

La verdad es que...no lo sé. En su momento...no lo creí necesario.

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

Después de esa explosión, desperté en una cama con vendas y una bata de paciente, me dolía demasiado todo el cuerpo y mi lado izquierdo de la cara estaba vendado hasta mi ojo.

 

No recordaba nada. Ni mi nombre.

 

La primera persona a la que vi fue a Iva-san, aún recuerdo la primera acción que hice al verlo.

 

- Kyaa ¡aléjese de mí, extraño okama! -le había lanzado un zapato.

 

A decir verdad, no fue muy cortés de mi parte, pero acababa de despertar en un lugar extraño y no recordaba nada de mi vida.

 

En seguida acudió Dragon-san a ver qué había ocurrido, y con un semblante tranquilo me explicó lo del incendio de mi bote y que antes de eso él y yo habíamos hablado en la ciudad.

 

Me dijo que me recogió porque supo que aún hay esperanza en el mundo, porque yo; siendo un niño todavía, sabía lo que era importante y lo que no. Aunque al principio quise recordar, empecé a sentirme mal y me recomendó que lo dejara así y descansara.

 

- Cuando tu memoria regrese, regresará, no te esfuerces demasiado. Necesitas dormir.

 

También me dijo que Iva-san era una buena persona y que me había atendido mis heridas. Yo le agradecí, sintiéndome avergonzado.

 

Pasaron un par de semanas, y poco a poco recuperé la memoria.

 

Primero supe que mi nombre era Sabo y después vi imágenes de palacios y casas grandes, de gente elegante y estirada con expresión molesta.

 

Esos recuerdos no me gustaron.

 

Pero pronto vinieron las escenas de un niño pelinegro con pecas y seño fruncido, que al poco rato reía conmigo. Ambos correteábamos en el bosque y peleabámos con otras personas para quitarles su dinero y demás cosas... Me sentí un poco mal con esto, pero aquel chico pecoso me hacía sentirme bien.

 

Por esos días, Dragon-san había recogido a otra niña, una chica más o menos de mi edad, con cabello alborotado, castaño, y un poco...muy ¿insegura? Sentía que así se sentía, por lo que le di una cálida bienvenida.

 

- ¿Cuál es tu nombre?

 

- Koala, me llamo Koala. ¿Y tú? -preguntó un poco curiosa, pero limitándose.

 

- Yo soy...Sabo -aún sentía extraño decir mi nombre. - Sabo es mi nombre.

 

- Ok, Sabo-kun~

 

- Koala-san, siéntete tranquila, aquí los chicos nos cuidan bien y nos enseñan muchas cosas -le sonreí para que se sintiera más cómoda.

 

Ella asintió pero ladeó un poco la cabeza. - No me digas "-san", presiento que seremos buenos amigos, así que llámame "-chan" -sonrió. Vaya que esta niña era agradable.

 

Y tenía razón, tan pronto como comenzamos a hablar de nuestras vidas nos hicimos amigos. Íbamos a todos lados juntos, entrenábamos y éramos de los mejores.

 

En ese tiempo, las imágenes del chico pecoso se repetían con más frecuencia, y algunas veces aparecía otro azabache, más pequeño.

 

No lo recordaba muy bien, pero siempre que aparecían esas escenas me sentía felíz.

 

- Vaya Sabo-kun, espero que pronto recuerdes a esos chicos. Deben de ser muy importantes para ti si te hace sonreír con tala solo ver su imagen -Koala apoyó una mano en su mentón mientras nuestro instructor acomodaba el lugar para otros ejercicios.

 

Yo estaba tomando agua y sentí que mis mejillas se ruborizaban, no sabía por qué; pero cada vez que pensaba, hablaba, o recordaba a ese chico, sentía mi estómago revolverse. Tenía vergüenza de decirlo, incluso a Koala se lo oculté, ¿cómo que me gustaba alguien que ni siquiera su nombre recuerdo? ¡Además de que era un chico!

 

Pero mi amiga era muy lista y pronto lo notó, hasta es posible que sus comentarios como aquel tuvieran un mensaje oculto, pero yo estaba muy enfrascado en mis pensamientos como para notarlo...

 

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

...Justo como ahora lo estaba, perdido en mis pensamientos, debía concentrarme y prestar atención a mis rivales.

 

 

Una chica se me acercó, parece que conoce a Luffy, pues me habló como si lo hiciera. Yo le seguí la corriente y evité hablar en lo más mínimo, porque me vería evidenciado.

 

 

Un tipo se dio cuenta del cambio, observando que mis técnicas eran diferentes a las de la primera ronda. No lo culpo, el memorizar los estilos de pelea de los oponentes es de gran ayuda, no sólo para atacar y defender, si no también para saber en qué momento hacerlo.

 

 

Y al parecer eso lo consternó, pero no bajó la guardia en ningún momento.

 

 

Por mi parte yo sonreí, sabía de sobra que iba a ganarle.

 

 

- ¡Lucy! -la chica me llamaba.

 

 

 .

 

 

.

 

 

.

 

 

Habían pasado un par de meses desde la llegada de Koala, y mis dolores de cabeza aumentaron un día, hasta que me desmayé. Tuve fiebre por la noche y dormí hasta la tarde siguiente.

 

Mi cuerpo se retorcía entre las sábanas de mi cama al tiempo que mi mente comenzaba a visualizar. Empecé a soñar diferentes cosas, con rostros familiares y desconocidos, hasta que los nombres llegaron a mi memoria.

 

Se llamaba Ace, Portgas D. Ace.

 

El niño que se hizo mi primer amigo, qué digo; más que eso, mi mejor amigo, mi hermano. Fue la primera persona que me quiso de verdad, tal y como era, con quien compartía mis deseos de libertad y de aventura. Ambos queríamos ser piratas. Empezamos a juntar y a guardar nuestras riquezas, mientras entrenábamos duro para nuestras futuras batallas.

 

Recuerdo cómo de un momento a otro empezaba a sentirme extraño con él, cuando estaba cerca mío o cuando me hablaba directamente. Justo por aquellas épocas comenzó a hablarme de su nueva "molestia". Un niño que ahora vivía con él, y que le seguía a todas partes cual abeja a la miel.

 

Recuerdo cómo me sentí enojado con aquello, con saber que alguien más quería estar cerca de Ace y ser su amigo. Sin embargo, acallé esos pensamientos absurdos y seguí actuando como siempre.

 

Cada vez que Luffy, el niño que lo seguía, quería saber hasta donde iba cuando se encontraba conmigo, Ace le llevaba por lugares peligrosos con tal de perderle por el camino.

 

Día tras día era igual, el chico no desistía. Yo me sentía mal por él, pero a la vez admiraba su perseverancia, y más de una vez se lo hacía ver a Ace.

 

- Bah, no me digas esas cosas. Ese molesto enano no me deja en paz cuando estoy por allá -bufaba cruzado de brazos con esa expresión enfadada que tanto me gustaba.

 

Yo alzaba una ceja y le miraba con regaño.

 

- Pobre chico...-pero no hacía nada, si Ace quería que así fuera, bien.

 

Cierto día, Luffy nos sorprendió mientras hablabamos sobre nuestro tesoro y la cantidad que nos faltaba para comprarnos un barco. Nosotros empezamos a discutir con él pero justo en ese momento unos piratas de quinta que llevaban un tiempo en la isla comenzaron a acercarse. Nosotros corrimos, pero Luffy no. Lo habían atrapado. Yo me sentí demasiado mal, sabía lo que esos tipos le harían al pequeño. Ace no le daba importancia, aunque sí veía una ligera culpabilidad en su rostro.

 

Esos piratas eran los mismos a los que les habíamos robado esa mañana, y buscaban su oro de vuelta.

 

A Ace le preocupaba lo que fuera a decir el menor, ya que él había visto el lugar donde escondíamos nuestras cosas y esos hombres podrían robarnos todo lo que habíamos acumulado en años. Con ese pretexto le convencí de volver y ver qué podíamos hacer para salvar nuestro tesoro.

 

Yo me sorprendí cuando mis ojos comprobaron que aquel niño era un usuario de la fruta, pues a pesar de los tremendos golpes que esos bandidos le daban, él aún estaba consciente e incluso parecía que no le hacían tanto daño como debería. Ace también se sorprendió, aunque le costara admitirlo.

 

Ninguno de nosotros había visto antes los poderes de una fruta del diablo, pero con aguantar esos golpes y seguir vivo era ya una ganancia.

 

- ¡No, jamás les diré dónde está! ¡Suéltenme! -el pequeño se movía con pesadez aunque aún con una fuerza de voluntad intensa.

 

- ¿Ah sí? ¿Y por qué cubrirías a unos mocosos como Ace y Sabo?

 

- ¡Porque ellos son mis amigos!

 

Eso era lo que necesitaba escuchar. No dudé en empuñar mi tubo y dar un paso hacia adelante. Ace me siguió.

 

Nos metimos en aquel lugar y armamos una grande. A pesar de ser unos niños, teníamos mucha fuerza y buenas estrategias, con lo que éramos conocidos en la ciudad y los alrededores.

 

Al final pudimos salvar a Luffy, y desde entonces creamos un lazo de sangre que jamás se rompería, nos convertimos en hermanos compartiendo sake.

 

Desde ese momento me sentí completamente feliz y dichoso.

 

Pero mi pasado se hizo presente al poco tiempo, mis hermanos se enteraron de mi verdad. De que yo era un noble, parte de la aristocracia del reino. No quería ni mirarle a la cara a Ace, les había mentido a los dos.

 

Luffy, como el monito bueno y alegre que era, no le dio importancia y me aceptó de inmediato. Pero Ace cruzó sus brazos, sabía muy bien cómo era él, estaba molesto. Ver su reacción me hizo sentir el corazón oprimido, no podría aguantar su rechazo.

 

- Tsk. Baka, como si a mí me importara si eres un noble o no -vi que medio sonreía. - Pero no me gustó que no hubieras confiado en mí, creí que éramos hermanos.

 

- A-Ace -mordí mis labios y cerré mis puños con fuerza. - ¡Perdóname!

 

El pecoso se sorprendió ligeramente, alargó su sonrisa y me abrazó. - Baka...

 

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

En el coliseo, Rebecca y yo nos apoyábamos mutuamente. He de admitir que la forma de pelear de la pelirosa es muy peculiar pero también muy noble. Aunque era muy desventajoso pues yo tenía que ayudarle un par de veces.

 

- ¿Ocurre algo, Lucy?

 

Pensaba en lo enojado que estaría Ace si supiera que no había muerto, aguanté las ganas de llorar. Me sentí tan miserable, una basura, desde el día de la muerte de Ace.

 

Tuve que negarle a la chica con la cabeza, tanto porque no quería que escuchara mi voz como porque no podía hablar en esos momentos.

 

Estaba rompiendo una de las principales reglas para cualquier pelea: no distraerse.

 

Pero era imposible.

 

Estaba peleando por Ace. Por él.

 

Y me dolía horrores recordar todo, el saber que ya no estaba con nosotros. El que muriera pensando posiblemente que se encontraría de nuevo conmigo después de la muerte, me hacía sentir la peor persona del mundo.

 

¡Oh Ace, lo siento tanto!

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

Cuando recordé todo mi pasado, Dragon y los demás se alegraron de la recuperación de mi memoria. Pero yo me sentía fatal, debía volver con los chicos. Debía saber que ellos estaban bien, que seguían con vida.

 

- No te preocupes, Sabo. Algunos de nuestros compañeros fueron allá, su misión fue auxiliar a la gente del basurero. Te aseguro que aquellos chicos están vivos, sobre todo por lo que me has dicho, y al cuidado de quien estaban.

 

Pero yo quería volver con ellos, hacerles saber que estaba bien.

 

... Dragon-san me convenció de no hacerlo. De que lo mejor ahora era aprovechar esta oportunidad que el destino me tenía.

 

Cumpliría mi sueño mucho antes que ellos.

 

Lo sopesé y creí que era cierto, que era lo mejor que podía hacer. Algún día nos reencontraríamos y festejaríamos juntos.

 

Algún día...claro.

 

Fue mi culpa.

 

Nunca encontré un buen momento para buscarlos.

 

Las misiones a las que iba eran importantes, en su momento lo eran más que el ubicar a mis hermanos.

 

Era mi deber.

 

Pero fui aplazándolo todo y ahora Ace está muerto.

 

Muerto.

 

Ya no pude verlo de nuevo...

 

Ya no pude escuchar su voz...

 

Ya no pude ver sus sonrisas, ni sentir sus abrazos...

 

Ya no pude escuchar sus risas ni brindar con él...

 

Ni revolverle sus cabellos ni aspirar su aroma...

 

Ya no pude decirle que lo amo.

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

Koala estuvo ahí para mí cuando más la necesité, cuando me enteré de lo de Marineford.

 

Había vuelto de una misión y tan pronto como lo supe me sentí desesperado.

 

Quise ir allí al instante, "Aún hay tiempo", les dije. Pero dijeron que no era así.

 

Dijeron que no podían hacer algo en las condiciones en las que estábamos. Había equipos que seguían en sus respectivas misiones, habían algunos que estaban heridos y necesitaban cuidados, otros apenas irían a sus misiones designadas y había otras misiones que estaban esperando para ser atendidas.

 

Entonces Ace murió.

 

Tuvieron que sedarme, empecé a ponerme violento.

 

Al despertar, yo estaba atado a mi cama y Koala estaba a mi lado, como siempre. Apenas traté de abrir los ojos, ella llamó a Dragon-san.

 

A pesar de que pedí a gritos que me dejaran ir a buscar su cuerpo, a ver cómo estaba Luffy y socorrerle... No me escucharon.

 

Permanecí atado, mientras me amenazaban con sedarme de nuevo. Koala me rogó que me tranquilizara, pues no quería verme así.

 

- Hacemos esto por tu bien, Sabo-kun. Pero por favor tranquilízate, si lo haces; Dragon-san te soltará.

 

Entonces me calmé, con gran dificultad pude bajar mi desesperación y enfriar mi mente para analizar mejor la terrible situación por la que estaba pasando.

 

Una vez estuve libre de nuevo, mis manos corrieron hacia el periódico, pero no había nada aún. Habían pasado tres días desde que Ace había muerto y yo no sabía nada de Luffy.

 

Dragon-san me recomendó esperar.

 

- Tengo algunos infiltrados en la marina...al parecer Luffy logró escapar gracias a Trafalgar Law, El Cirujano de la Muerte. Supongo que han de ser aliados por lo ocurrido en Sabaody...tal vez le regresó el favor.

 

A todo esto, he pasado por alto una información que es en verdad relevante.

 

Cuando recuperé la memoria, un par de días después, estaba pensando en todo aquello...Y de pronto una deducción llegó a mi mente.

 

El apellido de Luffy era el mismo que el de Dragon-san.

 

¡Eran familiares!

 

¡Monkey D. Luffy, Monkey D. Garp y Monkey D. Dragon!

 

- ¿Qué sucede, Sabo-kun? -Koala había regresado de su entrenamiento individual y por estar metido en mis cavilaciones no la oí entrar.

 

- Descubrí algo, Koala-chan -mis ojos siguieron agrandados. Le conté todo, y me levanté de la silla para ir a hablar con Dragon-san.

 

Primeramente me miró por unos segundos, examinándome. Luego esbozó una sonrisa y rió un tanto fuerte.

 

- Eres un chico listo, Sabo -me indicó que tomara asiento.

 

Me contó que Luffy era su hijo, que lo había dejado a cargo de su padre Garp, y que este a su vez se lo había encargado a la jefa de los bandidos; Dadan.

 

Cuando me atreví a preguntarle por qué había abandonado a su hijo, él me respondió que debía cumplir con su deber. Pero que siempre estaba al tanto de él.

 

Fueron muchas cosas las que me contó, pero esas fueron las más importantes.

 

Luffy era hijo de Dragon.

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

- Luffy está bien -aseguró.

 

Yo le creí.

 

Pero eso no me quitaba el sentimiento de culpa. Pasaron unos pocos días y ya estaba menos inquieto, cuando escuché que alguien anunciaba la llegada de una persona cuyo nombre me hizo casi correr a su encuentro. Nico Robin, la niña demonio, ¿cuántas veces ya había escuchado ese nombre, ese apodo, y esa historia? Pero lo que me importaba era que era nakama de Luffy.

 

Koala ya me había ganado, y estaba presentándose.Enseguida di un paso al frente y me presenté. La mujer se veía tensa y preocupada, pero no por ello dejó de ser cortés. Dio un paso hacia uno de nuestros subordinados y escuché con claridad lo que le dijo.

 

- Dijeron que sabían noticias del paradero Luffy, quiero saberlas.

 

Mis ojos se agrandaron de la sorpresa, pero me controlé.

 

- Dragon-san me dijo que personalmente hablaría con usted -le respondió el hombre, y se fue caminando hacia dentro del barco.Yo me aclaré la garganta.

 

- ¿Ha dicho usted Luffy? ¿Monkey D. Luffy, el mugiwara?

 

La pelinegra me miró con detenimiento, examinándome.

 

- Así es. ¿Sabe algo de él? Es mi Capitán.

 

El oír esas palabras me hizo estremecer, recordando mi infancia y la imagen del Luffy de siete años. Capitán. Sí, él era Capitán. Había logrado su sueño, y aún seguía soñando. Todo el mundo sabía que proclamaba ser el próximo Rey de los Piratas.

 

Mis manos temblaron un poco. Mi garganta se secó.

 

- Veo que le conoce -aseguró la ojiazul.

 

- Uhm... -no le respondí.  - ¿Exactamente qué quiere saber de Luffy? ¿No es usted su nakama?

 

- Creo que ustedes, la Armada Revolucionaria, han de saber muy bien lo que pasó en el Archipiélago Sabaody -comentó, inclinando levemente su cabeza, analizándome mis expresiones. - Saben que el Shichibukai Kuma nos separó a todos, mandándonos a diferentes y alejados lugares. No sé en dónde están mis nakamas. Y obviamente quiero saber de ellos. Su compañero me dijo que me darían la información que necesito.

 

Entonces era cierto. Luffy estaba solo.Ya sabía que así lo era, ya sabía lo de Sabaody. Me ponía mal saber que Luffy no contaba con su tripulación para superar con ella esta pérdida y pasar el luto. Yo tenía a Koala, a mis otros nakamas, y a Dragon.

 

Él no tenía a nadie. Dragon. Más de una vez me he sentido el responsable de que Dragon no esté con su hijo. No es como si me me tratara como si yo lo fuera, pero ¿por qué no se llevó a Luffy entonces? ¿Por qué no se llevó a Ace también? Mi estómago se revolvió.

 

Más de una vez me había preguntado qué habría sido de nuestras vidas si Dragon nos hubiera recogido a los tres, y no sólo a mí.

 

Nico Robin me seguía observando.

 

- Luffy es mi hermano menor.

 

Recuerdo muy bien cómo se le ensombreció la mirada, cómo apretó y rompió con sus uñas los costados del periódico, cómo sus labios temblaron por unos momentos, y la furia que tenía antes de decir con dolor:

 

- No estamos a tu lado para ayudarte a superar este dolor, Luffy-san.

 

Se quedó con nosotros unos días, pues no tenía a dónde ir.

 

Una gaviota mensajera llegó una mañana, dejando caer el periódico. Robin y yo nos arrojamos hacia él y empezamos a leer con avidez.

 

No había entendido muy bien, parecía estar en una especie de clave o código, con un mensaje oculto.La pelinegra sonrió con una enigmática sonrisa, y mis ojos repasaron la imagen que decía "3D2Y".

 

Nico Robin siguió bebiendo de su té, con tranquilidad; cosa que me pareció extraño ya que desde que llegó se le veía un poco de preocupación, a pesar de ser una persona tranquila.

 

- ¿Qué ocurre? ¿Qué significa "3D2Y"? Es un mensaje, ¿verdad? -fruncí la nariz, creyendo que no me respondería.

 

- Eres el hermano de palabra de mi Capitán -habló con suavidad. - Te diré. Luffy nos dijo que nos reencontraríamos tres días después de lo sucedido en Sabaody, pero no sabíamos con exactitud cuánto tiempo había pasado desde entonces; al despertar. O al menos yo no sabía muy bien eso al hacerlo. Por eso mi preocupación por saber de él.

 

- ¿Tres días?... Tres...días... -hilé las palabras y comprendí la primera parte. - "2Y"...¿Two...years...? ¿Pero qué quiere decir? ¿Se verán en dos años?

 

La mujer de enigmática sonrisa se quedó con nosotros todo ese tiempo.

 

- Ustedes me dijeron que me alojarían, ¿no es así?

 

La verdad no creí que aceptaría quedarse ese par de días, y transformó nuestra invitación de modo que podía tomarlo como una invitación para que pasara esos dos años con nosotros.

 

- ¡Sí! ¡Robin-chan, seremos muy buenas amigas!

 

Y la actitud de Koala no ayudaba mucho que digamos. Era como si la mujer nos dijera "Es su culpa por traerme aquí en primer lugar, ahora deberán hospedarme".

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

Estaba lográndolo.

 

Estaba luchando por la fruta de Ace. La mera mera no mi era el único recuerdo que me quedaba de él, a pesar de no haberle conocido con ese poder.

 

Nadie tenía el derecho de tomarla. Luffy no podía, era algo demasiado arriesgado, casi un suicidio. Estuvo de acuerdo con que fuera yo quién la tomase.

 

- Shishishi me alegra que nos reencontráramos aquí, Sabo. Sé que ganarás.

 

- A mí también, Lu. Lo haré, por Ace.

 

La alcancé.

 

Tomé la mera mera no mi en mis manos.

 

La tenía.

 

Y debía comerla antes de caer más rápido.

 

- ¡¡Iagh!! ¡¡Qué mal sabor!!

 

Sabía que las akumas no mi tenían un sabor desagradable, todo el mundo lo había oído. Pero creo que sabía aún más peor.

 

El coliseo se inundaba más y más y yo no me sentía extraño.Seguía cayendo.. ..

 

- ¡¡OH POR DIOS ME ESTOY QUEMANDO!! -grité cuando noté que mi cuerpo entero estaba en llamas. - ¡¡Me estoy...!! ¿Are? No siento nada...-me fijé que las llamas nada me hacían y traté de empezar a controlarlas.

 

Algo ardía en mi interior. No sé cómo describirlo, simplemente sentía una calidez que me abrazaba con ternura pero a la vez me hacía sentir seguro. Estuve pensando y tratando de saber cómo manejar estos nuevos poderes.Tenía que actuar rápido.

 

- ¡Hiken! -esperaba que funcionara, y cuando abrí mis ojos, el ataque de Ace había surgido tal como quería.

 

Era tan emocionante pero a la vez era abrumador. El tener un poder de akuma no mi era increíble, como de sueño; pero el saber que ese mismo poder le había pertenecido a Ace por años me hacía sentir demasiado mal, sentí que le había robado, aunque sabía que no era así...

 

Me sentía así porque me parecía que esa fruta no me pertenecía, pero a la vez quería ser yo él único que la tomase. Me sentía egoísta, pero quería tener ese recuerdo de mi querido pecoso. Sólo yo debía tenerlo, pues yo haría buen uso de él, sólo yo había amado tanto a Ace como para dejar que alguien más se llevase su mera mera.

 

Dejé a un lado mis pensamientos y usé mis nuevos poderes para salir del coliseo junto con Rebecca.

 

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

Ahora me encontraba frente a Burgess.

 

 

.

 

.

 

.

 

Luego de salir del coliseo me presenté con la pelirosa y algunos de los nakamas de Luffy mientras Koala-chan me ayudaba a vestirme y me colocaba mi sombrero. Yo le agradecí con una sonrisa.

 

Tuve que pelear con el almirante Fujitora, para darle tiempo a Luffy y dejarle llegar a Doflamingo lo más pronto posible. No había mucho tiempo, lo sabía muy bien.

 

 

.

 

.

 

.

 

- Luffy es mi hermano menor -le dije mientras me colocaba en frente de él.

 

- ¿Eh? Había oído eso, que tú, Mugiwara y Ace eran hermanos de palabra... Oye, eres el segundo al mando de la Armada Revolucionaria, yo no quiero problemas con ustedes.

 

- Oh, entonces hagamos esto personal. Luffy es mi hermano y a partir de ahora cuidaré su espalda -dicho esto, encendí mis dedos y pude ver el asombro del enmascarado.

 

- ¡Eras tú...! -dijo algunas cosas como de que yo había sido el del coliseo, y había conseguido la fruta. Uno de los amigos de Luffy le comentó que aquel intercambio no fue algo legal pero que lo hecho, hecho está.

 

- ¡La mera mera no mi! -gritó y luego lanzó una risa malvada. - ¡Aún puedo tenerla! ¡Te mataré, y así la fruta será mía! -y carcajeó nuevamente.

 

- Así que era cierto -murmuré para mí.- La tripulación de Teach busca a los usuarios con recompensa...

 

Burgess interrumpió mis cavilaciones externas y quiso atacarme. Yo me protegí sin necesidad de esquivarle. Este poder era genial. Sólo tuve que volverme intangible y él me traspasó completamente.

 

- Creo que no podré ayudarte con Doflamingo, Luffy, me quedaré un rato con Burgess -le avisé despreocupadamente a mi hermano menor, con una sonrisa.

 

- No te preocupes... Yo derrotaré a Mingo...Catz me está haciendo tiempo hasta que se recupere mi haki... -habló con un poco de dificultad.

 

Me preocupé un poco, pero sabía que lo lograría; habían pasado tantos años...

 

- Te has vuelto muy independiente, ¿eh? -sonreí al recordar nuesta infancia.

 

Burgess se levantó y quiso atacarme de nuevo. Esta vez yo corrí hacia él al momento que me preparaba, incendiando mi mano y encajándole mis garras en el estómago.

 

- ¡Fire flame dragon!...

 

Estaba dispuesto a hacer todo lo posible para proteger a mi hermano, pero antes debía de vencer a Burgess. Troné mis dedos y empuñé mi tubo, preparando mi siguiente ataque.

 

Nada ni nadie evitaría que ayudara a mi hermano.

 

No esta vez.

 

Se lo prometí a Ace, después de saber que había muerto. Cuidaría de Luffy, tal como ambos habíamos jurado hacer cuando pequeños, tal como le había dicho yo en esa carta cuando zarpé en mi bote.

 

Haré que te sientas orgulloso de mí, Ace.

 

Haré que tu memoria siga viva, y tu nombre respetado.

 

Sé que algún día nos volveremos a encontrar, me aseguraré de ir al mismo lugar.

 

Jamás pude confesarte mis sentimientos en vida, y en aquella visita a tu tumba lo dije en voz alta por primera vez, sintiendo un gran alivio y una ligera y suave brisa que me abrazaba... Me pareció que eras tú.

 

Aún te sigo amando.

 

Pero sé que no debo aferrarme a algo que ya no fue.

 

Lo que sí puedo hacer es mantener tu nombre y tu recuerdo, es cumplir con tu sueño y voluntad. Por eso...desde donde quiera que nos estés viendo...

 

... Mírame, Ace._______

Notas finales:

Acabo de hacer competencia a la princesa Mansherry, si mis lágrimas fueran curativas definitivamente habría curado a muchas personas c: 

Espero que hayan disfrutado este sensacional one shot como lo hice yo <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).