Aclaración: Esta historia está ambientada en la época en que Naruto es Hokage (Capítulo 700 / Gaiden)
Disclaimer: Los personajes y el universo de Naruto no me pertenecen sino a Masashi Kishimoto y son utilizados con fines de entretenimiento.
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Aún Estás En Mi Mente
I
Visita Inesperada
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Naruto había estado toda la tarde en su oficina chequeando una cantidad exagerada de documentos que se le hacía interminable, desde solicitudes de misiones hasta las fichas de los nuevos estudiantes de la academia. Nunca supo, hasta que lo experimentó en carne propia, que la labor de Hokage, además de grandiosa, podía ser tan exhaustiva y aburrida en ocasiones. Era por esas cosas que siempre agradecía tener a un asistente tan confiable y responsable como lo era Shikamaru Nara. ¡Y vaya que lo era! Siempre estaba listo para todo y no se pasaba por alto ningún detalle. Desafortunadamente, en esa ocasión su buen compañero no estaba con él, ya que le había asignado una importante labor fuera de la aldea, una que sólo alguien tan listo y meticuloso como él podía realizar.
«¡Qué mala suerte la mía! Quisiera terminar esto cuanto antes para poder regresar a casa y descansar un poco. Ha sido un día para olvidar.»
La imaginación del rubio se adelantaba a lo que se encontraría al regresar a casa; seguramente le esperaba una deliciosa cena junto a su amada familia.
Los últimos rayos del sol se infiltraban por el ventanal, pintando la sala de un color anaranjado opaco y haciendo que todo se viese más oscuro. Casi instintivamente la mano de Naruto se movió a un pequeño interruptor que encendió la lámpara sobre su escritorio «Mucho mejor». Era tan normal esa situación en su día a día que ni siquiera alzó la vista, la cual permanecía fija en el ordenador mientras que casi en modo automático, hacia su trabajo —no le faltaba mucho, por cierto. Tan concentrado estaba que ni siquiera sintió el ruido de la puerta deslizándose y las pisadas que le siguieron, retumbando en el piso de madera.
—Nanadaime —Una voz grave, pero suave al mismo tiempo, rompió el silencio que inundaba el ambiente.
—¡Al fin regresaste! —Naruto le hablaba a esa persona sin siquiera alzar la vista, asumiendo que se trataba de Shikamaru—. Ven, por favor, tengo una nueva e interesante tarea para...
Fue entonces que miró al frente, y lo que vio le dejó sin palabras, ni siquiera pudo terminar la frase. Sus ojos azules se fijaban en aquellos de color negro intenso que no se quitaban de su persona. Le observaba sorprendido, sin saber siquiera qué decir. Pero entonces sus labios soltaron aquellas únicas palabras que estaba en su mente en ese momento:
—¡¿Sa-Sasuke?! ¿Qué haces aquí? ¡Se supone que no deberías! Habíamos quedado en encontrarnos en un punto específico para que me hablaras de tu investigación —exclamó confundido, dejando todo lo que estaba haciendo para centrar su atención en el Uchiha—. No te esperaba tan pronto... —finalizó en un tono más bajo, intentando calmarse un poco y descifrar el motivo por el que su amigo estaba allí frente a él mucho tiempo antes de lo que hubiera esperado.
—Lamento no haberte avisado —le contestó el pelinegro con simpleza, al tiempo que cerraba la puerta tras de sí y avanzaba a paso lento hasta quedar a unos pocos metros frente al escritorio de Naruto—. De cualquier modo no he venido con el objetivo de hablar contigo acerca de mis descubrimientos, dejemos eso para otra ocasión. ¿Quieres?
—¿De qué estás hablando? —le cuestionó el rubio exaltado, poniéndose de pie y dándole un golpe a la mesa con las manos. No entendía nada de lo que estaba sucediendo— ¿Alguien más sabe que estás en la aldea?
—No —dijo Sasuke, sin más vueltas—. Sólo vine para verte a ti.
—¿Qué? Explícate. —Otra pregunta por parte de Naruto, se veía cada vez más molesto al no comprender lo que quería Sasuke.
Al siguiente instante un molesto silencio se presentó, momento en el cual Sasuke observó intensamente a Naruto, con esa seriedad que le caracterizaba. Sin embargo, había algo diferente en sus ojos, el rubio podía verlo, era algo que hasta llegaba a intimidarlo. Por momentos pensaba en desviar la vista y dejar de observar esa mirada tan hipnótica con que el pelinegro lo acechaba. Sin embargo no tuvo tiempo de reaccionar siquiera, pues Sasuke se colocó contra del escritorio rápidamente y le tomó el brazo, halándole hacia adelante; acto seguido se inclinó también y unió sus labios a los del rubio de forma repentina. Tan pronto como Naruto sintió la lengua del pelinegro en su boca, un escalofrío lo invadió, y comenzó a forcejear intentando liberarse pero sin éxito alguno. El beso fue largo, intenso, tan lleno de sentimiento y deseo que el rubio no pudo sino ceder a la posesividad de Sasuke.
Cuando finalmente todo acabó y sus labios se separaron, Naruto alterado retrocedió.
—¡Sasuke! ¿Qué demonios fue eso? —exclamó exasperado, limpiándose la boca con un brazo pero sin poder evitar sonrojar ante la vergüenza que experimentaba, no sólo por la acción atrevida del Uchiha, sino también porque extrañamente le había gustado lo que sintió en ese momento.
—No podemos seguir negándolo, Naruto —le respondió el pelinegro como si Naruto supiera lo que estaba en su mente— ¿Cuánto tiempo ha pasado ya? Demasiado, ¿No lo crees?
—¿De qué cosa hablas? —quiso saber el otro, curioso.
—Eso que pasa entre nosotros. Eso que siempre ha pasado. —dijo Sasuke sin más rodeos.
—¿Q-Qué? —exclamó Naruto, claramente nervioso. Su rostro se puso aún más rojo y no sabía cómo esconderse de la mirada del pelinegro pues sabía que estaba pensando exactamente lo mismo que él. Siempre hubo algo entre ellos, sólo que ninguno de los dos se atrevió nunca a expresarlo como realmente deseaban hacerlo. Pero era tiempo de que uno de ellos diera ese paso, para que ambos se dieran cuenta de lo que habían estado perdiendo tanto tiempo, de ese lazo tan fuerte e irrompible que existía entre los dos—. Espera, creo que estás...
Sus palabras se cortaron cuando observó a Sasuke pasando hacia el otro lado del escritorio, acercándose demasiado a él. Naruto estaba nervioso. No sabía qué hacer ni como reaccionar, pero en el fondo sentía lo mismo que su amigo; quería que ese beso se repitiera, quería que lo hiciera por todas esas veces que había tenido el deseo de hacerlo y se contuvo. Pasó saliva, nervioso, cuando el Uchiha se detuvo.
—Vamos Naruto, sabes muy bien a qué me refiero —espetó el pelinegro, sin quitar la vista de los azules ojos del Hokage, que lo miraba asustado, o más bien, desesperado... desesperado por esas emociones que despertaban en él al sentir al otro tan cerca. Su corazón se aceleraba y su rostro volvía a cubrirse con ese rubor que era inevitable—. Hasta me atrevo a decir que estás sintiéndolo ahora mismo.
Naruto hizo un puchero, mordiéndose los labios. Sasuke era muy cruel por hacerlo desear de ese modo, pues no aguantaba un segundo más. No creía que pudiera ocultarlo más.
—Sasuke... —murmuró al final, con un tono suave— Hazlo otra vez —le exigió de repente, abalanzándose hacia él y tomándolo del brazo. La cercanía entre ambos era tal que podían sentir su respiración chocando contra la piel—. Nunca me arrepentiré, lo juro.
Sin embargo, fue Naruto quien dio el paso esta vez, acortando la distancia entre sus labios para besar a Sasuke, tan intensamente como en la ocasión anterior. Ambos cerraron sus ojos instintivamente, las manos del rubio subieron hasta el rostro del Uchiha. Éste se aferró a la espalda de Naruto con su única mano, apegándose a él como si de eso dependiera su vida y ambos se permitieron disfrutar de aquello que tantas veces se habían negado a sí mismos pensando que no era correcto. Ahora estaban como querían, el resto del mundo no importaba, sólo ellos.
—¿Al fin te diste cuenta? —murmuró Sasuke cuando sus labios se separaron, pero aún reposando su frente en la del rubio. Su mano subió hasta la nuca de Naruto, y le sonrió levemente.
—No —negó el Hokage con la misma expresión en su rostro—. Siempre lo sentí. Sólo que... bueno...
Pero no pudo concluir su frase pues el Uchiha lo calló con un nuevo beso, uno más suave y calmo esta vez.
—Ya lo sé —dijo al separarse de él. Se sentía tan bien esa cercanía que les hubiera gustado permanecer en esa posición más tiempo—. Pero no es el momento ni lugar adecuado para esto. Alguien podría entrar y vernos y lo arruinaría todo, si sabes de qué hablo. No estamos en posición de hacer algo así.
Al oír aquello, Naruto pareció recordar algo, y sólo entonces recuperó la compostura que debía mantener como el Séptimo Hokage.
—¡Shikamaru! —exclamó alterado. Sasuke lo observó extrañado—. Estará aquí en cualquier momento. Será mejor que te vayas ahora mismo, Sasuke.
Sin decir nada, después de unos segundos el pelinegro se dio media vuelta, comenzando a alejarse de Naruto para dirigise hacia la salida, pero no sin antes observarle sobre su hombro y mostrarle una sonrisa fugaz.
—No creas que aquí se acaba todo. Volveré muy pronto. —le dijo finalmente, antes de desaparecer de la oficina del Hokage tras la puerta.