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Zona Roja Kaisoo por kaisoohunhan

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Vamos, viejo, que la noche es joven. -Le animaba su mejor amigo del lado de copiloto con una sonrisa socarrona.

-Cállate, Sehun. Siéntete afortunado de que te haré caso. -Silenció aquel muchacho de despeinado  castaño oscuro que conducía con un destino en especial aquella noche.

-Te vas a divertir. Te lo aseguro. -Prometió con esa voz que poseía, sonriendo burlonamente mientras volvía su vista al camino.

Condujeron durante unos minutos más, cuando, en una calle angosta y no muy higiénica como se podría decir, visualizaron aquellas luces rojas que señalaban al lugar tan conocido al que habían llegado. Su fama era la más burda del mundo y sus protagonistas tenían las mil y un historias que muchas personas ignoran y prefieren juzgar a escuchar. Sehun tenía la noche libre. Kai también. Un par de amigos de 21 y 20 años, juntos, a las 12:00 am no es la mejor combinación que puede haber para conseguir una diversión sana, y ambos lo sabían pero prefirieron que el morbo y la curiosidad le ganara a razonar un poco en lo que estaban a punto de hacer.

-Llegamos. -Avisó Sehun, desabrochando el cinturón de seguridad cuando Kai estacionó el auto por un pequeño callejón escondido, notando que no eran los únicos intentando pasar desapercibidos, pues muchos autos también estaban estacionados de aquella manera.

-No me digas. -Burló con sarcasmo, bajando del auto después de su amigo y asegurándolo con la alarma. Caminaron unos pocos pasos, cuando una mujer robusta, de excesivo maquillaje y un vestido largo floreado se les acercó.

- ¿Qué buscan, jóvenes? -Su piel era de color y no parecía ser una de las sexoservidoras que ahí existían. Les sonrió con ánimo y amabilidad.

-Las mejores de la noche. -Habló primero el palido, con una sensual sonrisa ladina, mirando con el mismo ánimo a aquella señora que tenían enfrente.

-Bueno, les mostraré a mis niñas. -Aseguró con una sonrisa de oreja a oreja, dejando que ambos hombres caminaran frente a ella, muy convencida los fue siguiendo.

La caminata no fue más que un evento curioso, pues por todos lados había autos recogiendo hermosas chicas casi desnudas, u otros follando sobre las mismas paredes y suelo del lugar, había quienes conservaban decencia y dignidad y llevaban a las prostitutas a una cama especial; estaban los observadores o los que esperaban encontrar una buena renta. Todo aquello perturbó un poco a Kai, quien se acercó más a su amigo en busca de un apoyo, provocando una sonrisa en Sehun. El menorr era nuevo en esto y no sabía ni qué carajos iba a hacer. Sehun ya había ido unas 5 veces y con eso le bastó para sonsacar la mente del mas bajo con ideas e imágenes fantásticas del diseño de todo aquello. "Maldito seas, Sehun." Maldijo en su mente Kai cuando vio que las chicas caminaban como si nada por los pasillos tal como Dios las trajo al mundo, e inclusive le guiñaban el ojo y movían aún más las caderas con coquetería.

-Vamos, Kai. Será divertido. -Aseguró por segunda vez aún con la burla dibujada en su rostro, palpando con compañerismo el hombro del más alto.

- ¡Stephano! -Gritó demandante la mujer al barman, dejando en espera un rato a los muchachos. -Trae a las disponibles. -Ordenó aún autoritaria a lo que el hombre tan solo asintió y desapareció por una puerta trasera. -Enseguida vienen. -Volvió a sonreír cálidamente.

Enseguida, por otra puerta salieron varias jóvenes arregladas y maquilladas, con vestidos rabones y tacos altos; unas lucían hermosas, otras sensuales, unas tiernas y otras no apetecían. Ambos jóvenes coincidieron miradas entre ellos para después volverlas a las chicas. Sehun ya había elegido, por lo visto, pues no quitaba la mirada de encima de una de ellas y Kai tardó un poco más, meditando quien de ellas tenía menos posibilidades de "otorgarle" una enfermedad de transmisión sexual-aunque fuera a utilizar condón.-

-Yo ya elegí, madame. -Respondió Sehun con un tono seductor al oído de la mujer, la cual no negó su emoción al sentir las palabras del pelinegro contra su oído.

-Dígame.

-Ella. -Señaló a una chica rubia de estatura promedio, cabellos ondulados, ojos miel y sinceramente hermosa. Ella tan solo se sonrojó y desvió su mirada. -Quiero cuarto

-Te esperará en el cuarto, mientras págame. -El barman se llevó a la jovencita con algo de violencia y el cara palido tan solo sacó el fajo de billetes para entregarlo a la señora, quien tan solo los contó y sonrió satisfecha. -La arreglaremos, espera unos minutos solamente. -Sonrió acariciando el cuello del menor. - ¿Y tú? -Inquirió mirando a Kai.

-Ehm... -Pensó otros segundos, hasta que al parecer ya no tenía otra elección y dejaría todo al azar. -Ella. -Señaló a una pelinegra alta de piel morena, ojos grandes y verdes. Era guapa, eso nadie lo negaba. -Tenga. También en cuarto. -Soltó enseguida el dinero a la mujer, mientras un guardia se llevaba a la chica, tal vez a que sucediera la misma preparación que con la anterior.

-Vale. Yo me tengo que retirar, corazones. Ustedes buscarán la habitación. -Les entregó unas llaves con números marcados, sonrió con cinismo y se fue caminando mientras meneaba la cintura.

-Es simpática. -Soltó Sehun con una risa, mirando a su mejor amigo, quien se veía algo tenso. -No me salgas con que te arrepentirás. -Amenazó frunciendo el ceño algo molesto.

-No, no. Solo que es algo nuevo. Es eso. -Respondió sonriendo igual, algo forzado. -Lo querrás hacer otra vez. -Aseguró guiñando el ojo.

-Vamos. -Colocó su brazo sobre los hombros de Kai, arrastrándolo a caminar, pero el otro se soltó.

-Espera. Iré al baño. -Avisó mientras tomaba otra dirección. -Tú ve, de rato nos vemos aquí otra vez. -Permitió sonriendo. El mas alto viró los ojos y acató sin súplicas lo que Kai le dijo.

Caminó por los pasillos posibles en busca del letrero que dijera "baño" pero nada. Pensó que por su propia cuenta encontraría el bendito sanitario, pero no le fue posible. Su parte inteligente le sugirió preguntarle a un guardia, a lo que el tipo grandote le respondió con carisma donde se encontraban.

Entró a uno vacío, pues los otros eran ocupados por gemidos y sonidos de coito, aparte de que el olor era profundo e incómodo. Terminó y salió tan rápido como pudo, con escalofríos. Se encontraba menos tenso y caminó en busca de la habitación asignada; los pasillos no eran como aquellos en los que estuvo hace unos momentos y las personas que salían de los cuartos eran solo hombres, pero ignoró eso y prosiguió en su grandiosa búsqueda. Caminó otro poco más y encontró el número de la habitación que coincidía con su llave.

-3021. -Releyó en un susurro, ingresando la llave, girándola, para después sacarla y girar el pomo. La puerta se abrió y a su vista dejó un cuarto en penumbras, cerró la puerta a sus espaldas y apenas iba a encender el foco, cuando alguien por sorpresa tomó sus labios entre los de ella. Al principio se sintió torpe por la sorpresa, pero después decidió corresponder, tomando de la cintura a la chica, la cual tenía una anatomía algo corpulenta, a decir verdad. Aquél beso le supo a una gloria exquisita que no quiso abandonar, pero su compañera no compartía la misma idea. -Besas muy bien. - ¡Bravo, JongIn! ¡Bravo! Mereces el premio al mejor cliente de un burdel. ¿Enserio? ¿En lugar de follar, halagaba sus besos?

-Gracias. -Espera. Espera. Espera. Enseguida estiró su brazo para encender la luz, quedando boquiabierto con su sorpresa. No era la chica que eligió. ¡Era un chico! Y éste pareció asustarse también cuando le vio, pero igual por muy aguda que fuese su voz, no se comparaba con la majestuosidad angelical de la voz de una chica. -T-Tú no eres el cliente que esperaba. -Soltó dando unos avergonzados pasos hacia atrás; su torso era cubierto por una camisa negra holgada y sus piernas poseían un pantalón de mezclilla, mientras sus pies estaban descalzos sobre el alfombrado suelo.

- ¡Y tú no eres la chica que elegí! -Señaló con el índice acusador, elevando la voz al punto de una crisis. Rezaba porque fuera una broma y no una realidad. -Me dieron en este cuarto a una chica linda. -Reiteró intentando tranquilizarse.

-Pero... Ellos me dijeron que me estuviese aquí. -Retrocedió unos pasos aún con esa cara de cachorro asustado. -Bien. Creo que ha habido una confusión y quiero un reembolso. -Exigió pasando su mano por su frente, echando sus  cabellos hacia atrás.

- ¿Cómo llegaste al área gay si esperabas una chica? -Inquirió todavía más confundido el moreno, mirando sin pierde de interés al cliente que se encontraba ahí. Él no era como los demás. Kai iba vestido con simple mezclilla y una playera negra casi ajustada a su torso notablemente desarrollado.

-Bueno, vine con mi amigo, rentamos a las chicas, fui al baño y terminé aquí. -Explicó con simpleza, aún sin entender la situación. -No me van a reembolsar, ¿verdad? Aquél castaño tan solo negó con la cabeza, sentándose en la orilla de la cama con la mirada en la alfombra.

-Pero igual pagaste. -Sugestionó el moreno, levantándose de la cama, acercándose peligrosamente al más alto. -Vamos. Que valga la pena. -Dijo en tono seductor una vez que estuvo frente a Kai, tomando el rostro del mayor entre sus manos para besar esos carnosos labios color sandía. Sus iris color jade saldrían de su órbita por la sorpresa, pero de alguna manera, esas manos pequeñas-a comparación de las suyas.- lograron calmarle para cuando ya se habían separado. El castaño tan solo rodeó su cuello con sus fornidos brazos; en su rostro se dibujaba una pequeña sonrisa socarrona y volvió a besar al más chico. -Por cierto... -Habló un instante que se separaron los labios de ambos. -Soy Dyo. -Se presentó dando una pequeña mordida al labio inferior de Kai. Sin pensar en más, Dyo haló a Kai hacia la cama, caminando él mismo de espaldas. Una vez llegados a la orilla, volteó su cuerpo y fue él quien ahora empujó al menor contra el mueble, dejándole caer con una cara de confusión completa. Dyo subió a horcajadas sobre Kai, bajando su rostro al cuello del mayor, besando y marcando como si una simple chupeta se tratase.

-M-Maldita sea... -Maldijo por lo bajo al sentirse completamente confundido de una situación a otra. Súbitamente su cuerpo comenzó a reaccionar por sí solo, quitando de encima la playera del castaño, acariciando su trabajado abdomen según veía.

-Te dije que tenías que disfrutar. -Otra sonrisa bufona salió de sus labios, mientras retiraba la playera de su cliente y besaba y lamía sus... Pezones. – Me gusta tu cuerpo moreno y plano . -Comentó curioso mientras mordía uno de los extra, que parecía una pequeña verruga.

-Cállate. Joder. -Dañado su orgullo, volteó la situación. Ahora él se encontraba encima de Dyo, apoyando sus rodillas a los costados del cuerpo del mayor. -Nunca te burles de mí. -Gruñó atacando con voracidad el bronceado cuello de su compañero nuevo, dejando notables marcas que tardarían semanas en salir.

- ¡Oh, sí! -Gimió mordiendo sus labios ante la sensación de ser poseído por un animal. Se aferró a la desnuda y ancha espalda del más alto, acariciando suavemente con sus yemas sobre aquella piel gruesa.

Debía admitirlo y no temía ser criticado. Aquél gemido le había encendido hasta la última hormona que pudo venir desde lo más profundo de su ser; una voz tan aguda como la de Dyo, cantando gloria ante su roce, era sentirse en el mismísimo paraíso e inclusive la capacidad de alcanzar el Edén en un parpadeo. Paseó sus manos sobre la mezclilla, especialmente sobre el cierre del pantalón de Dyo, acariciando con seriedad su paquete, fascinado por las facetas que éste revelaba, con sus bronceadas mejillas arreboladas y sus iris azuladas oscurecidas por el deseo.

-Sigue tocando... -Suspiró desabrochando su propio pantalón frente a la misma áspera mano de Kai, liberando su pene de inmediato, pues no poseía ropa interior alguna. -Arriba. -Indicó sus tetillas. Al menor no le tuvieron que decir dos veces, pues ya tenía su boca lamiendo y chupando aquellos botones cafés. - ¡Ah! -Casi gritó al aire cuando sintió la boca del otro sobre partes tan sensibles.

El cuerpo de Kai pedía a gritos atención, sobre todo su entrepierna, de donde ya destacaba un bulto enorme. Su mente fue casi leída en cuanto Dyo decidió cambiar las posiciones y colocarse él ahora encima, desabrochando enseguida el pantalón del otro, para acariciar con descaro sobre la tela de aquél bóxer gris.

-Ñam... -Relamió sus labios y bajó de un tirón la ropa interior, lanzándola junto al pantalón hacia cualquier lugar de la habitación. Sin dudar, lamió la glande del pene primero, para después dar pequeños besos por todo el falo. -Es enorme. -Halagó lamiendo los testículos con deseo, para después volver a subir y tragarse todo el miembro en su boca.

- ¡Oh, joder! -Exclamó Kai, echando la cabeza hacia atrás, frunciendo el ceño y estrujando las sábanas entre sus dedos. Seriamente estaba tocando el paraíso con una sola mamada, y de un hombre. Los movimientos sobre su miembro continuaron por unos instantes, hasta que sintió hormigueos en sus pies, y un dolor sobre su entrepierna, logrando avisarle que pronto llegaría. Pero Dyo tenía otros planes para cuando vio el excitado rostro de su cliente y que ya no iba a soportar mucho más después de ese oral. Sacó su boca del pene ajeno y besó el abdomen marcado.

-Quiero que me folles. -Esas palabras retumbaron en la cabeza de Kai, recordándole que tenía un condón en el bolsillo de su pantalón. -E-Están... en el... pantalón. -Habló con la voz entrecortada, llevando su antebrazo sobre su rostro para poder tomar aire. El necesitado cuerpo de Dyo escuchó el lugar a donde debía ir, y enseguida se levantó, para buscar los pantalones del cliente en toda la habitación con la vista. Una vez que los encontró, casi corrió hasta ellos y buscó en los bolsillos hasta que dio con el bendito paquete. Lo sacó y abrió, para después subir nuevamente a gatas sobre la cama y entregarle el objeto de látex a su dueño, quien lo recibió con las manos temblorosas. Kai lo colocó sobre su miembro y se sentó sobre la cama con la fuerza que podía, para que después, el mayor se sentara sobre su regazo con una sonrisa descarada. Sin previo aviso, Dyo embistió su propia entrada contra el miembro de Kai, metiendo por completo el pene hasta el fondo.

- ¡Ah! -Gimió ante su propia acción, recibiendo un gruñido por parte de su compañero.

Su miembro estaba siendo aprisionado por paredes que no querían dejarlo salir por nada en el mundo.

-Mierda. -Soltó tomando a Dyo de la cintura para obligarlo a montarle, sin tener mucho que renegar por parte de éste.

Ambos cuerpos estaban completamente sudados y agitados, Dyo montaba estrepitosamente mientras Kai se encargaba de marcar su cuello posesivamente; la pequeña mano del mayor decidió darse atención por sí misma, masajeando su propio miembro con una velocidad considerable. La habitación se llenó de gemidos y gruñidos incesantes, ya no importaba si eran los dos hombres, lo que realmente se calificaba era que se trataba de un excelente sexo. Pronto un cosquilleo arremolinó en el vientre de Dyo, notando que ya iba a llegar al clímax.

-Yo... -No habló más y se corrió en su propia mano, manchándola y también dejando manchado el abdomen de Kai. Iba a durar más y eso lo aseguraba, pero al sentir el orgasmo de Dyo y sus paredes aprisionarle como un castigo, no evitó sentir todo y correrse también dentro del condón que se había colocado tan solo unos instantes antes. Se quedaron así unos instantes, intentando recuperar la respiración. Ninguno podía creerlo, mucho menos Kai, quien había tenido su primera experiencia con un hombre.

-Te confesaré algo. -Susurró cerca del escondido oído del mayor. -Es el mejor sexo que he tenido en mi vida... -Y dio un pequeño mordisco en su lóbulo derecho.


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