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El valor de una promesa por Walker_chan

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Notas del fanfic:

He regresado con una nueva historia :3 no me pde resistir a esta idea y menos por la lluvia que caia que es mi mayorinspiracion. Espero que les guste. 

Los personajes no me pertenecen sino a su respectiva autora Katsura Hoshino. 

Los años pasaban uno tras otro y en todos lados se respiraba un gran aire lleno de paz. Hace muchos años que la “Gran batalla” entre Exorcistas y Noé dio lugar, dando la victoria a los seguidores de la Inocencia. Desde entonces lo “malo” se fue del planeta, las personas que llegaron a enterarse de la existencia de ese tipo de poderes siguió sus vidas aliviadas y sin preocupación. Y los que jamás supieron nada, siguieron tal cual con sus vidas sin molestia alguna.


Pero esa batalla no fue nada fácil, se cobraron muchas vidas, en especial de inocentes, y de valientes guerreros exorcistas que siempre iban al campo de batalla a enfrentarse con Akumas, Noah’s y con el Conde mismo.


Solo una persona logro derrotar al poderoso Conde, solo una persona con el poder suficiente para luchar a su nivel logro derrotarlo para siempre, cobrándole como precio su vida misma. Dejo atrás todo por el bien de la humanidad, sus amigos, la orden….su amante y su recién nacido hijo.


Sacrifico su vida solo para que todos pudieran seguir sus vidas ya no mas peleando en el campo de batalla “interminable” entre Inocencia y Materia oscura. Dejo su vida para que el mundo donde todos vivieran fuera mejor que el que el dejo, para que su familia pudiera vivir tranquila, aun si él no podía compartir esa dicha.


[16 años después de la batalla]


En un pequeño pueblo del antiguo Londres, la vida daba prósperos avances, el comercio iba bien en todas partes y la tasa de natalidad se había regulado a la par de la de mortalidad.


Un hombre de gran complexión, alto, pelirrojo y maduro, caminaba por las calles de aquel pueblo. Se dirigía a la biblioteca de aquella zona, vestía un elegante y discreto traje en tonos oscuros, el cabello sujeto en una coleta de lado y un parche en cuero negro cubriendo su ojo derecho. Su ojo visible dejaba ver un hermoso verde esmeralda que combinaba perfecto con su rojizo cabello.


Al terminarse la guerra, el dejo la Inocencia junto con su lugar en la Orden, partió para seguir su camino como Bookman, al lado de su mentor y su pequeño bebe.


 


-No pensaras llevarte esa criatura con nosotros ¿O sí? Déjala aquí, alguien se hará cargo –fueron las palabras del hombre mayor.


-No pienso dejar a mi hijo atrás –respondió el oji – esmeralda con su hijo en brazos – sabes que esa sería una falta de respeto hacia a Allen. Yo le prometí que lo cuidaría, así no sepa siquiera como se cuida un bebe…yo, este pequeño es el hijo que Allen y yo tuvimos y aunque no quieras aceptarlo. Yo lo ame. Y él –volteando a mirar a la criatura –es la prueba de ello.


-Un bebe será solo un estorbo para…


-¡Un estorbo para ti! –Lo interrumpió –si no lo quieres…seguiré mi propio camino como Bookman y yo solo cuidare de Leo.


 


Aquellos recuerdos invadían su mente, de sus largas y numerosas memorias, el haberse enfrentado a su mayor era una de las cosas que jamás olvidaría de su estadía en la Orden, además de los recuerdos entre él y Allen. Muy a disgusto del viejo panda, dejo que Lavi se llevara a su primogénito, de alguna forma logro salir adelante con sus estudios de Bookman y también como padre.


El pequeño Leo creció en esa “extraña” familia, cuando tuviese la edad necesaria el sucedería el lugar de su padre, siendo parte del clan Bookman. Cuando cumplió cinco años, el hombre mayor falleció. Lavi quedo solo al cuidado de su pequeño, logro alcanzar un nivel aceptable para ser un Bookman y dejar su alias para siempre, se consiguió diferentes trabajos en sus viajes para mantenerse a sí mismo y al pequeño Leo.


Estaba a punto de llegar al recinto de libros cuando un chico joven lo alcanzo por detrás.


-Papa, ya estoy aquí –tomando aire, después de la carrera que hizo para alcanzar a su padre.


-Ya estás aquí, Leo –le sonrió a su hijo.


-Si, he dejado las compras en el lugar donde nos estamos hospedando –el chico de apenas dieciséis años, lucia unas orbes esmeraldas como su mayor y un cabello castaño, junto con su ropa de un típico chico ingles.


-Perfecto, vamos adentro –ambos hombres ingresaron al establecimiento, el cual contaba con cientos de libros, era una biblioteca pequeña, pero tenía gran contenido en su interior. Rápidamente cada quien camino por su lado buscando algún material que poder registrar de entre tantos escritos.


Mientras que el castaño había tomado ya un par de libros y fue a una mesa a leer tranquilo, su padre divagaba en más recuerdos dentro de su mente.


El sitio donde se daba lugar la tan temible y esperada batalla final estaba sumido en un terrible caos. Varias personas habían muerto ya, principalmente los buscadores quienes carecían de armas para poder defender ante los ataques de los juguetes del Conde.


Otros tantos estaban mal heridos, los exorcistas luchaban incansables contra los Noah’s habían derrotado a muy duras penas a varios de ellos, o eso querían creer. Solo el “arma secreta” de la Orden Oscura estaba intacto, le habían ordenado explícitamente no salir a pelear hasta que no se presentara el Conde en persona, el debía ser quien luchara a muerte con el villano y no debía gastar energías en otros asuntos.


“Jamás pensé, que por fin llegaría este día” –pensó el albino. Arriba en lo alto de un edificio observaba la cruel masacre más abajo, esperando el momento de salir a actuar. En un punto tan alto era blanco fácil de los Akumas, mas no podía hacerse cargo de ellos. Otro exorcista lo cubría. Volteo su mirada a este y se acerco un poco cuando el pelirrojo pudo deshacerse de los monstros que amenazaban con atacar.


-Déjame ayudarte un poco.


-No te preocupes, lo tengo bajo control –le hizo seña con el pulgar arriba y una enorme sonrisa, aunque por dentro estuviera sufriendo porque sabía que no volvería a ver de nuevo a Allen.


-Me gusta tu sonrisa, Lavi –se acerco más hasta abrazarlo. Activo su inocencia cubriendo a ambos en una inmensa y limpia capa de color blanco. Así los Akumas se mantendrían a distancia.


-Sabes…a mí me gusta mucho tu Inocencia –le respondió este.


-Mentiroso….solo dices porque yo te gusto –hizo un tierno puchero junto a ese comentario.


-No solo por eso, lo digo en serio –acaricio la mejilla del menor que lucía un leve sonrojo.


-“Allen…Tenemos informes de que el Conde se aproxima a donde estas, prepárate” –recibió la orden a través de su golem haciendo que se separaran.


-Escuchaste eso….


-Si…


-Ya es hora…


-Lo sé… -de repente el aire entre los dos se volvió tenso y triste…el momento álgido de la guerra estaba ya cerca y el momento de decir adiós, era ahora.


-Allen –lo tomo entre sus brazos en un tierno y cálido abrazo.


-Lavi… -correspondió al abrazo, sintiendo el palpitar del corazón de su pareja.


-Te amo…lo sabes –le dijo dando un beso en su cabeza.


-Si…yo también Te amo, Lavi –se separo un poco solo para observar el rostro de su amante. Lucia bastante triste y conteniendo las lágrimas, aun no era tiempo de llorar.


-Gracias por todo, gracias por darme los mejores meses de mi vida…a tu lado –y sonrió, desde que su relación había comenzado, sus sonrisas ya no eran tristes, ya no ocultaban nada, eran reales y de felicidad. Un par de lágrimas traicioneras recorrieron sus mejillas.


-Lo siento –dijo enjugándose las lagrimas con la manga –no debería estar llorando.


-Yo tampoco –limpio una lágrima que salía del ojo del albino – pero, es doloroso…saber que te irás.


-Yo no me iré –puso su mano sobre el corazón de Lavi –siempre estaré aquí, a tu lado –mostrando una leve sonrisa.


-Mentiroso… -tomo su mano y la beso dulcemente.


-Lavi…prométeme una cosa –continuo el menor –prométeme, que cuidaras de Leo, por favor. El pelirrojo sujeto con sus dos manos la del chico y besándola le respondió.


-Si eso es lo que quieres….lo hare.


-No te derrumbes por mí, tienes que ser fuerte. No quiero que nuestro bebe se quede solo.


-Leo estará bien –abrazo nuevamente a su amante. No quería dejarlo partir a su muerte, pero el hecho era ya inevitable.


Correspondiendo con el abrazo, acerco sus labios a los del contrario, uniéndose en un suave beso, un beso de despedida.


-Ya es hora… -dijo separándose, se miraron unos instantes más antes de volver a decirse “Te amo”, el peliblanco dio una media vuelta, el viento soplaba en su contra haciendo que su capa de Crown Clown ondeara al igual que sus blancos cabellos, mientras se dirigía a donde el Conde había aparecido.


 


El mayor lo vio partir, la última imagen que quedo en su memoria fue la su ser de espaldas, sin temor a pelear y morir por el bien de los que más querían. El día del funeral, no se presento, se quedo en el cuarto del albino llorando y sacando todo el dolor de su perdida. Se acerco a la cuna de su pequeño y lo abrazo, haciéndole saber que cumpliría con la promesa que le hizo a su padre.


 


De vuelta su realidad, dejo los libros en la estantería que los había tomado, su mente de repente era un lio. Recordar parte de su pasado le distraía demasiado y no podía concentrarse en lo que tenía enfrente. Siguió caminando hasta que en un rincón de la biblioteca encontré un libro interesante, estaba viejo y un poco gastado, sus hojas se veían amarillentas por el paso del tiempo.


 


Llevaban cerca ya de cuatro meses después de haber confesado sus sentimientos el uno al otro, tomaron la decisión de no contarle a nadie lo de su nueva relación, no deseaban meterse en problemas, y siempre se buscaban algún lugar y momento para poder estar a solas.


Cerrada con llave la habitación del albino, los dos chicos compartían su primer encuentro de intimidad. Suaves gemidos salían de los rosados labios del menor, procurando no elevar mucho la voz para que no los descubrieran y los interrumpieran.


Estaban cerca de alcanzar juntos el clímax, sintiendo las últimas embestidas antes de correrse juntos.


-Ngh…Lavi –revolvía los rojos cabellos con una de sus manos mientras se aferraba y arañaba la espalda del mayor con la otra.


-Allen… -sintieron ambos el dulce y placentero sabor del orgasmo, llegando los dos al final.


-Te amo –el oji-verde beso su frente y en un abrazo posesivo, ambos durmieron bajo los brazos de Morfeo.


Pero una pequeña sorpresa vendría después de aquella noche juntos. Habían pasado dos meses y el cuerpo de Allen estaba sufriendo algunos cambios, intento no darle importancia al principio, creyendo que solo era cansancio por los entrenamientos y las misiones a cumplir. Su apetito era mayor (si eso era posible)  además de sufrir mareos y uno que otro desmayo. Preocupado por su estado fue a hablar con el joven Bookman.


Camino por los pasillos de la orden  buscando a su amante sin éxito, hasta divisarlo en uno de los pasillos.


-Lavi! –corrió hasta donde estaba este, antes de volver a perderlo de vista.


-Allen –lo recibió alegre -¿Qué ocurre?


-Hay algo…de lo que quiero hablarte…


-¿De qué se trata? –después de explicarle todo, el mayor estaba perplejo, no creía lo que las palabras del peliblanco decían pero tampoco pensó que este quisiera jugarle una broma, se le veía muy angustiado. Luego de pensarlo un momento a su mente cruzo la idea de quien fuese el culpable de los malestares de Allen.


-Komui… -de repente apareció un aura maligna y en llamas, dispuesta a matar.


-Lavi-kun, tranquilízate –levantado en el aire a unos centímetros del suelo, el exorcista lo alzaba por el cuello, pensando en cual era la mejor manera de torturarlo.


-¿Cómo quieres que me tranquilice? Es tu culpa el porqué Allen esta así.


-Porque me culpas a mi…seguro alguien más creo esa poción de “doncel” –respondió con lagrimones en los ojos.


-En la situación en la que estamos y se ponen a jugar con experimentos de ese tipo ¿en qué rayos están pensando? ¿De qué sirve una poción de doncel? –el pequeño observaba la escena un poco asustado por la reacción de Lavi.


-Por suerte que solo era una ¿no? Jajá –alzando las manos en posición de defensa por si al otro se le ocurría golpearlo, lo bajo un instante y lo miro con rabia.


-¿Y que se supone que pase ahora?


-El efecto no se quitara hasta que Allen dé a luz –dijo sin más –no hay otra forma, a menos…que desees que lo aborte –bajo un poco la voz en esa última parte.


-¡No! –Interrumpió el joven de repente –es decir….yo…yo no…quiero –bajo la mirada apenado por tener que decir lo que él pensaba.


El sucesor de Bookman no se había puesto a pensar claramente, ni siquiera en lo que su amor quería o pensaba sobre la situación.


-Lavi…yo, se que sonara extraño pero, no me quiero deshacer de el –levanto su plateada mirada frente a la esmeralda.


-Allen… -se acerco a este y lo abrazo –está bien –no podía decirle que no, estaba completamente perdido y enamorado de el que siempre hacia lo que le pedía. Además, aunque definitivamente no estuviese en sus planes, tampoco sentía deseos de abortar a su futuro hijo, aunque aun no supieran que era lo debían hacer. Sintió los brazos del menor abrazarle. Se sentía muy bien el estar cerca de la persona que ama.


-Antes de aclarar lo que harán a partir de ahora con ese regalito –hablo Komui rompiendo el momento tierno de los dos –me vais a explicar cómo es que ustedes dos llevan una relación en secreto….si el vientre de Allen-kun crece, todo el mundo se va a enterar –prosiguió con una malvada sonrisa.


-Tch…maldito –lo miro con recelo sin soltar al menor. No lo dejaría en manos de este para más experimentos extraños, suficiente era con haberlo convertido en doncel.


 


Se acerco donde su hijo y tomo asiento frente a él para poder leer juntos.


Transcurrido un tiempo, Leo le pregunto a su padre algo que lo dejo desconcertado.


-Oye, papa.


-¿Si?


-Sabes…el otro día, encontré esta fotografía…. –el menor saco un trozo de papel de su chaqueta, era una foto vieja a blanco y negro algo desgastada –sé que es tuya porque la usas siempre como tu separador en los libros –la orbe esmeralda de su padre se amplió al ver lo que tenía entre manos.


-¿Cómo es que…?


-Siempre…me has hablado de mi madre y de la historia sobre lo que ocurrió en la guerra santa, pero cuando te referías a mi madre, soñaba con poder ver alguna foto de ella, hasta que encontré esto.


-Hijo…yo –el pelirrojo no sabía qué explicación darle.


-No te preocupes papa, no estoy decepcionado, ni molesto…bueno, quizá un poco molesto, con las locuras que dices que hacían los científicos podría entender como él se pudo embarazar de mi –sus mejillas se sonrojaron un poco tras esas palabras –pero quisiste ocultarlo contando sobre él como un ella.


-Pensaba que había perdido esta foto –dijo Lavi al tomarla de nuevo.


-Perdón por no habértelo dicho, pero tu tampoco lo hiciste.


-Supongo que un niño no sería capaz de poder entenderlo… no quería ocultarte la verdad, pero era tan difícil….


-Creo que si….además, la descripción que hiciste de mi madre, es exacta a la de la foto, así, si no es una mujer….me siento orgulloso de que me haya dado la vida…haberse sacrificado, fue muy valiente de su parte.


-Tienes razón –sonrió mirando a la foto, era el único recuerdo material que le quedo de su juventud. Estaban los dos abrazados, sonriendo a la cámara en un festival que estaba de paso a una de sus misiones. Los dos se veían bastante felices.


-De ahora en adelante cuando me cuentes tus historias, hazlas correctamente, es Allen…no Ellen –con una sonrisa, señalando al susodicho en el retrato.


-Está bien –guardo su fotografía para guardarla por más tiempo y jalo la oreja del castaño.


-Y como castigo, te leerás seis libros más el día de hoy, jovencito.


-Auch auch….de acuerdo –respondió sobando el jalón que había recibido.


Tomaron unos cuantos libros más antes de que cerrara la biblioteca para llevárselos al hostal donde estaban hospedándose en ese pueblo. Llegarían a su habitación a continuar sus estudios de Bookman, y preparar algo para que comieran los dos.


Desde que murió el abuelo, Lavi se había encargado de cuidar a su pequeño él solo, había alcanzado ya un nivel suficiente en su formación como biblioteca humana, porque lo debió buscarse un trabajo a tiempo completo para ganar dinero y poder subsistir junto a Leo. Era pequeño pero podía quedarse solo en el cuarto de las casas de huéspedes a los que llegaban para que así, su padre no se preocupase porque algo malo le pasara.


Llegaron hasta la habitación que compartían y dejando los libros sobre una mesa, el padre le pidió a su hijo que esperase ahí, salió por un momento regresando con un pequeño pastel para los dos.


-Feliz día hijo.


-Ah, pero…no es mi cumpleaños… ¿porque ese pastel?


-Ya sé que no es tu cumpleaños…pero hoy es una fecha importante… ¿lo olvidas? Ya te conté de aquella guerra…


-¿Te refieres a…?


-Si…hoy hace dieciséis años…le prometí a tu padre que…que cuidaría de ti, y el verte aquí conmigo a pesar de los problemas, me hace pensar en el valor de aquella promesa –se sentó en la orilla de la cama con el pastel y lo partió en varias partes para compartirlo –pensé que sería una buena idea, celebrar que estamos los dos aquí –le dijo entregándole un trozo del postre.


-Gracias papa –tomo el trozo de pastel y se quedo pensando en las palabras que acababa de escuchar antes de comerlo. Ambos comieron hasta no dejar nada y un tranquilo silencio reino en la habitación. Tal vez recordando el pasado o el chico pensando en cómo ocurrió aquella guerra en la que el apenas era un bebe.


 


-Oye, papa –comenzó a hablar el pequeño oji-verde.


-¿Qué pasa?


-Dime… ¿cómo conociste a mama?


-Eh?...Pues –el recuerdo de la primera vez que se conocieron estaba aun palpable en su memoria, era uno de los tantos recuerdos que jamás olvidaría –no lo recuerdo –dijo sin más e ignoro al chico.


-¿Qué? Mentiroso, si lo sabes –insistió el.  


-No, no me acuerdo –prefería dejar esa memoria sin revelar, era la más especial, después de todo fue cuando su vida cambio por completo.


 


El chico peliblanco había recuperado la conciencia después de quedar malherido…tenía varios vendajes en su cuerpo y un parche cubriendo su ojo después de haber sido atravesado por una de las velas puntiagudas de Road. Se sentó sobre la cama y no noto la presencia que lo miraba desde el marco de la puerta, hasta que volteo para ver quien estaba ahí.


Era un chico nuevo, o para él lo parecía, ya que tenía poco tiempo en la Orden y no había tenido oportunidad de conocerlos a todos. Era un joven alto y al igual que él, tenía un parche, pero este cubría su ojo derecho. Un cabello alborotado y sujeto en una banda en su cabeza de un color rojo como el fuego. Y más abajo….una sonrisa que era dirigida hacia él.


-Un gusto –saludo el –yo me llamo Lavi.


Sintió arder un poco sus mejillas y su corazón latió con rapidez, su sola presencia le había puesto nervioso y, correspondió el saludo con una cortes sonrisa hacia el otro.


-Mi nombre es Allen. 

Notas finales:

Espero la historia haya sido de su agrado, si encontrais alguna falla decidmelo :3 

ambien que la historia del dncel sea medio creible xD digo esos cientificos hacen de todo jaja. 

Nos leemos ^^ bye-bye~~


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