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El lobo y el leñador por Eliann

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Parte 1

 

Un lobo se encontraba corriendo a gran velocidad, mientras el olor a pólvora inundaba sus fosas nasales. Su respiración estaba cada vez más agitada pero esos humanos seguían persiguiéndolo. El casco de los cabellos, más las escopetas al ser cargadas eran las cosas que se escuchaban en la profundidad del bosque mientras los humanos perseguían al lobo para darle caza.

 

-Ah –Soltó cayendo de golpe al suelo, una bala de plata le había atravesado el hombro izquierdo –Maldición

 

-Maldita bestia inmunda este será tu fin –Profirió aquel hombre que le apuntaba con el arma, soltó un gruñido, para arañar con sus garras las patas del caballo quien se espantó y dejo caer su jinete al suelo haciendo que el disparo pegara contra su pierna–

 

El suelo del bosque se manchaba con su sangre mientras había tomado su forma de lobo para correr más rápido pero el aullar de los sabuesos que lo alcanzaban con el sonido de los cabellos solo alertaba más sus sentidos para seguir corriendo. Hasta que se encontró con un acantilado no había forma de seguir adelante sin caer al abismo… miro hacia atrás donde el sonido de los sabuesos se hacía más cercano, eran dos alternativas de muerte segura. Una morir ante los humanos… dos morir ahogado en el acantilado.

 

-Si he de morir prefiero la segunda opción –Musitó, se echó hacia atrás, para correr rápidamente e intentar caer al otro extremo del precipicio –

 

Sus garras como podían intentaban aferrarse a la tierra, pero con su hombro izquierdo herido  y su pierna derecha en iguales circunstancia no era algo fácil de lograr. Tomo nuevamente su forma humana intentado subir aquella escarpa, pero a cada trazo se daba un resbalón la sangre brotaba de sus heridas abiertas y por el esfuerzo físico más era… pero no quería morir no deseaba morir…

 

-“¡Maldición!” –Pensó al ver sus fuerzas disminuidas, sus brazos temblaban sus piernas no soportaban su propio peso y los jinetes estaban ya casi sobre él –“No…no debo morir” –Un recuerdo fugas vino a su mente para darle la última iniciativa de que debía sobrevivir, con sus fuerzas aumentadas por la adrenalina y su impulso anhelante de seguir con vida logro subir, observo a los jinetes del otro lado del acantilado ya no podrían seguirlo –

 

-Por hoy te salvas maldito lobo, pero te volvemos a ver por estas tierras y no contaras con la misma suerte –Contestaron aquellos hombres, el lobo soltó un gruñido ¿Quiénes se creían aquellos malditos seres que eran? –

 

Los jinetes se dieron media vuelta para seguir con su camino, el lobo también hizo lo mismo, pero al paso del rato sus piernas temblaron había perdido demasiada sangre pero este bosque se tornaba desconocido para él… y no podía encontrar refugio alguno, intentaba cubrirse las heridas que poco a poco en cadena caían hilos de sangre roja al espeso pasto, se dejó resbalar en un árbol sonriendo con ironía al cielo.

 

-“¿así que… así voy a morir? ¿Cómo un miserable animal cuyo cuello le han dado caza?... maldita mi desdicha” –Pensó, su agudo olfato logro percibir un aroma, era el de un humano, sus oídos sentían los pasos que hacia él se iban acercando, había perdido demasiada sangre y su vista se tornaba borrosa para observar una larga cabellera violeta –“rayos…” –Pensó para caer en la inconciencia –

 

Mientras tanto un leñador que pasaba por aquel lugar se encontró a un lobo semi-consciente recostado en el árbol ojos azules mar le miraban al borde de la inconciencia para luego simplemente ser cerrados. Su respiración se mantenía suave. Hizo una leve mueca para cargar al joven lobo herido, lo llevo hasta su cabaña y lo dejo tendido en la cama, saco las balas de plata que se mantuvieron intactas en su piel, esta poco a poco comenzaron a cerrarse, aunque no a gran velocidad. Al dejarlo vendado y curado, se fue a limpiar las manos de la sangre que las teñía, la sangre del lobo que había curado.

 

Al alcanzar la luna su cúspide más alta en el cielo el lobo se despertó sintiendo un delicioso aroma en el aire, su estómago gruño para levantarse dejando que las tersas sábanas blancas resbalaran por su piel desnuda. Inmediatamente se dio dé cuenta de que no estaba en el bosque, que estaba en una cabaña, que no sabía quién le había curado o como había llegado hasta ese lugar.

 

-Ya despertaste –Una voz se auscultó sacándolo de sus pensamientos, era un humano la cabaña olía completamente a él –Es un alivio, los hombre lobos siempre se curan rápido ¿No? –Dijo mirando al joven de azulinos cabellos, la mirada del lobo solo le analizaba constantemente –Te traje esto

 

-¿por qué? –Expresó el lobo con mirada sería –

 

-Bueno necesitas reponerte –Contestó el leñador dejando la comida cerca de su regazo, el lobo solo gruño sin dejar de mirarle –

 

-No, ¿por qué me salvaste? ¿Por qué me ayudaste? –Dijo esta vez de manera severa –

 

-Mh, bueno… te veías indefenso… débil… al borde de la muerte, simplemente no podía dejarte de esa manera… no me daría calma mi conciencia si te abandonara de semejante forma –Respondió suspirando –Ahora come… realmente los necesitas perdiste mucha sangre, no tiene nada de malo te lo aseguro

 

-¿debería confiar en ti? –Profirió el lobo de manera seria –

 

-Bueno si me esforcé tanto en salvarte la vida ¿Por qué te la quitaría con un veneno en la comida? No lo crees un poco ¿ilógico? –Expresó arqueando una ceja el lobo bajo la mirada a la bandeja de comida, podía sentir el aroma del cerdo, untado con las especias haciéndole destilar un aroma más delicioso que solo le hacía aguar la boca su estómago soltó otro gruñido, mientras su olfato seguía captando ese delicioso aroma, hasta que no pudo con más y empezó a comer –

 

-Mh –Soltó el lobo sintiendo aquel sabor ungiendo su lengua y paladar, era lo más delicioso que había probado en su vida, su mirada lo demostraba todo además de que su cola se movía de un lado –“esta delicioso” –Pensó sonriendo feliz para seguir comiendo el leñador solo sonrió ante esto –

 

-Qué bueno que te guste –Comentó para que el lobo le mirara un rubor opaco sus níveas mejillas, volteo a ignorarle y prestarle atención a la comida –

 

El leñador solo suspiro sonriendo, para salir de aquella que era su habitación, se dejó caer en el sofá echándole a la chimenea más leños para que dieran su calor esa fría noche de otoño, pronto el invierno se acercaría al bosque tiñendo de blanco todo el lugar.

 

-Ah –Soltó en suspiro, dejando que el calor del fuego intentara relajar sus músculos tensos –“¿en qué me he metido?” –Pensó, si se llegaban a enterar que él resguardaba a un hombre lobo estaría en muchos problemas, los hombres lobos eran considerados creaturas demoniacas por la iglesia, por lo tanto si se enteraban que tenía a uno de esos seres tan peligrosos creados del mismo fuego del averno que cremo las almas pecadoras para volverla no más que un animal salvaje con forma de humano… le condenarían –

 

-Quiero más –Escuchó, miro de donde provenía la voz allí estaba el lobo, semi-desnudo tendiendo la bandeja hacia él –. . . por favor

 

-Claro –Se levantó de donde estaba, para tomar la bandeja de la mano del lobo y dirigirse a la cocina, se percató de que el lobo le seguía, le observaba atentamente como servía la comida como untaba el arroz con la salsa de la carne del cerdo, para dejársela en la mesa –Que la disfrutes

 

El lobo no pronuncio nada solo comenzó a comer nuevamente, se fue a acostar al sofá estaba cansado había sido un día agotador para él, primero tuvo una querella y después se encontró al lobo. Soltó un suspiro para cerrar los ojos intentado dormir al poco tiempo, Morfeo lo había atrapado llevándolo al mundo de los sueños.

 

Al día siguiente se despertó con unos ojos azules mar mirándole, primero se sorprendido todo su cuerpo dio un respingón alertando al lobo que le miraba y cuya cola se erizó, para luego acordarse de que ese era el lobo que había salvado ayer por la tarde.

 

-Buenos días –Musitó bostezando para levantarse su cuerpo sentía los calambres por haber dormido en un lugar tan incómodo –

 

-Buenos días –Contestó el lobo sin dejar de mirarle –

 

-¿tienes hambre? –Dijo él lobo solo soltó un leve “mh” para que el contrario asintiera –Creo que ayer no nos presentamos… mi nombre es Gakupo Kamui

 

-Soy… Shion Kaito –Profirió el lobo llegando a su lado, no confiaba mucho en aquel humano, pero le debía un favor después de todo le había salvado la vida –

 

Había desayunado con aquel humano, para luego mirarle hacer las tareas, cerró los ojos por no poder irse sus heridas no se cerrarían con facilidad las balas de plata tardaban en sanar dos o tres días, pero estas habían sido remojadas en agua beata por lo tanto tardarían una o dos meses en sanar.

 

Los días fueron pasando la rutina se había vuelto para ambos de tal forma que el invierno cubrió el bosque de blanco dejando a ambos, en aquella fría temperatura que invadía el cuerpo, al lobo no le molestaba pues el frío no traspasaba su piel, pero al leñador sí y más porque la madera que picaba se encontraba húmeda y tardaba en secar.

 

El lobo había notado esto, como aun dormía en el sofá o a veces hasta en el suelo cubierto de una sábana de piel el temblaba. Aquella noche se encontraba en el suelo del piso enmaderado. Lo observo dormir por un momento, se metió con cautela entre las sabanas y se acomodó al lado de aquel hombre que le había salvado la vida. Intentado transmitirle su calidez para que dejara de temblar.

 

Aunque el leñador se sorprendido al despertar y tener entre sus brazos al lobo dormido, no le incomodo este hecho ya se había acostumbrado tanto a la presencia singular del joven que no le importaba… como el lobo venía a dormir con él… no le quedo de otra que volver a la cama, aunque aquello tampoco le traía de malas, pues volver  a la muñidles de su cómodo lecho, era algo que le alegraba y por mucho.

 

Pero los amigos del leñador se dieron cuenta de esto, pues a veces cuando se iba a cazar era seguido por un lobo de pelaje negro azulino. Quien le observaba a lo lejos como cansaba se notaba los vendajes en el animal salvaje ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué un animal salvaje le seguía? Pero más fue su sorpresa al encontrarse al lobo acostado, mirando al leñador cortar los maderos para la fogata.

 

El lobo no era tonto sabía que si le veían con su forma semi-humana le darían caza, pero como estaba en su forma animal, no lo perseguían creyendo que era un animal común y corriente ya había visto a los otros leñadores… quienes le miraban con sorpresa.

 

Pero los rumores comenzaron a correr por el pueblo el del leñador que pasaba el tiempo con el lobo, se fue esparciendo de tal forma… que ahora sacaban otros rumores que no eran del todos falsos, comenzaron a aparecer personas muertas a las afueras del pueblo, muchos comenzaron a decir que era el lobo quien las mataba. Y decidieron ir a la casa del leñador.

 

Esa tarde el lobo se encontraba durmiendo de manera apacible en la cama, mientras el leñador estaba afuera cortando nuevamente leños para la fogata esa noche haría más frío que cualquier otra. Pero los hombres que llegaron a su casa le alertaron ¿Qué pasaba?

 

-Gakupo hemos escuchado los rumores de que tienes a un lobo viviendo contigo ¿es eso cierto? –Dijo el mayor de ellos que al parecer era el líder –

 

-Si –Contestó –Está herido por lo tanto no puede cazar…

 

-Pero no puedes cuidar de un animal salvaje –Profirió otro de manera seria –

 

-No me digan quieren culpar a mi lobo, ¿por las muertes? –Comentó dejando a los demás callados, soltó un suspiro mientras su frío aliento se podía ver entre el gélido ambiente que les rodeaba –Nuevamente repetiré, está herido, no puede cazar… su pata izquierda y la derecha están heridas no se mueve con rapidez ni la suficiente como para matar a un humano, no pueden culparlo de las muertes…

 

-Aun así…

 

-No le teman a lo que es diferente a ti, es inútil siquiera el intento de lo que pasa por sus cabezas pretendiendo convencerme de lo contrario, ese lobo se la pasa todo el día y toda la noche conmigo, encerrado aquí, no es el causante de las muerte, en segunda… esas heridas en los cadáveres esta dichas y muy bien claras, son laceraciones por cuchillos no por colmillos y garras –Respondió con calma dejando a todos los hombres callados – si no tienen nada más que objetar u otro motivo para venir les pido por favor que se vayan

 

Aquellos hombres se fueron yendo hasta que solo uno se quedó su cabello era castaño y de lentes para mirarle fijamente a los ojos zafiros del contrarió.

 

-Tienes que tener cuidado Gakupo, un animal salvaje nunca dejará de ser salvaje –Le dijo como advertencia con eso se marchó haciendo que el otro suspirara –

 

Al terminar de cortar los leños regreso a la cabaña quitándose el grueso abrigo que estaba cubierto de nieve. Soltó un suspiro dejando la madera en su lugar para que se secara. Al mirar hacia el sofá estaba Kaito su mirada atenta hacia el fuego.

 

-ellos… vinieron a quejarse de mí –No era una pregunta era una afirmación –

 

-Se podría decir –Contestó sentándose al lado del lobo –

 

-Es por lo de las muertes –Nuevamente afirmo –

 

-Si –Respondió –

 

-Pero no he sido yo, la carne de humano me parece despreciable… de por si me parecen… horrendos –Expreso, aquello dejo medio dolido al leñador –El único que no me parece horrendo desagradable y completamente molesto… eres tú… tu eres diferente

 

-Tú también me agradas –Comentó acariciándole las orejas el contrario se sonrojo para sonreírle era la primera sonrisa que le había dado el lobo –Tú sonrisa es hermosa debería hacerlo más seguido –Esto dejo sorprendido al lobo sus mejillas se había teñido de rojo y miro hacia otro lado completamente avergonzado – ¿dije algo malo?

 

-No –Musito para levantarse de donde estaba, le costaba caminar sentía dolor al hacerlo, pero aun así tampoco le gustaba estar quieto –

 

El invierno se alejó, derritiéndose y dando paso a la primavera las heridas del lobo pronto estarían curadas él no lo negaba, pero se había acostumbrado tanto al leñador que simplemente no quería dejarlo, aunque la prorroga era “hasta que sus heridas se recuperaran” siguió al leñador que había salido al bosque a pescar, estaba en la orilla del río tranquilo, esperando atrapar un pez, se acostó cerca de este, mirándole… se acercó más a él colocando la cabeza en su regazo, haciendo que el leñador le mirara, no le tomo mucha importancia a esto y solo siguió con lo suyo. Aunque el corazón de ambos latía demasiado agitado en esos instantes.

 

-Oh Gakupo –Vocifero el castaño a lo lejos –

 

-Buenos días Kiyoteru –Contestó el mayor al tenerlo ya cerca, el contrarió se iba a sentar cerca de él, si no fuera porque cierto lobo se hallaba, acostado cerca de él y con la cabeza en el regazo –

 

-Así que… ¿todavía con él lobo? A caso has decidido tomarlo como tu mascota por sus características similares –Dijo esto con desdén mirando con molestia al animal que allí estaba –

 

-Claro que no Kiyoteru los lobos no son mascotas no digas tonterías… solo me hace compañía es agradable –Respondió a sus palabras, el lobo se sintió más calmado pero aquel castaño no le agradaba en lo más mínimo –Supe que atraparon al asesino

 

-Sí, lo hicieron –Murmuro mirando hacia otro lado –

 

-Vez, te dije que no era él –Le reprocho de manera sería –

 

-eso no evita que sea un animal salvaje y que todos le teman –Objeto también de la misma manera –

 

-Una cualidad detestable de la humanidad temerle a lo desconocido ¿pero que se le puede hacer? Si con ello hasta yo he nacido –Suspiro ante esto –Pero al menos no le temo a un lobo

 

-Deberías –Contestó –Después no te andes quejando cuando te ataque ese animalucho

 

-Kiyoteru si has venido a reprocharme el hecho de que yo cuide de un lobo pues mejor vete, estaba de muy buen y placido humor hasta que llegaste –Dijo para sentir como un pez había picado comenzó a atraerlo para atraparlo –

 

-No solo te quiero reprochar lo del lobo –Dijo de manera seria haciendo que el contrarió solo volteara los ojos –Y no me voltees los ojos es de muy mala educación

 

-otra vez la burra al trigo, si es por lo de mi familia y mi compromiso pues no, ya he dicho no tomare mi posición y no me casare con Kagamine Rin –Contestó –No estaré con una niña de dieciséis años, caprichosa, ah… que martirio seria eso

 

-Pero es tu deber –Le reprocho el contrario –

 

-A la mierda con mi deber –Expresó enojado –Me importa un comino el tener que regresar a ese lugar para vivir un martirio constante, primero el que me reclamen por haberme ido cuando fue para mí la mejor decisión que he tomado escapar de ese infierno, ¿para qué abría de haberme ido? ¿Para meterme en otro casándome con una niña mimada y caprichosa que lo único que sabe es burlarse de lo demás que ha vivido en tan alta alcurnia que ni sabe de dónde vienen los vegetales estúpida creída y simple niña mimada? No gracias –Se levantó de donde estaba para no seguir con la conversación –Vámonos Kaito –Tomo el pez que atrapo y estaba dispuesto a marcharse –

 

-¿solo huiras así como así? ¡¿Cómo un cobarde?! –Le replico el castaño –

 

-no estoy huyendo, es el simple hecho que no deseo mantener una conversación que no terminara en nada, por una sola cosa… yo no voy a regresar allá –Con eso siguió de largo seguido por el lobo el castaño iba a seguirle – ¡Si no dejas de seguirme le diré a Kaito que te ataque! –Vocifero, el lobo comenzó a gruñirle haciendo que el contrarió se detuviera –

 

Por todo el camino del bosque el leñador se encontraba metido profundamente en sus divagaciones Kaito solo el miraba para bajar la mirada, realmente no había dudado ni por un segundo en seguir las ordenes de Gakupo y atacar a ese humano…

 

-“No es que sea como una mascota que sigue ordenes ni nada” –Pensó reclamándose –“es solo que ese humano no me cae bien… si es eso yo no soy ningún animalucho y menos la mascota de Gakupo”

 

Al regresar a la cabaña y tener las puertas cerradas Kaito había vuelto a su forma semi-humana pero aun Gakupo no le dirigía palabra, al parecer se encontraba realmente molesto esta vez lo cual dejo desconcertado al lobo, era extraño encontrarle de esa manera… verle enojado… de tal manera que no se apaciguara tan rápido como anteriormente.

 

-Gakupo –Pronunció el lobo haciendo que el leñador le mirara simplemente le había abrazado por la espalda pensado que eso era lo que necesitaba, el más alto soltó un suspiro se acomodó entre los brazos del de menor altura y se aferró a ese abrazo, era realmente lo que necesitaba para calmarse en esos instantes –Dime… ¿Qué es lo que ocurre con tu familia? Que tan poca simpatía te causa

 

-Es una muy larga historia –Respondió separándose del abrazo –

 

-Lo que nos sobra es tiempo –Contestó ante esto el leñador solo sonrió de manera vacilante –

 

-Tienes razón lo que nos sobra es tiempo –Comentó mirando hacia el techo, bajo la mirada para sentarse en el sofá y que el lobo le siguiera –

 

-Entonces cuéntame… y yo no dudare en contarte lo que tu desees que te diga –Expresó el lobo sin vacilación alguna –

 

-Está bien… yo… nací de una familia prestigiosa, con gran oligarquía pero esto no es tan bueno que se diga, mis padres siempre me ignoraban o estaban demasiado ocupados para atenderme la mayor parte del tiempo me la pasaba solo, después tuve dos hermanas… pero no las entendía mucho a ellas, las consentían les prestaban mucha atención, pero… a mí no… a mí me dejaban a un lado odiaba a mis hermanas porque… ellas eran tratadas mejor que yo… mi padre dijo que no debía comportarme como un niño caprichoso… que yo sería la cabecilla de la familia cuando cumpliera la edad… a mí no me interesaba eso… solo una muestra de afecto era lo que yo quería, por muchos años prevalecí. . . acatando cada orden que me daban… como si solo fuera… un títere una marioneta sin sentimientos alguno… pero cuando cumplí los dieciocho me dijeron que tenía que casarme con una joven a la que anteriormente había conocido tiene la misma potestad oligárquica que mi familia y por eso decidieron que deberíamos casarnos… en realidad eso se había decidido desde que estábamos en el vientre materno, en ese entonces ella tenía catorce me parecía una completa locura el tener que casarme con ella, era petulante molesta siempre me fastidiaba, no me agradaba pasar tiempo con ella, ella o me decía que era un afeminado, u otras cosas que no quiero acodarme, siempre me trato mal, por eso un día tuve una riña con mi padre… hasta que él me dijo que me fuera de la familia que no quería verme jamás y que no pusiera nuevamente un pie en la casa… y eso hice… me fui… construí esta cabaña con mis propias manos y sin necesidad de ayuda. Aunque tarde mi tiempo pero lo logre… han pasado ya dos años desde que me fui de casa… en realidad he sido bastante feliz… pero últimamente Kiyoteru que es uno de los más fieles sirvientes de mi padre, ha venido con eso ya sabes… lo primero es que… yo soy el primer primogénito y único heredero varón… por lo tanto toda la herencia vendrá a mis manos… yo soy quien deberá liderar la familia y atender los negocios familiares cuando mi padre muera… pero no quiero tal cosa o me obligaran a casarme con ella… no quiero eso –Cada una de sus palabras contenían una gran tristeza –

 

-Creo que realmente entiendo el hecho de que te hayas ido –Respondió el lobo antes sus palabras –

 

-Pero bueno… eso ya es pasado y lo pasado se deja atrás –Profirió renovado para mirar al lobo –Ahora es tu turno cuéntame tu desgarradora historia

 

-¿eh?...mh… bueno… yo nací siendo una camada de cuatro, éramos dos machos y dos hembras, antes que nosotros había cuatro más que eran nuestros mayores… era un cachorro apenas cuando nos hicieron correr de nuestro territorio unos humanos perseguían nuestra manada, puesto que todos habíamos nacido como hombres lobos, unos se transformaban en la luna llena y otros eran como yo que podían transformarse cuando querían… mi madre murió ese día tratando de protegerme pues un humano me había encontrado y casi me asesina si no fuera sido por mi madre… me sentía culpable sobre todas las cosas presenciar la muerte de mi madre y ver su rostro complacido de haber aniquilado la vida de la loba más tierna bondadosa y amable que había conocido fue un gran trauma para mí… aun así mi padre me llevo lejos con toda la manada… mis hermanos no me culparon nadie me culpo, pero yo me sentía culpable por no poder haber hecho nada, aunque teníamos pequeños altercados con la otra manada por la falta de alimento, lo solucionaron con una boda, pues la hija del alfa estaba enamorada del hijo del alfa del otro territorio las dos manadas se unificaron volviéndose una gran manada, ahora era una muy distinta eran lobos normales y hombres lobos lo que estaban juntos… la tranquilidad duro por muchos años, pues nadie tomaba su forma semi-humana, no la creíamos necesaria. Los que se transformaban en la luna llena se quedaban en la cueva y así evitábamos que los humanos descubrieran que éramos lobos distintos a los otros. Pero…. Uno de nuestros compañeros se enamoró de un humano… siempre le observaba le veía y le encontraban junto a él… la manada no estaba nada contenta de que un hombre lobo se enamorara de un humano. . . a la final él termino revelándole que era un hombre lobo ese humano era distinto a los otros y termino por aceptarlo… porque también le amaba –Miro hacia el leñador para ver si le prestaba atención lo cual hacía –Los padres del joven se enteraron de su amorío… aunque la manada no estaba en contra de ello… pues ¿Qué se le podía hacer? Si amaba a un humano… no había nada que hacer ya, así que… se le acepto en la manada con nosotros, él hablaba con los hombre lobos porque a los demás no los entendían era un joven amigable y tierno devoto a lo que debía aprender por eso se pudo integrar tan fácil muchos reconocimos el por qué se había enamorado de él, pero la familia del joven no estuvo nada, pero nada contenta hasta el punto de mandar a cazar a toda la manada, en el primer ataque me separe de mis padres y de mis hermanos… cada parte se dividió… realmente no sé si siguen vivos los estuve buscando por mucho tiempo pero no los volví a encontrar ni un rastro ni huella alguna que me indicara de ellos… cuando llamaba nuevamente a mis hermanos… los humanos me encontraron… sabían que yo pertenecía a la manada y me dieron caza… lo último que me dijo mi madre antes de morir fue “sobrevive a toda costa y nunca tengas temor a lo desconocido... Un lobo no vive con miedo” por eso a pesar de estar al borde de la muerte deseaba con todas mis fuerzas seguir con vida… sin temor... hasta que… te encontré a ti esa es toda la historia

 

-Va…ya –Contestó, el lobo solo soltó una leve risa –hay tanta crueldad

 

-Muchos nos consideran bestias salvajes sin sentimientos ni emociones… pero aunque no seamos en una totalidad iguales… nosotros sentimos como los seres humanos… no duele la partida de los que queremos… lloramos por el dolor… nos alegramos… nos desilusionamos… sentimos el amor… hasta la eternidad por nuestra pareja somos devotos a quienes amamos… pero… eso no lo ven… muchos… a veces. . . me he decepcionado de los seres humanos… pero conozco a humanos como tú… que… me devuelve a una realidad de que… no todos son iguales –Respondió el lobo con una sonrisa nostálgica en sus labios –

 

-Bueno… preparemos el almuerzo –Dijo el contrarió intentando cambiar la conversación, ambos se sentía relativamente sensible en esos instantes –

 

Ambos almorzaron con total calma teniendo una conversación amena, pronto el lobo se encontraba completamente curado de sus heridas, era el momento para irse… pero pasaba algo, se había acostumbrado tanto a la presencia del leñador que no quería marcharse de allí se hallaba derivativo en su dilema.

 

-“No es que sea su mascota ¿verdad?” “él nunca me ha tratado como a una mascota es más, como a alguien más… como a un amigo” “¿Somos como amigos no?” –Pensó, se encontraba envuelto en las sabanas, en su forma de lobo, Gakupo había salido por cosas del trabajo y no podía volver hasta la tarde –“¿por qué pensar que soy su amigo me duele?” –Coloco su cabeza en la almohada intentado calmar los miles de pensamientos que corrían por su cabeza –“no es como si él me gustara” –Ante ese pensamiento, sintió como su corazón se aceleraba como si algo calentara su pecho llenándolo de una sensación agradable – “¿no es posible verdad?” “¿Pero que es esta sensación?” “¿Cómo si realmente me atrajera?” “¿será que sí?” “…no….no…no es una locura…él es un humano y yo un hombre lobo,… aunque eso realmente no me importa” –Soltó un suspiro –“… algo como eso… es imposible de evitar ¿verdad?”

 

Pensó las cosas con claridad hasta que la tarde llego, escucho el abrirse la puerta y el olor del leñador para salir de entre las sabanas, iba a tomar su forma semi-humana cuando escucho que no estaba solo.

 

-Ya dije que no –Eran las palabras del leñador de manera seria –

 

-¡Pero hermano! –Esa era la voz de una mujer, salió hacia afuera para observar bien quien era con quien hablaba Gakupo, delante de él estaba una mujer idéntica a Gakupo –

 

-¡No! ¡Es mi última palabra! ¡No volveré allá! –Vocifero –

 

-¡Un lobo! –Exclamo ella asustada –

 

-¿No me digas que tú eres la única que no sabía que en mi casa habita un lobo? –Profirió el leñador cruzado de brazos mirando a la joven idéntica a él –

 

-oh… ¿lo tienes como tu mascota? –Pregunto ella, eso dejo fastidiado al lobo –

 

-No, los lobos no son mascotas –Refutó –

 

-Pero es muy bonito –Dijo ella –

 

-Ah… Gakuko –Habló haciendo que la joven le mirara –Mira por favor entiende yo no volveré allá

 

-¡Pero si no vuelve entonces nuestro primo tomara nuestro hogar! –Dijo ella – ¡Nos quedaremos en la calle nos echara de la casa! ¡Nos quitaran todo lo que nuestra familia ha logrado por generaciones! ¡Acaso eso no te importa!

 

-¿te parece que me importa? –Contestó con una ceja arqueada –

 

-¡A lo visto que no! ¡Pues ni te intereso ir al entierro de nuestro padre! –Le reclamo ella con lágrimas en los ojos –

 

-¡Tú no puedes venir a darme sermones! ¡Pues tú fuiste quien bien, presencio y hasta se alegró de la vida de que él me dijera! ¡Ya no eres más mi hijo, te desheredo! ¡Y no regreses más a esta casa! –Le grito –

 

-¡Por qué eras un imbécil! –Vocifero ella –

 

-¡¡No era un imbécil tu eres una estúpida consentida que nunca entendió que me sentía solo en esa maldita casa!! ¡Que quería sentir algún apoyo pero jamás lo tuve ni de mi madre ni de mi padre! ¡No eres quien para venir a gritarme cuando a ti te lo dieron todo! ¡No eres quien para venir a reclamarme cuanto a ti te daba todo el cariño el aprecio que querías! No eres nadie para reclamarme nada –Le grito de manera fuerte que sentía su garganta arderle, las lágrimas comenzaron a derramarse de sus ojos mancillando aquellas mejillas marfiladas – ¡Fuera vete de esta casa! –Le dijo de manera fuerte, los ojos de su hermana se encontraba desorbitados al ver a su hermano mayor a quien siempre considero alguien fuerte llorando y con el hilo de voz quebrado – ¡Que te vayas! –Vocifero de manera fuerte hasta casi quedarse ronco, aun si caber en su impresión se dio media vuelta para marcharse–

 

-Me iré por ahora, pero no dejaré que tires todo lo que la familia Kamui ha logrado a la basura solo por tu egoísmo –Con eso se marchó de allí, las piernas de Gakupo comenzaron a temblar para dejarse resbalar al suelo –

 

-Gakupo –El lobo que había presenciado todo se transformó para quedar al lado del más alto que en esos momentos estaba en el suelo llorando, se le encogió el corazón en el pecho de que estuviera de esa manera –oye Gakupo

 

-Por favor… quiero… estar solo –Pidió pero el contrarió simplemente no le dejo, intentado separar las manos de las rodillas del contrarió para que sacara su cabeza, pero era bastante fuerte – ¡Dije que me dejes solo! ¡Déjame! ¡Vete! –Le gritaba constantemente al lobo quien no se detuvo en ningún momento hasta lograr abrazarlo –

 

-Perdóname… pero no puedo dejarte de esa manera –Musitó dejándole sorprendido –No me daría calma la conciencia si te dejo abandonado cuando me necesitas –El contrario no respondió nada sus labios comenzaron a temblar y como si se tratara de un niño pequeño se aferró a la espalda del lobo y se echó a llorar fuerte –

 

El lobo no sabía cuan solo se había sentido, cuan afectado había estado, cuan desdichado se encontró, cuento deseo un afecto de sus padres, o por cuánto tiempo se sintió vacío y sin vida, no sabía de los demonios que atormentaban al hombre que le había salvado la vida que le había dado refugio, quien le había ayudado a recuperarse… quien alimento le había ofrecido, no sabía nada más de lo que le había contado… no sabía ni siquiera lo que pasaba por la cabeza del contrarió, solo sabía que no quería dejarlo solo, que no podía dejarle de esa manera, que no deseaba verle llorar…

 

-¿Mejor? –Pregunto cuando el leñador se había detenido, él solo suspiro secando sus lágrimas la garganta le ardía por lo fuerte que había gritado, le dolía la cabeza, además le ardían los ojos por todas las lágrimas que había derramado –

 

-Si –Contestó con la nariz tapada el lobo solo le sonrió besando cada uno de los ojos del leñador – ¿mh? –Ese simple acto le había dejado confundido más no incomodo –Creo… que… ya es la hora de la cena

 

-si –Profirió el lobo ya sabiendo que solo deseaba cambiar de tema –

 

Como todas las noches el leñador había hecho la cena se habían bañado y luego acostado a dormir, pero esa noche el lobo no podía obtener el sueño con facilidad. Miro el dormir pacifico del leñador. Y soltó un suspiro.

 

-“seres como nosotros no nacimos para estar solos, odiamos la soledad” –Pensó, miro detenidamente el rostro del contrarió aquella piel marfilada, aquellas largas pestañas color violeta, aquellos gruesos y tentadores labios, simplemente no aguanto el impulso y con cuidado de no despertarle beso sus labios, sentía el corazón latirle con rapidez se separó, deseando más y sintiendo un hormigueo recorrer constantemente sus labios, hasta repetir el acto… una… otra… y otra vez… al sentir que el contrarió se despertaría se detuvo en al instante, como si le fueran a capturar para cerrar los ojos e intentar conciliar el sueño sonrió al poder haber besado al leñador, quien se encontraba profundamente dormido o eso él pensó–

 

Pero el contrarió siempre había sido de sueño ligero se despertaba con suma facilidad ante cualquier brusco movimiento, sintió cada uno de los besos que le había dado el lobo, aun confundido por eso, no lo detuvo al contrario no quiso que se detuviera… pero eso paso, abrió sus ojos los cuales se acostumbraron a la oscuridad que le invadía, para observar al lobo, quien era iluminado por la luz de la luna su nívea piel brillaba particularmente con su luz mientras que en aquellos rosados y seductores labios se encontraba una sonrisa de satisfacción.

 

-“¿Qué haré contigo? “¿Eh?” –Pensó el leñador, él también se había acostumbrado a la presencia del lobo, en cambio deseaba que aquellas heridas no se curaran para así tenerlo por siempre y que no se marchara era algo egoísta de su parte… pero sentía que si el lobo se curaba rápidamente se alejaría de su lado… sin siquiera decirle adiós, tales pensamientos le dolían y le afectaban… se había enamorado de aquel lobo no lo negaba, cada acción cariñosa del lobo le dejaban confundido… pensado que tal vez el lobo gustaba de él… pero… algo como eso ¿era imposible? ¿No? Cerró los ojos intentado volver al mundo de Morfeo –

 

Continuara…


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