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Oye, Mark... por IGOTEXO

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Notas del fanfic:

No es más que algo sin sentido y tierno, a mi modo de ver xD

Notas del capitulo:

Bueno, después de un gran receso pacífico, he venido con este pequeño OS que no sabría cómo clasificarlos. Sólo se me ocurrió un día de estos y después de leer horas enteras fics, me decidí por hacerlo a pesar del maldito sueño que me cargo xD

Así que perdonen todas las malditas faltas de ortografía si es que se llegan a encontrar una xD

(Supongo que es lo más dulce que he escrito sin muchas tragedias de por medio xD)

Dedicado a todas mis criaturitas MarkJin♥


Capítulo único.

 

 

Nueve años.

 

—¡Vamos, niño, ve a conocer gente! —la mamá de Jinyoung grita atrayendo la atención de algunas personas, pero no hace caso y sólo empuja un poco más a su hijo para que se aleje de ella.

—Pero… yo no quería venir—Jinyoung susurra jugando con sus manos y mirando al piso, esperando el regaño próximo.

La madre no hace más que chasquear la lengua con fastidio, levantándose de la banca e ir a caminar un rato dejando a su hijo en medio del parque, sin importarle realmente lo que pase con su pelinegro pequeño.

Jinyoung voltea en dirección a los juegos que hay detrás de sí y recorre con la mirada cada uno de ellos, viendo cómo los niños de su edad, algunos más grandes y otros más pequeños, disfrutan del día con sonrisas sin una pizca de tristeza como siente él.

A veces no le gusta ir al parque porque su mamá va a ir a encontrarse con ese señor.

Después de rondar varios minutos por ahí, decide sentarse en uno de los columpios mirando al cielo preguntándose si le duele el estómago por comer dos yogurtes de fresa. No tiene importancia después de un rato, cuando alguien le toca por la espalda y se acerca a su oído.

—¡Hola! —lanza un gritillo del susto, aún así su nuevo acompañante no borra esa sonrisa.

—Hola…—después pronuncia bajo, con la vergüenza acumulándose en sus mejillas, porque esa sonrisa que mira es muy bonita y también por gritar como una niña. No convencido, empieza a mecerse para que el otro no le siga mirando.

Aunque no parece que el niño que está a su lado quiere irse de ahí.

—Soy Mark.

Sin embargo, Jinyoung tiene un debate interno sobre si presentarse o no.

—¿Cómo te llamas? —esa sonrisa vuelve a perturbarle como al principio, porque es más cálida de lo que creía.

—Soy Jinyoung—su inseguridad crece mientras los ojos del castaño miran hacia otro lado y sale corriendo a lo que puede definir Jinyoung como su familia. Pero él se queda ahí con las mejillas encendidas de nuevo porque Mark, mientras corre va gritando “¡Te lo dije, tiene un lindo nombre!”

No sabe cómo, pero terminan jugando en la caja de arena. Y los colores del cielo van cambiando a medida que la noche aparece de poco en poco. Es cierto que Jinyoung se divierte mucho entre risas con su nuevo amigo Mark, a pesar de que no habla mucho, las acciones del que se acaba de enterar que es mayor que él le hacen sentirse cómodo a su lado.

Sin embargo, su madre no aparece por ningún lado a pesar de que la noche cayó y los faroles se encienden para hacer mejor visible las cosas.

—Jin… me tengo que ir—comenta Mark llegando a su lado después de ir con su papá, a lo lejos ve a el señor y éste le sonríe, por ende, corresponde pero sin ánimos.

—Pero…—las lágrimas escosen sus pequeños ojos, porque le da miedo la oscuridad y su mamá tampoco está ahí para llevarlo a casa, ni siquiera saben cómo es que han llegado a ese lugar.

Por eso odia ir al parque si sus hermanas no van con él.

Oye, Mark…—susurra el pelinegro, deteniéndole de la muñeca antes de que se marche—mi mamá no está, ¿me ayudas a buscarla?

Mark se extraña ante la pregunta. Jinyoung sólo siente el tacto cálido contrario y le arrastran hasta un extremo del parque. Escucha al mayor decirle a su padre que si pueden esperar un poco más porque la mamá de Jinyoung no llega.

Pasan unos cuantos minutos para que, a lo lejos, la suave figura de la mujer haga acto de presencia. Jinyoung al notarlo, sale corriendo hacia su madre, cortando el toque de su mano con la del castaño.

—¡Mami! —exclama abrazándole las piernas a la señora quien sólo es capaz de separarlo un poco con fastidio.

Sin decir más, su mano es acorralada entre la presión fuerte que hace su mamá sobre esa zona, eso sólo significa que van a volver a castigarlo por algo que no hizo. Y antes de que Mark desaparezca de su vista, voltea y le regala una pequeña sonrisa, y moviendo su mano en señal de despedida no acostumbrado a que vean sus lágrimas.

 

Doce años.

 

La pequeña amistad que tienen ha crecido bastante, gracias a que van a la misma escuela y en las horas de receso es el único momento en el que pueden estar juntos ya que Mark va un año por encima de Jinyoung.

Un día cualquiera, en la hora de descanso, Jinyoung lleva un curita en la rodilla y no puede caminar sin hacer una mueca de dolor. Mark al verlo corre a preguntarle por lo que pasó.

—No es nada—contesta tajante, pero la mirada de su amigo es más penetrante y seria de lo que pensaba, termina suspirando sin verlo. —Fue Jackson.

Mira cómo Mark se levanta de su lado y camina buscando a alguien.

—No, Mark, espera…

—Dijiste que ya no te molestaba.

—Mentí, lo siento, pero sé que esta vez fue por accidente. Se veía muy apurado buscando a alguien y yo pasé por enfrente de él y…

—No hace falta excusarlo, Jinyoung. Por ahora no le haré nada, pero dime cuándo te vuelva a molestar—sólo asiente con una sonrisa brillante olvidando el dolor en su rodilla, porque hay algo más que crece dentro de su pecho y se siente más bonito.

Oye, Mark…

—¿Hum?

—Tú sabes a artes marciales, ¿por qué no puedes enseñarme? —replica con un puchero mientras el otro le pellizca una mejilla, después sonríe por el acto.

—Me gusta más cuando te defiendo yo.

Ese día a la hora de salida se entera que Mark y Jackson fueron suspendidos por tres días gracias a una pequeña riña dentro del salón.

 

Quince años.

 

Jinyoung está cien por ciento seguro del amor que siente por Mark. Y aunque quiere negarlo, un día en la noche confirma que sus latidos se incrementan sólo cuando el castaño está tan cerca de él, cuando pronuncia su nombre en un susurro o simplemente cuando lo invita a su casa para pasar el rato. Son esas pequeñas acciones que convencen a Jinyoung de ese nuevo sentimiento, no importa si su cuerpo tiembla en un mínimo roce, da igual, a él le gusta y ya.

Por eso se ve muy emocionado cuando llega a la casa del mayor, horas atrás había tenido una pelea con su mamá pero eso ya es una costumbre que realmente no siente nada una vez que su madre le grita que lo debió de haber abortado cuando tuvo la oportunidad; lo único que necesita es ver la sonrisa del castaño y olvidar lo sucedido.

Pero entre risas y comentarios, Mark cambia su tono a uno más emocionante.

—¡Tengo novia!

La sonrisa de Jinyoung desaparece en ese instante, sintiendo la herida comenzando a sangrar como si de una hemorragia se tratase, pero como le gusta meter el dedo a la llaga, rebusca entre esa confesión algo más.

—¿En serio? —finge interés—¿Quién es? —lo mejor de todo es que ya tiene experiencia en eso de esconder sus emociones, por eso es que el mayor no nota su voz pequeña que resguarda ese grito de dolor.

—Suzy.

Su corazón se rompe más al saber que ella se encuentra en su curso.

No dice nada más, simplemente se tira en el suelo mientras el mayor sigue en su sueño donde es seguro que él no es el protagonista. Y otra vez empieza a doler, más fuerte que antes, porque es posible que Mark sólo lo mire como su amigo y nada más, porque tal vez tenga que esconder lo que siente por mucho tiempo más.

Oye, Mark… yo tengo algo parecido—miente, pero a esas alturas ya no tiene nada qué perder.

—¿Con quién? —el mayor pregunta con curiosidad, Jinyoung se miente pensando que son celos, pero sabe de antemano que no es eso.

—Con Jaebum.

 

Diecisiete años.

 

Oye, Mark… ¿a ti te duele cuando te cortas? —pregunta decidido, no importa cómo lo vaya a interpretar el castaño, en lo único que puede pensar es en eso.

Desde hace unos días ha tenido la idea de tomar una navaja ya que, según uno de sus compañeros, se siente mejor. Pero no sabe si realmente hacerlo, no del todo.

Los problemas en su casa han aumentado para variar. El novio de su madre se fue a vivir con ellos y no hay día que la pareja de adultos se la pase insultándolo cada vez que hace algo mal, también hay algunos moretones en su cuerpo que comprueban la violencia con la que lo tratan.

Sin embargo, a Jinyoung le importa muy poco, mientras no sean marcas para siempre todo está bien para él. O eso cree él.

—¿Accidentalmente? —Mark voltea a verle dejando a un lado el libro, se sienta en su cama y Jinyoung sigue en el suelo cortando un par de papeles con unas tijeras que se encontró Dios sabe dónde.

—A propósito—rectifica, levanta la mirada al sentir la del castaño tan penetrante. Se siente pequeño otra vez. —Alguien me dijo que no duele.

—Vaya estupidez. ¿Y piensas creerles? —el mayor arquea una ceja esperando por cualquier respuesta, sin importar su contenido.

Jinyoung mira las tijeras y suspira negando con la cabeza gacha.

—Bien—cierra los ojos aguantando las lágrimas al recibir ese solo comentario, porque le hace pensar que a Mark no le interesa del todo. —No quiero que lo compruebes, si duele o no, a ti no debe de interesarte, ¿me escuchaste?

Asiente otra vez, ahora con más alivio al saber que al castaño le importa más que sólo ese bien.

Al llegar a su casa todo está en silencio como siempre, sus hermanas se mudaron hace mucho tiempo y a él sólo le queda esperar por cumplir los dieciocho para ver si ya puede largarse de ese lugar.

Piensa de nuevo en lo dicho por Mark y hace un corte pequeño en su brazo izquierdo, uno que se confunde entre otras tantas automutilaciones.

Otro más por mentirle a Mark.

 

Diecinueve años.

 

Toca sin descanso la puerta del departamento del mayor, sin importarle que sean las doce de la madrugada y es posible que despierte a más de uno de los inquilinos. Su sonrisa sigue intacta y aunque el cansancio es presente, sigue de pie poniendo más empeño para que Mark abra la puerta.

Al final, ésta se abre con un pelirrojo descolocado por los golpes en el rostro de Jinyoung.

—¿Qué te pasó? —esa pregunta no importa del todo, Jinyoung entra como si fuera su propia casa, empezando a reír recordando lo sucedido. Mira la expresión de su amigo y calma un poco su emoción.

—¡Lo hice, abandoné mi casa!

Mark entiende totalmente, hace mucho que sabe que Jinyoung nunca ha sido feliz ahí, no había entendido cuando le explicó pero con el paso del tiempo se dio cuenta del trato poco cariñoso que su madre le demostraba. Se alegra en parte pero lo que ahora importa es curar la herida de la que sale un hilillo de sangre en la frente del pelinegro.

—Déjame ayudarte—Jinyoung siente otra vez ese toque sutil y gentil que sólo Mark tiene con él, pero no debe emocionarse, no por eso. El pelirrojo sólo es su amigo, aunque hayan pasado cuatro años desde que se dio cuenta, él todavía sigue queriendo a Mark como algo más.

Y lo que pasó en esos años quedó atrás, pero aún así no puede sentirse triste por que sus sentimientos jamás serán correspondidos, no de la manera que quiere. Hace mucho que lo dejó de intentar, esas pequeñas indirectas o celos de amigos. Da igual, el ahora pelirrojo no lo iba a captar nunca.

Pero el rostro de Mark está muy cerca del suyo, siente su respiración mientras éste le cura la herida abierta en su labio, cortesía de su padrastro.

—¿Cómo sucedió?

—No importa—se queja cuando la presión en una de sus mejillas es más de la necesaria.

—Jinyoung…

—Es en serio, no importa—se levanta del lavabo y pasa de Mark para darle la espalda tratando de olvidar la causa de la pelea, del por qué llegó corriendo entre la lluvia  al departamento de su amigo encontrando en ella un refugio.

Unos brazos le abrazan por detrás y siente más dolor que al principio, sobretodo porque no puede voltearse, decir lo que en realidad pasó porque sería muy vergonzoso y no tendría sentido, no ahora, no después de tantos años.

No quiere perder la única cosa que le importa.

—Sabes que no puedes mentirme, Park Jinyoung—el pelinegro se estremece porque el aire choca contra su nuca.

—Encontraron unas cartas de amor—cierra los ojos esperando sentir de nuevo frío, pero sigue el abrazo reconfortante; el corazón le susurra que se lo diga, que es hora de dejarlo ir sin importar el resultado, la razón sólo le dice lo idiota que sería hacer eso.

—¿Para quién?

Sus pensamientos juegan con su mente, haciéndola de un lugar indeciso lleno de trampas donde decir cualquier estupidez podría arruinar el momento o peor aún, podría hacer que su amistad terminara por eso que quema en su garganta. Decir una palabra es estar al borde del abismo.

Aún así, Jinyoung salta.

—Para ti—lo más seguro es que Mark se está pensando bien las cosas y es por eso que su abrazo no se deshace. —Las he escrito desde los catorce, pero nunca pude dártelas; las fui guardando para no olvidar que te quiero mucho más que un amigo, para no olvidar que te quiero…

Los segundos pasan tan lentos para Jinyoung, sintiendo que la eternidad está cerca de alcanzarlos.

—A mi madre siempre le jodió el hecho de que yo fuera homosexual y ahora que tiene a mi padrastro, fue inevitable que sucediera esto. Las cartas son ese detonante—la voz se le corta en lo último, da igual si las lágrimas recorren sus mejillas rosas por la vergüenza, porque aún después de todo, Jinyoung conserva una inocencia y esperanza, sobre todo esperanza.

Siente dolor en su pecho, como si algo no le permitiese respirar, es todo ese sentimiento guardado por cinco años; tapa su boca con fuerza para no dejar salir los sollozos y el agarre en su estómago es más fuerte que antes.

Ya no sabe si alegrarse por eso o sólo desilusionarse.

La habitación se llena de un silencio sepulcral, pero no es incómodo. Mark hizo que Jinyoung se acostara con él en el sillón, sin embargo, no dijo nada porque no sabía cómo reaccionar, y aún no sabe cómo.

Pero cuando ve a Jinyoung dormir acostado en su pecho y él acariciando sus cabellos, sabe que es tiempo de hacer algo por el pelinegro.

—Oye Jinyoung…

El mencionado sólo se remueve al escuchar su nombre pero sin hacer caso completamente.

Niega rotúndamente con una sonrisa pintada en sus labios, esperará hasta la mañana siguiente para decirle...

 

Notas finales:

En lo personal, a mí me gustó:) Y espero que a ustedes también:3

Errores de ortografía y/o cosas sin sentido, van por mi cuenta^^

Bonita madrugada acá en mi país:)


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