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Maldición, tus intenciones no son claras. por deep desire

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Notas del fanfic:

hey! ¿que tal? bueno, aquí les traigo una nueva historia, espero que le den una oportunidad y tambien espero que les guste! Y, bueno, los personajes son 100% de mi creación loca :)

Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir, solo espero que les guste y disfruten de la lectura!

Camino hasta mi sala correspondiente con paso rápido, acabo de quedarme dormida y ahora llego tarde a clases, definitivamente no debí quedarme hasta tarde mirando películas, pero en fin, valió la pena.

 

Hoy es miércoles, por tanto nos toca clase de deporte, por suerte vi el horario porque o si no mi uniforme hubiera sido el habitual y me habrían dado un sermón, los profesores son muy estrictos con esto de los uniformes y demases, tanto así que aburren.

 

Toco tres veces a la puerta y entro. Todas las chicas de mi clase me miran y guardan silencio. Sonrío mientras entro porque me miran como si fuera la persona más interesante en el mundo. Las entiendo porque las clases de historia son las más aburridas de todas.

 

– Lo siento, profesor, llego tarde –digo caminando hasta él.

 

– Así lo veo –frunce el ceño y me mira con desaprobación– Vaya a su puesto y trabaje como las demás.

 

– Claro –murmuro.

 

Tomo asiento y mi amiga me mira con un rostro de “sálvame de aquí”, le sonrío y me pongo a trabajar en las páginas dadas. Solo que a los minutos ya me he quedado dormida sobre el libro y estoy soñando con una isla de chocolate y mucha comida por doquier… soy tan feliz…

 

– ¡Señorita Isabelle! –de pronto alguien me grita y despierto de un salto. Me estiro relajadamente y luego miro a mi alrededor. Entonces veo al profesor con una cara de enfado y su mirada fija en mí.

 

– A la oficina del director ¿cierto? –digo conociendo la rutina de antemano y agarrando mis cosas para irme.

 

– Exacto. A ver cuando aprenderá a no ser irrespetuosa a mis clases, señorita Davis. Si continúa así, el castigo será más grave la próxima vez.

 

– Sí, sí, como sea –digo bostezando y saliendo por la puerta principal.

 

No es mi culpa que sus clases sean tan aburridas que logren darme sueño. Si él fuera un poco más interactivo y menos propenso a enfadarse, todo estaría mejor y yo no estaría viajando por décima vez este año a la oficina del director.

 

Cuando llego, tomo asiento frente a la recepcionista, que ya me conoce demasiado, cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás y apoyándola en la pared. A los pocos segundos comienzo a sentir el sueño invadirme…

 

– Sí, como sea. Ya voy –escucho una voz antes de irme por completo en la inconsciencia.

 

Abro los ojos un poco y veo a quien le pertenece. De todas las veces que he estado aquí, nunca ha llegado otra chica a hacerme compañía, eso me hacía pensar que soy la única que siempre es mandada al director. Por lo que cuando veo a esta chica alta de cabello castaño hasta los hombros y un rostro de “¿Algún problema? No me mires si sabes lo que te conviene”, no puedo dejar de mirarla por más que quiera. Mis reacciones son letargosas por el sueño y estoy segura de que la estoy mirando con una expresión de “estoy drogada”.

 

Ella frunce el ceño cuando me ve y habla con la asistente-recepcionista. De lo que alcanzo a escuchar es que la enviaron aquí porque le respondió de mala manera a un profesor… Y yo aún no dejo de mirarla, definitivamente ella va a pensar que soy una retardada mental. ¡Qué gracioso!

 

La chica toma asiento un par de lugares más allá de mí y mi vista se queda pegada en el lugar donde ella estaba hablando con la asistente. De verdad estoy muy lenta en estos momentos.

 

– Isabelle –dice la asistente– El director te recibirá en breve, así que ve a su oficina.

 

– Bien –respondo.

 

Me levanto con lentitud y vuelvo a estirarme cuando estoy de pie. Bostezo una vez más y agarro mi mochila con parsimonia, como si tuviera que ordenarle a cada músculo a que se mueva.

 

– Yawn –bostezo pasando por el frente de la chica alta.

 

Por el rabillo del ojo la veo fruncirme el ceño y mirarme con desagrado. Como si me importara si le caigo bien. Admito que ella tiene algo que llama la atención pero aparte de eso, su rostro es completamente una advertencia a no hablarle. Además de que su postura al sentarse me dice mucho más de lo que ella cree… puedo decir que es arrogante y demasiado apegada a las personas. Apegada en el sentido de que siempre tiene que tocarlas. No sé cómo lo sé pero siempre he tenido esta costumbre de analizar las acciones de las chicas. Este instituto es solo de mujeres y he tenido demasiado tiempo para estudiarlas, así que no me equivoco en estos análisis.

 

Cuando llego a la oficina, me siento en el sofá y me recuesto como si de una cama se tratase… y como es de esperar me quedo dormida otra vez.

 

– ¡Isabelle Davis! –grita el director cuando entra– ¡No duermas en mi sofá importado de Italia!

 

Su grito debe de haber sido muy fuerte porque llegué a saltar y caí del sofá muy rápido. Estaba tan cómoda.

 

– Como si tuviera una distinta finalidad por ser importado, de todos modos es para dormir –gruño levantándome– Debería dejar de gritar, altera el orden público.

 

– Siempre haces lo mismo, es inaudito. ¿Cuántas veces te he dicho que no duermas en clases?

 

– Una –respondo para fastidiarlo porque en realidad me lo dicho siquiera unas cincuenta veces.

 

Abro mi mochila y saco un paquete de galletas, me ha dado hambre de un segundo a otro y como siempre escucho a mi estómago, debo comer.

 

– ¡No comas en mi despacho! –grita el director otra vez– ¡¡Siempre es lo mismo!!

 

– Pues, si siempre es lo mismo, entonces dígale a los profesores que no me envíen a su despacho y se acabaría todo –gruño mordiendo una galleta.

 

El director comienza con su típico monólogo donde se responde a sí mismo porque yo no le responderé. Estoy muy ocupada disfrutando mis galletas. Cuando se acaban, el director sigue hablando y yo lo miro con cansancio. De verdad que esto me jode.

 

– Director…

 

– Sí, ya estoy terminando –suspira– Bueno, tendrás que quedarte después de clases a un castigo. Por lo demás deja de quedarte dormida en cualquier lado. La próxima vez que vengas, te suspenderé con trabajo comunitario.

 

–Mierda –mascullo por lo bajo.

 

– No te suspendo ahora porque en unos minutos más tienes que jugar el partido de básquetbol con las chicas menores. Eres buena, Isabelle. ¿Por qué no te esfuerzas un poco más en no quedarte dormida?

 

– Dígale eso al sueño –murmuro– Pero bueno, yo ya me voy. Tengo otras cosas que preparar ahora.

 

– Bien, más te vale que ganes el partido.

 

– Haré lo que pueda –.

 

Salgo caminando lentamente y en el camino vuelvo a ver a la chica que al parecer le caigo mal.

 

– Cameron, puedes entrar ahora. El director te espera –dice la asistente.

 

“Así que te llamas Cameron” pienso con una sonrisa discreta.

 

Ella me mira molesta y pasa por mi lado empujándome el hombro a propósito. Con que así son las cosas, al parecer ella quiere dejar en claro que le fastidio. Pues bien por ella, no será la primera ni la última chica que me declara sus sentimientos de odio hacia mí.

Notas finales:

Y... bueno ¿Les gustó? espero que si! jajjaja no olviden dejar sus comentarios en un review


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