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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del fanfic:

¡¡Hola mazapanes!!

Aqui les tengo la nueva novela que estoy escribiendo, esta es un poco mas cruel, en cierto modo, es triste.

Aqui la autora soy yo "Liby" 

Espero les guste 

Notas del capitulo:

Bueno el primer capitulo por asi decirlo es como el final, la historia esta algo revuelta y pero conforme suba los capitulos tendra orden y se entenderan varias cosas.

Ahora disfrutenlo >.<

La leyenda “todo pasa por alguna razón” se pudre en mis oídos cada que intenta engañarme.  Ya pasaron dos años…ya no sé qué hacer y ya no me recuerdo, ni recuerdo nada de antes… ya no sé qué me espera.

Por ese simple motivo, el hecho de encontrar una puerta abierta fue suficiente para poder intentar salir y luego tratar de cambiar y arreglar lo que hice… porque debo arreglarlo…ahora quiero arreglarlo.

 

 

¿Porque se había salido de casa? Ni el mismo lo sabía, pero después de eso no quería volver, puede volver a pasar lo mismo que antes. Pero esta vez sería mucho peor.

Ya estaba suficientemente maltratado y débil, sus pies (que su camisa dejaba ver parte de su pierna y muslo) iban débiles, estaban temblando y tenía varios moretones, parecía que se iban a quebrar y si era muy posible, tanta sangre perdida por tantos golpes, un simple empujón y terminaría en el piso.

Sus pasitos eran muy pequeños y se sostenía de lo que podía, una que otra persona lo volteaba a ver, pero el solo caminaba, no sabía a donde ir, solo quería irse lejos.

 

 

Eliot había llegado a su casa después de pasar la fiesta con sus amigos, al entrar se dio cuenta de que dejo la puerta abierta antes de irse. Camino por el recibidor y la sala, pero no vio a el inútil de su hermano. Fue a la cocina y tampoco estaba ahí. Subió por las escaleras, no recordaba muy bien que fue lo que le hiso anoche, pero no le importaba lo que le pasara. No sabía si lo había dejado atado en su habitación, paso por ahí y no estaba. Luego fue al cuarto de sus padres, el idiota tenía la costumbre de ocultarse debajo de la cama pero tampoco estaba ahí.

-¿Pero… cómo?- se preguntaba. Estaba más que arrepentido de no haberlo dejado encadenado. Busco por toda la casa y no lo encontró así que salió de su casa para buscarlo.

 

 

Mientras. Después de caminar por horas, con la mente perdida, se dio cuenta de donde estaba. Había dos tumbas enfrente de él. Tenían los nombres de Kira y Oliver Miller. Sin siquiera notarlo había llegado al cementerio y estaba parado enfrente de las tumbas de sus padres. Su respiración se agito mucho. Dio unos pasos hacia atrás tratando de alegarse.

Realmente se preguntaba ¿¿Qué hacía ahí??¿¿Cómo había llegado?? Él no quería estar ahí, no se lo merecía. Estaba tan acostumbrado a que su hermano le prohibiera siquiera llamarlos “mamá y papá”  que ya enserio sentía que no eran sus padres.

Sus ojos se volvieron cristalinos, no quería llorar, era lo único que hacía. Pero dolía tanto. Quería acabar con todo el dolor y todo su sufrimiento. Se acercó a las tumbas y cayo de rodillas, sus lágrimas empezaron a caer por sus delicadas mejillas, también con algunas marcas de golpes. Observaba las lapidas enfrente de el con un rostro suplicante. Y solo lloro.

-Perdón-dijo en un pequeño susurro –¡¡Perdónenme!!- grito. Sus ojos seguían inundados de lágrimas –Lo siento enserio… yo… yo no quería… que ustedes murieran- su voz se quebraba mientras hablaba –Se los suplico, pe-perdónenme, no quería ma-matarlos… no quería… yo solo… solo… ¡perdón!- No dejaba de llorar, de sentirse culpable. Tenía en la cabeza las palabras de su hermano, gritándole, que los había matado, que él había traído la desgracia a todo, que había sido su culpa.

-¡Por favor, perdónenme! Prometo que ya no seré un idiota, ni un inútil, ni un débil, pero… por favor… ¡ya no quiero que duela!... sé que no debería pedirles nada, sé que no lo merezco, pero… solo quiero un poco de ayuda, ya no quiero m-más dolor… ¡es demasiado! Por favor… ayúdenme…-

-Oye- esa voz lo hiso estremecer. Esa voz. Que le causaba tanto miedo. Tanto dolor. Empezó a temblar notoriamente. Esa voz se escuchaba a sus espaldas. No podía ser, no podía ser su hermano. Ese que tanto lo había herido.

En un reflejo se puso de pie y se alejó lo más rápido que pudo. Tenía mucho miedo. Eliot solo lo miraba con indiferencia. Sin una expresión en su rostro. Avanzo y el pequeño retrocedió más.  Sus lágrimas,  que se había detenido en ese momento de temor, volvieron a salir, ahora con más fuerza. Eliot se quedó quieto, solo observándolo.

El mayor avanzo más rápido de lo que el pequeño pudo reaccionar. Tomo bruscamente su muñeca. El menor grito por el miedo y el dolor, trato de zafarse pero no podía, dado que su hermano lo tomaba de la muñeca con mucha fuerza y el apenas podía mantenerse de pie. Ya sabía lo que pasaría, su hermano volvería a golpearlo, a lastimarlo y esta vez sería peor.

-Camina- ordeno Eliot

-¡Suéltame!- prácticamente suplicaba el pequeño, con una voz llenada de angustia. El mayor solo lo ignoro y lo siguió jalando.

Salieron del cementerio. El menor ya no gritaba pero trataba de zafarse de su agarre. Eliot no lo soltaba. Había muy pocas personas en la calle, las cuales no les prestaban atención.

-Por favor…- empezó a llorar –Por favor… Eliot… ayúdame- Eliot solo se quedó quieto. ¿Qué fue lo que dijo? En ese descuido el menor se zafo de su agarre y corrió, sin fijarse hacia donde iba. En ese momento, un auto doblo la esquina.

 

-Adrián- dijo en un susurro, estupefacto, en shock, sin poder moverse de ver a su hermano en el piso. El hombre que iba en el auto simplemente arranco, dio la vuelta y se fue. Sin siquiera ver por la persona a la que había atropellado. Todas las personas se acercaron al menor.

-¡¡Llamen a una ambulancia!!- grito un hombre

-¡¿Es su hermano?!- pregunto una mujer a Eliot – ¡Joven! Dígame ¿conoce al muchacho?-

-Si- su expresión cambio a una de preocupación, inmediatamente corrió hacia su hermano y la ambulancia llego en un segundo.

 

 

 

Un pequeño despertaba en una camilla, sus ojos verdes estaban llorosos he irritados. Estaba en una habitación blanca, con una venda en su torso y una gasa en su mejilla derecha, aparte tenia vendada su cabeza. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? Trato de levantarse pero no pudo. Una mujer entro a la habitación donde se encontraba

-¡Oye! No te levantes, tranquilo, estas muy herido- la voz de la mujer era amable y con cariño. Adrián ya había olvidado lo que era eso. Este hiso que se volviera a acostar.

-Yo…- hablo bajo y con la mirada baja – ¿qué hago aquí?-

-Cálmate, vas a estar bien, te… te atropellaron en la avenida Corlen, cerca del cementerio, lo ¿recuerdas?-

-No-

-¿Recuerdas quién eres?-

-… si… mi-mi nombre es Adrián Miller-

-¿Cuántos años tienes?-

-16-

-¿Recuerdas tu fecha de nacimiento?-

-El… 12 de abril de 1997-

La enfermera lanzo una risa  y lo miro sorprendida –Bueno Adri en dos semanas es tu cumpleaños-

-A ¿sí?...- pregunto con una pequeña sonrisita, podría decirse que eso era o intentaba ser

-Felicidades Adri- esta le sonrió – ¿sabes quiénes son tus padres?

-No- dijo bajando la mirada

-¿No lo sabes?- pregunto la enfermera confundida. El niño podía tener problemas de memoria por el golpe en la cabeza que recibió, pero parecía que sabía todo sobre su vida.

-Yo no tengo padres-

-Ah- la enfermera se alivió, sabía que los padres de Adrián había muerto y que era eso a lo que se refería cuando dijo que no tenía padres. Pero lo que no sabía es que Adrián realmente creí a que no tenía familia, que siempre estuvo solo y sin ayuda.

-¿Y tu hermano? ¿Lo recuerdas?-

-¿Mi hermano?- pregunto levantando la mirada

-Sí, tu hermano mayor-

-Eliot-

-SI- dijo la mujer entusiasmada- ¿quieres verlo?

-No- dijo bajando la mirada de nuevo

-¿Porque no?-

-Yo… yo… mmm-

-Entiendo no te preocupes- reviso sus signos vitales y sus heridas y luego salió de la habitación dándole una sonrisa tranquilizadora. Solo en el cuarto, Adrián solo se acurruco en las cobijas, tenía miedo y frio, no quería ver a su hermano ¿y si lo lastimaba?

 

 

La enfermera camino hasta la sala de espera donde vio a Eliot sentado con una chamarra, unas llaves con las que jugaba, su cabello castaño revuelto y una mirada de preocupación.

-Señor Eliot Miller-

-Si- contesto rápidamente y se levantó -¿Cómo se encuentra?-

-Está estable, pero delicado, tiene mucha suerte. Le hicimos una radiografías y no tiene huesos rotos ni nada por el estilo, solo tiene varios golpes en su cuerpo y moretones en su cuerpo que dudo que hayan sucedido en el accidente. ¿Usted sabe algo?

-No-mintió –No tengo idea de porque los tenga-

-Mmm de acuerdo. Afortunadamente el auto solo lo empujo. Recibió un golpe en la cabeza que puede causarle problemas de memoria pero nada grave-

-Gracias- Eliot se volvió a sentar -¿puedo verlo?-

-Por el momento esta sedado, pero en unas horas puede pasar. Si me necesita tengo que ir a ver a otros pacientes así que puede hablar con el doctor o con mi compañera-

-Si- dijo Eliot cabizbajo. 

¿Qué es lo que había hecho todos estos años? Había lastimado de sobremanera a su hermano, su hermano menor, la única familia que le quedaba. Solo lo había golpeado, sus amigos también lo hacían, lo tenía encerrado, tampoco lo dejaba estudiar y una que otra vez había llegado a tocarlo.

Pero ¿¿Cómo estaría el menor?? Saber que su único hermano lo lastimaba y lo culpaba de la muerte de sus padres. ¿Que no le había prometido a su padre que protegería a su hermanito? Entonces porque llego a golpearlo hasta el cansancio, dos años enteros de sufrimiento para el menor.

 

 

Se quedó en el hospital pensando y analizando toda la  situación unas horas. Se puso de pie y camino hasta la habitación de su hermano. Habitación “198”. Abrió si hacer mucho ruido la puerta y entro.

Entre las sabanas. Estaba recostado un pequeño que no era ni la sombra de su hermano. Se encontraba durmiendo. Se acercó a él, solo observándolo. Su piel era blanca y con marcas y cicatrices, en sus ojos se notaban ojeras, su respiración era lenta.

Acaricio un poco su mejilla y el menor se estremeció, no soportaba el toque de alguna persona. Parecía no tener vida, no tenía color en sus mejillas, ni en sus labios, no parecía de 16 años, se veía tan débil que parecía todavía de 14.

Se inclinó un poco a él y beso sus labios. Helados. Sintió un movimiento  y se separó rápido de él. El menor estaba despierto, tiritando y viéndolo con miedo. Sintió una apuñalada en el pecho. ¿Qué le había hecho?

-Adri…-

-Por favor- lo interrumpió el menor – No… no… me lastimes- empezó a llorar

-Oye tranquilo- trato de tomarlo pero el pequeño se alejó –Espera… tranquilo- esta vez se acercó con más calma, el menor ya no pudo retroceder y lo tomo entre sus brazos -No llores… por favor… deja de llorar- lo abrazo de una manera protectora. El menor solo lloraba sin saber porque su hermano lo estaba abrazando.

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado, si encuentran alguna falta de ortografia pueden decirnos y cualquier critica esta bien. 

Esperaremos comentarios.

Les mandamos besos y abrazos digitales.

Liby y Yayis


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