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Guardian darkness and light. por SraAzucar

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Notas del fanfic:

Derechos de autor a los mismos personajes y a la compañía que pertenecen. La historia es 100% mía. 

 

Actualización: Cada siete días. (Esto se variará depende del tiempo e imaginación que tenga.)

Notas del capitulo:

Este es el primer capítulo, espero que sea de su agrado. <3

PD: No soy buena escribiendo escenas de acción, así que a medida que el fic avance lo iré mejorando y estudiando otros fics para mejorar, no habrá plagio ni nada.

Estaba harto de las quejas que recibía siempre por parte de su madre. Estaba harto de vivir en esa casa y estaba enojado de tener simplemente dieciséis años y no poder hacer nada, estaba cansado de todo ya, de tanto sufrimiento, de no poder hacer nada contra ese sentimiento de impotencia de no querer vivir más. Tenía muchas cosas en mentes, de las cuales no le daba ya importancia, solo buscaba una solución para su dolor, un dolor que había llevado durante años aislado y refugiado en su corazón, un dolor que poco a poco le consumía a más no poder.

Golpeó con fuerza la mesa de su habitación, agradeciendo que en ese momento estuviera solo en casa, y suspiró, estaba harto de todo. Volvió a golpear la mesa con la misma intensidad, desquitándose con esta, le dolía, le dolía horrores la mano pero eso no le impedía gastar las fuerzas en los golpes, quería acabar con su vida, no quería seguir soportando todo eso y lo único que podía hacer era dañarse. Sabía que su madre volvería a regañarle y a quejarse por su actitud, pero no le importaba, ya nada le importaba.

Cayó agotando en la cama, viéndose la mano sangrar y moreteada, sonrió con tristeza mientras las lágrimas fluían por sus mejillas, le dolía pero no tanto como el dolor que tenía en el pecho. A su pesar, tuvo que levantarse e irse a dar un baño y así poder limpiarse la herida. Se adentró en el baño y empezó a desvestirse con lentitud, fijándose en el reflejo del espejo, observando cada uno de los moretones y golpes en su cuerpo. Volvió a sonreír, recordando cada uno de esos golpes, causándole que volviera a entrar en llanto, su vida era una mierda y él no quería vivirla más, él no quería seguir viviendo así… No quería ser el marginado del colegio, no quería ser el hijo inútil que solo conseguía que su padre le golpeara, no quería ser el hermano despreciado por sus otros hermanos y sobre todo no quería ser la persona más cobarde y horrible del planeta. Preparó la bañera con agua ardiendo, algo que pudiera hacer desaparecer cada una de esas heridas, y agarró la cuchilla, hoy tenía claro que todo acabaría, que le quitaría un gran peso al mundo.

Se adentró en el agua, soltando un pequeño quejido por el ardor en su piel. Se tumbó y se relajó, estirando los brazos y echando la cabeza hacia atrás. Con sumo cuidado acercó la cuchilla a su piel, haciendo que primero esta rozara suavemente, haciéndose un pequeño corte, era una sensación dolorosa pero placentera a la vez, le había gustado. Clavó más la cuchilla, haciendo el corte más profundo, y entonces es cuando la desplazó por lo largo de su muñeca, haciendo que la sangre empezara a brotar con más rapidez. Sonrió y cerró los ojos, repitiendo la acción en su otra muñeca. Dejó caer la cuchilla y ambos brazos, dejando relajado todo el cuerpo, por fin su sufrimiento acababa. Poco a poco fue notando como los latidos le disminuían, como su cuerpo iba perdiendo fuerza y como su consciencia se iba yendo. Sonrió por última vez, su vida acababa y él estaba contento con ello, él era feliz con todo aquello…

-¡No hagas eso idiota!

Entreabrió los ojos ante la voz desconocida, viendo una silueta blanca frente a él. Eso no le gustaba… ¿Quién estaba ahí? ¿Quién coño le había interrumpido?

-¡¿Por qué lo hiciste?!

Esa horrible voz le molestaba, no quería oírla más, él quería morir en paz, no quería que nadie lo interrumpiera.

-Como el consejo me vea aquí… No sé por qué hago esto por ti.

Sintió unos fuertes brazos rodear su cintura y como algo suave hacía presión sobre sus muñecas, luego sintió un calor envolver todo su cuerpo, se sentía suave, cálido… No le gustaba sentir eso.

-Voy a ser degradado por tu culpa, estúpido niño…

Esa voz seguía hablándole, no tenía ni idea de quién, solo quería acabar con todo, él no quería ayuda.

-Ahora duerme… Necesitas recuperar fuerzas.

Sintió algo cálido sobre su frente antes de que definitivamente perdiera la consciencia.

~~~

Se removió en la cama, desperezándose. Entreabrió los ojos y miró a su alrededor… Blanco, era la palabra que describía el lugar donde estaba. Se incorporó con rapidez al saber que no estaba en su habitación. Hizo una mueca cuando movió sus manos y se fijó en estas, recordando toda la noche anterior. Entró en pánico al pensar en que estaría en un hospital pero ningún sonido ni pitido lo indicaba, así que esa idea la descartaba por completo. Volvió a mirar a su alrededor y poco a poco pudo ir distinguiendo los objetos que había: Un escritorio, un armario, un espejo, un librero… Estaba claro que estaba en una habitación de alguna casa, pero no era su propia casa. Aquello le asustó y como si hubiera visto un fantasma se quedó estático, recordado la noche en el baño, la voz… Aquellos cálidos brazos… No, no le gustaba estar ahí, porque él no debería de estar ahí, él no debería estar viviendo en esos momentos. Se molestó por el simple hecho de que aquella persona le hubiera salvado la vida en contra de su voluntad. Un golpeteó en la puerta le hizo reaccionar y mirar hacia ella asustado. Segundos después una figura blanca y alta entró en la habitación con una bandeja en su mano.

-Veo que despertaste… ¿Descansaste bien?

Miró desconfiado aquel hombre ¿Quién era y por qué lo trataba bien? No le gustaba. El chico dejó la bandeja encima de sus piernas y le sonrió cálidamente. Se sentó a su lado y sin su permiso le tomó las muñecas, deshaciendo el vendaje y mirando sus heridas… Dirigió su mirada a sus muñecas y ahogó un grito de sorpresa, no había sangre, no había corte… Todo estaba bien, como si nunca hubiera sido lastimada esa parte.

-Veo que sanó bien…

Miró al muchacho desconfiado ¿Quién era y cómo había podido curar sus heridas? Muchas preguntas le rondaban la cabeza y cada vez se sentía más confuso y mareado.

-Deberías descansar, ayer fue un día agotador y necesitas recuperar fuerzas, pequeño.

-N-No…

Se sorprendió así mismo por haber podido pronunciar aquellas palabras, su voz estaba seca y ronca, le había dolido expulsar esos sonidos pero no lo expresó e intentó poner la cara más sería posible, quería intimidar aquel hombre, no quería estar allí, solo quería acabar con todo aquello, irse a su casa y encerrarse en su habitación, pensando la próxima idea para terminar con su vida, porque lo que más quería era desaparecer, desaparecer de aquel mundo.

-Claro que sí, debes descansar JongDae. –Pronunció aquellas palabras suavemente, sin borrar la sonrisa de su rostro. –Necesitas recuperar las fuerzas antes de volver a casa.

Se asustó ¿Cómo conocía su nombre? No lo había visto en su vida y sabía de su nombre, no le gustaba, para nada le gustaba aquel chico con sonrisa de niño de cinco años.

-¿C-Cómo sabes…?

-¿Tu nombre? Muy fácil, te conozco desde que eras un bebé, JongDae, te he visto crecer… Sé todo sobre ti. –Alzó su mano y acarició suavemente su rostro.- Soy alguien que ha crecido junto a ti… Te he protegido toda la vida JongDae. –Mantuvo las caricias, sin apartar la vista de los ojos del menor.- Soy Park Chanyeol, tu Ángel guardián.

Abrió los ojos sorprendido, aquello no se lo creía, no podía ser real, los ángeles no existen. Le apartó bruscamente la mano y lo miró con confusión.

-T-Tú no… Tú no puedes ser un ángel… Los ángeles no existen. –Se fue aferrando más a las sábanas, queriendo ocultar su rostro, esconderse en estas y volverse a dormir, rezando a que todo aquello fuera un sueño.- No es real… Esto es un sueño… -Le dio la espalda al muchacho y se cubrió hasta la cabeza con la tela, cerrando con fuerza los ojos y repitiéndose una y otra vez que aquello no era real.

-Lo es pequeño, todo esto es real… -Sonrió con tristeza.- Yo soy real… Tan real como lo eres tú. –Acarició su espalda antes de levantarse.- Descansa, te irá bien… Volveré de aquí un par de horas. –Y sin más salió de la habitación de forma silenciosa.

Soltó un suspiró cuando no sintió al muchacho y se destapó, mirando a su alrededor, no le haría caso, él no iba a cumplir las órdenes de alguien a quien no conocía. Con las pocas fuerzas que tenía se levantó y se acercó a la ventana, comprobando a qué altura estaría del suelo. Se sorprendió al darse cuenta de que era una planta baja y eso  animó al hecho de poder escapar. Abrió la ventana sin querer hacer ruido cuando sintió los golpecitos de nuevo en la puerta, él había vuelto.

-JongDae vine a decirte que… -Se calló a mitad de la oración al ver como el menor estaba a punto de saltar por la ventana.- ¿¡Qué haces!? ¡Vuelve aquí, es peligroso salir!

Soltó un grito al verlo entrar y antes de que pudiera atraparlo, saltó, lastimándose un poco las manos.

-¡Vuelve aquí JongDae!

Vio como el otro hacía el ademán de saltar, así que salió corriendo de allí, sin mirar atrás, queriendo huir de aquel loco. Corrió con todas sus fuerzas, sintiendo el dolor en sus pies y piernas. Se agarró el pecho al sentir que le empezaba a faltar el aire, pero no se detuvo, no quería detenerse.

Giró una esquina y su cuerpo impactó contra algo o alguien, haciendo que cayera al suelo.

-¿Estás bien?

Una grave voz hizo que levantara rápidamente la vista y la condujera hasta el rostro de su dueño. Abrió los ojos de la impresión y un mal presentimiento le cruzó por la mente.

-P-Perdón… -Intentó levantarse pero las fuerzas le fallaron de nuevo y sin quererlo ni pedírselo  el hombre lo levantó con fuerza, esbozando una tétrica sonrisa en su rostro.

-Te encontré… JongDae. –Pronunció su nombre con malicia y lentitud, mirando al menor deseo y diversión.- Por lo que veo huiste de Chanyeol, menudo guardián de mierda tienes.

Ese hombre le daba miedo, le causaba pánico. Intentó zafarse de su agarré pero no se lo permitió y como si de una pluma se tratase lo cargó en su hombro, sin importarle las pataletas y gritos del menor.

-¡Cállate, joder! –Le gritó antes de empujarlo dentro de un vehículo, causándole un grito al menor, que él disfrutó como un depravado.

Le tembló todo el cuerpo y se encogió en sí mismo, acatando las órdenes de aquel desconocido. Cerró los ojos y deseó que todo aquello fuera un sueño, que era una simple pesadilla, que volvería a su vida cotidiana, donde era un simple muchacho marginado.

Pero como si el destino lo hubiera querido aquello no volvería nunca más.

-¡Ah mierda, estúpido ángel!

El coche se detuvo de golpe, sobresaltando al menor y haciendo que abriera los ojos para poder ver lo ocurrido. Abrió los ojos al encontrarse con un ser alado frente al vehículo, cargando una espada. Inmediatamente el hombre de negro salió del auto y para sorpresa del menor unas enormes alas negras salieron en su espalda, elevándolo del suelo.

Con el corazón en la mano intentó salir del auto, pero un aura negra se lo impidió, encontrándose con la fría y dura mirada del más robusto.

-No te irás de aquí, pequeño… Eres mío.

-¡Déjalo YiFan! ¡Él es mi protegido! –Gritó con fuerza y su espada empezó a brillar con firmeza. -¡Suéltalo, no voy a dejar que vuelvas a llevarte a uno de mis protegidos, no a él! –Y sin que el rubio se lo esperara arremetió contra él, yendo directamente atacarlo.

El demonio salió disparado hacia arriba, esquivado por los pelos el ataque del pelinegro. Jadeó por ese enorme esfuerzo y alzó la palma hacía arriba, diciendo algunas palabras en otro idioma, un lenguaje desconocido para el menor,  y de esta salió una enorme espada negra.

-No te lo dejaré fácil, él es mi juguete. –Apuntó al ángel con su espada y fue a por él.

Miró toda esa escena con incredulidad y sin creérselo, aquellos hombres volaban y luchaban con espadas, estaba completamente aterrado. Volvió a intentar escapar, consiguiendo librarse de esa aura y poder salir del coche. Se quedó estático cuando segundos después sobre el coche cayó el pelinegro, soltando un grito desgarrador. Vio al rubio descender hacia él, colocando la espada sobre su cuello, mirándolo con frialdad y odio.

-N-No te saldrás con la tuya Yifan… -Escupió sangre, mirándolo con despreció.

-Oh… Y tanto que lo haré, JongDae es mío y lo sabes.

-¡Jamás! –Lo empujó con sus alas y se volvió a poner de pie, blandiendo la espada.

Ahogó un grito de sorpresa y salió corriendo de allí, aquello no podía estar pasando, eso era una simple pesadilla. Sintió como algo lo agarraba por la cintura y lo elevaba del suelo.

-Te dije que de aquí no te ibas…

Se le erizó la piel y tragó saliva, mirando hacia arriba para encontrarse con la dura mirada del demonio, sintiendo como su sangre se helaba.

-C-Chanyeol… -Murmuró sin pensar, sintiendo el pánico por cada rincón y poro de su piel.

-Ese estúpido ángel no te salvará… Ahora eres completamente mío Kim JongDae. –Sonrió maliciosamente antes de proporcionarle un golpe, dejando al menor inconsciente.- Bienvenido a tu peor pesadilla… Pequeño.

Notas finales:

He aquí el episodio, espero que ustedes lo lean y sea de su agrado, tal vez algunas escenas no tengan sentido, pero este fic será escrito a medida que mi imaginación avance.

 

Besos y abrazos. 


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