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Vida por Guardian de la torre

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Notas del fanfic:

Esperon que lo disfruten, lo escribi en menos de cinco horas y de noche.

Gracias.

Notas del capitulo:

-Papa, te extraño-

 

Podía seguir fingiendo que todo estaba bien pero necesitaba ser escuchado y que la abrasasen, Quería a su padre de vuelta.

 

La relación en su familia iba mal, apenas se relacionaba con sus hermanos y su madre siempre buscaba algo mal en ella y alguna vez explotaba, pocas veces, y le gritaba aunque luego se arrepentía.

 

Estaba harta de callar.

Entonces mirando hacia atrás, sus recuerdos y su familia, una historia sin emociones llegaba a su fin, suspiro y sonrió a medias, tenía que admitirlo, fue feliz pero nunca plenamente. Se acomodó el cabello rebelde y ahora corto, nueva vida y nuevo estilo, y subió al bus sin arrepentirse de nada y de poco.

 

-Entonces que piensas, no tienes esperanzas ni sueños, ¿Qué aras con tu vida?-

-No lo sé, me rindo. Has de mi vida como tú quieres que sea-

 

Mordió inconscientemente su labio inferior, estaba anocheciendo y rumbo hacia su nueva vida, mentiría si dijera que no tenía miedo ¿Cómo no tenerlo cuando llegaras y estarás más sola que un turista perdido? Y no solo era miedo sino también emoción y ansias de gritar, contarle a toda persona y más a esa que estaba a su lado roncando que iba a encontrarla a ella, al gran amor de su vida. Tenía varias razones para viajar y desaparecer pero esa era la más importante, sonara bobo decir eso pero estaba viajando para encontrar el amor.

 

-¿Quieres ser una perdedora? ¿Ser una empleada?-

-¡Cállate de una vez! Sé que quiero en mi vida, tengo metas a cumplir pero, escucha bien, nunca te las diré, TÚ más que nadie se encargaría de pisotearlas, TU me quieres encerrada en esta casa y que cumpla con tu voluntad, Tu eres aquí la causante de todo porque jamás me has apoyado y no creo que lo has ahora…-

-Que dices, soy tu madre, me preocupo por ti…-

-Mentiras, ¡DEJA DE MENTIR! Cuando confié en ti solo me defraudaste y vienes aquí en mi cara a gritarme por tus errores, sí que eres hipócrita además no seré nada lo que tú dices y si lo fuera, una empleada, me pagarías y ni eso haces, no haces nada bien.-

-¡no termine de hablar contigo, vuelve aquí!

 

De las pocas cosas que se arrepentía era una de esas, la discusión que tuvo con su madre hace unos días antes de partir, no quería faltarle el respeto, lloro en su cuarto sola cuando eso paso, no lloro por frustración u odio sino porque lastimo a la persona que amaba y lastimaría a más. Miro por la ventana, las luces de la ciudad se iban alejando y el único sonido en la carretera eran las de ruedas del bus y las respiraciones de los pasajeros. Debía de descansar, sería un largo viaje.

 

-Espera por mí, solo un poco más…-

 

Murmuro antes de caer dormida en un sueño sin sueños ni pesadillas, dormiría sin hacerlo.

 

Para tomar esa decisión más drástica tuvo que reunir todo el valor que no creyó tener y por una vez ser valiente, escribir su propia historia que contaría a sus nietos; No podía quejarse de su vida, no era una tragedia de esas que no tenía familia y vivía en la calle y peor de aquellas donde era violentada y explotada, no, su vida era normal en el sentido más común, tenía una familia extensa y  económicamente estable,  donde comía  tres veces al día e iba a un colegio privado y asistía a cursos extraescolares. Se podía decir que el destino había sido bueno con ella, le dio todo para ser alguien en la vida pero, ella sabía, que esa vida no era suya, no encajaba en ella y a unos dieciocho años tomo la decisión de marcharse dejando tan solo una carta.

 

No recuerdo prácticamente nada de su niñez apenas a los diez años empezó a guardar recuerdos, era feliz como toda niña, era obediente y hablaba cuando le preguntaban, jugaba solo con sus hermanas y muy poco sociable en el colegio. A los doce años se dio cuenta que era diferente no solo porque su familia la trataba diferente con el hecho de algunas veces olvidarse de ella en las reuniones o no comprarle ropa siempre cada vez que salían, era diferente porque siempre al jugar con sus muñecas estas eran novias, porque en sus cuentos solo existían princesas y rehuía cada vez que una niña se le acercaba.

 

Nunca le pregunto a su madre, se sentía cómoda siendo así, era su secreto no tan secreto cuando una vez un niño le dijo “maricona” cuando ella llevaba una gorra y el pelo corto a la edad de trece años, entonces supo por qué su madre se oponía a comprarle videojuegos, camisas y gorras, está en cambio lo cambiaba por vestidos, bisutería y sandalias;  Al mirar a su alrededor lo supo cuando todos los demás ya lo sabían, a ella le gustan las niñas, no sintió pena sino sonrió ampliamente como cuando descubres un tesoro en tu jardín o al encontrar dinero en tus pantalones sucios de la semana pasada.

 

Guardo las apariencias cuando de niña no lo hizo, tenía tantos amigos y casi nunca estaba en casa por la tarde después de la escuela, era una buena estudiante entre las tres mejores de la escuela y entre sus tres hermanas y dos hermanos era la obediente y sumisa. Solo a su mejor amigo una vez le dio el título de novio, era cuatro años mayor que ella y amigo de su hermana mayor, Andrés,  apenas empezaba la universidad cuando formalizaron su relación, nadie puede decir que sus padres se opusieron en cambio hasta hicieron una fiesta; Con quince años lo tenía todo pero siempre en la soledad de su habitación  mostraba una mirada triste y al despertar  cada mañana lloraba.

 

Andrés estuvo siempre con ella y la acepto tal cual era a pesar de que nunca lo amaría, conocía sus secretos y miedos, reían juntos cuando uno hacia el tonto y lloraban juntos en cada muerte de sus mascotas, eran malos para tener mascotas y siempre decían “nuestros hijos”. Lo conoció a los trece años cuando asistió al cumpleaños de su hermana, era el único que estaba sentado en la terraza lejos del bullicio, al sonreírse supieron que sería para siempre.

 

Y como en toda historia el drama existe pero en esta parecía llegar tarde, “cuando este casada con Andrés y con tres hijos me divorciare y viviré mi vida” pensó una vez, en su último año de preparatoria y el más caótico apareció. 

 

-¿Qué carrera quieres estudiar? ¿Qué carrera? Aun no lo sé…-

 

Era la respuesta al examen de psicología, muchos de sus amigos seguirían el negocia familiar, otro viajaría al extranjero y uno se arriesgaría a trabajar. Su padre a quien amaba mucho y falleció a mediados del año pasado era siempre el que la apoyaba a su manera, era su ejemplo de vida y héroe, lo amaría más que a sus hijos y esposo, porque antes de morir se reunió con ella y por primera vez le dijo lo que todos aborrecían.

 

-Cuando tome tu mano la primera vez me prometí cuidarte, eras pequeña y pálida, me sonreías y hablabas cuando te visitaba, no puedo decir lo mismo con tu madre, pero nosotros tenemos un lazo más fuerte, siempre serás mi hija hermosa que tanto amare y amo-

-Papa…-

-Déjame terminar, luego lloramos y nos abrazamos…-

-Preferías jugar sola y leer, procuraba comprarte tantos libros como podía aunque mama prefería que jugases con los vecinos, eras feliz así y eso me bastaba pero me di cuenta de tu tristeza y no supe la razón hasta que te oí llorar en tu cuarto, me quede pasmado con esa noticia y con el paso de las semanas lo acepte, a mi princesa le gustaban las princesas…-

 

-Quiero, quiero estudiar literatura-

 

Escribió en el recuadro blanco, Andrés era el único que leía sus cuentos e historias, decía que tenía talento y él era quien la impulsaba a soltarse, a no tenerlo miedo a la vida y no temerse a su misma.

 

-En mi vida tuve que luchar y esforzarme para lograr lo que tengo hoy, conocí a tu madre y me dio a mis hermosos hijos e hijas, trabaje para ayudar a mis padres, éramos pobre y cuando podía estudiaba, saque mi título de bachiller y conseguí un empleo digno, fue difícil amor mío, lloraba cada vez que mis hermanos no comían y cuando perdía el empleo cuando me enfermaba. No fue fácil pero dio su fruto, tengo a mi familia. Hija mía, me parte el corazón el saber que sufrirás como lo hice yo, no quisiera verte llorar porque no lo aguantaría, eres frágil y valiente pero no lo suficiente.

 

Algún día amaras con locura y decidirás pasar el resto de tu vida con la muchacha que encuentres y ese hija, ese será tu mayor desafío; bien sabes que nosotros, tu mama y hermanos no somos indiferentes a tus gustos y lo rechazamos e ignoramos, no solo recibirás odio donde vallas sino que estarás sola. Tendrás que soportar humillaciones y maltrato para ser feliz.

Es tu decisión hija el seguir adelante con esta vida que te ofrecemos o escribir tu propia historia, cuando llegue el momento, solo recuerda que después de toda tormenta llega la calma, persevera y se valiente-

 

-Gracias, papa, de verdad, lo necesita, eres maravilloso-

 

De ese año con dieciocho años lo que podía guardar con recelo fue ese mes donde tuvo su primer amor, fue cinco meses antes de viajar y la decisión definitiva del rumbo en su vida.

Conoció a una bella mujer una noche en un bar al ir ver su equipo favorito jugar, su madre dudo en dejarla ir pero Andrés la convenció y allí en una mesa al frente de la pantalla se encontraban ellos y unos amigos mutuos; Quedo hechizada una vez que la vio a través del espejo saliendo del cubículo del baño, sintió las mariposas de los cuentos de hadas y la respiración irse de su cuerpo, pensó que estaba muriendo.

 

Esa noche no vio el partido, sino se fue con ella al parque de enfrente a charlar, congeniaron como si se conociesen de toda la vida, su nombre era Natalia y diez año mayor que ella, ese detalle poco le importo y sin darse cuenta cada día masajeaban y llamaban.

Andrés la cubrió cada vez que se encontraban y este se burlaba de ella “derramas mucha miel” mencionaba cuando le contaba sobre sus citas pero todos admitían que estaba más alegre y se vestía cada vez más hermosa y no sabían porque.

 

Y como empezó termino después de dos meses en el mismo bar frente al parque, no lloro cuando la vio partir, no la llamo cuando desapareció y no replico nada cuando Natalia le dio sus razones para no verse.

 

-Quiera ser igual de valiente que tú, ser joven y dejar mis miedos-

-Puedes hacerlo…-

-Lo se…-

-No me dejes-

-Para mí es demasiado tarde, cuando pude irme no lo hice y ahora me encuentro atrapada en una vida que nunca quise pero amo tanto a mis padres que no podría decepcionarlos, pronto me casare con el hombre que no amo-

-Deja que tu hermano se encargue…-

-Podría-

-Hazlo-

-Es fácil decirlo pero cuando te ves en tal situación uno no sabe qué hacer, te encuentras perdido, mi familia depende de este matrimonio para seguir con los negocios de la empresa y él es un buen hombre, me quiere-

-Ya elegiste-

-Me alegro conocerte-

-A ti, me enseñaste a amar-

 

Al despertar tenia entumecido el cuerpo, la luz del sol le daba directamente en la cara y su estómago gruñía por comida. Bostezo molesta, odiaba despertarse temprano.

El chofer del bus daba indicaciones que no olvidasen sus pertenencias y les deseaba una feliz estadía en la ciudad de La Paz. Cogió su maleta y guitarra antes de abandonar la terminal de buses y sonrió ampliamente al sentir el frio helado chocar con su rostro, era oficial, su nueva vida comenzaba.

 

Camino admirando la ciudad, era bastando peculiar y colorida, aunque había sol hacia frio, las personas eran amables y agradable a simple vista, no se equivocó a elegir ese sitio para escribir su propia historia.

Tiro su maleta al suelo y dejo su guitarra sobre el sofá y se tiro de un sopetón a la cama quedando boca abajo, se maldijo por lastimarse la nariz y al rato el sueño la iba venciendo de nuevo.

Pensó en como su vida cambio: Hace cinco meses conoció a Natalia tres meses antes de graduarse y luego nunca más supo de ella hasta que en el periódico vio un apartado de su boda con una tal Daniel,  dos meses después corto con Andrés y su madre no estuvo contenta incitándola a volver con él, seguían siendo mejores amigos.  En algún punto del tercer mes exploto y dejo de ser la buena hija y ejemplo para sus hermanos, pasaba todo el tiempo que podía en la escuela con el preparativo de la graduación y la fiesta al ofrecerse como voluntaria para organizar ambos eventos y no llegaba a casa a dormir si no que se iba con Andrés, una noche le conto de su plan y este sin pensarlo dos veces la apoyo.

 

-No es descabellado, no, no lo es…-

-Pero hace frio, elige otro-

-A mí me gusta-

-No iré a visitarte-

-No aguantarías un mes sin mí-

-Claro que si-

-Solo admítelo-

 

Era hermoso, él era la persona más hermosa que conoció, podría ser energético y competitivo pero era una persona agradable y leal. Estaban acostados juntos en la cama del mayor, desnudos y cansados, sus primeras veces lo aprendió con él y lo agradecía, si alguna vez pensaba tener un bebe o muchos quedaría embarazada de Andrés, se lo comento y este gustoso acepto.

 

-Mi padre me dejo una cuenta en el banco más la pensión que me dan por orfandad y la herencia que mi madre no podrá quitarme, con todo eso y mi trabajo estaré bien. Viviré cómodamente-

-Eso lo sé, de eso me aseguro yo-

-Te quiero-

-Eso también lo sé-

 

Solo con diez centímetros más me pasaba y siempre se jactaba de eso, siempre llevaba el cabello revuelto y hasta los hombros, sonreía cada minuto haciendo que sus ojos color miel desapareciesen y sumando a su físico envidiable gracias al deporte era todo un buen partido.

 

-Llevo siete años de conocerte y cuatro con ser tu novio, aunque te vayas al rincón olvidado de la China voy a visitarte siempre, te quiero mi Barbie-latina, solo no te olvides que siempre estaré para ti y te amare cada año hasta morir-

 

Le susurro antes de dormir, era una de las tantas promesas que se hicieron.

 

Llevaba dos meses en La Paz, consiguió un apartamento pequeño pero lindo y un trabajo de medio tiempo mientras se preparaba para entrar a la universidad. Cada día al volver se dejaba caer al suelo alfombrado y dormía ahí junto a una manta puesta allí para esas ocasiones, era cansador trabajar en una cafetería y estudiar en su tiempo libre.

Andrés le fue a visitar una semana después y le ayudo a llenar la habitación de muebles, le conto sobre su familia que la buscaban con desespero y algún día la encontrarían, también le platico sobre sus estudias y sus conquistas, pasaron las noche encima del otro sudando y dejándose llevar, comían en la cama y no se separaban cuando este le visitaba cosa que le costaba algunos puestos de trabajo.

 

Era lunes, lo recuerda por la canción de Bob esponja que sonaba en su reproductor  de su móvil y llovía cantaros ese día y a pesar de eso, ella tenía que estar puntual en la cafetería obligándola a levantarse dos horas antes para hallar bus. Había esperado media hora y estaba tentado a tomar taxi para llegar y meterse a la calidez del coche pero un cuerpo delgado y nada abrigado le llamo la atención. Una chica más baja que ella se paró a su lado protegiéndose de la lluvia en esa pequeña cabina de la parada del bus, traía el cabello mojado y pegado en la cara, estaba temblando y pálida, sus labios rojos y ojos cansados sumado a la ramera delgada que traía con unos jeans azul ajustados. Le dio pena.

 

-Cúbrete, te enfermaras-

 

Le tendió el suéter de lana color azul y está sin dudar se lo puso inmediatamente, antes que protestase le coloco la bufanda roja que había llevado como adorno y recogió su cabello para que no la mojase más en una coleta alta.

 

-Gracias-

-Podrías explicarme porque estas así-

-Una larga historia-

-Tengo tiempo, te invito un café…-

-No estoy segura-

-trabajo en una cafetería, vamos en taxi-

-Verónica-

-Damaris-

 

Luego de dos meses y ocho de haber conocido a Verónica formalizaron su relación, esta aun asistía al último año de la preparatoria y aquel día que la encontró estaba regresando de una fiesta donde perdió todas sus pertenencias.  Sacaban tiempo de sus horarios apretados y se veían en el departamento de la mayor para mejor comodidad, se dedicaban a platicar y dormir una encima de la otra, sus gustos por todo eran casi idénticos, como dos piezas que encajaban perfectamente.

 

Al día siguiente de conocerla le contó a Andrés sobre ella con lujo y detalle, este tan pronto se libró de sus clases en la universidad fue a visitarla y ver a su amiga todavía-no-novia.

 

 

Ahora con su vida hecha solo tenía que seguir esforzándose,  tenía una maravillosa novia que vivía junto a ella y ambos estudiaban en la misma universidad en carreras distintas,  con trabajo y un apartamento. Verónica les presento a su familia y la aceptaron, fue un almuerzo agradable y bombardeado de preguntas, sus padre la amaban mucho.

 

-Cariño, tienes que ir-

-No puedo-

-Te voy a esperar-

-Nunca lo aceptaran-

-Puede que nunca lo acepten pero tu vivirás tranquila, eres una persona impresionante y eso me llamo la atención de ti, ese día aunque llovía tu brillabas y no me dio miedo al acercarme a ti; Ellos serán quien pierdan más, te perderán a ti.

-Te amo-

 

Luego de un año y medio volvió a su encontrarse con su familia, esta se había mudado a una casa más amplia y residencial. Con ánimos y suerte de Andrés apretó el timbre, tenía miedo, mucho miedo pero esta vez no estaba sola, no como aquella vez.

Ahora tenía un hogar al cual regresar donde Verónica la estaría esperando con una pastel de limón y zumo de durazno como le prometió y amigos que la quería tal cual era quienes prepararían una fiesta en su regreso y un súper mejor amigo del mundo a Andrés.

 

Era de tarde y estaba buscando en el estudio de su padre unos papeles que le pidieron en la escuela, cansada y fastidiada miro a su alrededor analizando cada estando lleno de libros y el escritorio, quiso pensar como su padre,  ¿Dónde guardaría su acta de nacimiento? Y al fin su cabeza pensó, en el armario de su mama.

Corrió a buscarlo, no tenía tiempo, en una hora tenía que estar en la escuela para entregarle dichoso papel para poder realizar el viaje del año escolar y encima sus padres se hallaban de vacaciones adelantadas con sus hermanas y hermano pequeños.

Revolvió  el armario hasta hallar una caja cuadrado color rojo con una cinta, busco entro todos los documentos y se detuvo en uno, de pronto quedo en shock, pensó que moriría en ese momento y empezó a hiperventilar. Media hora después de calmarse y olvidarse de todo, únicamente se concentró en ese pedazo de papel en su mano, estaba llorando e hipando, entonces supo la razón de sus pesadillas y de recuerdos extraños y también por qué no sabía mucho de su niñez.

 

Era adoptada.

Ella era adoptada.

 

Leyó el nombre de su supuesta madre y recordó una vez que su padre menciono a su hermano menor que nunca volvió a ver y de casualidad tenía el mismo nombre, solo había una foto de esa mujer en toda la casa comparada con sus otros tíos.

Daliza Blázquez

 

 De ese año fue el único viaje escolar donde no fue, tenía doce años y todo cuadraba en aquel entonces, todo cobro sentido, ahora entendía por qué su mama su le prestaba atención y no platicaban mucho en comparación con sus hermanos, por qué no tenía fotografía suyas de su niñez y menos el parentesco físico comparado con sus hermanos.

 

Por su cuenta investigo con el paso de los años por qué fue adoptada.  Su padre que siempre considerara su padre era un realidad su tío y ella era su sobrina de su última y quinta hermana, Daliza Blázquez, se había ido de la casa de sus padres a los quince años y aunque la buscaron no la hallaron hasta después de diez años cuando ella regreso con una niña de nueve años, había regresado por que no podía seguir haciéndose cargo de la niña ya que sufría de sida.  Antes de morir le dio la custodia a su hermano.

 

Paso de ser Damaris Montalbán Blázquez a ser Damaris Blázquez Alarcón.

 

Inhalo y exhalo por tercera vez después de tocar tres veces el timbre, tenía que superar el pasado y enfrentar a su madre, ella le había criado por ocho años y estaba agradecida.

Escucho la llave girar y la puerta abrirse, centro su vista en la mujer de mediana edad parada en la puerta que la miraba sorprendida, tenía que ser fuerte, no solo por ella sino por Verónica y su futuro con ella.

 

-Mama…-

 

 

Notas finales:

-Nat...-

-¿Si?-

-Gracias por esperarme-

-Gracias por venir y encontrarme-

 

Beso su frente antes de emprender nuevamente su paseo por aquel parque enfrente de su casa, llevaban cinco años juntas y cuatro de casadas. 

Porque era verdad despues de la tormenta llaga la calma.

Despues de la visita a su madre y hermanos nunca los volvio a ver, Andres se mantuvo en cantacto y se veian cada vez que podian y el es el padre de mi pequeño hijo de dos años Tom quien se encontraba con su abuela. La vida me sonreia.


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