Se despertó un poco incómodo, estaba en una posición extraña y le dificultaba un poco respirar, lentamente se sentó en su cama y observó su ventana, comenzaba el sol asi que decidió ir a tomar el desayuno y luego tomar un baño para comenzar bien su dia.
Se dirigió al baño un poco cansado, la noche había sido pesada, de nuevo no había logrado descansar bien y daba muchas vueltas, llevaba semanas asi y no sabía por qué, generalmente no pasaba de una o dos noches de insomnio pero esta ocasión fue distinta, y claro que se notaba que no descansaba bien, lo que era peor era que desde siempre había vivido con una taza de cafe en la mano, no porque lo despertara, solo era un habito, el estar tomando algo para mantener la mente mas ocupada y calentarse un poco en las mañanas, además sabía bien.
Su desayuno no fue nada extravagante, se consideraba un hombre sencillo, fruta con granola y miel, café y una rebanada de pan tostado, estuvo unos minutos haciendo sobremesa y luego calentó el agua para darse una ducha rapida y poder vestirse decentemente.
Trabajaba de contador para un despacho juridico contable, tuvo la fortuna de ser recomendado al lugar un poco antes de salir de la carrera y ya llevaba varios años ahi, se había ganado el aprecio de su jefe y compañeros por siempre ser muy eficiente y rapido al momento de entregar resultados, le gustaba su trabajo, lo mejor era que casi no debía llevarse trabajo a casa, por lo que podia aprovechar mejor su tiempo libre.
Miró la hora, eran las 7:30 una hora adecuada para irse al trabajo, su vestimenta del día a día no cambiaba mucho, asi que se arreglaba rapido, camisa, corbatan y pantalones, era bastante rutinario; salió de su casa y cerró todo con llave, mas vale dejar todo asegurado y partió rumbo al trabajo, no es que no pudiera permitirse un auto, simplemente disfrutaba mucho de caminar por la mañana cuando aun iba fresco y la calle no era tan ruidosa, además hacía media hora caminando, no tendría mucho sentido comprar un auto para recorrer esa distancia, menos con los altos precios del petroleo, así que tomó su camino matutino tranquilo, el baño lo despertó un poco más pero aun asi se sentía pesado y cansado, la noche no tuvo piedad con él.
Siempre le gustaba sentir la brisa en su rostro en la mañana, era refrescante y muy relajante, ademas lo hacía pensar en cosas positivas y prepararse para un nuevo dia en el trabajo, ese día debia terminar con la declaración de impuestos de dos clientes importantes y revisar como iban los números de sus empresas para asegurar que todo estuviera bien y nadie este desviando recursos, claro que era mucha presión, pero se sentía halagado de saber que varios empresarios grandes y pequeños confiaban en él y en sus compañeros sus impuestos, gastos y de más números, sabía que ayudaba a esos hombres y mujeres a tener un empleo estable y cuidar de sus familias, incluyendo a todos sus trabajadores, la economía era un equilibrio muy complicado pero manejarlo exitosamente resultaba muy placentero y satisfactorio.