Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

CHOCOLATE por Gabu

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todo lo que puede crear una adicción.

 A penas lo subo & ya lo ando reeditando, en todo caso, la culpa la tiene mi papá & su fiera interior que no controla, casi me saca a patadas anoche del ordenador u.u -piedad-

Si tuviera qeu agradecerle a alguien el que decidiera escribir esta esto, sería a Min Sungbyul ♥ (sabes que te amo verdad?) si no fuera por ti, no lo sé, solo gracias por seguir ahí motivandome & apoyándome en cada cosa que se me ocurre, gracias ♥

Bueno, ya ni sé que poner, así que a leer ~

 

Notas del capitulo:

 

No soy buena con las notas, pero los invito a leer ~

PD: tuve que editar la primera parte, mi padre andaba en sus días(?) si, eso debe ser... la cosa qeu casi me tira de la silla para alejarme del ordenador u.u

-querido ordenador, nuestra relación superará eso y más, lo sabes ♥-

 

Los señores Choi se casaron por un acuerdo matrimonial, uno que beneficiara a ambas empresas familiares. Un año más tarde nació su primer hijo, Choi Minho. Luego de siete años, la señora Choi vuelve a quedar embarazada pero, hay un problema, el niño que lleva en su vientre no es un Choi.

Kibum es el hijo de la señora Choi y su primer amor.

La familia al enterarse de la infidelidad, decide que al nacer aquel niño, este llevaría el apellido de su hermano y, advierten a su madre que de haber otro error, deberá abandonar para siempre a su familia.

Minho ha crecido rodeado de niñeras y sirvientes, sus padres nunca le dedicaron el tiempo que un niño necesitaba. A los cinco años él ya sabía que no podía invitarlos a una actuación escolar, ellos no irían y él decidió ya no participar más. Su madre nunca fue afectiva con él, siempre lo rechazó. Su padre, aunque quisiera no podía dedicar tiempo a su único hijo, y si bien, no era bueno usar la empresa como pretexto para no estar cerca de Minho, él sentía que aquella responsabilidad lo sobrepasaba, y ya no intentaba más poder estar cerca del menor por lo que lo llenaba de tantos juguetes como caprichos que él deseara, sin saber que gracias a eso, el pequeño corazón de Minho se iba enfriando.

Cuando cumplió ocho años, una tarde de setiembre, por la puerta principal entraron sus padres, ella con un pequeño bulto celeste entre sus brazos al que no dejaba de sonreír, y su padre con una bolsa color azul con diseños en ella.

Su madre pasó por su lado y ni se percató de su presencia, el hombre mayor notó aquello y se acercó al menor.

-          ¿Quieres conocerlo? – preguntó y el azabache asintió con una sonrisa y limpió sus ojitos con el dorso de su mano.

Si, a Minho le dolía cada vez más la indiferencia de su madre y se le hacía imposible no soltar algunas lágrimas por ello.

Entraron a la nueva habitación y observaron a su madre sentada en una mecedora mientras cantaba una canción de cuna.

Minho jamás recordó que ella haya sido siquiera la mitad de dulce con él.

Aun en los brazos de su padre, se acercaron y se mantuvieron cerca de ellos a pesar de que la mirada de la mujer irradiaba molestia. El señor Choi quitó un poco las mantas, dejándolo ver a un pequeño de escaso cabello y ojos alargados color chocolate con inexistentes cejas sobre ellos, pestañas largas y rizadas, una boca pequeñita color rosa al igual que su nariz pero con una piel tan blanca y suave como el algodón, o eso sintió cuando acarició su mejilla.

-          Él es Kibum, Minho. Tu hermano menor.

Al pequeño moreno le brillaron los cuando escuchó a su padre decirle que aquella hermosa criatura era algo suyo. Acercó su dedo a la manito y esta sorpresivamente apresó su dedo entre los suyos, mirándole directo a los ojos, como si pudiera sentir la alegría de su hermano y quisiera también, transmitirle la suya mediante ese simple roce.

Los años iban pasando y aquel par de hermanos se había vuelto inseparable. A pesar de la incomodidad de la señora Choi al ver el acercamiento de sus dos hijos, eso no era excusa para ellos. Minho había encontrado en su pequeño hermano a un perfecto compañero, aun con la diferencia de edad, no había nada que hiciera que él se enoje o piense dejar al menor. Bastaba una sonrisa con aquella boquita y sus ojos cerrándose al hacerlo para que cualquier problema del moreno desapareciera. Solo un “Te quiero hyung” para que hasta el día más negro, se volviera en el más brillante para él.

Para el cumpleaños número 13 de Minho, este llegó corriendo a casa para ver a su pequeño. En la mañana por despertarse tarde no pudo desayunar con él y eso le hacía sentirse mal, no podía ser un buen cumpleaños si no tenía con él al joven Choi de cabellos castaños.

Entró corriendo a la gran casa y gritó lo de siempre, ya era costumbre.

-          ¡Bummie! ¡ya estoy aquí!

Pero no obtuvo respuesta. Siguió insistiendo pero nada, él castañito no iba a su encuentro. Subió a su habitación y no lo encontró, pero algo llamó su atención.

Las cosas del menor, ya no estaban.

Salió de ahí y fue a su habitación a cerciorarse de que quizá sus padres habían decidido mudarse y sus cosas tampoco estarían allá, pero cuando llegó encontró todo en su lugar.

Corrió hasta el despacho de su padre, pero no lo encontró ahí, como de costumbre. Fue hasta la cocina y vio a su nana guardando algunas cosas en la despensa.

-           Nana, ¿has visto a Bummie? Sus cosas no están en su cuarto, ¿le pasó algo?

A la mujer de cabellos canos se le encogía el corazón al ver la carita afligida de su niño, ella vio como la señora Choi se iba con el pequeño Kibum, quien pataleaba como maniaco porque esta no lo aleje de su hyung en un día como ese. Ella también había visto el repentino cambio que había tenido Minho desde la llegada del castaño a su vida. Pasó de ser un niño triste y que lloraba en los rincones de la casa por el descuido de sus padres, a desbordar alegría cuando tenía a su lado a su hermano, pero era claro que eso no le importó a la que se decía era su madre.

-          Tu madre se fue con Kibum mi niño – se acercó y acarició sus cabellos y su rostro

-          ¿Regresará en la noche para que apague las velas conmigo? – preguntó un poco esperanzado

-          No mi niño, ellos ya no regresarán

El pequeño corazón de Minho dolió, y eso no pasó desapercibido por su nana que, al ver las primeras lágrimas mojar sus mejillas lo tomó en sus brazos y lo consoló. Fueron interminables horas en las que el hijo mayor de los Choi se la pasó llorando en su habitación, sin importarle que hubiera personas en el living esperando por él para cantarle en su cumpleaños.

El señor Choi había tratado de hacer recapacitar a su ahora ex esposa, pero esta se negó a pasar un día más en aquella casa y poco le importaba que tuviera que irse y dejar a su hijo mayor desgarrado por llevarse al castaño. Ella solo pensaba en que una vez los papeles del divorcio estuvieran firmados, podría coger a Kibum y largarse de aquella casa en la que según ella, no era feliz. El mayor de los Choi se sentía fatal al no poder hacer nada por su único hijo, y no podía negar que aunque Kibum no llevara su sangre, había aprendido a quererlo, fue el único que devolvió a Minho aquella sonrisa que por años había estado perdida, pero que ahora volvería a desaparecer.

 

 

Notas finales:

Si han llegado hasta acá, signifca que leiste todo el capítulo! 

Gracias ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).