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Escuché que le gustas por SeventeenWorld

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Notas del fanfic:

Un oneshot corto dedicado a la pareja de Hoshi x The8, la OTP de esta su autora Pia.

Hoshi= Soonyoung.

The8= Minghao.

El ritmo era pegajoso (obviamente, pues ese era el objetivo de la canción). Los cinco bailaban con una coordinación casi increíble y a pesar de que podrían hacer la coreografía con los ojos cerrados, su mirada se clavaba en el espejo en busca del mínimo error.

Los cinco pares de ojos… o bueno, casi los cinco. Sólo un par de orbes vagaba de aquí para allá, buscando con curiosidad los movimientos de un bailarín en específico.

—    Escuché que le gustas…

El líder de la unidad de baile tensó la mandíbula, y por distraerse en sus recuerdos, tropezó con Hansol casi al final de la canción, rompiendo por completo con el ritmo. Todos se detuvieron, a pesar de que la música seguía.

—    ¡Hyung! —Chan estuvo a nada de ahorcar a su mayor.

—    Lo siento, lo siento —sonrió, disimulando la vergüenza que le daba la posibilidad de que él lo hubiese descubierto espiándolo—. Creo que estoy agotado.

—    Podemos hacerlo una vez más.

—    No —Jun detuvo la pista que aún sonaba en la sala de los Performance—. Creo que Soonyoung tiene razón, estamos cansados. Además, Hansol tuvo ensayo con su unidad más temprano, no deberíamos presionarlo más.

—    Por mi está bien —el mencionado agitó la mano en el aire, despreocupado a pesar del dolor en los pies.

—    Seguiremos mañana —mamá Junhui había hablado y nadie replicaba más.

Soonyoung sonrió cuando vio a los miembros abandonar uno a uno la sala, por fin tendría un momento a solas para practicar sin distracciones.

—    ¿No vienes? —El chino mayor lo llamó desde el marco de la puerta.

—    Sí, sólo tengo que hacer algo… —se dio media vuelta, caminando hasta donde la barra del café se encontraba—. Los alcanzo en un momento.

—    Bien. ¿Y tú, Minghao?

—    Iré más tarde.

Los cabellos decolorados del líder se erizaron al escuchar la suave voz de Minghao a sus espaldas. ¿Por qué era así? Tan silencioso que ni siquiera notó que no había dejado el salón, sino que se encontraba en posición de loto cerca del espejo en la pared.

Escuchó atento la breve plática en chino que tuvieron sus compañeros a sus espaldas, a pesar de no entender nada de lo que decían; odiaba cuando hacían eso porque el menor siempre terminaba con una sonrisa en la cara y mordiéndose los labios, claramente nervioso, ¿por qué Jun ponía de ese modo a Minghao? Era molesto.

—    Entonces nos vemos en la casa, no tarden.

—    Sí, mamá —Soonyoung gritó con cierto tono de burla para disimular su molestia.

El silencio se hizo otra vez. Hoshi miró con discreción sobre su hombro, encontrándose con un ataque al corazón: Minghao se acomodaba el cabello frente a una cámara que estiraba con el brazo derecho. Era esa tarea de la self-camera que cada uno tuvo que hacer.

Dejó a un lado la discreción y se giró completamente, observando con atención lo que el chino hacía. No hablaba mucho, pero cuando lo hacía, era un deleite al oído. Su voz era tranquila y tierna, no por nada le apodaban el Cute King. Viéndolo ahí sentado, no podía parar de pensar en lo que Seungkwan le había dicho semanas atrás:

—    ¿Sabes qué le pasa a Minghao? —Le preguntó en aquel entonces, justo antes de comenzar con su Show Andromeda—. Parece que me evita…

—    ¿Te evita?

—    Sí, lo fui a buscar para invitarlo al programa de hoy y apenas me vio se dio media vuelta y salió corriendo tras Jun hyung. Lleva así varios días.

—    ¡Oh! —Y cuando Seungkwan soltaba ese “¡oh!”, acompañado de sus sonrisa traviesa, uno podía anticipar que alguna de sus raras suposiciones se avecinaba—. No me creas mucho, pero escuché que le gustas…

Era más que obvio que lo decía para molestar, pero ¿quién sabe? Seungkwan fue el primero en enterarse de lo que tenían Mingyu y Wonwoo (que tampoco había que ser muy audaz para notarlo), y la mitad de las cosas que decía terminaban siendo acertadas.

¿Pero alguien como él gustándole a alguien como Minghao?

Desde aquel día, Soonyoung no podía dejar de darle vueltas al asunto. Tenía hasta una lista mental de las “Razones por las cuales podría gustarle a Minghao”, y más importante aún, tenía una lista de razones por las cuales a él le podría gustar el chino. El chico era tierno y menudo a pesar de tener tanta fuerza, la clase de personas que inspiran querer protegerlas; además era amable y atento… la palabra ternura expresada en una persona.  

—    Hyung, no puedo grabar si me miras así de serio… das miedo —el reclamo lo saco de su ensimismamiento, percatándose de que había clavado la mirada en el menor.

—    Lo siento —gritó con una sonrisa, volviendo en sí.

Minghao se mordió el labio inferior. Se mordió el labio. Se mordió. ¡¿Quería volver loco a Soon o algo por el estilo?! Sacudió la cabeza alejando toda clase de pensamiento raro que pudiera invadir su mente. Se dio media vuelta, simulando jugar con el equipo de sonido, espiando con el oído lo que su menor decía. Su coreano era realmente malo, pero lindo de escuchar. Soltó una ligera risa ante una palabra realmente mal pronunciada.

—    ¡Y-ya! No puedo hacer esto si me estas juzgando… —Hoshi atendió al llamado, y al voltear a verlo encontró un puchero que casi le deshace el corazón.

—    No lo hago —no podía parar de reír, aunque fuera una risa nerviosa. Minghao se levantó de la duela, entre enojado y sonrojado—. Oye —se levantó al notar que el menor salía de la sala—. Oye, ¡no te enojes! —Tomó del codo al muchacho, impidiendo que bajara las escaleras para salir.

—    No lo estoy —susurró. Deteniendo su andar.

Cuando veías a Minghao de tan cerca podías notar cosas que uno no notaba a simple vista; era ligeramente más alto que Soonyoung, además tenía los ojos largos, las mejillas abultadas y los labios largos. Los labios ´largos y carnosos que se movían hablando algo, algo que Soonyoung no entendía porque sólo podía imaginarse la textura de la boca ajena.

El líder de la sub-unidad no fue consciente del momento en que se inclinó hacia su menor, acortando la distancia entre ambos, cerrando a su vez los ojos, una acción lenta. Se inclinó un poco más, y más, pero nunca encontró los labios ajenos; abrió los ojos cuando el equilibrio lo traicionó y se encontró a un Minghao con los ojos abiertos, el rostro rojo y la espalda arqueada cual niña del exorcista para evitar el beso. Soon se sorprendió con los labios fruncidos en su totalidad, dando como resultado final una incómoda escena.

—    Eh… —soltó rápidamente el brazo del chino, el cual, sin palabra alguna, salió corriendo escaleras abajo—. ¡Oh, genial!

Se dio de topes contra la pared, repitiéndose lo acosador y raro que debió haberse visto. Lo había arruinado todo. Era más que obvio que no le gustaba a Minghao, ¿qué demonios pensaba? Se sentó en el primer escalón, dejando la cabeza caer.

Lo peor del asunto es que a Soonyoung le gustaba su dongsaeng, se había hecho tantas especulaciones sobre el tener a alguien que gustaba de él que terminó por sentir cierta atracción negada.

Mientras estaba ocupado sintiéndose un idiota, ignoró el sonido de unos pasos subiendo a toda velocidad los escalones, y hubiera ignorado también la presencia de la persona si no fuese porque aquel sujeto sostuvo su rostro entre sus manos y le plantó un enorme beso en los labios, de esos que hacían el peculiar sonido de “muack” en el proceso.

—    Hyung…

Soonyoung no sabía mucho de otros idiomas (por no decir nada), pero podría jurar que entendía a la perfección lo que el chino de cabellera colorida le quería decir en su rara mezcla de coreano-mandarían.

—    También me gustas, Minghao.

Notas finales:

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Gracias por leer.

Pia.


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