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Alma gemela. por D_Army

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Notas del fanfic:

Aquí vuelvo con mi segundo one-shot Chanbaek, disfrutad<3

Notas del capitulo:

Lo escribí en un ataque de inspiración, siento si hay errores D:

Encontrar a tu alma gemela no es una tarea fácil. Y os lo digo yo, que por más que buscaba nunca encontraba. Aunque quizá el error era ese mismo, querer buscar hasta debajo de las piedras.

~

Le conocí cuando él tenía dieciséis años y yo quince. Entró en clase con una mirada llena de curiosidad, la misma que tenían todos hacia él. A primera vista se podía adivinar fácilmente que era más alto que la mayoría de chicos, cosa que a muchos no causó gracia. (Me incluyo.)

La profesora le pidió que se presentara ante todos, pero lo hizo con tal rapidez que sólo ella pudo entenderle bien. Por culpa de eso toda la clase estalló en risas, aunque a él no pareció importarle, ya que sonrió tímidamente, como dándose cuenta de que había quedado un poco tonto. En ese mismo momento deseé con todas mis fuerzas que se sentara a mi lado, pero ni estábamos en una película ni había un asiento libre a mi izquierda, por lo que el único asiento vacío del final fue asignado para él.

Con el paso de los días me dí cuenta de lo inteligente que era, especialmente en matemáticas. Gracias a eso le tenía como a un ser divino, ya que a mí los números no se me daban especialmente bien. Cuando nos entregaron la nota del último examen no me sorprendí en absoluto al ver un cero, hecho con un color rojo demasiado llamativo, al principio de la página junto a mi nombre. En cambio Chanyeol me miró con el ceño algo fruncido, como si estuviera extrañado de mi resultado. Me preguntaba qué nota había sacado él.

Al finalizar las clases sentí una fría mano posarse sobre mi hombro y una cálida sonrisa iluminar mi rostro. Era totalmente irónico.

-Byun Baekhyun… ¿Cierto?

Me sentí como una adolescente cuando el chico que le gusta se le acerca. Aunque bueno, era un adolescente al final y al cabo.

-Sí… ¿Chanyeol?

Claro que sabía su nombre, igual que sabía su apellido, edad y fecha de cumpleaños. Hacerse el indiferente era definitivamente muchísimo mejor, sobre todo para que no me tomaran por un loco acosador.

-Correcto, es Chanyeol. Verás, me gustaría proponerte algo…

Y se quedó callado. No dijo nada más, ni siquiera parecía respirar, era como si fuera un robot que no podía moverse. Esperé pacientemente a que continuara su frase, pero por alguna extraña razón no lo hacía.

A la mierda.

-¿Vas a hablar o qu

-¿Quieres venir a mi casa y te enseño matemáticas?

Creo que no hace falta decir cómo me sentí en ese momento. Mi yo interior corría, saltaba, lloraba, reía y aplaudía, en cambio mi yo exterior sólo atinó a sonrojarse y mirar al chico frente a él con expresión de asombro. Ahora el que no podía hablar era yo.

-Esto es incómodo,¿verdad?-me miró con una sonrisa comprensiva y añadió-:Lo siento, olvida mi pregunta…

Se digirió hacia la puerta con tanta rapidez que no pude decirle nada, pero no sé por qué algo me decía que debía ir tras él. Y lo hice.

-¡Chanyeol, espera, iré contigo!

~

Dos semanas fueron suficientes para volvernos uña y carne. Teníamos los mismos gustos, tanto en música como en ropa. Nuestro humor era similar, y a los dos nos encantaban las bromas. Íbamos y volvíamos juntos del instituto. Comíamos y si podíamos cenábamos juntos. Jugábamos a videojuegos y mirábamos películas juntos. Todo el día uno con el otro. Y no os creáis que nos hacía falta nadie más, al contrario; a veces nos molestaba ser tres. No es porque el resto de nuestros amigos nos cayeran mal, si no que nosotros nos complementábamos de tal manera que si alguien se nos unía era como si sobrara algo, era como juntar dos puzzles y que las piezas no encajaran unas con otras. Suena cruel, pero es la realidad.

Pasados seis meses descubrí que él era como un ángel. Me protegía con su vida si la situación lo requería, como el día que un grupo de chicos intentó agredirme. ‘’Me da igual que odies que me meta en peleas, pero si alguien te hace daño no intentes pararme, porque no lo haré.’’ También descubrí que era el mayor apoyo que tenía. El divorcio de unos padres que has visto juntos toda tu vida no es algo que pudiera digerir con facilidad, sobre todo cuando tenía dieciséis años y veía la vida siempre más dramática de lo que era. Si no fuera porque Chanyeol me acogió en su casa y no me quitaba la vista de encima estoy seguro, pero que muy seguro, de que habría muerto de hambre y de que no hubiera salido de la cama a menos que fuera para ir al baño. Tampoco me habría preocupado de limpiarme las lágrimas como él hacía cada noche, mientras me tumbaba sobre su pecho, empapando su camiseta y estrujándola entre mis manos. Y él, lejos de molestarse por ello, acariciaba mi cabello con sus grandes manos, susurrándome palabras que a mis oídos sonaban demasiado íntimas como para que alguien más las oyera. Eran tan cálidas y dulces que, lejos de conseguir consolarme,  me derretía ante ellas y ante su profundo tono de voz. Era una de las cosas que más me gustaban de él.

~

Diecisiete años y las ganas de tener novia me quitaban la vida. No os mentiré cuando digo que iba todos los días a pasear con tal de encontrar a ‘’esa chica especial’’. Necesitaba encontrar a mi alma gemela, y como sabía que no vendría a mí, iba yo. Había días en los que Chanyeol me acompañaba, pero solían ser pocos. Tampoco tenía muchas ganas de que viniera, ya que por esos días peleábamos como nunca antes lo habíamos hecho.

Un día la encontré. Estaba sentada en un banco, vestida con un precioso vestido blanco que combinaba con su melena castaña. Me acerqué a ella y vi que lloraba. Taeyeon se llamaba. ‘’Me ha dejado mi pareja’’. Perfecto, ¿quién mejor que yo para consolarla? Tras ese día y un par de citas empezamos a salir. Disfrutaba estar con ella, a pesar de que no fuera del todo graciosa como a mí me gustaban, su presencia me hacía feliz. A Chanyeol no. Él la odiaba, lo sabía y lo confirmé el día que él mismo me lo dijo, sin ningún ápice de arrepentimiento o  de ‘’es tu novia así que la respetaré y no diré nada’’. La odiaba como quien odia madrugar un Lunes o un Sábado. Puede que mucho más que eso. Por culpa de ello dejamos de hablar. Ni mensajes, ni llamadas, ni miradas. Evitábamos cualquier tipo de contacto entre nosotros por menor que fuera, pero daba igual,¿no? No me hacía falta estar con él, la tenía a ella. O eso creía.

No supe muy bien cómo asimilar que me había engañado. Porque a ver, no todos los días me encontraba a mi novia comiéndose la boca con otro. Y lo más extraño fue que, en cuanto presencié esa escena, corrí como nunca y piqué el timbre de la casa de Chanyeol. Cuando le vi delante de mí, con el pelo despeinado y un simple pantalón de pijama, mirándome con esos expresivos ojos, sentí que no había rencores o malos sentimientos entre nosotros y le abracé. Le abracé con tal fuerza que casi caímos al suelo, pero me daba igual, porque volveríamos a ser los de antes. Volvería a tenerlo para mí.

~

Me enamoré. Lo sabía porque no era el mismo sentimiento que sentía con Taeyeon, no, era completamente distinto; ardía. Mi pecho ardía y mi corazón palpitaba con él cada vez que le veía. Porque me fue imposible no caer ante su mirada y su sonrisa, ante sus encantos y sus bromas, ante su voz, sus brazos, sus manos y su carácter. Porque era lo que siempre había deseado, era perfecto para mí.

Y un viernes, tumbados en mi cama, cuando nos quedamos sin nada más de qué hablar me besó. Fue dulce, delicado y suave. Era como sentir una pluma sobre mis labios, pero una pluma de la que quería sacar mucho más. Nos besamos con más fuerza y ganas. Todo era saliva, lengua y mordidas. Fue un beso exigente, ansioso, totalmente necesitado. Era como si algo dentro mí hubiera explotado y quisiera manifestarse usando mis labios-y manos-como grito de liberación. Porque cuando nos separamos y le miré a los ojos me di cuenta de que era lo único que quería en mi vida. Siempre había buscado era persona especial, la que me completara, la que a pesar de todo lo malo estuviera conmigo. Pero supongo que nunca la encontré porque ya la tenía a mi lado. Porque fue ella quien vino a mí, sin pasear en busca de almas solitarias, fue gracias a un simple acto de ayuda lo que nos unió hasta ese punto. Y cuando nos susurramos esas tan sinceras palabras de amor no pude evitar querer mucho más de él. Nos volvimos uno físicamente porque ya lo éramos mentalmente (y sobre todo, sentimentalmente.) Y a día de hoy todavía lo somos. Aún amo despertar a su lado y verle sonreír, amo cocinar con él, hacer el tonto y cantar juntos. Me gusta cuando me abraza y mi cabeza queda en su pecho por la diferencia de altura. Me gusta que me susurre con su característica voz, que me diga que me quiere como a nadie y que soy lo mejor que tiene. Porque Chanyeol fue, es, y siempre será mi alma gemela. Aquella que irá conmigo a todas partes y a la que siempre le susurraré mis ‘’te quiero’’ más sinceros.

Notas finales:

Gracias por leer gente bonita, besos!<3


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