Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ámame por Haruka Eastwood

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Naruto y Naruto S. son propiedad de Masashi Kishimoto y las tontadas aquí escritas son cien por ciento mias.

Notas del capitulo:

Espero les guste ♥

Título: Ámame

Resumen: La primera vez que lo vi estaba desesperado, entonces llegó como mi salvación a la soledad.
Clasificación: Mayores de 16 años.
Género: AU. Romance.
Advertencias: Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o H.E o0O0o * ~
Ámame

Capítulo único: Te amo hoy y siempre

Sasuke Uchiha Pov

La primera vez que lo vi estaba desesperado y prácticamente solo, llegó a mí como salvación a la inminente soledad. Aquella radiante sonrisa y sus preciosos ojos azules, que mostraban una pureza infinita me cautivaron hasta límites insospechados que aun ahora, soy incapaz de comprender.

Recuerdo que estaba bajo la tormenta indeciso de ir a casa, nadie me esperaba, nunca más alguien me diría bienvenido… mi hermano Itachi estaba en el extranjero con su esposo y no logró llegar al funeral de nuestros padres… tampoco lo culpo, no después de escuchar la desesperación en su voz por no poder estar aquí conmigo, al fin de cuentas todo fue tan rápido.

No es que fuera un niño, ya que en ese entonces tenía veintidós años, camine para ir a casa, estando completamente empapado de pies a cabeza, mientras mi cuerpo tiritaba levemente a causa del frio, di la vuelta en la esquina y me topé con él, aquel hermoso omega de sedoso cabello rubio y radiante sonrisa de solo quince años, cuyo aroma dulce me hizo olvidar por unos momentos mi dolor.

Aquel fue nuestro primer encuentro, uno poco convencional en donde sin conocernos, acabamos discutiendo por algo absurdo como si fuéramos grandes amigos y rivales.  Finalmente, y pese a sus protestas, terminamos en mi casa, completamente empapados y conmigo preparando un té caliente para mi inesperado y escandaloso invitado, que comenzaba a estornudar a causa de la lluvia.

No tenía ni idea, pero Naruto Namikaze era mi lindo vecino, el cual vivía a unas cuantas casas y se acababa de mudar… aquel día ya no me sentí tan solo, quien podría estarlo con aquel blondo tan alegre y enérgico que por cualquier cosa me gritaba “Teme”, realmente es y será siempre un dobe.

———

—Ne Sasuke… ¿Qué querías decirme? —me cuestionó con las mejillas teñidas del más hermoso carmín, mientras nerviosamente jugaba con sus dedos y movía su pie haciendo pequeños círculos en el suelo.

Era su cumpleaños número diecisiete y para celebrar, lo invite a cenar a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, como olvidar aquella mirada de asombro que parecía centellar de felicidad, emanando una encantadora aura que solo me transmitía paz. Cuando terminamos de cenar le dije que quería decirle algo importante y lo lleve a un hermoso mirador, en lo alto de un edificio, donde la vista de la ciudad era preciosa y las luces de todo Tokio brillaban mágicamente bajo nosotros.

—N-Naruto… —lo conocía desde hace dos años, sin embargo ahora sabía que era mi destinado y me sentía torpe, incluso nervioso a su lado, si mi hermano me viera se burlaría diciendo algo como: “No es posible que el gran Alfa Sasuke Uchiha este nervioso”, pero lo estaba y mucho, por lo que tome un poco de aíre y finalmente hable—: ¿Quieres ser mi novio?

Sus ojos se abrieron completamente de asombro, quedando en un silencio desesperante, al menos para mí que ansiaba que la respuesta fuera positiva, y siendo sincero, ni mi alfa ni yo podríamos soportar un rechazo de aquel que considerábamos nuestro complemento. Porqué a pesar de que siempre tuve acosadoras por montones ninguna llegó a interesarme, con nadie lograba el entendimiento que tenía con Naruto, nadie fue capaz de hacerme sonreír a carcajadas o enfadarme en el mismo instante. Naruto era especial, y él único a quien yo amaba y amare como loco.

—¡Claro que si dattebayo! —exclamó completamente feliz, lanzándose a abrazarme de una manera tan efusiva y encantadora, embargando mi cuerpo de una calidez única que me hacía desear estar por siempre a su lado amándolo y protegiéndolo, mientras mis sentidos eran inundados por su dulce aroma.

No dije nada más, solo me separe un poco de su cuerpo y nuestras miradas se cruzaron, a la vez que nuestros rostros se acercaban cada vez más y más respirando el mismo aíre y sintiendo la calidez de nuestros alientos. Fue en ese momento que nuestros labios se juntaron por primera vez, presionándose ligeramente en un beso lento, suave y prolongado en donde probaba todo y nada de él. Tan sublime, mágico y superficial, pero a la vez tan significativo para ambos.

Sus labios con un ligero sabor dulce lograban que me perdiera en ellos, en cada sensación sublime, junto a la suavidad que percibía a la perfección con cada movimiento torpe, llenó de nerviosismo que nos incitaba a profundizar el contacto. Entonces nos separamos por falta de aíre, observando sus mejillas sonrosadas, mientras mi cara ardía… y en un gesto romántico, junte nuestras frentes y le jure amor eterno entre poesía del alma: dulce, sutil y con elegancia.

———

Naruto siempre fue y será alguien sumamente hermoso, con una alegría sin igual, por lo que me entusiasme cuando me dijo que estudiaría para ser maestro de primaria, y su abuela Tsunade quedo encantada con la idea ya que ella era directora de una de las más prestigiosas escuelas de Japón.

Aún recuerdo que cuando mi dobe y yo llevábamos dos meses de novios fui a su casa, su familia me conocía desde antes y Kushina, su madre alfa, no le caía muy bien porque exclamaba cada dos por tres que le quitaría a su bebé, por lo que cuando anunciamos nuestra relación, prácticamente muero al observar como quería atacarme con un aura casi demoniaca de no ser por mi angelical rubio que se interpuso. Me sentía patético y alegre, lo primero por dejar que él me defendiera y lo segundo por tener a alguien como él a mi lado. Afortunadamente, Minato su padre omega, estuvo encantado con nuestra relación.

———

Justo el mismo día de su cumpleaños diecinueve le propuse matrimonio cerca del mar justo en el ocaso, mientras las olas golpeaban las costas con suavidad y el agua nos mojaba levemente los pies que manteníamos descalzos sobre la arena. Fue un momento que atesoraré siempre. Aquel incesante abrazo posesivo que ejercía sobre mi cuello al exclamar «Soy tan feliz ´ttebayo, te amo Sasuke… Sasuke» Su sola voz lograba que mi corazón se acelerara como un loco robándome el aliento mientras mis mejillas se teñían de carmín.

Los días pasaban y estaba cada segundo más convencido de que era Naruto la persona que anhelaba permaneciera a mi lado lo que restara de vida. Sí, es él… me dije cuando comprendí que lo que sentía era amor.

———

Nos casamos la primera semana de noviembre, poco después de su cumpleaños número veinte.

—Namikaze Naruto, ¿acepta en santo matrimonio a Uchiha Sasuke para amarlo, cuidarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? —pregunto el cura en la iglesia.

Todo era perfecto, el lugar, los adornos. Los invitados eran amigos y conocidos de ambos, pero sobre todo Naru… mi Naru lucia hermoso en ese kimono completamente blanco con pequeños bordados dorados, mientras que el obi era de un tono celeste que resaltaba más aquellos encantadores ojos que me han hipnotizado.

—Acepto —susurro con emoción.

—Y tu Uchiha Sasuke ¿acepta en santo matrimonio a Namikaze Naruto para amarlo, cuidarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

—Acepto —una palabra realmente corta, que encierra un significado enorme, que me ata a la persona amada, aquel pequeño, frágil e inocente ser.

—Puede besar al novio.

Sin más me gire y con delicadeza lo acerque a mí, al que ahora era mi esposo, mi amante, mi amigo y mi todo y uní nuestros labios en un beso tan tierno y puro como el primero que nos dimos dos años atrás, en ese momento los demás no existían para nosotros, pudiendo disfrutar plenamente aquel encantador instante deseando inmortalizar para siempre en nuestras memorias.

———

La primera vez que profesamos nuestro amor de la manera más antigua, pura y significativa fue justamente en nuestra luna de miel, donde sentía mi corazón palpitar tan fuerte que en cualquier momento se saldría de mi pecho. Los nervios me invadían por completo tiñendo mi rostro de un tono carmín y acelerando mi respiración en un vano intento por calmarme y calmar los traviesos zafiros que escudriñaban la habitación con deleite, mientras la recorría con cierto deje de temor plasmado en cada acción.

En aquella oscura habitación donde la luna nos iluminaba tenuemente observe aquellos encantadores ojos azules, y a su poseedor recostado sobre la cama con las manos sobre su pecho las cuales temblaban ligeramente, su cuerpo entero emanaba temor, uno palpable que me hizo aferrarme a él, a intentar tranquilizarlo sin palabras… solo acciones, abrazos protectores y besos repartidos con dulzura por su rostro.

—Te amo —susurre suavemente contra sus finos labios en un beso donde quería transmitirle todo el amor que le profesaba.

—Yo también te amo —musitó contra mi oído mientras sus delgados brazos se aferraban a mi cuello.

Le llene de besos llenos de devoción y dulzura, percibiendo su encantador aroma a rosas que me hizo sonreír al momento de besar su cuello. Mis manos se deslizaban con delicadeza sobre su pecho, que poco a poco fui dejando al descubierto, despojándole centímetro a centímetro de aquel blanco kimono. Concentrándome en su respirar, en las palpitaciones tan aceleradas de su corazón, que estaba en iguales condiciones que él mío.

Entrelazamos nuestras miradas mientras seguíamos en la tarea de despojarnos de nuestras prendas una a una, delinee con esmero cada contorno de su cuerpo, gravando la sensación de su piel en mi tacto, proporcionando caricias finas con las yemas de los dedos que contorneaban gustosos cada perfecta curva de su ser; aquel tan frágil cual cristal.

Finalmente éramos uno en cuerpo y alma, sintiéndome completo y feliz al sentirlo, como si fuera una parte de mí, tan dulce mi pequeño Naruto, curiosamente creía que si mis movimientos eran más rápidos podría romperlo en cualquier momento, aun así no evite que de sus ojos salieran silenciosas lagrimas con cada pequeña embestida que le hacía gemir al momento de aferrarse con fuerza a mi cuerpo como si fuera a soltarle.

Me sentía sumamente torpe al no poder transmitirle con palabras que yo jamás lo dejaría, que siempre estaría a su lado para él y por él, amándolo y cuidándolo. Simplemente me limite a llenarlo de besos, unos suaves y prolongados que solo reafirmaban cuanto lo amaba, creando el lazo único que nos uniría aún más, porque él era mi omega y yo su alfa.

———

Como cualquier pareja de recién casados teníamos pequeños altibajos, y es que no todo podía ser miel sobre hojuelas, ya que siempre me reclamaba por ser tan hostil con todos, pero a mi tan solo no se me daba brincotear por aquí y por allá cuando estoy feliz y era esa misma alegría tan atrayente que hacía a los Alfas perseguir a mi Naruto como perros pese a la clara marca de su cuello. Aún más aquellos compañeros de la universidad que aún no podían aceptar que Naru ya estuviera casado a sus diecinueve años.

Ambos celosos, posesivos y envidiosos del tiempo de nuestra pareja, todo un problema, aun así nada tan grave que no pudiéramos solucionar.

Cuando Naruto cumplió los veintidós ya había concluido su carrera por lo que comenzó a trabajar junto con su abuela Tsunade en la escuela que ella manejaba, y yo no podía sentirme más orgulloso de él.

———

Aproximadamente un mes después de que yo cumpliera los treinta y un años Naru enfermo, en ese momento estaba más asustado que nunca, ya que siempre fue alguien muy sano, pero verlo recostado en la cama y con las mejillas pálidas me asusto, más cuando comenzaron las fiebres y los dolores en su cuerpo. He de decir que toda una proeza para que aceptara ir al médico, pero grande fue nuestra sorpresa cuando nos dijeron que seríamos padres. Dios, no me lo podía creer, según el especialista esos síntomas eran comunes en los omegas primerizos, pero que no había nada de qué preocuparse.

Después de esa gran y maravillosa noticias muchos creerían que exageré con los cuidados sobreprotectores que tenía con Naruto, pero era entendible, es decir hablamos de las dos personas más importantes de mi vida, pero si creyeron que en un principio exageraba no me conocían, todo cambio cuando en el cuarto mes nos enteramos que serían trillizos, la cara de mi Naru no tenía precio y agradecía tener el teléfono en mano ya que pude capturar una fotografía de esa magnífica expresión, misma que intento hacerme borrar cientos de veces.

Muchos Alfas se quejaban de los antojos a media noche de su pareja, que para mí no fue ninguna molestia, al contrario gustoso cumplía aquellos mínimos caprichos que me pedía Naruto, siempre cosas sencillas, como gelatinas, flanes, yogurt o chocolates, incluso fresas y duraznos con chantillí, nada fuera de lo común.

Conforme pasaban los meses yo amaba más aquella enorme barriga que protegía a mis tres amores, los cuales supimos que serían dos niños y una nena, aunque cabía la posibilidad de que uno fuera omega, lo cual sería maravilloso.

———

—Sasu… —escuchaba a lo lejos la voz de Naru, que sonaba algo pausada, aun así, mis ojos se negaban a abrirse y cada vez lo escuchaba más lejos—. Sasu… despierta… es hora…

Dos, tal vez tres segundos tardo mi cerebro en reaccionar ante lo que me había dicho «ya es hora» mis ojos se abrieron de la impresión y como resorte salte de la cama comenzando a vestirme, eso no podía ser posible, aún faltaba poco más de un mes para la cesárea que le habían programado, así que sin pensarlo le ayude a vestirse, cogí la maleta y partimos rumbo al hospital, eran aproximadamente las dos de la madrugada y las calles parecían tranquilas, aun así manejaba con mucha precaución, lo que menos quería en eso momentos era un accidente que pusiera en peligro la vida de mis cuatro adoraciones.

Me detuve ante la luz roja y gire el rostro viendo como Naru masajeaba su abultada barriga con ambas manos, parecía tan adorable, frágil e indefenso que tuve miedo, miedo de poder perderlo, miedo de que ya no pudiera estar conmigo, miedo a no escuchar su vos y sentir sus manos acariciar mi cabello por las mañanas… así que lo abrace fuertemente susurrando tantos te amo como me fuera posible, me separe un poco de él y abroche con cuidado su cinturón de seguridad, que por las prisas no se colocó, le sonreí ladinamente y bese sus labios con dulzura.

—Te amo tanto…

—Yo también te amo Sasu… —aquella dulce voz que tanto amo llegó a mis oídos estremeciéndome.

Sé que no era él momento ni él lugar pero me apetecía abrazarlo, aferrarme a su pequeña figura, por lo que con cuidado le rodee y coloque su cabecita de tal manera que quedara recargada en mi pecho y bese su coronilla.

———

Con un poco de impaciencia entre a la habitación y le vi, lucia muy pálido y sus siempre brillantes ojos azules estaban un poco opacados, adornados por unas leves ojeras, producto del cansancio, aun así me sonrió en cuanto me vio entrar a la habitación.

—Te vez hermoso —susurre contra sus labios, pegando mi frente a la suya.

—Mentiroso —exclamó entre pucheros.

Minutos después entró la doctora Shizune en compañía de otras dos enfermeras, las cuales traían a nuestros cachorros en brazos, por lo que con cariño y muchísimo cuidado tomé a dos de los trillizos en cuanto estuve sentado frente a mi Naru, quien sostenía a nuestra nena, una preciosa alfa de cabellos rubios idéntica a mi esposo, a quien decidimos nombrar Naruko, mientras que yo sostenía a dos pequeñitos, un alfa que era la mezcla perfecta de ambos a quien nombramos Menma, y finalmente, nuestro pequeño omega, una copia mía a quien habíamos decidido nombrar Charasuke. Nuestras alegrías.

———

Ser padre nunca es fácil, pero es un poco más complejo cuando intentas cuidar de tres pequeños a los cuales parece que nunca se les acaba la energía. Claro que de vez en cuando teníamos el apoyo de Minato y Kushina, quienes estaban encantados de cuidar de sus nietos, o de Itachi, el clásico tío que gusta de consentir en todo a sus sobrinos. Lo cual me hacía pensar en la reacción de mi madre si supiera que era abuela, después de todo ella siempre nos lo mencionaba, tanto a Itachi como a mí que lo que más ansiaba era ver a nuestros hijos crecer…

———

En muchas ocasiones me gane una reprimenda injustificada por parte de Naruto, quien alegaba que era demasiado estricto con nuestros hijos, que eran solo niños y muchas cosas más. Pero yo no lo consideraba ser estricto, simplemente le llamaba poner reglas, afortunadamente pudimos llegar a un acuerdo, y fue que se creó un punto intermedio, en donde ni éramos muy permisivos ni muy estrictos, claro que todo cambio cuando Naruko cumplió doce años y llego a casa brincando y prácticamente aventando corazoncitos y es que ¡Tenia novio! Por todos los cielos, ¿Qué niña de doce años tiene novio? Aunque no hice tanto escándalo porque era una pequeña alfa responsable. Lo peor fue enterarme que Charasuke también tenía novio desde hacía dos meses, decir que casi me muero de la impresión es poco, aunque Naruto no paraba de reír, diciendo que ahora me tocaba sentir lo que sintió Kushina.

Pero no era lo mismo, en que universo va a ser lo mismo, después de todo Naruto tenía diecisiete y mis bebés solo doce. Claro que cuando Kushina se enteró casi se arma una guerra y es que estuvo a punto de salir en busca de aquellos bastardos que se querían aprovechar de sus bebés, y no hay que aclarar que estuve de acuerdo con todo ello. Pero tan solo unos días después Menma llego a casa con una encantadora omega a la que presentó como su novia, y yo no podía estar más orgulloso de mi hijo, claro que ahora Naruto estaba en desacuerdo, ya que según él aquella niña solo quería aprovecharse de su pobre e inocente hijo y quien sabe cuántas cosas más, pero simplemente me limite a decir que exageraba.

Al final se podría decir que tenía una vida perfecta al lado de mis hijos y del omega más hermoso de todos, el gran amor de mi vida y a quien agradezco el hecho de que me ame tanto como yo a él. Quien pese a los años me sigue sorprendiendo día a día, más que nada en nuestro aniversario número diecisiete donde me entere que esperaba un cuarto hijo, una encantadora omega que era el reflejo de mi madre y la adoración de mis trillizos.

—Naruto —susurro contra su oído mientras le abrazo.

—Dime —ronronea de forma melosa al tiempo que se gira para darme un beso en los labios.

—Gracias por amarme.

—Bobo… —me dice con una amplia sonrisa, sujetándose a mi cuello mientras me regala un pasional beso de esos que nunca me cansare de recibir.

~ * o0O0o H.E o0O0o * ~
Fin

Notas finales:

Mil gracias por leerme~ ♥ 

Haruka Eastwood

Mi Facebook por si gustan agregarme ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).