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porque te amo. por Kagami Dennise

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Notas del fanfic:

Segunda parte de Rendirme?

Notas del capitulo:

¡Les dije que regresaria!

 

El infierno. Ese lugar en donde se dice que pagaras todos tus pecados, el lugar en el que sufrirás todo lo que les hiciste sufrir a otros ¿tú crees que sea así? ¿Qué ese sea el infierno? La verdad, yo no. Existen mucha clase de infiernos, en realidad todas las personas tienen un infierno. Un lugar en el que no encontraras felicidad, amor o cualquier buen sentimiento. Si eres afortunado podrías tener solo una cosa, simplemente para que no pierdas la cordura y dures más tiempo en ese lugar.

Probablemente suene estúpido, y debes de pensar ¿Cómo se atreve a decir tales cosas? ¿Acaso has estado en el infierno? Pues sí. He vivido en MI infierno por un poco más de tres años. Y ha sido la cosa más horrible que he vivido. Ser una persona que no soy, comportarme de la forma que no me gusta, vivir bajo las órdenes y deseos de la persona que odio, no tener nada más que un solo aliado y este ni siquiera puede hablarme…pero... Es lo mejor. Para ellos. Para él. Para todo el mundo, menos para mí…



En los Ángeles. En una enorme y exitosa compañía un enorme pelirrojo caminaba por los pasillos inundados de murmullos. Murmullos sobre él.

¿Cuándo van a dejarme tranquilo?, pensó el pelirrojo, llevo aquí tres años… y unos meses, ¡y estos no pueden dejar de murmurar y murmurar sobre mi!... en serio, que estupidez.

-quiero ver a Akers-dijo a la secretaria, quien, como siempre, lo miro babeando.

-Mr. Akers está en su oficina, si me da unos segundos yo…-

-no, no importa-la interrumpió-no tienes que decirle que estoy aquí, está bien.

-Mr. Kagami…-le llamo la chica, con las mejillas un poco sonrojadas-es… ¿es cierto que tomara unas vacaciones antes de…?

-sí, lo es, regresare en tres meses-Kagami le sonrió, como siempre lo hacía a todas las chicas.

-Compórtate como “un don Juan” con las mujeres…-le había ordenado su padre.

Taiga se despidió de la muchacha y se dirigió al ascensor. Al entrar todos bajaron pues era la planta baja, pero conforme el ascensor subía las personas entraban y salían, el ambiente se volvía pesado y extrañamente silencioso. Cuando por fin llegaron al penúltimo piso las últimas tres personas bajaron de ascensor, incluido Kagami.

El penúltimo piso era el lugar de trabajo de todas las asistentes de Akers Ross –con asistentes incluidas-, al entrar y ver a todas esas mujeres pudo identificarlas a todas. Una por cada empresa que Akers controlaba– nueve en total-, una de “seguridad”, dos de asuntos exteriores y tres asistentes personales, y también estaba Alex representante, sublíder y… antigua heredera de una mafia que Akers había logrado apropiarse.

-¡oh, Taiga!-exclamo la rubia mientras se levantaba y se dirigía hacia él-pensé que hoy te irías… ¿Qué haces aquí?

-¿eh? Bueno…tengo que asegurarme de unas cosas-la voz del hombre de 23 años se escuchaba nervioso…demasiado y eso altera a la mujer.

-no le dirás a donde te diriges… ¿verdad?

-si…eso hare.

-¡¿Por qué?! ¡¿Acaso eres más idiota de lo que había imaginado?!-todas las mujeres y hombres voltearon a mirarlos, al notarlo el pelirrojo les devolvió la mirada a todos y nadie continuo mirando.

- sé que se escucha peligroso, pero probablemente ya lo sabe y… si no le digo puede que piense que voy a romper el trato y eso es aun más peligroso-la mirada de Alex se volvió triste, y sin poder resistirlo abrazo al enorme pelirrojo.

-sí, lo siento… me gustaría ir contigo, si algo sucede llámame, ¿sí?-como siempre hay estaba su papel de “madre”. En las pocas veces que se habían visto ella se comportaba de esa forma.

-por supuesto-ambos se separaron con lentitud, en los últimos años su padre se había asegurado de que no hablaran más de la cuenta, de que no se vieran, de que no se aliaran.

El oji-rojo se dirigió al otro extremo de la enorme habitación, la única manera de llegar al último piso- sin que te consideran un enemigo o asesino- era un pequeño ascenso que solo conectaba el ultimo y penúltimo piso, en el que solo entraban tres personas. Cuando por fin estuvo frente al ascensor deslizo su tarjeta en la caja de control. Las puertas se abrieron.

Solo tardo un minuto en llegar al último piso y al hacerlo se encontró con los “gorilas” de su padre, seis en total. Armados.

-¿Qué tal chicos? ¿Cómo los trato su salario?- Arrogancia. Ese era el único sentimiento que se percibía en la voz del pelirrojo.

-compórtate como todo un hijo de puta con los hombres… tranquilo, solo trátalos como si fuera yo-esa había sido otra de las ordenes de su padre.

Todos lo miraron de la misma forma de siempre. Con odio.

-déjenme pasar, tengo prisa.

-no puede pasar a menos que Mr. Akers nos dé ordenes de dejarlo pasar… Mr.bastardo.

Bastardo. Ese fue el “nombre” que le habían dado todos los guardias de Ross, y desde entonces la mayoría de los trabajadores lo llamaban de esa manera. Incluso después de conocer su nombre.

-sí, sí… todos sabemos eso, pero no me importa-todos lo miraron y por supuesto él les devolvió la mirada-todos aquí sabemos quién soy, el bastardo de la compañía y… para su desgracia, el futuro jefe, ahora…les dije que no tengo tiempo- dijo lo ultimo con la firmeza de una orden.

Los hombres se miraron entre ellos era obvio que no podían seguir con su “broma”, él tenía razón y ellos no podían seguir burlándose ni tomándole el pelo para siempre, después de todo él sería su jefe. Los hombres se formaron en dos filas, cada una en cada lado del ascensor dejando paso libre al pelirrojo. Este con una sonrisa de arrogancia y superioridad pasó entre las filas.

Una vez que paso a los hombres y les dio la espalda su sonrisa se esfumo, dejando solo una línea en sus labios. Nada se transmitía de esa línea, ni tristeza ni alegría ni nada. Al llegar a una enorme puerta de madera, a unos pocos metros del ascensor, la abrió con delicadeza. La puerta era pesada, demasiado pesada.

-¿se puede saber que haces aquí?-pregunto una voz al otro lado de la puerta antes de que esta se abriera por completo.

-tengo que hablar contigo sobre algo-la voz de Kagami se vacía. Igual que todo su ser.

-¿Qué es tan importante como para interrumpir tus vacaciones?

-yo… iré a Japón, Tokio en realidad-la forma en la que lo decía era como si no quisiera decirlo. Y en verdad no quería hacerlo-pero aun así yo-

-tú no romperás nuestro trato, ¿cierto?- su padre ni siquiera le prestaba atención, como si no le importara… y tal vez no le importaba en realidad.

-¿Cómo lo…?

-lo sé, porque sé que no eres tan idiota como para romper el trato, vayas a donde vayas tu no romperás nuestro acuerdo…-una sonrisa escapo de sus labios-porque eres demasiado cobarde como para hacerlo.

-¡yo no soy un cobarde!

-lo eres, no quieres que nada les pase a estas personas y por eso has sucumbido ante mi estos tres años… si pudiera hacer algo ya lo abrías hecho o por lo menos intentado, ¿no crees?

-¡tú…!

-si es todo lo querías bien, asegúrate de regresar a tiempo… o de lo contrario uno de tus amiguitos lo va a pagar.

-tsk, ¡cállate!-y con esas palabras de odio mutuo Taiga salió del lugar para dirigirse al único lugar que le importaba. Para salir del infierno. Para olvidar –solo por unos días- su dolor y el sufrimiento que tendría que vivir por el resto de su vida…

Notas finales:

Espero cumplir sus espectativas.

Nos vemos.


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