SINOPSIS:
Kibum trabaja en una tienda de dulces y también esta este chico extraño que viene a la tienda todos los días para comprar una paleta.
Él nunca habla y no necesita pedirle a Kibum "una paleta con sabor a chicle " porque el menor ya sabe que vino por una.
La única palabra que sale de su boca es un silencioso "Gracias".
Lo extraño es que todos los días, los ojos del moreno permanecen un poco más en el cuerpo de Kim Kibum.
Cada día, sus miradas van cambiando de admiración a cariño, de cariño a AMOR.
Esta historia no trata en como iniciaron su relacion sino en como intentan no terminarla
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Capítulo uno: " Extraño joven"
'ding'
Kim Kibum apresuradamente regreso detrás del mostrador que estaba decorado con tarros llenas de dulces y listones coloridos, viendo al leal y guapo cliente delante de él.
Sus manos estaban en el interior de los bolsillos de su azul jean y miraba torpemente a Kibum con esos grandes ojos marrones.
Los ojos de Kibum se iluminaron un poco al verlo y se volteó rápidamente con una pequeña sonrisa en sus labios, se alzó de puntillas para llegar a la paleta con sabor a goma de mascar.
Cogió una y se dio la vuelta, con la misma sonrisa aún visible en su rostro le entregó su dulce al chico guapo.
El menor se dio cuenta de que el moreno ya había puesto el dinero en el mostrador y murmuró un silencioso gracias. Le devolvió su cambio y desapareció de nuevo.
Extraño...
Esto sucedía desde hace ya un par de semanas y había algo extraño en ese joven.
Kibum no lo podía entender, él tenía una extraña aura, y Dios, la forma en que lo miraba. Era como si Kibum fuera una paleta.
El menor no sabía cuál era el problema del cliente, pero bueno, no se quejaba.
Quiero decir, ese chico que compraba paletas diariamente era magnífico, que importa si lo mira de esa manera.
La primera vez fue hace un par de semanas, y recordó cómo el moreno se quedó mirándolo desde el momento en que entró a la tienda.
Él no dijo nada, solo lo miró fijamente. Kibum le sonrió torpemente, tratando de llamar su atención, pidiéndole si podía ayudarle en algo.
Él recordaba perfectamente su voz, acariciando sus tímpanos como si fuera uno de los más bellos sonidos creados por Dios, "Una paleta, por favor"
Cada vez que Kibum piensa en eso, se golpea mentalmente por comportarse como una chiquilla enamorada.
"¿Qué sabor te gustaría?" El menor podría recordar perfectamente lo desesperado que estaba por algún tipo de interacción entre ellos, pero el cliente se mantuvo estático y simplemente respondió "Uh, goma de mascar"
Cuando se dio la vuelta para darle el dulce, pudo ver claramente una diminuta sonrisa en la cara del chico guapo.
A partir de ese entonces decidió seguir vendiendo paletas, con ganas de ver más de esa sonrisa cada vez que volviera a comprar una.
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